Día de lluvia en Nueva York
2019 

6.3
15,868
Romance. Comedia
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) son una joven pareja enamorada de universitarios que se dispone a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Ella va a entrevistar al reconocido cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su azarosa aventura conocerá al cautivador actor Francisco Vega (Diego Luna). Por su parte, Gatsby también conocerá a una joven, ... [+]
24 de noviembre de 2019
24 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ser un experto en cine, ni tan siquiera un gran aficionado a este arte, pero sí con la suficiente sensibilidad para apreciar cuando una obra artística, sea de la disciplina que sea, está dotada de belleza, buena intención y un importante trabajo de fondo, me complace expresar que esta película de Woody Allen, no es más -y nada menos- que eso; una magnífica obra de arte.
Estaremos de acuerdo en que el arte, o más explícitamente el cine, que es sobre lo que aborda esta crítica, es subjetivo, y una película, esta película, puede parecer desde un auténtico bodrio, hasta una obra maestra.
Yo no catalogaría a esta película de obra maestra, aunque tampoco este planteamiento me parecería una exageración, si bien, sí me ha parecido una muy buena película; excelente. Y son ya bastantes las películas de este genuino director, las que me han transmitido sensaciones y pensamientos análogos: "Qué gran película. Qué gran director".
Woody Allen es una persona a la que no le gusta como ha evolucionado la vida en los últimos 50 ó 60 años de historia, especialmente en el periodo de tiempo que llevamos ya recorridos en este siglo "digital", el siglo XXI.
Allen, imagino, porque no lo conozco personalmente, salvo por sus películas, sus escritos y sus entrevistas, es un tipo al que le gustaba más la vida en los años en los que él nació, principios-mediados del siglo XX, concretamente el año 1935, hasta tal vez los años 60 ó 70.
Entonces el tipo de vida era diferente. Muy diferente a como es ahora. Abordar este tema daría para un libro entero, y no es el propósito, pero para dar la idea central que extraigo, podría decirse que hemos perdido autenticidad, realismo, sutileza, belleza, tranquilidad, individualidad, discreción e incapacidad de aislamiento, en un mundo que nos demanda constantemente que contestemos llamadas de teléfono móvil, mensajes, WhatsApp, correos electrónicos...
Y esta película es maravillosa porque está llena de elementos que resisten a nuestro momento presente. Todavía es posible amar a una ciudad. Todavía se puede gozar de una bella composición de piano, sentado en un club, cigarro en mano y con una copa sobre la mesa, dejando entrar los acordes a través de los sentidos, a la vez que la amargura de sentir que tu vida está haciendo un giro de 180 grados, sin saber muy bien qué dirección cogerá finalmente.
Hay una frase preciosa, en la que se dice: "Nueva York tiene su propia agenda". Es maravilloso. En un mundo donde en cierta manera todo y todos estamos controlados, una ciudad, la ciudad de Woody Allen, Nueva York, tiene su propia agenda. Si estás en ella, solo con tener un mínimo de ímpetu por vivir, por sentir algo especial, la ciudad hará el resto por ti. Por eso esta película ha resultado tan especial para mí. No hay que perder la esperanza de que, por muy "robotizadas" e "interconectadas" que estén nuestras vidas en la actualidad, la belleza, el arte, el amor, todas esas inmaterialidades que nos ayudan a desear seguir persiguiendo nuestros sueños, hacen justo eso, que sigamos creyendo en todo lo bueno que las personas podemos generar, a pesar de los pesares.
Woody Allen se encuentra en la fase final de su vida, tanto personal como de director de cine. Ojalá podamos disfrutar de cuantas más películas suyas, mejor, pero por cuestiones obvias, no serán muchas las películas que le queden por dirigir.
