Media votos
6.5
Votos
300
Críticas
39
Listas
8
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Sus críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de lacriticamijeña:
3
7.2
124,716
Fantástico. Romance. Drama
Un hombre (Brad Pitt) nace con ochenta años y va rejuveneciendo a medida que pasa el tiempo; es decir, en lugar de cumplir años los descumple. Esta es la historia de un hombre extraordinario, de la gente que va conociendo, de sus amores y amistades, pero sobre todo de su relación con Daisy (Cate Blanchett), la mujer de su vida. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás fuese el hecho de que pocas historias consigan sorprenderme en una época en la que el cine sobrevive a base de remakes, adaptaciones, precuelas, secuelas y demás -elas (que parezco Rihanna cantando su “Umbrella”), quizás se deba a que David Fincher solo consiguió arrancarme bostezos con sus últimos trabajos (Zodiac, La habitación del pánico o El club de la lucha) mientras los críticos prácticamente se inclinaban a su paso y besaban la tierra que pisaba como si de un profeta del cine contemporáneo se tratase, quizás se deba a que Cate Blanchett nunca ha sabido transmitirme más que indiferencia… El caso es que esta película, la favorita para triunfar en los Oscars de este año, nominada nada más y nada menos que a 13 estatuillas (el número de la mala suerte, lo que me resultaba especialmente irónico), no me ha gustado. Es más, cuando solo había transcurrido una hora y media de cinta, estuve más tiempo mirando el reloj de mi muñeca que la pantalla.
No debo negar que la historia en si misma es original y especialmente llamativa en una época en la que las personas, especialmente las del género femenino, luchan de maneras cada vez más abominables, como si de torturas medievales se tratasen, contra el tan temido tiempo. Ni terrorismo islámico, ni ataques biológicos, ni crisis económica mundial… El mayor temor actual es levantarse un mañana y descubrir horrorizados unas canas o unas arrugas que al acostarse no estaban ahí. Y, a fuerza de bisturí, botox y otras torturas que parecen estar inspiradas en un manuscrito de Stephen King, luchar con todas nuestras fuerzas (y dinero, ahora que sobra tanto, especialmente a los bancos) contra el tan temido enemigo. No obstante, pese a original en su contenido, peca de redundancia, aburriendo al espectador con situaciones que se prolongan en exceso, convirtiéndola en el típico producto de situaciones ya conocidas y resultados previsibles. Resulta especialmente los últimos minutos de la cinta que parecían un calco descarado de la campaña de Coca-cola “Para todos” (cuando vayáis a ver la película comprenderéis esta observación).
Por otro lado, los personajes, mejor dicho, los actores tampoco contribuyen al resultado final. Brad Pitt queda como la cara bonita (cuando ha rejuvenecido lo suficiente) al que apenas le conceden un diálogo superior a las siete líneas e incapaz de desprenderse de su imagen de casanova incluso con ochenta años bien maquillados (enrollarse con él a esa edad no se debe diferenciar mucho de hacerlo con una momia llena de viagra); Cate Blanchett puede cambiar continuamente de envase siendo Elizabeth I, una reina elfa (El señor de los
(la crítica continúa en el spoiler por falta de espacio)
No debo negar que la historia en si misma es original y especialmente llamativa en una época en la que las personas, especialmente las del género femenino, luchan de maneras cada vez más abominables, como si de torturas medievales se tratasen, contra el tan temido tiempo. Ni terrorismo islámico, ni ataques biológicos, ni crisis económica mundial… El mayor temor actual es levantarse un mañana y descubrir horrorizados unas canas o unas arrugas que al acostarse no estaban ahí. Y, a fuerza de bisturí, botox y otras torturas que parecen estar inspiradas en un manuscrito de Stephen King, luchar con todas nuestras fuerzas (y dinero, ahora que sobra tanto, especialmente a los bancos) contra el tan temido enemigo. No obstante, pese a original en su contenido, peca de redundancia, aburriendo al espectador con situaciones que se prolongan en exceso, convirtiéndola en el típico producto de situaciones ya conocidas y resultados previsibles. Resulta especialmente los últimos minutos de la cinta que parecían un calco descarado de la campaña de Coca-cola “Para todos” (cuando vayáis a ver la película comprenderéis esta observación).
