El sonido del trueno
2005 

3.7
7,618
Ciencia ficción. Acción. Aventuras
En el año 2054 los viajes en el tiempo son una realidad. La patente de la nueva tecnología la tiene una empresa al frente de la cual está Charles Hatton (Ben Kingsley), que ha organizado safaris para cazar dinosaurios prehistóricos. Travis Ryan (Edward Burns), como jefe de la expedición, es el encargado de la seguridad de los viajeros. Sin embargo, jugar con el tiempo es muy peligroso y el más mínimo error puede tener consecuencias ... [+]
12 de febrero de 2022
12 de febrero de 2022
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Cualquier adaptación al cine de un relato de Ray Bradbury a priori está condenada al desastre si no se siguen una serie de pautas, a saber: lógica en la adaptación del guion, buen ambientación, buenos actores... Nada de esto se puede ver en "el sonido del trueno". La ambientación parece de película de los años 50, es decir, no es creíble, se nota que los actores pasean delante de los decorados; los actores... Edward Burns compite con Ben Affleck y Chuck Norris al actor más inexpresivo de la historia, y el resto del elenco no acompaña. Lo positivo que tiene esta película es la premisa. Si te gustan las pelis distópicas y te gusta la literatura de Ray Bradbury, ésta es imprescindible. Pero no por cómo está hecha ( El fin de los dias y The Relic son dos buenos ejemplos de que Peter Hyams puede dar mucho más de si como director), sino por elucubrar con el consabido "¿qué pasaría si...?. Frase para recordar: "hoy en esta cacería, alguien morirá. La presa o los cazadores. No hay término medio"
4 de febrero de 2023
4 de febrero de 2023
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"Un pequeño error se multiplicará en 60 millones de años hasta alcanzar unas proporciones extraordinarias. Quizás nuestra teoría esté equivocada, quizás no podamos cambiar el tiempo [...] ¿Quién puede decir realmente que lo sabe?".
Poco después "cayó al suelo algo pequeño que podía destruir todos los equilibrios [...], a lo largo de los años, a través del tiempo...".
Era una mariposa, "brillante, verde y dorada, una mariposa preciosa...y muerta...". Para Ray Douglas Bradbury la etiqueta de ciencia-ficción no podía ser acuñada en sus cuentos, ya que lo consideraba una representación de una posible realidad; todo por tanto se escora del lado de la fantasía, y parece que ahí se ubica "A Sound of Thunder", un cuento de unas pocas páginas que en 1.953 acabaría incluido en su colección "The Golden Apples of the Sun", de obligada lectura para cualquier fan del autor y el género. Sin embargo, de darse la ocasión, el ser humano, responsable de la inmensa mayoría de desastres del Planeta, ¿no sería capaz de cambiar el tiempo?
¿De, como bien afirma en su relato por boca del metódico e iracundo guía Travis, "destruir una raza, un pueblo, toda una historia viviente"? Escalofriante reflexión finalizada con la muerte de esa mariposa, que le da la vuelta a todo sin que jamás se nos revele algo más salvo sutiles anomalías; eso querían hacer desde el seno de la no muy bien considerada Franchise Pictures, una de esas compañías cinematográficas cuya carrera parece estar marcada desde el principio. Tras superar el estrepitoso fracaso de "Campo de Batalla: La Tierra" y las secuelas que dejó en el público y la crítica de medio Mundo, vuelven a probar con la "sci-fi".
Desgraciadamente a través de una obra de Bradbury, uno de esos autores que un servidor considera (junto con K. Dick, Lovecraft, Poe, Welles o Gibson) jamás podrán ser llevados a la gran pantalla con toda la fidelidad y respeto que se merecen. Y viene a intentarlo Franchise, que retortijones produce sólo de pensarlo; por supuesto el proyecto, iniciado en 2.001 y con Renny Harlin y Pierce Brosnan a bordo, se gestó en el caos, a partir de un confuso guión que no pudo reescribirse por la Huelga de Guionistas de Hollywood, el abandono del protagonista, la muerte de uno de los productores y, más tarde, las inundaciones que afectaron al equipo y al plató cuando el rodaje se trasladó a la República Checa.