Pido excusas de antemano por haber realizado una crítica sobre la película, sin apenas haber hablado de ella. Pero es tal y como me ha nacido hacerla; supongo que como resultado de las sensaciones que tuve al verla. Y es que, más allá de valorar la calidad interpretativa de los actores y actrices, el ritmo, el guion, la fotografía, etc. que por cierto, me ha parecido todo ello sobresaliente, lo más importante para mí es reseñar un ideal de vida, de belleza, del que no debemos renunciar, porque está ahí. Solo hay que desear encontrarlo. Nueva York hará el resto.
Estaremos de acuerdo en que el arte, o más explícitamente el cine, que es sobre lo que aborda esta crítica, es subjetivo, y una película, esta película, puede parecer desde un auténtico bodrio, hasta una obra maestra.
Yo no catalogaría a esta película de obra maestra, aunque tampoco este planteamiento me parecería una exageración, si bien, sí me ha parecido una muy buena película; excelente. Y son ya bastantes las películas de este genuino director, las que me han transmitido sensaciones y pensamientos análogos: "Qué gran película. Qué gran director".
Woody Allen es una persona a la que no le gusta como ha evolucionado la vida en los últimos 50 ó 60 años de historia, especialmente en el periodo de tiempo que llevamos ya recorridos en este siglo "digital", el siglo XXI.
Allen, imagino, porque no lo conozco personalmente, salvo por sus películas, sus escritos y sus entrevistas, es un tipo al que le gustaba más la vida en los años en los que él nació, principios-mediados del siglo XX, concretamente el año 1935, hasta tal vez los años 60 ó 70.
Entonces el tipo de vida era diferente. Muy diferente a como es ahora. Abordar este tema daría para un libro entero, y no es el propósito, pero para dar la idea central que extraigo, podría decirse que hemos perdido autenticidad, realismo, sutileza, belleza, tranquilidad, individualidad, discreción e incapacidad de aislamiento, en un mundo que nos demanda constantemente que contestemos llamadas de teléfono móvil, mensajes, WhatsApp, correos electrónicos...
Y esta película es maravillosa porque está llena de elementos que resisten a nuestro momento presente. Todavía es posible amar a una ciudad. Todavía se puede gozar de una bella composición de piano, sentado en un club, cigarro en mano y con una copa sobre la mesa, dejando entrar los acordes a través de los sentidos, a la vez que la amargura de sentir que tu vida está haciendo un giro de 180 grados, sin saber muy bien qué dirección cogerá finalmente.
Hay una frase preciosa, en la que se dice: "Nueva York tiene su propia agenda". Es maravilloso. En un mundo donde en cierta manera todo y todos estamos controlados, una ciudad, la ciudad de Woody Allen, Nueva York, tiene su propia agenda. Si estás en ella, solo con tener un mínimo de ímpetu por vivir, por sentir algo especial, la ciudad hará el resto por ti. Por eso esta película ha resultado tan especial para mí. No hay que perder la esperanza de que, por muy "robotizadas" e "interconectadas" que estén nuestras vidas en la actualidad, la belleza, el arte, el amor, todas esas inmaterialidades que nos ayudan a desear seguir persiguiendo nuestros sueños, hacen justo eso, que sigamos creyendo en todo lo bueno que las personas podemos generar, a pesar de los pesares.
Woody Allen se encuentra en la fase final de su vida, tanto personal como de director de cine. Ojalá podamos disfrutar de cuantas más películas suyas, mejor, pero por cuestiones obvias, no serán muchas las películas que le queden por dirigir.
Pido excusas de antemano por haber realizado una crítica sobre la película, sin apenas haber hablado de ella. Pero es tal y como me ha nacido hacerla; supongo que como resultado de las sensaciones que tuve al verla. Y es que, más allá de valorar la calidad interpretativa de los actores y actrices, el ritmo, el guion, la fotografía, etc. que por cierto, me ha parecido todo ello sobresaliente, lo más importante para mí es reseñar un ideal de vida, de belleza, del que no debemos renunciar, porque está ahí. Solo hay que desear encontrarlo. Nueva York hará el resto.
