Toro salvaje
8.1
55,808
Drama
Jake la Motta es un joven boxeador que se entrena duramente con la ayuda de su hermano y mánager Joey. Su sueño es convertirse en el campeón de los pesos medios. Pero Jake es un paranoico muy violento que descarga su agresividad tanto dentro como fuera del ring. Incluso su hermano es víctima de su enfermizo carácter. Cuando, por fin, alcanza el éxito, su vida se convierte en una pesadilla. Por un lado, su matrimonio marcha cada vez peor ... [+]
13 de agosto de 2010
13 de agosto de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fijación del realizador de “Malas Calles” (Mean Streets, 1973) por sus compatriotas italoamericanos se dio por sentada cuando tuvo en sus manos la biografía de Jake la Motta, boxeador y campeón del mundo de los pesos medios y que en su tiempo fue apodado con los apelativos de “Toro del Bronx” o más popularmente como “Toro Salvaje”.
Scorsese se impregnó de neorrealismo al trazar el duro camino al ascenso (o descenso) a los infiernos de la fama de un hombre siempre obsesionado por la perfección de su carrera al éxito. Jake la Motta (Robert de Niro) está dispuesto a luchar por algo que cree que está correcto, dejando a un lado la opinión de los demás. Su orgullo es la resistencia a los golpes de la vida. Por eso, las más duras de las sangrientas peleas van más allá del cuadrilátero; en el hogar, con su hermano Joey (Joe Pesci) y su nueva conquista y futura esposa, la rubia Vickie (Cathy Moriarty), o contra los círculos mafiosos que trapichean por las calles de su Bronx natal. Y mientras el mundo está en guerra, él se hace con el título.
Los monólogos auspiciados de tristeza y un oculto arrepentimiento sobre quién fue y quién es Jake la Motta son de verdadera importancia a medida que nos vamos familiarizando con el personaje. La película rezuma de un intenso blanco y negro y sol congratula con escenas de color, bastante pálidas, en las imágenes familiares de Jake y los suyos; propias de un perdedor de la vida, que guarda unas apariencias pero que late en él un corazón completamente deshumanizado, al no haberse redimido todavía.
Robert De Niro engordó considerablemente (volvería a hacerlo en su papel de Al Capone en “Los Intocables de Elliott Ness” de Brian De Palma) y se llevó el Óscar al mejor actor principal. Joe Pesci estava nominado en la categoría de mejor actor de reparto pero tendría que esperar diez años para recogerlo gracias a su intervención como el sanguinario Tommy en “Uno de los Nuestros”. Thelma Schoonmaker se llevó la estatuilla al mejor montaje pero ni siquiera Paul Schrader estuvo nominado en el apartado de guión adaptado. No obstante su colaboración con el director de “Gangs of New York” estaba más que consolidada.
Scorsese se impregnó de neorrealismo al trazar el duro camino al ascenso (o descenso) a los infiernos de la fama de un hombre siempre obsesionado por la perfección de su carrera al éxito. Jake la Motta (Robert de Niro) está dispuesto a luchar por algo que cree que está correcto, dejando a un lado la opinión de los demás. Su orgullo es la resistencia a los golpes de la vida. Por eso, las más duras de las sangrientas peleas van más allá del cuadrilátero; en el hogar, con su hermano Joey (Joe Pesci) y su nueva conquista y futura esposa, la rubia Vickie (Cathy Moriarty), o contra los círculos mafiosos que trapichean por las calles de su Bronx natal. Y mientras el mundo está en guerra, él se hace con el título.
Los monólogos auspiciados de tristeza y un oculto arrepentimiento sobre quién fue y quién es Jake la Motta son de verdadera importancia a medida que nos vamos familiarizando con el personaje. La película rezuma de un intenso blanco y negro y sol congratula con escenas de color, bastante pálidas, en las imágenes familiares de Jake y los suyos; propias de un perdedor de la vida, que guarda unas apariencias pero que late en él un corazón completamente deshumanizado, al no haberse redimido todavía.
Robert De Niro engordó considerablemente (volvería a hacerlo en su papel de Al Capone en “Los Intocables de Elliott Ness” de Brian De Palma) y se llevó el Óscar al mejor actor principal. Joe Pesci estava nominado en la categoría de mejor actor de reparto pero tendría que esperar diez años para recogerlo gracias a su intervención como el sanguinario Tommy en “Uno de los Nuestros”. Thelma Schoonmaker se llevó la estatuilla al mejor montaje pero ni siquiera Paul Schrader estuvo nominado en el apartado de guión adaptado. No obstante su colaboración con el director de “Gangs of New York” estaba más que consolidada.