Todo ello ya bajo dirección de un estresado Peter Hyams que tampoco había tenido mucha suerte con su anterior película (la horrenda "El Mosquetero") y la situación tan pésima que vivirían en la compañía, acusados de fraude y encaminándose a la quiebra total. La sustitución de Harlin por Hyams puede no alterar el producto, pero tal vez sí la de Brosnan por Edward Burns, quien habrá de meterse en la piel del guía del "safari temporal" que acaparaba todo el protagonismo en el cuento original; y así empieza la película, a través de un agujero junto al grupo de expertos que lleva a adinerados clientes a una cacería millones años atrás.
Esta pequeña introducción es el cuento, sin embargo el Travis que yo imaginé con el físico de Rock Hudson y una asombrosa facilidad para hipnotizarme con su larga perorata filosófico-existencial no tienen cabida aquí, en un producto que poco nos hace falta para oler su aroma a pestilente serie "B" de principios del 2.000, la peor época para las películas de género. Finalizado esto un Ben Kingsley inusualmente divertido, cuya peluca blanca es lo único que reluce, nos recibe con los brazos abiertos; a partir de aquí todo es invención de los genios que escribieron el libreto (o tal vez fueron los productores quienes lo arruinaron, ni lo sé ni quiero saberlo...).
Hatton, Alicia, Payne, Derris, se nos presenta a todos estos personajes inútiles cuyas funciones son decir frases sin sentido o, más adelante, morir; pero la guinda la pone Catherine McCormack, estomagante, tediosa, chillona, llega con el síndrome de Lisa Simpson y pasa por encima de la película destrozándola, para luego vomitar a Travis, y a nosotros, toda la información posible acerca de quién es, qué hacía en la empresa de Hatton y un puñado de cosas más en menos de 30 segundos (...y bien sabemos que cuando aparece este personaje-tipo es debido a los agujeros del guión, que sirva de parche para rellenarlos a base de palabrería incoherente y pseudocientífica).
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Quizás Travis pudo volver, reestablecer el tiempo y salvar a la Humanidad, por desgracia ni el cineasta ni ninguno de nosotros puede hacer lo mismo para evitar la producción de tal desastre que es ante todo una afrenta a uno de los más grandes autores que han existido.
Esté donde esté, sr. Bradbury, espero pueda perdonarme por haberme acercado a esta bazofia...y eso que cuando la vi por primera vez, allá en mi preadolescencia, me resultó hasta simpática, fíjense...
Poco después "cayó al suelo algo pequeño que podía destruir todos los equilibrios [...], a lo largo de los años, a través del tiempo...".
Era una mariposa, "brillante, verde y dorada, una mariposa preciosa...y muerta...". Para Ray Douglas Bradbury la etiqueta de ciencia-ficción no podía ser acuñada en sus cuentos, ya que lo consideraba una representación de una posible realidad; todo por tanto se escora del lado de la fantasía, y parece que ahí se ubica "A Sound of Thunder", un cuento de unas pocas páginas que en 1.953 acabaría incluido en su colección "The Golden Apples of the Sun", de obligada lectura para cualquier fan del autor y el género. Sin embargo, de darse la ocasión, el ser humano, responsable de la inmensa mayoría de desastres del Planeta, ¿no sería capaz de cambiar el tiempo?
¿De, como bien afirma en su relato por boca del metódico e iracundo guía Travis, "destruir una raza, un pueblo, toda una historia viviente"? Escalofriante reflexión finalizada con la muerte de esa mariposa, que le da la vuelta a todo sin que jamás se nos revele algo más salvo sutiles anomalías; eso querían hacer desde el seno de la no muy bien considerada Franchise Pictures, una de esas compañías cinematográficas cuya carrera parece estar marcada desde el principio. Tras superar el estrepitoso fracaso de "Campo de Batalla: La Tierra" y las secuelas que dejó en el público y la crítica de medio Mundo, vuelven a probar con la "sci-fi".
Desgraciadamente a través de una obra de Bradbury, uno de esos autores que un servidor considera (junto con K. Dick, Lovecraft, Poe, Welles o Gibson) jamás podrán ser llevados a la gran pantalla con toda la fidelidad y respeto que se merecen. Y viene a intentarlo Franchise, que retortijones produce sólo de pensarlo; por supuesto el proyecto, iniciado en 2.001 y con Renny Harlin y Pierce Brosnan a bordo, se gestó en el caos, a partir de un confuso guión que no pudo reescribirse por la Huelga de Guionistas de Hollywood, el abandono del protagonista, la muerte de uno de los productores y, más tarde, las inundaciones que afectaron al equipo y al plató cuando el rodaje se trasladó a la República Checa.