28 de noviembre de 2019
28 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día lluvioso en Nueva York sigue las peripecias de Gatsby y Ashleigh, una joven pareja universitaria de la clase alta americana, durante su día (lluvioso, por cierto) en la gran manzana. Ella irá con intenciones de entrevistar a su director de cine favorito, Roland Pollard, pero se verá envuelta en un cúmulo de situaciones azarosas (inverosímiles muchas de ellas, cabe decirlo) que la involucrarán profundamente en las vidas de tres prestigiosas figuras del espectáculo. Gatsby, que había planeado meticulosamente su fin de semana con Asheligh, se verá obligado a esperar bajo la lluvia la oportunidad de finalmente verla. Mientras, tendrá que poner en orden sus sentimientos.
La historia es simple a grandes rasgos, sin ser del montón. Sin embargo, como dije al principio, es más que nada una plasta de peripecias, varias graciosas y acertadas, otras predecibles, y unas cuantas tan ridículas que sencillamente no te las comes. Tal vez ese sea el punto, no lo sé, pero hubo momentos en no pude evitar escuchar una vocecita en la oreja derecha que me decía: te están tomando el pelo. Sin embargo, funcionan, y funcionan relativamente bien si tomamos en cuenta lo relativamente mal que pudieron hacerlo.
El elenco, sin ser brillante, realiza un gran trabajo. Chamalet muy correcto dentro de su personaje (que me cayó bastante mal, pero en un momento voy a eso). Está cómodo y se le nota. Pero si alguien se comió la película, con todo su elenco incluido, esa es Elle Fanning, en definitiva. Dotando de calor, vitalidad, cierta torpeza e ingenuidad y mucha humanidad a un personaje muy caliente, vivo, torpe e ingenuo y muy humano, nuestra rubia se roba las miradas en cada fotograma que aparece. Sin llegar a ser malas sus interpretaciones, Selena Gomez y Diego Luna quedan a deber bastante.
Ahora sí: Gatsby.
He aquí un muchacho intelectual alienado (alienado porque así lo quiere) al que nunca le ha faltado nada, pero es experto en quejarse de absolutamente todo. No tiene miramientos en aprovechar cada oportunidad que se presenta para hacer gala de su extensivo repertorio cultural. Y las veces que lo hace son directamente proporcionales a las veces que se queja de la educación otorgada por sus padres (énfasis en su madre). Odia el mundo burgués privilegiado en que nació y creció, pero no da indicios de haberle rechazado jamás un dólar a su familia. Trata de ser un crítico de los pseudo intelectuales de Nueva York, para convertirse en uno más de ellos, que encima se siente superior por (Porque cree) no serlo. Todo se remata en una escena casi al final de la película. (Zona de spoiler).
Mi interés y mi furia contra este personaje en particular se debe a que, sin ser adivino, simplemente por tratarse de nuestra voz en off que narra la historia, el personaje que más tiempo en pantalla posee, y el que tiene una escena de beso final de la cinta, puedo inferir que es nuestro protagonista, y que deberíamos empatizar con él. Pero no puedo. Incluso se puede llegar a empatizar más con Ashleigh con todo y lo que hace al final de la cinta. Como dije antes, es el personaje más humano del filme. Y supongo yo que todos los que somos humanos nos equivocamos. Y su error es el más humano de los errores que existe. Y tal vez ni siquiera podría decírsele error. Pero Gatsby no ve los suyos, y no solo eso: los alimenta, a la vez que los crítica en los demás. Algo así como lo de la paja en el ojo ajeno. Ignoro si él mismo sea una crítica a esta clase de gente, pero no me lo parece.
