Creed: Corazón de campeón
6.6
25,152
Drama
Adonis Johnson no llegó a conocer a su padre, el campeón del mundo de los pesos pesados Apollo Creed, que falleció antes de que él naciera. Sin embargo, nadie puede negar que lleva el boxeo en la sangre, por lo que pone rumbo a Philadelphia, el lugar en el que se celebró el legendario combate entre su padre y Rocky Balboa. Una vez allí, Adonis busca a Rocky y le pide que sea su entrenador. A pesar de que este insiste en que ya ha dejado ... [+]
5 de febrero de 2016
5 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había miedo de solo pensarlo. Pese a lo inverosímil, "Rocky Balboa" había dejado suficientes momentos dignos para permitir que una de las franquicias más entrañables del cine comercial cerrase sus puertas con una sonrisa de satisfacción, tras varios vaivenes y secuelas mejorables. Sin embargo, Ryan Cooogler consigue colocar al carismático Potro Italiano en el lugar que le corresponde por edad. Pueden prepararse para un Rocky más crepuscular y melancólico.
Ligeros cambios para que todo permanezca igual. Aunque hay un equipo nuevo de trabajo, este revival ha intentado que los fans de toda la vida se sientan cómodos. Suficientes referencias a la familia del protagonista para introducir con encanto a la cara nueva, un Adonis que es perfecto para Michael B. Jordan, quien tiene hechuras para ser la cabeza visible de esta variación de la saga.
Gustará el homenaje a Apollo Creed. No hay empacho de combates y, los que hay, están muy bien hechos. Cae en sus tópicos romanticones, pero Jordan y Tessa Thompson los sortean con oficio para que el experimento resulte digno.
Stallone vuelve a ganarnos con su ex boxeador algo sonado pero irresistiblemente entrañable. Es un golpe eficaz y un giro de tuerca que hace reverdecer viejos laureles.
Ver en youtube Apollo Creed vs. Rocky Balboa no tiene precio...
Ligeros cambios para que todo permanezca igual. Aunque hay un equipo nuevo de trabajo, este revival ha intentado que los fans de toda la vida se sientan cómodos. Suficientes referencias a la familia del protagonista para introducir con encanto a la cara nueva, un Adonis que es perfecto para Michael B. Jordan, quien tiene hechuras para ser la cabeza visible de esta variación de la saga.
Gustará el homenaje a Apollo Creed. No hay empacho de combates y, los que hay, están muy bien hechos. Cae en sus tópicos romanticones, pero Jordan y Tessa Thompson los sortean con oficio para que el experimento resulte digno.
Stallone vuelve a ganarnos con su ex boxeador algo sonado pero irresistiblemente entrañable. Es un golpe eficaz y un giro de tuerca que hace reverdecer viejos laureles.
Ver en youtube Apollo Creed vs. Rocky Balboa no tiene precio...
5 de febrero de 2016
5 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El legado de Ryan Coogler a "la saga Rocky" es una magnífica película que se sitúa a la altura de la original y de la “última” ('Rocky Balboa') en todos los aspectos. Un legado que es todo un regalo de amor para los fans de la franquicia. Una película de facturación impecable y rodada con corazón, alma y sentimiento de alguien que sabe y conoce el Universo en el que se ha metido.
Ryan Coogler nos habla en ‘Creed’ de temas muy americanos, “rockyanos” y universales como son: el legado que heredamos y el que estamos dispuestos a dejar con nuestro sacrificio y nombre propio, el amor y la familia a la que pertenecemos, y la enfermedad y cómo afrontarla. Todo esto repleto de gran cantidad de homenajes/guiños a todas las películas de la saga. Estos “easter eggs” convierten a este film en un emotivo y nostálgico recordatorio a los que, como yo, amamos esta franquicia por encima de todas las cosas porque hemos crecido con ella y nos hemos formado con sus valores.
Ahora bien, por encima de todos los guiños y homenajes se sitúa la figura de Apollo Creed (el inolvidable campeón al que diera vida Carl Weathers). Por diferentes motivos en la “última” película de la saga no hubo ni una sola referencia y tampoco imágenes de Apollo. De alguna manera, esta fue una puerta que quedó sin cerrar en aquella gran película… Pues bien, esta ha sido la puerta por la que Ryan Coogler ha entrado ofreciendo al público una nueva historia de una franquicia que ya considerábamos cerrada. Si en ‘Rocky Balboa’ el recuerdo y “presencia” de Adrian era una constante… ahora sucede lo mismo con Apollo Creed. Un Apollo que recibe (el personaje, que no Weathers) su justo y merecido homenaje y recordatorio.
