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El juicio de Nuremberg

Drama En 1948, tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuatro jueces, cómplices de la política nazi de esterilización y limpieza étnica, van a ser juzgados en Nuremberg. Sobre Dan Haywood (Spencer Tracy), un juez norteamericano retirado, recae la importante responsabilidad de presidir este juicio contra los crímenes de guerra nazis. (FILMAFFINITY)
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9
22 de marzo de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que está dicho casi todo sobre esta formidable película que muestra brillantemente todo aquel horror nazi y cómo consiguieron que hasta gente inteligente, y algunos, hasta ese momento, honestos, colaborasen con aquel régimen. Como todo el mundo sabe, a los peces gordos que quedaban ya los habían juzgado antes, y condenado a la mayoría incluso a la horca, centrándose este film en el juicio a jueces que condenaron a muerte a inocentes, lucrándose incluso varios con los bienes de las víctimas, etc.

Se nos dice que fueron condenados a penas muy inferiores de las que merecían, y que apenas llegaron a cumplir porque, y aquí está la cuestión, porque los aliados querían la reconciliación con Alemania, tenerla de aliada, y el pueblo alemán se podía indignar si condenaban duramente a sus jueces.

Pero vamos a ver. ¿Algún español, o quien sea, se sentiría indignado si aquí o en cualquier otro sitio condenan a un español corrupto y ladrón? Esos jueces vivían bien mientras el pueblo pasaba hambre, y el pueblo alemán no eran todos nazis convencidos aunque no era muy creíble lo que luego decían de que no sabían nada de los campos de exterminio, etc. Claro que lo sabían o sospechaban, pero callaban por terror impuesto. Los que consiguieron sobrevivir a la guerra, sin duda querrían pasar página y mirar al futuro, y nadie se indignaría porque le dieran su merecido a todos esos líderes y colaboradores que vivían mucho mejor que ellos, les habían estado intimidando y engañando y les habían conducido a la ruina y el desastre.

Entonces, nunca he entendido ese punto de esta película: "Juicio en Nuremberg", que es su título original, pero enturbia poco su gran calidad en todo.

Hasta aquí mi crítica validada hoy mismo, pero, aunque no me gusta, ya que Filmaffinity lo permite, quiero añadir algo, y es que leo con estupor que alguna crítica o más de una, casi defienden al personaje de Burt Lancaster: que un juez no hace las leyes sino que las aplica, como dice lógicamente su abogado (genial Maximilian Schell). Pues, para mí, el personaje de Lancaster es el más culpable de todos, pues es el más capacitado, el de mayor prestigio, historial y el más íntegro hasta que decide colaborar con el régimen. Le dice al final al juez americano: "Nunca pensé que se llegaría a todo ese horror", y el americano le contesta algo como que cualquier horror es posible desde el momento en que usted condenó a alguien sabiendo que era inocente. ¿Qué juez es ese que condena a inocentes porque un dedo de arriba se lo impone? De acuerdo que él solo no puede enfrentarse al régimen, pero podía haber alegado enfermedad o algo para salir de esa basura, pero claro, eso hubiera vuelto ojos contra él y se hubiera visto privado de su buen sueldo, etc. No entiendo que nadie le justifique.
9
28 de febrero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL FONDO:

Me daba mucha pereza ver esta película, por todos los prejuicios habidos y por haber que rodean esta espinosa cuestión. Me parecía complicado disfrutarla dejando de lado tanto prejuicio. En una peli de juicio.

Pero tanta buena nota me reconcomía, y cuando por fin me pongo, lo que me encuentro es un peliculón, donde se relata de manera impecable cómo el poder judicial puede funcionar, y funciona, cuando se le dota de independencia... Venga de quien venga.

Porque si la justicia es independiente, has cometido un crimen y hay pruebas que lo demuestran (desvirtuando tu derecho fundamental a la inocencia que se te presume), se te ha de declarar culpable. Simple. Ni más ni menos. Da igual quién seas. Dan igual las presiones políticas, sociales o de San Quintín. De esto va la película. Y lo borda.

Aquí se recalca mucho que el aparato judicial, aun siendo el del vencedor, es independiente, al mostrar sin tapujos las presiones políticas a que someten al juez para que absuelva a los acusados. Los yanquis presumiendo de su poder judicial independiente. Porque sí, caerán mal o peor, pero lo tienen (con el único fallo técnico, que hasta se reconoce en la película, que son los ciudadanos y no los profesionales del Derecho los que eligen a los fiscales y los jueces).

Sobre esa premisa, el fiscal acusa como tiene que acusar, el abogado defiende como tiene que defender, y el juez juzga como tiene que juzgar, con las pruebas que le ponen delante. Se quiere mostrar y a fe que se consigue, cómo el poder judicial puede funcionar de una manera ejemplar (siendo el requisito primordial su independencia).