Para finalizar diré que, con todo y lo poco que logré conectar con nuestro protagonista (Que incluso en ciertos momentos aterradores decía cosas que bien podrían haber salido de mi boca), me parece una buena película. Tal vez no sea imprescindible, pero tampoco es olvidable. Me encantó el ambiente lluvioso soleado. Podría ser una metáfora sobre el contraste de personalidades entre Gatsby y Ashleigh (Para los obsesivos que quieren encontrarle un significado a todo, como yo), o una simple ocurrencia que quedó bastante hermosa. Seguramente se trate del segundo caso.
La historia es simple a grandes rasgos, sin ser del montón. Sin embargo, como dije al principio, es más que nada una plasta de peripecias, varias graciosas y acertadas, otras predecibles, y unas cuantas tan ridículas que sencillamente no te las comes. Tal vez ese sea el punto, no lo sé, pero hubo momentos en no pude evitar escuchar una vocecita en la oreja derecha que me decía: te están tomando el pelo. Sin embargo, funcionan, y funcionan relativamente bien si tomamos en cuenta lo relativamente mal que pudieron hacerlo.
El elenco, sin ser brillante, realiza un gran trabajo. Chamalet muy correcto dentro de su personaje (que me cayó bastante mal, pero en un momento voy a eso). Está cómodo y se le nota. Pero si alguien se comió la película, con todo su elenco incluido, esa es Elle Fanning, en definitiva. Dotando de calor, vitalidad, cierta torpeza e ingenuidad y mucha humanidad a un personaje muy caliente, vivo, torpe e ingenuo y muy humano, nuestra rubia se roba las miradas en cada fotograma que aparece. Sin llegar a ser malas sus interpretaciones, Selena Gomez y Diego Luna quedan a deber bastante.
Ahora sí: Gatsby.
He aquí un muchacho intelectual alienado (alienado porque así lo quiere) al que nunca le ha faltado nada, pero es experto en quejarse de absolutamente todo. No tiene miramientos en aprovechar cada oportunidad que se presenta para hacer gala de su extensivo repertorio cultural. Y las veces que lo hace son directamente proporcionales a las veces que se queja de la educación otorgada por sus padres (énfasis en su madre). Odia el mundo burgués privilegiado en que nació y creció, pero no da indicios de haberle rechazado jamás un dólar a su familia. Trata de ser un crítico de los pseudo intelectuales de Nueva York, para convertirse en uno más de ellos, que encima se siente superior por (Porque cree) no serlo. Todo se remata en una escena casi al final de la película. (Zona de spoiler).
Mi interés y mi furia contra este personaje en particular se debe a que, sin ser adivino, simplemente por tratarse de nuestra voz en off que narra la historia, el personaje que más tiempo en pantalla posee, y el que tiene una escena de beso final de la cinta, puedo inferir que es nuestro protagonista, y que deberíamos empatizar con él. Pero no puedo. Incluso se puede llegar a empatizar más con Ashleigh con todo y lo que hace al final de la cinta. Como dije antes, es el personaje más humano del filme. Y supongo yo que todos los que somos humanos nos equivocamos. Y su error es el más humano de los errores que existe. Y tal vez ni siquiera podría decírsele error. Pero Gatsby no ve los suyos, y no solo eso: los alimenta, a la vez que los crítica en los demás. Algo así como lo de la paja en el ojo ajeno. Ignoro si él mismo sea una crítica a esta clase de gente, pero no me lo parece.
Para finalizar diré que, con todo y lo poco que logré conectar con nuestro protagonista (Que incluso en ciertos momentos aterradores decía cosas que bien podrían haber salido de mi boca), me parece una buena película. Tal vez no sea imprescindible, pero tampoco es olvidable. Me encantó el ambiente lluvioso soleado. Podría ser una metáfora sobre el contraste de personalidades entre Gatsby y Ashleigh (Para los obsesivos que quieren encontrarle un significado a todo, como yo), o una simple ocurrencia que quedó bastante hermosa. Seguramente se trate del segundo caso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Su madre le confiesa haber sido una prostituta. Y entonces, y solo entonces consigue empatizar con ella. Pero no, no porque ahora ve que su madre le dio la educación que le dio para mantenerlo lo más lejos posible de aquel mundo tan triste, el mundo de los de abajo. No. Empatiza con ella sólo por el hecho de que fue una prostituta, así, a secas. El mero hecho de que la vida de su madre haya sido terrible es lo que finalmente le hace dedicarle una sonrisa ¿Hay algo más inhumano?