Y no puede haber una película de Rocky sin combates. ¿Qué ofrece aquí Coogler como novedad? Pues ofrece un gran montaje con diferentes secuencias que te meten (algunas de ellas) literalmente en el ring como si estuviéramos justo detrás de Adonis Creed (tomar como base esos videojuegos en los que manejamos un púgil al que sólo vemos de espaldas), en otras hace un uso bárbaro del plano secuencia y tampoco falta a la cita algún que otro guantazo “marca de la casa” que nos dolerá tanto o más que al púgil que lo recibe… y, sangre, bastante sangre mostrada sin pudor y con total valentía.
En el campo interpretativo destaca la colosal pareja formada por Sylvester Stallone y Michael B. Jordan. Stallone explota al máximo su lado dramático y consigue en determinados momentos ponernos a los fans de Rocky la piel de gallina y emocionarnos al máximo. Por su parte, Michael B. Jordan está hipermotivado en este film y devora por completo la pantalla con una actuación que pone los pelos de punta por su entrega total al personaje con hambre, rabia, sentimiento y corazón.
En definitiva: Stallone ha acertado uniéndose en esta ocasión a Ryan Coogler y Michael B. Jordan con esta película. Una película con corazón y alma propias que, seas seguidor o no de la franquicia, no debes dejar de ver. ‘Creed’, al igual que ‘Rocky’, es un film rodado con corazón y eso es algo que, a día de hoy, es muy difícil de encontrar.
-Lo mejor: El amor que destila el film en todos y cada uno de sus planos. La gran pareja formada por Sylvester Stallone y Michael B. Jordan, pura química y amos absolutos del metraje. Sus sutiles y bien tirados golpes de humor. La BSO.
-Lo peor: Puede parecerse en algunos aspectos a las dos primeras entregas de la saga. Se echa en falta a algunos personajes de 'Rocky Balboa' de los que no se comenta nada.
-Más en: www.cineycine.com
Ryan Coogler nos habla en ‘Creed’ de temas muy americanos, “rockyanos” y universales como son: el legado que heredamos y el que estamos dispuestos a dejar con nuestro sacrificio y nombre propio, el amor y la familia a la que pertenecemos, y la enfermedad y cómo afrontarla. Todo esto repleto de gran cantidad de homenajes/guiños a todas las películas de la saga. Estos “easter eggs” convierten a este film en un emotivo y nostálgico recordatorio a los que, como yo, amamos esta franquicia por encima de todas las cosas porque hemos crecido con ella y nos hemos formado con sus valores.
Ahora bien, por encima de todos los guiños y homenajes se sitúa la figura de Apollo Creed (el inolvidable campeón al que diera vida Carl Weathers). Por diferentes motivos en la “última” película de la saga no hubo ni una sola referencia y tampoco imágenes de Apollo. De alguna manera, esta fue una puerta que quedó sin cerrar en aquella gran película… Pues bien, esta ha sido la puerta por la que Ryan Coogler ha entrado ofreciendo al público una nueva historia de una franquicia que ya considerábamos cerrada. Si en ‘Rocky Balboa’ el recuerdo y “presencia” de Adrian era una constante… ahora sucede lo mismo con Apollo Creed. Un Apollo que recibe (el personaje, que no Weathers) su justo y merecido homenaje y recordatorio.
Y no puede haber una película de Rocky sin combates. ¿Qué ofrece aquí Coogler como novedad? Pues ofrece un gran montaje con diferentes secuencias que te meten (algunas de ellas) literalmente en el ring como si estuviéramos justo detrás de Adonis Creed (tomar como base esos videojuegos en los que manejamos un púgil al que sólo vemos de espaldas), en otras hace un uso bárbaro del plano secuencia y tampoco falta a la cita algún que otro guantazo “marca de la casa” que nos dolerá tanto o más que al púgil que lo recibe… y, sangre, bastante sangre mostrada sin pudor y con total valentía.
En el campo interpretativo destaca la colosal pareja formada por Sylvester Stallone y Michael B. Jordan. Stallone explota al máximo su lado dramático y consigue en determinados momentos ponernos a los fans de Rocky la piel de gallina y emocionarnos al máximo. Por su parte, Michael B. Jordan está hipermotivado en este film y devora por completo la pantalla con una actuación que pone los pelos de punta por su entrega total al personaje con hambre, rabia, sentimiento y corazón.