La política ya se aplicará después, fuera de la corte de justicia, indultando a los condenados. Porque en ese momento si USA necesita a Alemania, perdiendo el menor trozo de Europa posible, para frenar mejor al bicho rojo, pues se deja ya al poder judicial de lado, y se aplica la real politik, es decir, la búsqueda del mayor beneficio. La pasta, vaya.

Luego en otros lares (que resultan ser todos salvo tres o cuatro naciones en todo el mundo, me sobra más de una mano), se acaba antes, porque la justicia no es independiente al estar politizada y formar parte del poder concentrado del Estado. O se hace el paripé en el juicio con el mismo resultado después, porque tanto a los estados democráticos (tres o cuatro) como a los totalitarios (todos los demás), lo que les interesa lógicamente es la pasta, y por pasta se mueve la política, que son los mecanismos del poder en las diferentes formas que adopta en cada nación. Por eso en geopolítica lo que nunca falla es la "real politik": la que estudia por dónde va la pasta.

LA FORMA:

En cuanto a los aspectos técnicos, como la película es tan buena en cada uno de sus apartados, es más fácil buscar lo que no está bien. Hay quien se queja de falta de ritmo, o de ser demasiado pausado. A mí el ritmo me parece perfecto, niquelado, y la peli se me va como un suspiro pese a la duración del metraje. Y eso que no me gustan, pero nada, las películas de juicios. Vade retro.

Si para mi gusto objetivo no acaba de ser redonda, es por algunas decisiones de cámara (como esos zooms horribles a salto de mata) que me parecen fuera de lugar, y una decisión de casting en particular más que mejorable. Para el subjetivo, porque no me produce ninguna emoción destacable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese careto que se le queda al Lancaster en su última escena... Ay ay. De comedia. Pero eso ya no sólo es culpa suya, también del director. Podía haberle dicho: quédate inexpresivo -así como siempre, o un poco más-, y hubiera quedado mejor.

En cualquier caso, no me creo su personaje en general. Muy mala elección de actor para el personaje, a mi parecer. El Capitán América haciendo de juez nazi. Y eso que el pobre Burt le pone ganas. Pero pedir peras al olmo...
8
28 de julio de 2009 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juicio a la política, las instituciones, la Justicia y al propio ordenamiento jurídico…

Somos capaces de las mayores proezas y de las mayores calamidades.

Asombrosas las conclusiones del psiquiatra… los nazis fueron capaces de todo por falta de empatía hacia otros seres humanos al considerarlos inferiores, como animales sacrificados para sacar algún provecho económico o social…

¿El instinto de supervivencia, del individuo o sociedad hace que todo valga cuando rompe el “contrato social” de Hobbes?

¿Es el bien y el mal y el mal una construcción humana o divina? Si nos extinguimos todos, ¿que esta bien o mal?

Parece que la respuesta y el concepto de mal ha evolucionado mucho desde el Código de Hammurabi (1760 a.c.), del ojo por ojo, hasta los actuales códigos penales…y seguirá haciéndolo. Yo tengo uno de 1821 y es para carcajearse…
8
10 de septiembre de 2015 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
138/15(22/08/15) Más que notable film, valiente obra, radiografía con equilibrio la Alemania nazi por dentro, pone su aguijón sobre los que consintieron por seguidistas u omisión las primeras atrocidades del régimen hitleriano, lo cual dio pie a la barbarie que siguió, creyéndose impunes ante el tsunami de monstruosidades que llegarían con la WWII, siendo una mancha imborrable para nuestra historia, con una Guerra que provocó 60 millones de muertos, por primer vez en la Historia una Guerra provocaba más víctimas civiles que militares, entre ellas la infamia del Holocausto que se llevó a más de seis millones de judíos por delante sin más motivo que profesar una religión. El hábil guión de Abby Mann (“Kojak”) da argumentos a todas las partes para poder defender y atacar, plantea conflictos profundos sobre el sentido del deber y sobre la moralidad final de nuestros actos, sobre si somos dueños de lo que hacemos, se hace con la objetiva perspectiva de realizarse 15 años después de acabado el conflicto, lo cual da distancia y mesura sin entrar en caricaturas. Fue nominada a 11 Oscar, Maximilian Schell ganó a Mejor Actor, y Abby Mann ganó Guión Adaptado. Film con un perfil tan humanista que muchos de los actores de renombre que aparecen lo hacen por salario mínimo.