30 de noviembre de 2019
30 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada nueva película de Woody Allen es un evento cinematográfico en sí, ahora su más reciente trabajo se ha visto empañado primero, por la cancelación de Amazon Prime de su contrato con Allen y después, la negativa de los exhibidores en Estados Unidos para estrenar esta película, entre otros escándalos que no impidieron la llegada a las salas en otras partes del mundo.
La historia de esta nueva película de Allen narra lo que en un principio sería un fin de semana ideal en Nueva York para una joven pareja que parece atrapada en el tiempo, él, Gatsby (Timothée Chalamet), un romántico joven que gusta del juego, los viejos bares con piano en vivo y amante del Nueva York más clásico, ella, Ashleigh Enright (Elle Fanning), una chica un tanto ingenua que es reportera del diario escolar, que ha proyectado el viaje con la intención de entrevistar a un afamado director de cine en crisis (Liev Schreiber).
La planeación de Gatsby es impecable, pero todo empieza a salirse de su control, la entrevista de su novia se alarga justo cuando la lluvia se hace presente, su chica parece haber conocido a un famoso actor (Diego Luna) y él se ha encontrado con la hermana de su ex (Selena Gomez), una joven que le ayudará a replantearse las cosas, en un fin de semana confuso y caótico.
La nueva película de Allen es bastante ligera pero sumamente entretenida, una comedia que mezcla romance y enredos en su típica Nueva York, pero con una fuerte mirada al pasado a partir de sus dos protagonistas, dos jóvenes viejos que gustan y añoran los tiempos pasados, el cine clásico y los piano bar.
Como es recurrente en su filmografía, la película está llena de referencias cinéfilas y literarias, largas conversaciones con diálogos ingeniosos, la exploración del mundo del cine y sus infaltables reflexiones filosóficas, música jazz y la belleza visual en el trabajo del maestro Storaro.
Si bien la película no presenta nada nuevo, lo que es difícil ante un realizador de más de 80 años, si contiene cierto encanto en su historia y en sus personajes, que en parte son un reflejo del propio director, dando forma a un divertimento ligero cargado de ironía, nostalgia y humor.
https://tantocine.com/un-dia-lluvioso-en-nueva-york-de-woody-allen/
La historia de esta nueva película de Allen narra lo que en un principio sería un fin de semana ideal en Nueva York para una joven pareja que parece atrapada en el tiempo, él, Gatsby (Timothée Chalamet), un romántico joven que gusta del juego, los viejos bares con piano en vivo y amante del Nueva York más clásico, ella, Ashleigh Enright (Elle Fanning), una chica un tanto ingenua que es reportera del diario escolar, que ha proyectado el viaje con la intención de entrevistar a un afamado director de cine en crisis (Liev Schreiber).
La planeación de Gatsby es impecable, pero todo empieza a salirse de su control, la entrevista de su novia se alarga justo cuando la lluvia se hace presente, su chica parece haber conocido a un famoso actor (Diego Luna) y él se ha encontrado con la hermana de su ex (Selena Gomez), una joven que le ayudará a replantearse las cosas, en un fin de semana confuso y caótico.
La nueva película de Allen es bastante ligera pero sumamente entretenida, una comedia que mezcla romance y enredos en su típica Nueva York, pero con una fuerte mirada al pasado a partir de sus dos protagonistas, dos jóvenes viejos que gustan y añoran los tiempos pasados, el cine clásico y los piano bar.
