La historia es simple, dos asesinos a sueldo que van a Brujas a esconderse hasta que pase todo el revuelo del asesinato.
En una comedia negra, McDonagh nos enseña algo que cuesta imaginarse en los sicarios: principios. Todo el film gira en torno a este principio (el cual no quiero decir para no cargarme la peli) y es la clave de todo.
Por otra parte, se vale de la historia para enseñarnos Brujas (no sé, pero tanto que la critica, me parece bonita), al estilo de "Vacaciones en Roma", mientras la historia sigue avanzando y complicándose.
La actuación me ha gustado mucho. A Farrell, el papel de pasota le va que ni pintado, y Gleeson está estupendo como hermano mayor de Colin. Al final aparece Ralph Fiennes, de gesto serio y malas pulgas.
En cuanto a su banda sonora, me quedo con el tema de la persecución final, brutal.
Y le pongo una pega que la dejo en el spoiler.

Dos asesinos profesionales se refugian en la ciudad de Brujas tras terminar un trabajo mientras esperan la llamada de su jefe para recibir nuevas órdenes.

Notable película a la que podría darle un ocho basándome en lo entretenida que me resultó, pero le falta algo en sus veinte primeros minutos hasta que empieza a arrancar la historia. De todas formas, una vez que la trama empieza a tomar cuerpo, nos encontramos ante una cinta que une suspense, acción y pinceladas de humor con un guión bien estructurado que da varios giros inesperados y resulta muy entretenido.

Pese a la lacra de contar con un actor de dudoso talento como Colin Farrell (en esta ocasión menos desastroso de lo habitual), el director logra dotar de alma a sus personajes y añade la ciuadad de brujas como un elemento esencial que interactúa con ellos. Es Brujas un protagonista especial de la película, al principio mostrada como el típico documental de viajes y después como pieza clave en las acciones de sus personajes.

Bien filmada y entretenida, es una película muy recomendable y supondrá una agradable sorpresa para aquellos que no la conocen.

Acojonante. Una pelicula sencilla y a la vez compleja, rodeada en todo momento de una atmósfera de ironía, parodia y humor inteligente sublimes, lo que la convierten en lo que es; una obra maestra, fresca e innovadora. Parece sacada del mejor humor de Jordi Ebole y Andreu Buenafuente, sobre todo del del primero. En definitiva de las mejores películas que he visto en mucho tiempo.

En Escondidos en Brujas se pueden destacar tres cosas: la ciudad de Brujas, la bofetada de Colin Farrell a un enano y una banda sonora espectacular. Sólo por eso merece la pena ver la película. El principal problema es, que quizá, sea sólo por eso.

Aparentemente Escondidos en Brujas es una película muy original, espontánea e incluso sorprendente en su desarrollo, con diálogos frescos e interpretaciones bastante buenas. Si con todo esto no le he dado mayor puntuación es porque he tenido la sensación permanente de que la originalidad de Escondidos en Brujas resulta muy calculada.
Dos asesinos a sueldo acaban, por orden de su jefe, en la cuidad belga de Brujas para apartarse durante un tiempo de la circulación. Allí la diferente personalidad de los dos personajes choca con una ciudad particularmente sosegada, lejos del bullicio londinense del que provienen. Esto genera situaciones y diálogos francamente divertidos e ingeniosos, si no fuera porque la mayoría de ellos son exclusivamente como lucimiento de un guionista que se quiere hacer notar, ya que muchas de las situaciones no aportan nada al desarrollo de la historia. Cuando la película se pone más seria, o violenta, es cuando parece encontrar un camino más adecuado a sus intenciones, y cuando el desarrollo de los hechos recupera el protagonismo que en principio solo recaía en el ingenio de los diálogos y situaciones.
Aun así la cámara del director Martin McDonagh no siempre está a la altura de la fuerza que deberían desprender las imágenes de la película en esa segunda parte. Fuerza que si que aporta la aparición del actor Ralph Fiennes, componiendo un personaje tan violento como lleno de energía. Junto a él también en buenos trabajos están los dos protagonistas, Brendan Gleeson y Colin Farrell. El aplomo del primero, y la confusión y desconcierto del segundo están más acorde con el tono que debería tener la historia.
Escandidos en Brujas es una interesante película que se pierde un tanto en su intento de ser original y novedosa, cuando en realidad su originalidad ya no sorprende.