Super Me

Super Me es de aquellas películas en las que la fantasía se apodera completamente de la pantalla. Si de entrada te dejas llevar, te lo puedes llegar a pasar en grande. En caso contrario se te hará más larga que cuando esperas la devolución de la declaración de la renta. Nosotros hemos optado por la primera opción. De entrada por la curiosidad de poder ver una obra china, sinónimo de calidad casi siempre, seguidamente por la atractiva historia que nos cuenta.

Sang Yu vagabundea por la gran ciudad con el único objetivo de mantenerse despierto. Cada vez que cae en los brazos de Morfeo, un demonio lo persigue hasta matarlo en sus sueños. Pero todo tiene su parte positiva, una noche descubre que tiene un poder especial: el de hacer que lleguen a la realidad los tesoros que puede tocar en sus ensoñaciones, convirtiéndose en un hombre rico. Como mosca que acude al pastel, un algo despiadado gangster se lo quiere comer todo.

Por la sinopsis habréis empezado a adivinar por dónde van los tiros. De por sí la historia ya da para mucho, puesta en manos de un cineasta como Zhang Chong acaba convirtiéndose en locura visual, con un ritmo trepidante que no baja ni un milímetro en toda su duración. Súper divertida por momentos, violenta en otros y con una tenue moraleja de lucha de clases, acaba convirtiéndose en algo que nos puede llegar a confundir en algún momento, pero ¿quién dijo miedo?, llegados hasta aquí no podemos ni queremos tirarnos para atrás, así que nos subimos a esa especie de vagón de cola de una montaña rusa y disfrutamos hasta el final. ¡Se nos olvidaba! También incluye un love story, algo insípido por cierto.

Tiene la ventaja de que su duración es de tan solo 102 minutos, que además se nos pasan volando. Esta virtud puede llegar a provocar el efecto contrario, es decir, tras verla no paramos de darle vueltas a unas escenas que se prolongan en el tiempo, dando la sensación de que algo más de pausa le hubiera sentado de maravilla.

El apartado técnico es de altura. Unas imágenes estratosféricas van sucediéndose casi sin poder disfrutarlas, con unos seres salidos de no se sabe dónde pero que dan auténtico pavor. Sería muy largo nombrar a todos los integrantes de los efectos especiales, así que generalizamos y les damos la enhorabuena a todos.

Las interpretaciones, aunque pasen algo desapercibidas, contribuyen en gran manera a ensalzar el producto final. Empezamos con Talu Wang, protagonista absoluto en un papel dual, mostrándonos el yin y el yang del ser humano, además con mucha convicción en ambas facetas. También nombrar a Bingkun Cao, algo así como un Dr. Watson de bolsillo. Del resto destacaremos a Jia Song, Shih-Chieh King y Gang Wu.

No os podéis quejar, os hemos hablado de una cinta que puede que quede algo oculta, para eso estamos nosotros, para sacar a la luz aquellas obras que creemos que valen la pena. Super Me es una de ellas.

https://www.terrorweekend.com/2019/10/super-me-review.html

¿Qué sería de nuestras vidas si pudieramos traer del mundo de los sueños los objetos más deseados? ¿Cómo empezaría uno? Obvio que satisfasciendo las necesidades básicas de supervivencia y a medida que estas van desapareciendo intentando avanzar con esos deseos postergados y hasta con aquellos que rozan lo imposible.

Durante la primera parte del relato, la lógica se desliza cómodamente dentro de este ambiente onírico pero luego el guión entra sin retorno en una indecisión de hacia dónde llevar la historia, comenzando a confundir al espectador con saltos temporales que no están bien explicados, personajes que no terminan de cerrar y actitudes irracionales que no se condicen con el tono de la obra. Da la impresión que los creadores tuvieron sólamente esta interesante idea del puente entre los sueños y la vida real y fueron armando a la película sobre la marcha, sin tener en claro hacia dónde deseaban llegar y sobre todo, cuál iba a ser el desenlace final (bastante decepcionante por cierto). El trasfondo psicológico que se busca enriquecer con algunos planteamientos filosóficos no hace más que embarullar aún mas la comprensión y al llegar los créditos aporta nada más que una desagradable sensación de insatisfacción y desencanto.