24 de octubre de 2012
24 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se estrenó "Toro salvaje" acudió al evento el mismísimo Jake La Motta acompañado de su exesposa, al acabar la película y delante del propio Robert de Niro le preguntó a la que fue su mujer: "¿De verdad yo era asÍ?". A lo cual la sufrida mujer contestó: "No Jake. Eras peor".
Creo sinceramente que con esa pequeña frase se resume a la perfección una actuación descoyante la de Robert de Niro. Dejando a una lado las implicaciones personales del boxeador, a todas luces un sicópata celoso y violento el actor norteamericano recrea un personaje (y nunca mejor dicho) de lo mejor de su ya muy dilatada carrera cinematográfica.
Otros datos que revelan el grado de perfección de esta película: Para crear una mayor atmósfera de hermandad entre de Niro y Pesci (ambos son hermanos en la película), los dos actores estuvieron conviviendo durante meses para dar más credibilidad a su actuación. Al acabar el rodaje, ambos reconocieron que habían pasado a ser dos grandes amigos cuando antes no eran más que colegas de profesión. O la escena en que de Niro le pide a su "hermano" Pesci que le pegue en la cara. Alguno de los puñetazos fueron reales. Incluso fue tanta la implicación de ambos en sus papeles que en una de las escenas violentas, Pesci acabó con una costilla fracturada...
En definitiva, actuaciones perfectas tanto del protagonista como los papeles secundarios. Fotografía envidiable a la cual el blanco y negro la reviste de una mayor credibilidad. Música impecable, la escena al principio de un Jake entrenando en solitario en el ring antes del inicio de un combate con el trasfondo de la "Cavalleria rusticana" de Pietro Mascagni es sencillamente para hacer saltar las lágrimas.
Se podrían decir muchas cosas de esta auténtica obra de arte, pero como se ha dicho tantas veces: "Mas vale una imagen que cien palabras". Por eso, para no estropear este auténtico poema visual lo mejor es ver la película.
A pesar de tratar el tema del boxeo, ni es una película de "boxeo", ni es violenta. Sencillamente es el descenso a los infiernos de un hombre empeñado en destrozar la belleza que había a su alrededor.
Creo sinceramente que con esa pequeña frase se resume a la perfección una actuación descoyante la de Robert de Niro. Dejando a una lado las implicaciones personales del boxeador, a todas luces un sicópata celoso y violento el actor norteamericano recrea un personaje (y nunca mejor dicho) de lo mejor de su ya muy dilatada carrera cinematográfica.
Otros datos que revelan el grado de perfección de esta película: Para crear una mayor atmósfera de hermandad entre de Niro y Pesci (ambos son hermanos en la película), los dos actores estuvieron conviviendo durante meses para dar más credibilidad a su actuación. Al acabar el rodaje, ambos reconocieron que habían pasado a ser dos grandes amigos cuando antes no eran más que colegas de profesión. O la escena en que de Niro le pide a su "hermano" Pesci que le pegue en la cara. Alguno de los puñetazos fueron reales. Incluso fue tanta la implicación de ambos en sus papeles que en una de las escenas violentas, Pesci acabó con una costilla fracturada...
En definitiva, actuaciones perfectas tanto del protagonista como los papeles secundarios. Fotografía envidiable a la cual el blanco y negro la reviste de una mayor credibilidad. Música impecable, la escena al principio de un Jake entrenando en solitario en el ring antes del inicio de un combate con el trasfondo de la "Cavalleria rusticana" de Pietro Mascagni es sencillamente para hacer saltar las lágrimas.
Se podrían decir muchas cosas de esta auténtica obra de arte, pero como se ha dicho tantas veces: "Mas vale una imagen que cien palabras". Por eso, para no estropear este auténtico poema visual lo mejor es ver la película.
A pesar de tratar el tema del boxeo, ni es una película de "boxeo", ni es violenta. Sencillamente es el descenso a los infiernos de un hombre empeñado en destrozar la belleza que había a su alrededor.