Todo ello ya bajo dirección de un estresado Peter Hyams que tampoco había tenido mucha suerte con su anterior película (la horrenda "El Mosquetero") y la situación tan pésima que vivirían en la compañía, acusados de fraude y encaminándose a la quiebra total. La sustitución de Harlin por Hyams puede no alterar el producto, pero tal vez sí la de Brosnan por Edward Burns, quien habrá de meterse en la piel del guía del "safari temporal" que acaparaba todo el protagonismo en el cuento original; y así empieza la película, a través de un agujero junto al grupo de expertos que lleva a adinerados clientes a una cacería millones años atrás.
Esta pequeña introducción es el cuento, sin embargo el Travis que yo imaginé con el físico de Rock Hudson y una asombrosa facilidad para hipnotizarme con su larga perorata filosófico-existencial no tienen cabida aquí, en un producto que poco nos hace falta para oler su aroma a pestilente serie "B" de principios del 2.000, la peor época para las películas de género. Finalizado esto un Ben Kingsley inusualmente divertido, cuya peluca blanca es lo único que reluce, nos recibe con los brazos abiertos; a partir de aquí todo es invención de los genios que escribieron el libreto (o tal vez fueron los productores quienes lo arruinaron, ni lo sé ni quiero saberlo...).
Hatton, Alicia, Payne, Derris, se nos presenta a todos estos personajes inútiles cuyas funciones son decir frases sin sentido o, más adelante, morir; pero la guinda la pone Catherine McCormack, estomagante, tediosa, chillona, llega con el síndrome de Lisa Simpson y pasa por encima de la película destrozándola, para luego vomitar a Travis, y a nosotros, toda la información posible acerca de quién es, qué hacía en la empresa de Hatton y un puñado de cosas más en menos de 30 segundos (...y bien sabemos que cuando aparece este personaje-tipo es debido a los agujeros del guión, que sirva de parche para rellenarlos a base de palabrería incoherente y pseudocientífica).
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Quizás Travis pudo volver, reestablecer el tiempo y salvar a la Humanidad, por desgracia ni el cineasta ni ninguno de nosotros puede hacer lo mismo para evitar la producción de tal desastre que es ante todo una afrenta a uno de los más grandes autores que han existido.
Esté donde esté, sr. Bradbury, espero pueda perdonarme por haberme acercado a esta bazofia...y eso que cuando la vi por primera vez, allá en mi preadolescencia, me resultó hasta simpática, fíjense...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Puede ser esto lo peor que vamos a encontrarnos pero el film falla en su conjunto, lleno de personajes estereotipados, diálogos de vergüenza ajena, un ambiente frío y estéril y tópicos de conocido refrito de ciencia-ficción de principios del 2.000 (por no faltar no falta ni la computadora súperinteligente con voz de mujer con la que el protagonista bromea y flirtea sin razón).
Hyams hace lo imposible con este material y el presupuesto, que ni siquiera da para crear unos efectos visuales mínimamente decentes, teniendo que usar pantallas verdes y diseños más propios de un videojuego, llegando al nivel de una serie "B" baja y sucia (de película de Jim Wynorski o Fred Olen Ray, no se crean ustedes...).
Extendida la historia por cauces algo interesantes pero tópicos y enrevesados, llega el viaje que cambia todo, con el personaje de Eckles presente (ya lo estaba en el cuento)...y la poca credibilidad que sostenía con pinzas el guión termina de irse abajo cuando vemos aquello que Bradbury nos ocultó: el exterior, castigado con las inclemencias de un tiempo relativo por culpa del error humano. Y como el público al cual se destina esto debe ser deficiente mental, el guión se encarga de explicar lo inexplicable, de nuevo por medio de las palabras de Sonia (cuya boca habría que cerrar a base de clavos, a ver si así se calla de una maldita vez...).
Toda la poesía científica, la grandiosa prosa existencial, la profunda reflexión acerca del caos histórico de Bradbury expuesta por Travis se reduce a "olas temporales que son como las ondas que quedan en un estanque tras tirar una piedra", y así McCormack domina el argumento (¡hasta sabe el momento exacto en que van a pasar esas "olas"!) mientras el anterior es poco menos que un armario sin sentimientos ni nada interesante que decir. Esta frialdad, esta enorme desconexión de los personajes con la historia, contamina el desarrollo.