En definitiva: Stallone ha acertado uniéndose en esta ocasión a Ryan Coogler y Michael B. Jordan con esta película. Una película con corazón y alma propias que, seas seguidor o no de la franquicia, no debes dejar de ver. ‘Creed’, al igual que ‘Rocky’, es un film rodado con corazón y eso es algo que, a día de hoy, es muy difícil de encontrar.
-Lo mejor: El amor que destila el film en todos y cada uno de sus planos. La gran pareja formada por Sylvester Stallone y Michael B. Jordan, pura química y amos absolutos del metraje. Sus sutiles y bien tirados golpes de humor. La BSO.
-Lo peor: Puede parecerse en algunos aspectos a las dos primeras entregas de la saga. Se echa en falta a algunos personajes de 'Rocky Balboa' de los que no se comenta nada.
-Más en: www.cineycine.com
6 de febrero de 2016
6 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ví hace un par de días, con cierta dosis de desconfianza debo decir. Pero la verdad que me he llevado una muy grata sorpresa.
Yo creí que la ya mítica saga del púgil de Filadelfia terminaría con la dentro de todo decente "Rocky Balboa" (hace ya 10 años), pero luego me enteré que saldría una nueva donde ésta vez el protagonista sería el hijo del recordado Apollo Creed. Y como crecí viendo todas las anteriores, no la podía dejar pasar.
Si hay algo que realmente me gustó de la película es el cambio en el legendario personaje de Stallone para ésta película: ya no es un boxeador retirado que siente ganas de volver solo para probarse así mismo arriba de un ring, sino que transmite esos mismos deseos al hijo bastardo de su recordado rival (y luego amigo) Apollo, desde un costado mucho más humano.
Vemos a un Rocky que exhibe una alta dosis de humanidad sin la imperiosa necesidad de recurrir a los puños, humanidad que no se veía desde la primera película de la saga, hace ya ¡40 años!. Éste Rocky prefiere abordar a su pupilo desde el diálogo, desde la enseñanza, cosa que hizo Mick con él en las tres primeras películas.
En cuanto a las actuaciones, Stallone siempre sabe sacar lo mejor de su personaje, mientras que Michael B. Jordan también se lleva su buena porción de la torta con su interpretación, especialmente en el combate final.
Para los seguidores de la saga, es una película muy buena. Para los demás, mírenla también, y verán que no siempre se necesitan los puños para luchar
Yo creí que la ya mítica saga del púgil de Filadelfia terminaría con la dentro de todo decente "Rocky Balboa" (hace ya 10 años), pero luego me enteré que saldría una nueva donde ésta vez el protagonista sería el hijo del recordado Apollo Creed. Y como crecí viendo todas las anteriores, no la podía dejar pasar.
Si hay algo que realmente me gustó de la película es el cambio en el legendario personaje de Stallone para ésta película: ya no es un boxeador retirado que siente ganas de volver solo para probarse así mismo arriba de un ring, sino que transmite esos mismos deseos al hijo bastardo de su recordado rival (y luego amigo) Apollo, desde un costado mucho más humano.
Vemos a un Rocky que exhibe una alta dosis de humanidad sin la imperiosa necesidad de recurrir a los puños, humanidad que no se veía desde la primera película de la saga, hace ya ¡40 años!. Éste Rocky prefiere abordar a su pupilo desde el diálogo, desde la enseñanza, cosa que hizo Mick con él en las tres primeras películas.
En cuanto a las actuaciones, Stallone siempre sabe sacar lo mejor de su personaje, mientras que Michael B. Jordan también se lleva su buena porción de la torta con su interpretación, especialmente en el combate final.
Para los seguidores de la saga, es una película muy buena. Para los demás, mírenla también, y verán que no siempre se necesitan los puños para luchar
9 de febrero de 2016
9 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por más que leía críticas positivas de este casi "reboot" de la franquicia de "Rocky", no podía creerme que fuera a aportar algo original e interesante ni a la historia del "potro italiano" interpretado por Stallone -y al que se le ha exprimido casi hasta el agotamiento- ni muchísimo menos al subgénero del boxeo en el cine, con obras magnas como "Ídolo de barro" con Kirk Douglas, "Toro Salvaje" con Robert DeNiro y Pesci, o más recientemente "The Fighter" con Mark Whalberg y Christian Bale. Bueno pues contra todo pronóstico, Ryan Coogler ha sabido no solo respetar todo lo mejor del argumento de "Rocky", sino actualizarlo y hacerlo incluso más efectivo. Como lo oyes, un avance monumental.
