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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3,333
Críticas ordenadas por utilidad
10
12 de junio de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las formas más efectivas de atraer algo a nuestra vida, es manifestar horror o repudio por ese algo. Atraes lo que temes, acercas lo que odias, se manifiesta lo que rechazas, pues, uno de los secretos de la existencia nos dice que, todo lo que pensamos insistentemente lo convertimos en realidad... y esto vale tanto para lo positivo como para lo negativo.

El profesor, Immanuel Rath, se ha erigido como defensor de la moral en el gimnasio donde enseña inglés y literatura, y se muestra dispuesto a seguir a sus alumnos, para aleccionarlos, hasta un cabaret llamado, “El Ángel Azul”, donde pronto conoce a la estrella del lugar. Se llama, Lola Lola, y es una mujer, ¡con unas piernas y una mirada!, que hacen imposible permanecer indiferente; y ella sabe muy bien qué hacer con ambas cosas, para vendar enseguida todo principio y toda razón. El profesor Rath, tampoco supera la tentadora presencia de Lola Lola… y su vida entra, entonces, en un estado de gloria colmada de exquisita sensualidad, mientras las cosas más relevantes, de una en una, comienzan a apagar su luz en muy poco tiempo.

Ese gran maestro del arte cinematográfico, Josef von Sternberg, consigue una obra cumbre que plasma, con total eficiencia y con sorprendente fuerza dramática, el camino ya trazado para que muchos hombres arruinen lo que de verdad importa. Tratar de negar nuestra propia sombra, intentar demostrar que sólo hay luz en nuestra existencia, acusando todo mal que vemos en los otros, es arrogarse un poder que pronto dará muestra de un eslabón muy frágil que siempre está a punto de desligarse; y bien se ha dicho que, una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones.

Emil Jannings, el inolvidable actor de “El Último”, “Tartufo” y “Fausto”, dirigidas todas por ese otro grande llamado F. W. Murnau, consigue dar vida a un personaje al que, en principio, se desprecia, enseguida se comprende, y finalmente, conmueve hasta lo más hondo. Su interpretación es sensible, poderosa, y su personaje es tan humano como el más humano de los hombres.

Por su parte, esa diva alemana llamada, Marlene Dietrich, se gana con todo mérito su siguiente paso a Hollywood al dar vida a una mujer de impactante presencia que llena de sensualidad y de perversa coquetería cada escena en la que aparece. No sería difícil que, para el propio Sternberg, aquí le haya surgido el título que, pocos años después, utilizaría en otra de sus brillantes películas: “El diablo es una mujer”.

<<EL ÁNGEL AZUL>> es la clase de filme que se guarda para siempre en la memoria. Está sellado y lacrado para su segura conservación.
Luis Guillermo Cardona
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8
18 de marzo de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Revisando el cine de, John Ford, últimamente, he llegado al convencimiento de que, éste irlandés, era un gran romántico y un apasionado por las mujeres. Desafortunadamente, la costumbre en muchos países no es traducir sino cambiar literalmente los títulos originales de las películas para ponerles otros “que atraigan más al público” bajo el supuesto de que, “a la gente sólo le gusta lo que huela a violencia, sexo y acción”. Si observamos los títulos originales de los westerns de Ford, sólo a un romántico se le ocurre titular algunos como, “Mi Querida Clementina” o “Ella Llevaba un Ribete Amarillo”... y obsérvese sus historias, y el romance se verá plasmado, con significativa y soterrada fuerza, en muchos de ellos. En especial, “The Searchers”, y ésta, <<PASIÓN DE LOS FUERTES>>, como se ha dado en retitular a, “My Darling Clementine”.

En el guion de, Samuel G. Engel y Winston Miller, basados en una historia de Sam Hellman y en la novela de, Stuart N. Lake, el legendario excomisario de Dodge City, Wyatt Earp, lleva ahora un ganado en compañía de sus tres hermanos y cuando pasa por las afueras de un pueblo llamado Tombstone, se encuentran con la pandilla de los Clanton, pero la oferta que, el padre de éstos, hace por las reses, no interesa a Wyatt. Queriendo descansar y divertirse un rato, los Earp entran al pueblo y dejan al menor, James, al cuidado del ganado. Lo que ocurre luego, motiva a, Wyatt, a aceptar el cargo de comisario ante la dimisión del último cobarde que portaba la estrella de la justicia.

A, Wyatt Earp, lo anima la venganza y el deseo de hacer justicia, pero, cuando conoce a Doc Holliday, un médico cirujano convertido en renegado de la justicia por circunstancias de la vida y quien ahora padece una grave tuberculosis, la historia se centra en ellos y en la singular amistad que poco a poco van tejiendo, pese a que miran la vida desde ángulos bien distintos. Sólo al final, el episodio con los Clanton quizás propicie la ocasión de reunificar el rumbo.

Dos mujeres aman al Doc: Chihuahua (¡nombre muy descriptivo para la preciosa cantante del bar!) y la recién llegada, Clementine, cuya encantadora presencia atrae de inmediato a, Wyatt, quien, desde entonces, manejará con la mayor discreción el sentimiento que surge hacia ella sin poder remediarlo. Como en, “The Searchers", son sutiles detalles los que delatan el amor del héroe por la mujer ajena mientras, pacientemente, ellos esperan que sea la Providencia la que determine si es posible el encuentro.