Embarcados en la búsqueda de un origen del desastre, el guía del safari y sus colegas, junto con Sonia (¿cómo iba a faltar ella?), van saltando de escenario en escenario igual que sucedería en un videojuego, con sus peligros y monstruos; simplemente algo les ocurre en un lugar, y al llegar al siguiente todo lo anterior es olvidado, incluyendo la muerte de cada integrante de su grupo (la de Payne, por cierto, rodeado de esos simios extrañamente evolucionados mientras sucumbe al delirio, es la mejor secuencia de toda la película). Ya ni las justificaciones, ni las hipótesis, ni las complicadas reflexiones son necesarias, sólo abstraerse en la frenética y descerebrada acción.
Hyams, por suerte, desde hace tres décadas ha sabido ofrecerla al espectador, y posee una habilidad innata para manejar el entretenimiento, aun con el material más horripilante en las manos (en comparación con "El Fin de los Días", "The Relic" o "TimeCop", otra con viajes absurdos, éste que nos ocupa es desde luego el peor de los títulos que jamás dirigió...); sufrirá estrés e insomnio, y saltará por encima de las incongruencias de una trama rellenándola con secuencias de acción, efectos de sumidero y actuaciones vomitivas para llevar la barrabasada de Franchise a buen puerto...
Sin conseguirlo, claro, porque durante el arduo proceso de posproducción se anuncia la bancarrota de la compañía, cuyos ejecutivos serán poco después llevados a un juicio en el que, a causa de sus turbias operaciones monetarias, desembolsarán más de 100 millones de dólares a otros tantos productores y accionistas.
No pueden ir las cosas peor cuando se anuncia el descalabro en taquilla (poco más de un millón recaudado de 30 empleados (y al principio iba a ser 80) ) y llegan las furiosas críticas. Así finalizará la carrera fílmica de una de las más catastróficas producciones del cine en el recién comenzado siglo XXI.
Hyams hace lo imposible con este material y el presupuesto, que ni siquiera da para crear unos efectos visuales mínimamente decentes, teniendo que usar pantallas verdes y diseños más propios de un videojuego, llegando al nivel de una serie "B" baja y sucia (de película de Jim Wynorski o Fred Olen Ray, no se crean ustedes...).
Extendida la historia por cauces algo interesantes pero tópicos y enrevesados, llega el viaje que cambia todo, con el personaje de Eckles presente (ya lo estaba en el cuento)...y la poca credibilidad que sostenía con pinzas el guión termina de irse abajo cuando vemos aquello que Bradbury nos ocultó: el exterior, castigado con las inclemencias de un tiempo relativo por culpa del error humano. Y como el público al cual se destina esto debe ser deficiente mental, el guión se encarga de explicar lo inexplicable, de nuevo por medio de las palabras de Sonia (cuya boca habría que cerrar a base de clavos, a ver si así se calla de una maldita vez...).
Toda la poesía científica, la grandiosa prosa existencial, la profunda reflexión acerca del caos histórico de Bradbury expuesta por Travis se reduce a "olas temporales que son como las ondas que quedan en un estanque tras tirar una piedra", y así McCormack domina el argumento (¡hasta sabe el momento exacto en que van a pasar esas "olas"!) mientras el anterior es poco menos que un armario sin sentimientos ni nada interesante que decir. Esta frialdad, esta enorme desconexión de los personajes con la historia, contamina el desarrollo.
Embarcados en la búsqueda de un origen del desastre, el guía del safari y sus colegas, junto con Sonia (¿cómo iba a faltar ella?), van saltando de escenario en escenario igual que sucedería en un videojuego, con sus peligros y monstruos; simplemente algo les ocurre en un lugar, y al llegar al siguiente todo lo anterior es olvidado, incluyendo la muerte de cada integrante de su grupo (la de Payne, por cierto, rodeado de esos simios extrañamente evolucionados mientras sucumbe al delirio, es la mejor secuencia de toda la película). Ya ni las justificaciones, ni las hipótesis, ni las complicadas reflexiones son necesarias, sólo abstraerse en la frenética y descerebrada acción.
Hyams, por suerte, desde hace tres décadas ha sabido ofrecerla al espectador, y posee una habilidad innata para manejar el entretenimiento, aun con el material más horripilante en las manos (en comparación con "El Fin de los Días", "The Relic" o "TimeCop", otra con viajes absurdos, éste que nos ocupa es desde luego el peor de los títulos que jamás dirigió...); sufrirá estrés e insomnio, y saltará por encima de las incongruencias de una trama rellenándola con secuencias de acción, efectos de sumidero y actuaciones vomitivas para llevar la barrabasada de Franchise a buen puerto...