Para pasar el rato sin intentar razonar demasiado y después de ver la peli, tomar un café con mucha azúcar para que se te quite el sabor amargo.

Buenas interpretaciones, con algunas escenas visualmente apabullantes y una trama interesante basado ambiguamente en la meritocracia para conseguir un negocio y a la mujer amada. Es una pena que la película se centre en la acción y no se esfuerce en ser más profunda,

Parábola sencilla de múltiples lecturas de Sang Yu un escritor solitario y sin éxito que consigue sorpresivamente el éxito económico, robando de sus pesadillas tras luchar con unos demonios gran cantidad de oro y dinero. Quizá este esquema en la actual sociedad china tan obsesionada con la meritocracia y el dinero, tenga incluso mayor trasfondo.

“Super Me” es una superproducción China dirigida por Zhang Chong que tiene como premisa el clásico refrán “el dinero no da la felicidad”. Cuando Sang Yu duerme tiene sueños donde un poderoso demonio le persigue con el objetivo de acabar con su vida. Una agonía que es mejor llevada cuando descubre que puede llevar los tesoros y reliquias de ese mundo onírico a la realidad. Efectos especiales de gran nivel en una entretenida obra de aventuras que decae cuando se centra en la historia de amor entre los protagonistas. Blockbuster que proviene del gran país asiático y que arrastra los grandes problemas de ese cine: rebosa moralina y se excede con el subrayado de todo lo que sucede en pantalla. Que el protagonista Darren Wang interprete a ese playboy chino que se merece un bofetón con la mano abierta tampoco ayuda a disfrutar del film.

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Teniendo en cuenta su alocada premisa, es difícil resistirse a esta producción China, la cual acaba de aterrizar en Netflix. La misma nos presenta a un guionista fracasado que descubre la forma de hacerse rico, que no es otra que traer objetos valiosos de sus sueños (aunque más bien son pesadillas) en los que un demonio siempre le intenta asesinar. A pesar de su interesante argumento, estaba algo escéptico ante un film tan bizarro, encontrándome finalmente con un producto entretenido y curioso, pero que pierde garra en sus compases finales, decepcionando en su desenlace. Pero mejor vayamos por partes.

Técnicamente la película funciona a las mil maravillas, con unas convincentes secuencias de acción, además de unos efectos especiales y de maquillaje en los que se nota que se ha invertido (ya sabéis, los chinos), no descuidando ese importante aspecto de la historia. Y digo importante porque la clave del film son las escenas oníricas, muy bien resueltas, aunque lamentablemente son más escasas de lo esperado. La cinta prefiere centrarse en la historia detrás de sus personajes y en un mensaje que ya nos han contado en otras propuestas. Nada que objetar, pero desaprovecha el elemento más potente de la película.

Y es que el guion no está a la altura de las circunstancias, con una primera hora que cumple su cometido, pero una media hora final que desbarra y confunde innecesariamente al espectador, con un desenlace insatisfactorio que deja más preguntas que respuestas y que no casa con el tono desenfadado mostrado hasta el momento. Nada que reprocharle a la trama romántica, aunque es algo distante y gélida, por mucho que intenten darle más valor a base de unos emotivos flashbacks. Mención especial para el personaje principal, muy bien dibujado y al que el actor protagonista dota de alma y carisma con una brillante actuación, siendo un acierto de casting, ya que el protagonista no es nada sencillo y está lleno de matices. El resto del reparto no se queda atrás, pero es el intérprete principal quién carga con el peso de la cinta sobre sus hombros, por lo que todo el mérito de este apartado es suyo.

En conclusión, es una pena que la película pierda el norte en su último tramo, siendo finalmente una propuesta interesante, pero que se queda en tierra de nadie a pesar de sus ambiciones. Quizás el guionista (y director, ya que son el mismo) debería haber cerrado todo de una forma más simple y efectiva, y no enredar y confundir a los espectadores que se acerquen a esta curiosa producción China. Merece la pena por sus escenas de acción y su personaje principal, pero deja la sensación agridulce de que podría haber sido algo más. Otra vez será…

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