Como es recurrente en su filmografía, la película está llena de referencias cinéfilas y literarias, largas conversaciones con diálogos ingeniosos, la exploración del mundo del cine y sus infaltables reflexiones filosóficas, música jazz y la belleza visual en el trabajo del maestro Storaro.
Si bien la película no presenta nada nuevo, lo que es difícil ante un realizador de más de 80 años, si contiene cierto encanto en su historia y en sus personajes, que en parte son un reflejo del propio director, dando forma a un divertimento ligero cargado de ironía, nostalgia y humor.
https://tantocine.com/un-dia-lluvioso-en-nueva-york-de-woody-allen/
16 de diciembre de 2019
16 de diciembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la buena teoría cada año tenemos una cita con el cine y es con una película del maestro Woody Allen, que pese a toda la controversia que lo rodea sigue trabajando muy activamente y es un gusto poder ver una película de este director que sigue muy activo y muy fielmente a su propio estilo y a sus principios cosa que muchos directores se venden a los tiempos, pero Allen no; y no va cambiar. Y es que el nuevo largometraje llega con mucha polémica, desde la causa Me Too y las declaraciones de Dylan Farrow, hasta los comentarios y decisiones de tres de sus intérpretes, Timothée Chalamet, Selena Gomez y Rebecca Hall, han donado su salario a la iniciativa "Time's Up".
Así que comentemos la nueva cuota de Allen de este año.
Un día lluvioso en Nueva York mantiene la marca de su director, un Allen imperturbable y obstinado. Que plasma ahora su idea juvenil moderna con un romance a su más puro estilo, con una lluvia romántica y un jazz de fondo. Realmente puedo decir Día de lluvia en Nueva York es la película más de Allen de los últimos años
La Odisea de la historia ocurre en un viaje de fin de semana a Nueva York de una joven pareja universitaria, que pretende que sea un viaje romántico, pero esté resultará más que agitado, para los dos jóvenes que, cada uno en su propia burbuja, parecen vivir fuera del tiempo (como el propio director, como la mayoría de su último cine): Timothée Chalamet interpreta a un tipo bautizado nada gratuitamente como Gatsby, amante del Nueva York 'old-fashioned', de las viejas canciones y de los 'night clubs' con pianista incluido, y Elle Fanning a una estudiante asombrosamente ingenua y romántica, que se convierte en la estrella de la función, aquí vemos a una Fanning como nunca, aquí ella se muestra majestuosa al ritmo de Allen, incluso vulnerable a la historia, ella está entregada al filme y lo disfruta.
Comentado el personaje de Gatsby, Woody se dibuja un autorretrato: un sujeto que permanece suspendido en el pasado y que atiende más a imaginarios que a sus vivencias presentes, por más que intente librarse de ellos. Lo malo es que es el 'alter ego' del cineasta que parece, no se siente liberado más bien le cuesta expresarse y le cuesta liberarse de sus miedos y fantasmas, es verdad que al final de la historia toma una decisión, que tal vez sea la que lo haga ver otra perspectiva.
Un punto a favor del filme es que luce una fluidez narrativa que aún asombra para su director con diálogos fluidos y divertidos que te sacan una que otra risa, chistes elegantes y momentos divertidos utilizando gags elocuentes y bien llevados como "En esta Universidad hay más mononucleosis que asignaturas"; "¿Tu novia es de Tucson? ¿De qué habláis, de cactus?". La narración se apoya también en el fastuoso trabajo de montaje de Alisa Lepselter, colaboradora habitual del director, y del estupendo trabajo del gran Vittorio Storaro, que baña los interiores con una luz suave y cálida; que en contraste con la lluvia que cae impenitente en el exterior, parece casi un símbolo de la actitud de los personajes.
Otro detalle es la ciudad de New York es un personaje más y toma un espacio fundamental en el desarrollo de los eventos.