Y es sorprendente que este director y guionista con un solo largometraje en su haber -"Fruitvale Station", producido por Forest Whitaker y que habla del caso real de un joven negro detenido de manera demasiado arbitraria y violenta por la policía el fin de año de 2008- tenga esa capacidad narrativa no solo para mantenernos en todo momento en vilo, sino que además haciendo lo mismo -chico desconocido que quiere llegar a lo más alto y que va a ser entrenado por una antigua estrella...- consigue innovar, tanto visualmente como argumentalmente.
Stallone sigue siendo la estrella del show. Y esta vez no solo por los músculos, sino por una excelente, brillante interpretación de ese ídolo eclipsado que se ha convertido en un pobre jubilado viudo que regenta un restaurante y que está alejado ya de la fama del boxeo. El reencuentro con la propia historia de Rocky a través de un hijo ilegítimo de su antaño contrincante y posterior amigo Apollo Creed es como una conmoción para el boxeador italoamericano que intenta salir adelante con su vida, pero que vive anclado -como no...- a sus recuerdos. La evolución de Rocky es magnífica, mucho más poliédrica que lo que habíamos visto hasta ahora, y la interpretación de Stallone se merece todos los reconocimientos: es un trabajo sencillo, pero a la vez brillante, conmovedor a cada plano.
El trabajo con los otros personajes también es excelente, sobre todo con Michael B. Jordan, el atormentado protagonista cuyo apellido le persigue inexorablemente y al que tendrá que volver si quiere ser alguien en el mundo del boxeo. Esa lucha interna es otro de los elementos primordiales del film, que por cierto también estaba presente en toda la franquicia de Rocky. Pero en este caso es aún más sugerente, ya que mientras Rocky, antes de convertirse en campeón era un simple matón italoamericano con pocas luces, Adonis Johnson es un ejecutivo universitario que tiene una brillante carrera en una gran empresa de inversiones. Pero decide olvidarlo todo y dirigirse a una dudosa carrera en el cuadrilátero.
Otro elemento sorprendente es la capacidad del director para coreografíar las peleas en el ring: verdadera poesía visual, con elementos muy novedosos que hasta ahora prácticamente no los habíamos visto, y que ahora toman una gran relevancia en los momentos críticos. A veces en este género de boxeadores, resultan tediosos los combates, pero aquí es todo lo contrario: cada combate es un verdadero prodigio en la dirección, sorprendiendo en cada plano. Y ya que hablamos de sorpresa, igual de sorprendente es la gran banda sonora de Ludwig Göransson, que emplea cuando tiene que emplearlo el leitmotiv de Rocky, pero que mientras define a la perfección al nuevo mito -que parece que sólo acaba de llegar, y al que vamos a tener rato largo...-.
El excelente guión creado por el propio director, Aaron Covington y el propio Stallone es realmente emotivo y funciona de la manera más sutil: entrando a hurtadillas en toda una galería de emociones que sin darnos cuenta, empiezan a salir. Justo como debe ser, planteando reflexiones y llegando grandes cotas (en muchos casos, me recordó incluso a "El luchador" de Darren Aronofsky, con Mickey Rourke). Una gran película que se merece todos los premios que ha tenido hasta ahora (incluso y sobre todo el Globo de Oro para Stallone, que me sorprendió, pero que ahora entiendo a la perfección) y ya veremos los que sigue cosechando. Lo que tengo claro es que ahora la saga no va a seguir con Rocky, sino con Creed.
Y es sorprendente que este director y guionista con un solo largometraje en su haber -"Fruitvale Station", producido por Forest Whitaker y que habla del caso real de un joven negro detenido de manera demasiado arbitraria y violenta por la policía el fin de año de 2008- tenga esa capacidad narrativa no solo para mantenernos en todo momento en vilo, sino que además haciendo lo mismo -chico desconocido que quiere llegar a lo más alto y que va a ser entrenado por una antigua estrella...- consigue innovar, tanto visualmente como argumentalmente.
Stallone sigue siendo la estrella del show. Y esta vez no solo por los músculos, sino por una excelente, brillante interpretación de ese ídolo eclipsado que se ha convertido en un pobre jubilado viudo que regenta un restaurante y que está alejado ya de la fama del boxeo. El reencuentro con la propia historia de Rocky a través de un hijo ilegítimo de su antaño contrincante y posterior amigo Apollo Creed es como una conmoción para el boxeador italoamericano que intenta salir adelante con su vida, pero que vive anclado -como no...- a sus recuerdos. La evolución de Rocky es magnífica, mucho más poliédrica que lo que habíamos visto hasta ahora, y la interpretación de Stallone se merece todos los reconocimientos: es un trabajo sencillo, pero a la vez brillante, conmovedor a cada plano.