Por otro lado, los personajes, mejor dicho, los actores tampoco contribuyen al resultado final. Brad Pitt queda como la cara bonita (cuando ha rejuvenecido lo suficiente) al que apenas le conceden un diálogo superior a las siete líneas e incapaz de desprenderse de su imagen de casanova incluso con ochenta años bien maquillados (enrollarse con él a esa edad no se debe diferenciar mucho de hacerlo con una momia llena de viagra); Cate Blanchett puede cambiar continuamente de envase siendo Elizabeth I, una reina elfa (El señor de los
(la crítica continúa en el spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
anillos) o una espía al servicio de la Unión Soviética (Indiana Jones 4), pero sus interpretaciones son prácticamente iguales, vacías e incapaces de transmitir la más mínima emoción, salvo aburrimiento y somnolencia.
En lo referente al resto de personajes secundarios… Típicos y que responden a los tópicos clásicos del cine.
No obstante, merece un apartado, e incluso una crítica aparte, la increíble labor técnica desarrollada en esta película. Personalmente, me gusto el uso de la iluminación que imitaba los retratos sepias de antaño, consiguiendo transmitir una gran calidez y cercanía que contrasta con la actual frialdad que produce el uso de la luz artificial y cuyo uso desgraciadamente se está extendiendo por los menores costes que implican a la producción. También mención especial la caracterización de Brad Pitt durante sus primeros (o sus últimos, dependiendo el ángulo de vista) de vida, con una increíble labor por parte del equipo de maquillaje que no veía desde “El Laberinto del Fauno”.
Asimismo, el vestuario y la recreación de las diferentes épocas por las que se suceden el personaje son, si se me permite el uso del adjetivo, perfecta. Un excelente trabajo de recreación que no pasa indiferente a nadie capaz de apreciar este trabajo que, aunque infravalorado, resulta esencial en toda película de época. Por su puesto, no puedo terminar sin hacer una especial mención a la labor realizada por el equipo de efectos visuales español que, gracias a trabajo incansable y una lucha constante por demostrar su talento, prácticamente tienen el Oscar con su nombre ya grabado.
En conclusión: Será que me gusta ir a contra corriente, el caso es que la mejor película del año me ha parecido la más aburrida, lineal y predecible. Incluso ahora, mientras escribo estas líneas, me invade un horrible sopor que me alienta a volver a meterme en la cama. Por ello, me despido de ustedes con un beso de buenas noches y hasta la siguiente crítica.
En lo referente al resto de personajes secundarios… Típicos y que responden a los tópicos clásicos del cine.
No obstante, merece un apartado, e incluso una crítica aparte, la increíble labor técnica desarrollada en esta película. Personalmente, me gusto el uso de la iluminación que imitaba los retratos sepias de antaño, consiguiendo transmitir una gran calidez y cercanía que contrasta con la actual frialdad que produce el uso de la luz artificial y cuyo uso desgraciadamente se está extendiendo por los menores costes que implican a la producción. También mención especial la caracterización de Brad Pitt durante sus primeros (o sus últimos, dependiendo el ángulo de vista) de vida, con una increíble labor por parte del equipo de maquillaje que no veía desde “El Laberinto del Fauno”.
Asimismo, el vestuario y la recreación de las diferentes épocas por las que se suceden el personaje son, si se me permite el uso del adjetivo, perfecta. Un excelente trabajo de recreación que no pasa indiferente a nadie capaz de apreciar este trabajo que, aunque infravalorado, resulta esencial en toda película de época. Por su puesto, no puedo terminar sin hacer una especial mención a la labor realizada por el equipo de efectos visuales español que, gracias a trabajo incansable y una lucha constante por demostrar su talento, prácticamente tienen el Oscar con su nombre ya grabado.
En conclusión: Será que me gusta ir a contra corriente, el caso es que la mejor película del año me ha parecido la más aburrida, lineal y predecible. Incluso ahora, mientras escribo estas líneas, me invade un horrible sopor que me alienta a volver a meterme en la cama. Por ello, me despido de ustedes con un beso de buenas noches y hasta la siguiente crítica.