Un día de lluvia en Nueva York es un filme ameno, romántico y deja claro que Allen no va parar, es de lejos uno de sus mejores trabajos pero si de una buena calidad.
Así que comentemos la nueva cuota de Allen de este año.
Un día lluvioso en Nueva York mantiene la marca de su director, un Allen imperturbable y obstinado. Que plasma ahora su idea juvenil moderna con un romance a su más puro estilo, con una lluvia romántica y un jazz de fondo. Realmente puedo decir Día de lluvia en Nueva York es la película más de Allen de los últimos años
La Odisea de la historia ocurre en un viaje de fin de semana a Nueva York de una joven pareja universitaria, que pretende que sea un viaje romántico, pero esté resultará más que agitado, para los dos jóvenes que, cada uno en su propia burbuja, parecen vivir fuera del tiempo (como el propio director, como la mayoría de su último cine): Timothée Chalamet interpreta a un tipo bautizado nada gratuitamente como Gatsby, amante del Nueva York 'old-fashioned', de las viejas canciones y de los 'night clubs' con pianista incluido, y Elle Fanning a una estudiante asombrosamente ingenua y romántica, que se convierte en la estrella de la función, aquí vemos a una Fanning como nunca, aquí ella se muestra majestuosa al ritmo de Allen, incluso vulnerable a la historia, ella está entregada al filme y lo disfruta.
Comentado el personaje de Gatsby, Woody se dibuja un autorretrato: un sujeto que permanece suspendido en el pasado y que atiende más a imaginarios que a sus vivencias presentes, por más que intente librarse de ellos. Lo malo es que es el 'alter ego' del cineasta que parece, no se siente liberado más bien le cuesta expresarse y le cuesta liberarse de sus miedos y fantasmas, es verdad que al final de la historia toma una decisión, que tal vez sea la que lo haga ver otra perspectiva.
Un punto a favor del filme es que luce una fluidez narrativa que aún asombra para su director con diálogos fluidos y divertidos que te sacan una que otra risa, chistes elegantes y momentos divertidos utilizando gags elocuentes y bien llevados como "En esta Universidad hay más mononucleosis que asignaturas"; "¿Tu novia es de Tucson? ¿De qué habláis, de cactus?". La narración se apoya también en el fastuoso trabajo de montaje de Alisa Lepselter, colaboradora habitual del director, y del estupendo trabajo del gran Vittorio Storaro, que baña los interiores con una luz suave y cálida; que en contraste con la lluvia que cae impenitente en el exterior, parece casi un símbolo de la actitud de los personajes.
Otro detalle es la ciudad de New York es un personaje más y toma un espacio fundamental en el desarrollo de los eventos.
Un día de lluvia en Nueva York es un filme ameno, romántico y deja claro que Allen no va parar, es de lejos uno de sus mejores trabajos pero si de una buena calidad.
20 de diciembre de 2019
20 de diciembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está a la altura del romanticismo de "Midnight in Paris", pero Allen tiene "eso" indescifrable que tienen solo los grandes directores, "eso" no es solo una cosa sino varias intensas. No es sólo la lluvia, la luz de la lluvia, Nueva York, la neurosis, los celos... pues si solo fueran esas cosas, ¿quién no podría hacer una película como Woody Allen? Allen toca con su personalidad a todas sus películas. Para mí, sin embargo, esta no está entre las mejores. ¿Por qué? Porque echo en falta el corazón que le puso a sus grandes obras maestras (la última, "Midnight in Paris"), echo en falta el sentimiento que sí veo en otras, aunque quizás también su nariz, sus gafas, sus chaquetas marrones, sus entradas...
Si no fuera de Allen la valoraría más, pero en el baremo del creador de "Annie Hall", esta es una interesante película que no me ha defraudado.
Si no fuera de Allen la valoraría más, pero en el baremo del creador de "Annie Hall", esta es una interesante película que no me ha defraudado.
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