El trabajo con los otros personajes también es excelente, sobre todo con Michael B. Jordan, el atormentado protagonista cuyo apellido le persigue inexorablemente y al que tendrá que volver si quiere ser alguien en el mundo del boxeo. Esa lucha interna es otro de los elementos primordiales del film, que por cierto también estaba presente en toda la franquicia de Rocky. Pero en este caso es aún más sugerente, ya que mientras Rocky, antes de convertirse en campeón era un simple matón italoamericano con pocas luces, Adonis Johnson es un ejecutivo universitario que tiene una brillante carrera en una gran empresa de inversiones. Pero decide olvidarlo todo y dirigirse a una dudosa carrera en el cuadrilátero.
Otro elemento sorprendente es la capacidad del director para coreografíar las peleas en el ring: verdadera poesía visual, con elementos muy novedosos que hasta ahora prácticamente no los habíamos visto, y que ahora toman una gran relevancia en los momentos críticos. A veces en este género de boxeadores, resultan tediosos los combates, pero aquí es todo lo contrario: cada combate es un verdadero prodigio en la dirección, sorprendiendo en cada plano. Y ya que hablamos de sorpresa, igual de sorprendente es la gran banda sonora de Ludwig Göransson, que emplea cuando tiene que emplearlo el leitmotiv de Rocky, pero que mientras define a la perfección al nuevo mito -que parece que sólo acaba de llegar, y al que vamos a tener rato largo...-.
El excelente guión creado por el propio director, Aaron Covington y el propio Stallone es realmente emotivo y funciona de la manera más sutil: entrando a hurtadillas en toda una galería de emociones que sin darnos cuenta, empiezan a salir. Justo como debe ser, planteando reflexiones y llegando grandes cotas (en muchos casos, me recordó incluso a "El luchador" de Darren Aronofsky, con Mickey Rourke). Una gran película que se merece todos los premios que ha tenido hasta ahora (incluso y sobre todo el Globo de Oro para Stallone, que me sorprendió, pero que ahora entiendo a la perfección) y ya veremos los que sigue cosechando. Lo que tengo claro es que ahora la saga no va a seguir con Rocky, sino con Creed.
10 de febrero de 2016
10 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia del luchador, del joven luchador no conocido, pero con una determinación increíble, el luchador que está dispuesto a entrenar hasta reventar para lograr su cometido, del otro lado un viejo entrenador, una gran figura del deporte mundial, retirado, nostálgico un poco perdedor, por su puesto el rival tiene que ser un fanfarrón, para cerrar el círculo. Creed ya se ha visto antes, y de muchas formas y sin embargo este último filme tiene su encanto, o su entretenimiento, y creo que puede ser esa voluntad de hacer real lo que seis películas anteriores, la leyenda viva de Rocky, por lo demás el filme está bien rodado, técnicamente bien ejecutado con un plano de secuencia bien ejecutado, y una fotografía interesante. En el drama no hay nada que uno pueda considerar novedoso, ya lo dije todo lo hemos visto (hasta la pelea final) pero por nostalgia o costumbre el filme nos da entretenimiento. Stallone está bien como Rocky, obviamente el señor de acción se siente cómodo como el boxeador, como se sentía cómodo como el rudo Rambo. Aunque no es nada que sea para premiar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo bueno
Buena dosis de entretenimiento, todo visto pero entretiene de algún modo, para mi es pura nostalgia.
Buenas secuencias de pelea, entre ellas lo mejor del filme, el plano de secuencia.
Lo Malo
Pues parte de lo bueno es lo malo, y es saber que hay siete películas con el mismo personaje, y por supuesto que vendrán más.
Apreciación Personal-Sin duda Creed, es la entrega más pasable después de la Rocky 1 (yo tengo particular gusto por la 4) y el filme se deja ver sin dar ni quitar nada.
Buena dosis de entretenimiento, todo visto pero entretiene de algún modo, para mi es pura nostalgia.
Buenas secuencias de pelea, entre ellas lo mejor del filme, el plano de secuencia.
Lo Malo
Pues parte de lo bueno es lo malo, y es saber que hay siete películas con el mismo personaje, y por supuesto que vendrán más.
Apreciación Personal-Sin duda Creed, es la entrega más pasable después de la Rocky 1 (yo tengo particular gusto por la 4) y el filme se deja ver sin dar ni quitar nada.
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