El guión de Abby (judío) se basa libremente en el llamado Juicio de los Jueces (spoiler), parte de los Juicios de Nuremberg, hubo 12 y este es 1 de ellos. Se centra en si un juez por el hecho de ser supuesto instrumento al servicio del estado, se debe convertir en máquina sin sentimientos, o por el contrario debe resistirse a hacer cumplir las leyes por injustas, por más que sean leyes, ponen el foco en 2 casos que manan de las Leyes de Núremberg de 1935, en ellas se hacía hincapié en la esterilización de los indeseables, y en otro apartado se castigaba a las parejas de judíos y gentiles que mantuvieran relaciones sexuales. Se juzga a los jueces que impartieron justicia e hicieron acatar estas deleznables leyes, se analiza con rigor y mesura el contexto político en que se promulgaron, se da cancha al fiscal y al defensor, se navega con ambigüedad por la fina línea que separaba el patriotismo y el sentido del deber, se versa sobre si el hombre puede hacer valer su individualidad y negarse en pos de una justicia Universal y Humanista, o es parte de una cadena insensible, se maximiza con ponderación sobre si un país es responsable total de las salvajadas que cometen sus autoridades, sobre si se puede hacer culpable a una nación del Infierno que allí se instaló. El guión está salpicado de algunos soliloquios turbadores, hacen el espectador se quede atrapado por su intensidad y su fuerza dramática, esto el director lo hace con ritmo tan fluido que sus tres horas se pasan sin que te enteres.
Se analiza la conciencia individual maximizada a la colectiva, el tema de si se puede llegar a perdonar a un país por sus brutalidades cometidas, y si es posible, cuánto tiempo hace falta? Un año, cinco, un siglo? Nos habla de los sentimientos de culpa de toda una nación, se hacen juicios individuales que se confunden con el que sufre el pueblo, los dos son juzgados, hasta dónde deben llegar para expiar sus pecados, chocan en un ring nebuloso la dignidad frente a la fría legalidad.
Presenta un dilema moral de gran profundidad, chocan la legalidad y la moralidad, la legalidad es un bloque de piedra sin sentimientos, pero tallado por hombres, la moralidad es algo que una persona en su individualidad debe calibrar hasta donde llega, esto la hace compleja y con vértices. Todo narrado con ecuanimidad, sin caer en la caricatura de buenos y malísimos, se hace un valiente juego de réplicas y contrarréplicas, da pie al defensor a manejar evidencias de enorme peso para contrarrestar las acusaciones: Para equilibrar el tema de las esterilizaciones se da el dato sangrante de que en la Corte Suprema de Justicia, un juez impulsó algo parecido, más elementos, como el concordato Alemania-Vaticano, que los nazis utilizaron internacionalmente como acto de reconocimiento a su régimen, o el pacto de 1939 nazi-soviético, que propicio la invasión alemana al oeste de Polonia (el este lo invadió la URSS), o los más que discutibles bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945,yo pondría de mi cosecha, con respecto al racismo, que en esos años en USA, en varios estados del sur, se mantenía la segregación racial de los negros, o los salvajes bombardeos sinsentido americano-británico a Dresden, con miles de muertos civiles, cuando el signo de la Guerra estaba decidido, o la masacre soviética en Katyn, donde los invasores de la URSS ejecutaron sumariamente apx. a 21000 polacos en la primavera de 1940, todo esto queda aplastado por la película (real) que pone el fiscal sobre al Holocausto en los campos de concentración.

Se reflexiona sobre los orígenes de la Barbarie, el Genocidio comenzó con pequeñas injusticias, con muertes individuales, para dar paso a las acciones en masa, nos dice que para llegar millones de asesinatos se empieza por uno, se empezó en actos dentro de sus fronteras, para después explotarlo en sus invasiones, se necesita de los actores pasivos tanto como a fanáticos para que esto arraigue como algo banal.

De las primeras cintas en exponer crudamente imágenes reales de las masacres que se produjeron en los campos de exterminio, películas rodadas por americanos y británicos en su liberación, montones de cadáveres desnudos amontonados y arrastrados por tractores a fosas, cuerpos tan delgados que no parecen humanos, ponen la piel de gallina pensar que ha habido personas capaces de infringir tanto dolor, secuencia polémica en su momento por su crudeza gráfica. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Spencer Tracy con actuación muy sentida, tranquila serena, introspectiva, emite dignidad y sabiduría, veteranía, observador que absorbe lo que ve, pondera con rigor, con expresivas miradas, excelente. Maximilliam Schell extraordinario como defensor, sublime en oratoria, desgarrador en argumentaciones, vibrante en su defensa atacante, no solo defiende a los acusados, sino a todo un país, lo hace con pasión y vehemencia magnífica, consiguió el Oscar a mejor actor, quinto en los créditos del film, el que más bajo ha alcanzado el premio. Lancaster grande en su rol de carismático ex juez, habla poco, cuando lo hace la pantalla arde, acusado que se expresa en sus lapidarios silencios, sus punzantes miradas, y sobre todo en sus explosiones de ira, convincente en papel tipo bueno arrastrado al mal, colosal cuando el abogado defensor acosa a Judy Garland y se pone de pie y estalla <Es que vamos a empezar de nuevo?>. Montgomery Clift secundario, deja huella por su capacidad de emocionar, de sensibilizarnos, solo aparece en una escena-interrogatorio y conmueve, rebosa autenticidad su inquietud y nerviosismo, gran parte de su interpretación fue improvisada. Judy Garland está entrañable y muy emotiva, emite angustia existencial de su personaje de modo veraz. Richard Widmark borda con arrebato y gran energía a su fiscal, tipo dolido por lo visto en la guerra, sobre todo en los campos de exterminio, espléndido cuando al juez Haywood, le espeta que en Alemania no ha habido nazis, que fueron invadidos por esquimales que si lo eran, muy mordaz comentario. Marlene Dietrich excelsa da vida con rabia, fortaleza y mucho orgullo a la resentida viuda de un militar alemán de abolengo, con una pose regia, adusta, de nobleza, estupenda.