24 de septiembre de 2017
24 de septiembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clásico imperecedero de la Historia del cine, de lo mejor del irregular Scorsese con su acertada fotografía en blanco y negro, pocas veces se ha mostrado mejor la crudeza del mundo del boxeo en toda su plenitud, he vuelto a revisar “Raging bull” justo cuando leo el fallecimiento de su verdadero protagonista, el boxeador nacido en el Bronx Jake La Motta (1922-2017), hijo de una familia siciliana donde el castigo y los malos tratos eran moneda de cambio, se trata de la vida de un perdedor, más conocido por su dignidad en las derrotas que por sus méritos personales, y que me ha sorprendido agradablemente por su realismo tan palpable. Jake La Motta no fue un santo, ni un campeón legendario. Y de no ser por la fascinación que sintió Robert De Niro al leer su autobiografía mientras rodaba en Sicilia “El Padrino 2”, hoy sólo le recordarían algunos aficionados al boxeo de cuando el ring tenía doce cuerdas y sus descarnadas imágenes eran en blanco y negro que disimulaban el color de la sangre.
En el aspecto musical, el Intermedio de la “Cavalleria rusticana”, una ópera verista de Pietro Mascagni, abre y cierra el film con su melodía bella y evocadora, que invoca las raíces italianas del protagonista, también fue utilizada por Coppola en “El Padrino 3”. Sórdido y brutal drama con una antológica interpretación de De Niro que incluye su transformación física, el de Tribeca nos muestra al “Toro del Bronx”, cómo sus complejos psicológicos y sexuales le llevan a manifestar una flagrante agresividad, tanto dentro como fuera del ring, sus oscuros devaneos con la mafia, su zafiedad y grosería, además de su aberrante machismo. En medio de esa tormenta interior se encuentra su hermano Joey (Joe Pesci), víctima también de los celos patológicos y la enfermiza paranoia de Jake. Su segunda esposa Vickie (Cathy Moriarty) una joven que defiende su dignidad y que sufre los maltratos del púgil. Este drama personal describe, su ascensión y decadencia, el campeonato mundial de los pesos medios en 1949, venciendo al francés Marcel Cerdan, amante de Edith Piaf, mostrando una vez más, que ni siquiera el éxito profesional consigue hacer realidad los sueños, convirtiéndose malogradamente en una pesadilla.
En “Toro salvaje” se muestra la redención a través del dolor, hay un clima turbulento y crispado, los combates son sobrecogedores, los golpes adquieren un sentido liberador, reflejando la tragedia latente del boxeador, un individualista nato víctima de su decadencia y la desgracia personal. Sus patéticos monólogos plenos de chistes malos, relatando su vida y aludiendo a frases de Shakespeare en cabarets y tugurios de copas, dan buena cuenta de su decrepitud personal, mezclado con sus problemas con la ley mientras reconoce perfectamente su estupidez y mediocridad moral. Relatada en un gigantesco “flash-back”, la película ofrece una auténtica visión poética de la autodestrucción personal de un tipo tosco y primario pero también de un ser humano que acepta, a pesar de su tozudez, sus limitaciones. Hasta aquí mis sensaciones y sugerencias sobre esta película que permanece entre los mejores trabajos de Scorsese.
En el aspecto musical, el Intermedio de la “Cavalleria rusticana”, una ópera verista de Pietro Mascagni, abre y cierra el film con su melodía bella y evocadora, que invoca las raíces italianas del protagonista, también fue utilizada por Coppola en “El Padrino 3”. Sórdido y brutal drama con una antológica interpretación de De Niro que incluye su transformación física, el de Tribeca nos muestra al “Toro del Bronx”, cómo sus complejos psicológicos y sexuales le llevan a manifestar una flagrante agresividad, tanto dentro como fuera del ring, sus oscuros devaneos con la mafia, su zafiedad y grosería, además de su aberrante machismo. En medio de esa tormenta interior se encuentra su hermano Joey (Joe Pesci), víctima también de los celos patológicos y la enfermiza paranoia de Jake. Su segunda esposa Vickie (Cathy Moriarty) una joven que defiende su dignidad y que sufre los maltratos del púgil. Este drama personal describe, su ascensión y decadencia, el campeonato mundial de los pesos medios en 1949, venciendo al francés Marcel Cerdan, amante de Edith Piaf, mostrando una vez más, que ni siquiera el éxito profesional consigue hacer realidad los sueños, convirtiéndose malogradamente en una pesadilla.
