Empieza bien, buena fotografía, buenos planos, promete....pero llegan los Nazis y cagada tras cagada. Por lo pronto los nazis llegan en un tanque ruso de los años 50. El capitán parece un componente de los Judas Priest antes que un oficial de las SS.

A partir de aquí el argumento es simple y chorras a más no poder, una cosa es que nos saltemos algunas reglas de la lógica para adentrarnos en la aventura y lo fantástico, pero es que en este caso roza lo grosero y lo ridículo de tan increíble e imposible que es. No hace falta exagerar todo tanto, en aras de potenciar el ya desproporcionado efectismo. Es innecesario exagerarlo de esta manera porque pierde interés y el poco rigor que podría sustentar la historia.
Los tiempos que empezaron bien se convierten en momentos chorras en los que el pésimo actor que interpreta al oficial nazi lo empeora aún más restándole credibilidad a la historia.

Respecto a la sangre, el gore y todo el efectismo....nada nuevo, que por si sólo no mejora el pobre guion. No es precisamente lo peor de la película pero se han cimentado en ello como si por si sólo pudiera sobrellevar el peso de la misma y no. El cine es algo más que meter efectos sangre y explosiones.

Esta película finlandesa dirigida por Jalmari Helander presenta a un héroe solitario y prácticamente silente que debe enfrentar a un pelotón de nazis. De Charles Bronson a Keanu Reeves y Liam Neeson: la figura del justiciero.

Por Nicolás Bianchi

Sisu vuelve sobre una fórmula que está muy en boga en el cine de acción actual gracias a la popularización de franquicias como la de John Wick. Recientemente, ha habido variantes en coreano (Bookson debe morir), con protagonista mujeres (Kate y Gunpowder Milkshake) y, nuevamente, con hombres que enfrentan ejércitos enteros de enemigos (Nobody).

En todos los casos, un solo personaje o un grupo pequeño deben enfrentar una cantidad desmesurada de villanos. Aquí, el héroe es Aatami (Jorma Tommila), un comando finlandés que una vez terminada la guerra se dedica a buscar filones de oro. Si bien la guerra ha terminado, las tropas alemanas todavía no se han terminado de retirar. En este proceso, los soldados nazis se dedican al pillaje y al sometimiento de las poblaciones locales.

Aatami llena unos cuantos bolsos con el mineral precioso que ha encontrado y emprende un viaje que pronto se interrumpido por un convoy de nazis. Sin más preámbulos, Sisu da comienzo a escenas de acción bien logradas y con bastante humor. Hay gore festivo, ya que los miembros de los soldados alemanes vuelan por doquier. Una y otra vez este Rambo finlandés sale de situaciones insólitas. La película no aspira a sostener ningún tipo de credibilidad, sino que apunta a entretener.

En Sisu todos los personajes son una exageración. Los alemanes, con rasgos muy marcados parecen salidos de un cómic. Aatami, que prácticamente no pronuncia palabra en toda la película también. Esta falta de expresión contribuye a potenciar la narración visual. Por otra parte, la película transcurre en un entorno natural bastante hostil, lleno de piedras y barro.

El film añade un componente más a través de una suerte de escuadrón B de Aatami conformado por mujeres que los nazis tenían cautivas y a las que sometían de diversas maneras. Quizás en lo que falla el film es en incluir un componente distintivo propio. Si bien la palabra sisu alude a un término finlandés que no tiene traducción, y que alude a la fortaleza del alma (en este caso del protagonista), esto es poco.

Sisu es un film de acción muy entretenido, conciso y que cumple con los objetivos que plantea. De hecho, ha sido premiado en el Festival de Sitges y la plataforma Netflix ha anunciado el lanzamiento de un nuevo título que vincula a los nazis con búsquedas sangrientas de oro (Sangre y Oro, 2023).

Se consigue online. Contacto: [email protected]

Película finlandesa y en pantalla grande, no me resisto a acudir al cine. Decepción y cierta sensación de pérdida de tiempo. Uno espera un noir nórdico, una película intimista o social o todo junto, qué sé yo. Pero no, aquí no hay nada de eso. Violencia pura y dura, ausencia de guión, un cierto acercamiento al cine de Tarantino pero con un aroma de quiero y no puedo que resulta lastimoso en ocasiones.

Actores hieráticos, sobre todo el protagonista, un cruce entre Chuck Norris y Silvester Stallone pero sin el carisma ni el toque cómico (que lo tienen, pero esa es otra historia) de estos.

La película plásticamente sí que funciona y las acciones de acción y las peleas y tormentos sufridos por el protagonista son bastante descriptivos y también funcionan, en tanto en cuanto absorben la atención del espectador, pero todo es increíble, el protagonista es algo así como inmortal y los guiños de humor, si los hay, se me escaparon.

En fin, no hay que perder el tiempo en ir a verla. Aunque sea finlandesa, no se dejen engañar, para eso ya estuve yo ahí.

Un cinco (5) que no es poco en los actuales momentos. No llega al seis (6) porque para ello tendría que tener algo de CINE, lo que es CINE, y no lo tiene.
Es un producto muy bien hecho, muy bien pensado, que da lo que promete: acción y entretenimiento.
Buena realización, a lo Indiana Jones, bonitos paisajes, y razonables efectos especiales.
Una dirección eficaz, con muy buenas ideas -hay secuencias visualmente muy interesantes, sobre todo al principio- dedicada totalmente a imprimir un ritmo endiablado. Siempre está sucediendo algo.
Una historia que es un despiporre, una auténtica diarrea mental, alucinante y disparatada, gazpacho entre Rambo y la Jungla de Cristal, pero sin brillantez en los diálogos, que son casi inexistentes; el que más habla es el perrito.
Y unos protagonistas que lo único que tienen que hacer es de nazis malos, sádicos violadores y asesinos, junto con nuestro protagonista que se dedica a mirar fijamente con cara de mala leche y estar todo el rato lleno de mierda y sangre por todas partes. Si fuera médico en el Centro de Salud se acabarían las listas de espera.
Resumiendo: me entretuve un buen rato y me harté de reír de tanto disparate.
Y si quiere ver CINE busque otra película.

“Sisu” es una de esas películas que claramente no busca realismo ni profundidad, sino puro entretenimiento sangriento y sin filtros. Inspirada descaradamente (y con orgullo) en el estilo de Tarantino, especialmente Malditos Bastardos, pero llevada al extremo más hiperbólico posible, esta cinta finlandesa es un festival de violencia gratuita que se disfruta precisamente por lo exagerada que es.

La trama es simple, los diálogos escasos, pero el ritmo no decae. Aquí todo se resuelve a base de cuchillos, minas y explosiones absurdas, como si Rambo hubiera caído en medio de la Segunda Guerra Mundial y se hubiese tomado un par de vodkas de más. Es difícil tomársela en serio cuando el protagonista parece inmortal y siempre tiene un truco más bajo la manga, pero precisamente por eso funciona como lo que es: una película para no pensar demasiado, reírse con lo inverosímil y disfrutar del espectáculo visual.

¿Es creíble? Para nada. ¿Es divertida? Bastante. Ideal para una tarde sin pretensiones, si lo tuyo son los héroes solitarios, los nazis explotando por los aires, y las historias donde la lógica queda en segundo plano.