Puesta en escena sobria, pulcra, enfocada a dejar las emociones fluyan de modo natural, estupendo diseño de producción de Rudolph Sternad (“Solo ante el peligro”), rodándose en exteriores en Núremberg (RFA), en el Reichsparteitag area, donde los nazis celebraban sus fastos, también en Berlín Occidental, y en interiores en los Estudios Universal City Plaza (California), consigue gran realismo y veracidad, realzado por la magnífica fotografía en glorioso b/n del húngaro Ernest Laszlo (“Traidor en el infierno”), dorando a los fotogramas de autenticidad cuasi-documental, capta la esencia expresiva de sus extraordinarios actores, con suaves zooms para remarcar el dramatismo, con sugestiva gama de grises que imprimen emociones, con prodigiosos primeros planos, gran elegancia, todo adornado por la sensible y nada intrusiva música del austriaco Ernest Gold (“La Cruz de Hierro”), ayuda a canalizar sensaciones, turbadoras marchas militares con que abre y cierra el film..

Spoiler:

No puedo resaltar buenos momentos por el límite caracteres, solo indicaré el que da sentido a todo el relato: Haywood visita a Jannig en su celda, el preso le ruega le crea él no sabía nada del Holocausto, Haywood le espeta <Herr Janning, se llegó a eso la primera vez que sentenció a muerte a un hombre sabiéndolo inocente.>.

El guión se basa libremente en el llamado Juicio de los Jueces, tercero de los doce juicios por crímenes de guerra, a diferencia del de los altos dirigentes nazis este fue juzgado únicamente por los estadounidenses, aunque en el mismo Palacio de Justicia de Núremberg, el juicio abarcó del 5 de marzo al 4 de diciembre de 1947, en este fueron juzgados 14 jueces germanos, varios de ellos absueltos (en el film todos son declarados culpables), y casi todo el resto fueron excarcelados a principio de los 50, incluso obtuvieron pensiones de la RFA.

Muy recomendable obra, deberían ser de visión obligatoria a los jóvenes, con claro mensaje de que el Atroz Holocausto comenzó por injusticias individuales, de cómo el sistema necesita de de personas asépticas que lo hagan cumplir. Fuerza y honor!!!

Critica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/09/vencedores-ovencidos.html
10
31 de agosto de 2023 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película excelente e indispensable para trabajar las responsabilidades de guerra, la culpabilidad, y los actos cometidos. Trata muy en profundidad la cuestión de la banalidad del mal de Hannah Arendt. Cómo personas perfectamente normales pueden acabar sucumbiendo al cumplimiento de órdenes atroces. Creo que tiene un discurso sensacional que no deja indiferente al poner en duda el papel de vencedores y de vencidos; quién es quién; donde no existen buenos y malos; donde todos perdieron algo por la guerra; y donde todos tienen una parte de culpabilidad y otra de inocencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ver el contexto de Guerra Fría, la tensa ocupación estadounidense en Alemania, la presidencia del tribunal que juzgará a alemanes, hace que la población alemana se sienta reacia, al mismo tiempo que los capitalistas creen que necesitan la ayuda alemana para frenar el avance comunista.

Un papel clave el del fiscal estadounidense y el abogado defensor alemán, poniendo cada uno su peso en la balanza con argumentos lógicos aunque en ocasiones deleznables. Con películas como ésta te das cuenta de lo parcial que resulta un juicio en tanto declaraciones no desarrolladas. El final, como diría Hannah Arendt, era el que debía ser, aunque ello no nos impida conocer con perspectiva histórica los matices, las verdades, los sucesos, y las responsabilidades, desde múltiples ópticas. Creo que la película en ese sentido preconiza esa nueva visión histórica que, sólo con el paso del tiempo, cómo dice uno de los jueces, y no en el momento coetáneo, podrá juzgarse objetivamente y darle una explicación a lo sucedido.
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