Muy deficiente porque:

- A veces no sabes quienes son los entrevistados que aparecen.
- No te crees a nadie, ni a los protagonistas, ni a los guionistas ni al que ha dirigido el documental.
- Documental con muchísimo relleno, repitiendo temas, alargando la historia al máximo para sacar más episodios.
- Intentar generar tensión y emoción, pero es imposible, no hay contenido para ello, al menos no de la forma en la que está relatado.
- Excesiva iluminación.

No la recomiendo, pérdida de tiempo, es mejor ver Inventing Anna, cercana duración y más entretenida.

A esta altura, ya podemos decir que Netflix tiene un estilo definido y claro respecto de como hacer series documentales, basadas en hechos reales. Chris Smith, director, es un especialista (creador de las muy buenas "Fyre", "Jim & Andy"). Esta nueva producción nos acerca un caso por demás de bizarro y con todos los ingredientes para generar el interés generalizado del publico habitual de la plataforma.

Es mejor no adelantar mucho. Solo decir que la historia es interesante y presenta algunas particularidades narrativas que la hacen aún mas potente (en especial, y sin caer en spoilers, un giro argumental muy original que se da en el tercer capitulo). Buena serie.

Serie documental de 4 capítulos que empiezas a ver pensando en que vas a entender mejor los trapos sucios de montar un restaurante de moda en Nueva York al estilo Chefs Table, y en el capítulo 4 estas googleando si los veganos creen en la inmortalidad de los perros.

Se hace un poco larga pero en conjunto deja con la boca abierta por lo random de los acontecimientos

Una mezcla entre El timador de Tinder (por la manera de engañar), Fyre (por la cutrez en la gestión de la estafa ), Don’t Fuck with the Cats (por Thor vs Atrápame si puedes ) e incluso Wild Wild West (por las fervorosa creencias)

Al final mi reflexión es que detrás de la mística se pueden esconder los mismos problemas: ludopatía, adicciones al alcohol, inconformismo con el físico o aceptación social, todo escondido a través de mentiras compulsivas

Me gustan los documentales sobre hechos reales. Y Netflix los suele hacer bastante bien.
Este no sé si por lo bizarro de todo lo que se cuenta, pero no me gustó excesivamente.
Es como el estafador de Tinder pero mucho más flagrante todo (que ya es decir).
Venden a la rubia como una mujer valiente, independiente, inteligente, emprendedora, empresaria..... y se deja embaucar de esa manera por un estafador de tres al cuarto, que ni siquiera tenía buena imagen.
En fin, uno quiere empatizar con la rubia pero resulta muy, pero que muy difícil.

Como Netflix empiece a dar voz para lavar la cara de gentuza, apaga y vámonos.
Háganme Vdes. Docus de estafas y asesinatos de casos reales, pero finalmente déjenme la historia cerrada en donde los malos son castigados. Y las víctimas, compadecidas.

He perdido el tiempo en conocer como dos jetas, en los que ella gracias a encandilar a una panda de machirulos y él, siendo un fofo lunático, se quedan con el personal.

Nada que ver con El timador de Tinder.

No he entendido que han pretendido con mostrar al mundo esta historia. ¿Cabrearnos a todos?

Mala y dañina. Te deja un sabor de boca que da asco. Deprimente y decadente.