En “Toro salvaje” se muestra la redención a través del dolor, hay un clima turbulento y crispado, los combates son sobrecogedores, los golpes adquieren un sentido liberador, reflejando la tragedia latente del boxeador, un individualista nato víctima de su decadencia y la desgracia personal. Sus patéticos monólogos plenos de chistes malos, relatando su vida y aludiendo a frases de Shakespeare en cabarets y tugurios de copas, dan buena cuenta de su decrepitud personal, mezclado con sus problemas con la ley mientras reconoce perfectamente su estupidez y mediocridad moral. Relatada en un gigantesco “flash-back”, la película ofrece una auténtica visión poética de la autodestrucción personal de un tipo tosco y primario pero también de un ser humano que acepta, a pesar de su tozudez, sus limitaciones. Hasta aquí mis sensaciones y sugerencias sobre esta película que permanece entre los mejores trabajos de Scorsese.
11 de agosto de 2020
11 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás sea la mejor interpretación de De Niro en toda su carrera. Quizás una de las mejor dirigidas por Scorsese. Pero todo el resto es pésimo: la historia de este tipo no genera interés alguno, las escenas de boxeo son pocas y muy poco creíbles, el drama es constante pero nulo a la vez, es decir, la vida de los personajes es triste en todo momento pero no generan angustia. El blanco y negro es molesto y cansino.
El director ya ha demostrado en varios films que no sabe cuándo terminarlos y alarga historias que no dan para más de 1 hora. Muy aburrida. La vi por ser un clásico pero no se la recomiendo a nadie.
El director ya ha demostrado en varios films que no sabe cuándo terminarlos y alarga historias que no dan para más de 1 hora. Muy aburrida. La vi por ser un clásico pero no se la recomiendo a nadie.
14 de noviembre de 2010
14 de noviembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biografía del boxeador Jake La Motta, uno de los mejores films de Scorsese y una de las películas claves de su época, tal es el cúmulo y ambivalencia de inquietudes que plantea. Estas inquietudes son fruto en igual medida del gran guionista Schrader como del propio cineasta católico italoamericano. Entre éstas cabe destacar a la cabeza las de tipo moral y/o ético con temas como el matrimonio, el sexo, el sacrificio, la religión, la familia; de tipo estético: está rodada en un poderoso, magistral blanco y negro, con una fotografía espléndida de Michael Chapman; genéricas: el drama individual, el melodrama, la comedia; también de tipo psicológico las hay también.
Indiscutiblemente es una obra maestra mientras desarrolla las dos terceras partes de su metraje: los triunfos y la cima del boxeador, dónde Scorsese mete la cámara entre las lonas del ring y logra un ejercicio de estilo impactante, brillantísimo y lúcido, mostrándonos la piel del boxeador de forma tan despellejada como cosida e irrompible. Paralelamente a esto se desarrolla la relación de La Motta (De Niro) con su hermano (Pesci) y su matrimonio con una chica del barrio (Moriarty). La tercera parte, la de la caída, es menos sólida y convincente, más retórica, y solo queda de memorable el impresionante aspecto de De Niro, quién engordó veinte kilos para hacer esta parte del papel. Un De Niro que está excelente como todo el reparto, con una magnífica banda sonora también.
Una película áspera, hiperealista y estupenda, sin duda importante en el reciente y pobrísimo cine americano, animado por gigantes como Scorsese.
Indiscutiblemente es una obra maestra mientras desarrolla las dos terceras partes de su metraje: los triunfos y la cima del boxeador, dónde Scorsese mete la cámara entre las lonas del ring y logra un ejercicio de estilo impactante, brillantísimo y lúcido, mostrándonos la piel del boxeador de forma tan despellejada como cosida e irrompible. Paralelamente a esto se desarrolla la relación de La Motta (De Niro) con su hermano (Pesci) y su matrimonio con una chica del barrio (Moriarty). La tercera parte, la de la caída, es menos sólida y convincente, más retórica, y solo queda de memorable el impresionante aspecto de De Niro, quién engordó veinte kilos para hacer esta parte del papel. Un De Niro que está excelente como todo el reparto, con una magnífica banda sonora también.
Una película áspera, hiperealista y estupenda, sin duda importante en el reciente y pobrísimo cine americano, animado por gigantes como Scorsese.
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