Sin conseguirlo, claro, porque durante el arduo proceso de posproducción se anuncia la bancarrota de la compañía, cuyos ejecutivos serán poco después llevados a un juicio en el que, a causa de sus turbias operaciones monetarias, desembolsarán más de 100 millones de dólares a otros tantos productores y accionistas.
No pueden ir las cosas peor cuando se anuncia el descalabro en taquilla (poco más de un millón recaudado de 30 empleados (y al principio iba a ser 80) ) y llegan las furiosas críticas. Así finalizará la carrera fílmica de una de las más catastróficas producciones del cine en el recién comenzado siglo XXI.
9 de junio de 2023
9 de junio de 2023
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Una buena idea, muy mal desarrollada, en una película en que los efectos especiales, sin poder decir que sean malos (son decentes técnicamente hablando), sí. demasiado informáticos, repetitivos y sin ninguna brillantez. La trama, que al comienzo tiene cierto interés, se vuelve cada vez más insulsa y deslavazada... naufragando entre teorías, tibiamente desarrolladas, sobre las paradojas temporales. Éstas, que deberían haber sido el núcleo de su devenir, se diluyen en una simplista sucesión de olas evolutivas donde se suceden las cacerías de criaturas generadas por ordenador, acompañadas por secuencias de acción bastante mediocres y de escasa espectacularidad. Y como lo mejor de ella es su argumento, a continuación les ofrezco una leve pincelada, de brocha gorda, sobre él:
En el futuro, una compañía dirigida por un ejecutivo sin escrúpulos, desarrollará un proceso que permite los viajes en el tiempo, concretamente a un punto temporal en el lejano paleolítico en el justo momento en que un dinosaurio debe caer muerto sobre una charca de brea justo antes de una erupción volcánica. Con, ello, la empresa desarrolla el llamado safari temporal, obteniendo pingues beneficios gracias a los millonarios dispuestos a pagar una fortuna por una experiencia extrema. Pero esto es tan peligroso, que se creó una agencia gubernamental, sólo para controlar esta actividad. Hasta que un día ocurrirá un fallo que desatará un desastre medioambiental, entonces; la diseñadora del proyecto (que fue relegada de él cuando se opuso a éste) junto al equipo que realizaba los saltos temporales, deberán hallar el modo de restablecer el orden natural de la línea temporal...
En el futuro, una compañía dirigida por un ejecutivo sin escrúpulos, desarrollará un proceso que permite los viajes en el tiempo, concretamente a un punto temporal en el lejano paleolítico en el justo momento en que un dinosaurio debe caer muerto sobre una charca de brea justo antes de una erupción volcánica. Con, ello, la empresa desarrolla el llamado safari temporal, obteniendo pingues beneficios gracias a los millonarios dispuestos a pagar una fortuna por una experiencia extrema. Pero esto es tan peligroso, que se creó una agencia gubernamental, sólo para controlar esta actividad. Hasta que un día ocurrirá un fallo que desatará un desastre medioambiental, entonces; la diseñadora del proyecto (que fue relegada de él cuando se opuso a éste) junto al equipo que realizaba los saltos temporales, deberán hallar el modo de restablecer el orden natural de la línea temporal...
16 de septiembre de 2024
16 de septiembre de 2024
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Lástima que este magnífico relato corto de Bradbury haya caído en manos de un proyecto con poco presupuesto y con un director ya en declive. Estoy esperando y espero pase dentro de poco el momento que una buena distribuidora y un buen director hagan un remake del mismo relato de Bradbury porque realmente podría dar para una de las mejores películas de ciencia ficción de la historia.
Película normal, para ver un día por la tarde sin muchas pretensiones. Como digo, una lástima......
Película normal, para ver un día por la tarde sin muchas pretensiones. Como digo, una lástima......
1 de septiembre de 2005
1 de septiembre de 2005
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En definitiva me atrajo el anuncio del trailer, el cartel. Parecía buena. ¡ERROR, CRASO ERROR!. No vayan a verla. No malgasten tiempo y dinero. Y es más, ni la alquilen. No tiene gancho, no hay un planteamiento lógico. Todo parece de cartón-piedra. No te crees nada. Parece la escena de un teatro. ¿Cómo puede ser que hagan todavía películas así sin preocuparse lo mínimo por el guión? Pues las hacen. Los actores monocordes. Kingsley sobreactuado. Dinosaurio cansado (solo falta que se quite la careta). No hay una lógica. Un saludo.
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