Con Wyatt, el director John Ford, consigue recrear a un tipo de héroe como él se lo imaginase. En su favor: fuerte y noble, justiciero y defensor de los derechos de todos los blancos. Pero, de otro lado, claramente anti-indios y capaz de aleccionar, a lo macho, a cualquier mujer que no esté dispuesta al juego limpio. Ésta, podría verse como una cualidad, pero, al volverse ejemplarizante, es evidentemente una debilidad que, además, suele manchar buena parte de la obra de este realizador.

Haciendo eco de su acostumbrada fotografía, de gran preciosismo en los maravillosos paisajes del Monument Valley, John Ford, ha logrado, pese a todo, uno de sus más sólidos western.
Luis Guillermo Cardona
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8
7 de octubre de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al senador, William J. Tadlock, se le suicidó la mujer, y ahora, con su pequeño hijo ha decidido seguir adelante en su propósito de llevar una caravana de campesinos hasta Oregón, donde espera construir una nueva ciudad que él mismo ha planificado. Tadlock, se ha vuelto temperamental y tan duro consigo mismo que acepta con gusto ser castigado por sus errores, pero, por nada desiste de su nuevo y valioso proyecto.

Dick Summers, es un veterano explorador que también perdió a su mujer y ahora parece entregado a la pena y el aislamiento, quizás porque se siente culpable de lo sucedido… pero basta una pequeña sacudida (“Es difícil creer que su pena haya doblegado su valentía”), emanada de su propia experiencia por parte de Tadlock, para que el hombre recupere el ánimo y decida convertirse en guía de la, Oregon Liberty Company, que partirá en busca de una nueva tierra.

Ésta, es la primera gran lección de, <<CAMINO DE OREGÓN>>, porque el hombre debe tener muy claro que, las penas son una invitación a seguir con los grandes propósitos y solo son un llamado a detenerse cuando, lo que hacíamos, lo estábamos haciendo muy mal. Lo único que la vida nos quita es aquello que ya no podemos seguir teniendo o lo que ya no es necesario para nuestro proceso evolutivo… y vale lo mismo para la “pérdida” de un ser querido o de uno o varios miembros de nuestro cuerpo.

Después, entre aquella comunidad hay todo un ejercicio de convivencia y de superación de las diferencias, en aras del objetivo supremo que los une y de la unión que es imprescindible para poder sostenerse… y si alguno decide anteponer sus debilidades a sus deberes, la justicia llegará para él para poder preservar el orden y la disciplina.

En el guion escrito por, Ben Maddow y Mitchell Lindemann, basados en la novela de A.B. (Alfred Bertram) Guthrie Jr., con la cual se hiciera merecedor al Premio Pulitzer en 1950, hay un gran vigor humano y se demuestra cómo, las marcadas diferencias en las personalidades de tres hombres (Tadlock, Evans y Summers), no son un crucial impedimento cuando el ideal beneficia a todo un colectivo y, al contrario, en cierta forma permite que cada uno vea desde esa otra perspectiva que siempre existe en toda decisión.

Al paso, saldrán también a flote otros personajes e inesperadas situaciones que alterarán el ritmo de las cosas y/o pondrán a prueba la fortaleza y la constancia de los protagonistas de ésta larga y valiosa travesía. Curiosamente, dos actrices debutantes en el cine, Sally Field y Katherine Justice, pondrán los puntos más altos en la trama, y con sus especiales personalidades, generarán situaciones sorprendentes y de altísima relevancia. Años después, la Field sería una gran actriz merecidamente oscarizada; y la rubia, Justice, sería reclamada en numerosas series televisivas.

Y miren lo curioso, durante el rodaje, Richard Widmark y Robert Mitchum, se mantuvieron muy molestos con Kirk Douglas porque, con frecuencia interfería en las decisiones del director, Andrew V. MacLaglen… sin embargo, éste solía imponerse, y ese resquemor entre los actores, hizo más creíbles las marcadas diferencias que tenían como personajes.

En lo que a mí respecta, creo que, <<CAMINO DE OREGÓN>>, es un western importante.

Título para Latinoamérica: <<EL CAMINO DEL OESTE>>
Luis Guillermo Cardona
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10
20 de abril de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al menos un cuarto de siglo atrás, el director Claude Sautet, había presenciado una escena en un café que quedó grabada en su mente: Un anciano que se hallaba con una mujer mucho más joven que él, le extendía un cheque que daba pie para pensar cosas maliciosas de este tipo: “Ella es una prostituta y él le está pagando por lo que hicieron antes”. “Le está haciendo un préstamo que luego buscará cobrárselo en especie”… o “le está pagando el salario que cualquier proxeneta le pagaría a su explotada”.

En 1994, cuando éste recuerdo volvió a su mente, Sautet pensó que era una idea perfecta para un guion, pero se le ocurrió entonces un motivo mucho más sano para justificar el cheque que el anciano le extiende a la joven: “Se enteró que ella tiene una deuda de alquiler, y como tiene mucho dinero, pagársela es para él solo un gesto de generosidad”.

Así comienza esta relación, que pronto se convertirá en una historia de especial amistad entre, un juez retirado dedicado a escribir y la mecanógrafa que toma sus dictados y lo ayuda a corregir. La manera como avanza esta relación es lo que hace de ésta historia un cuento muy especial, pues, cada personaje tiene muy fuertes sentimientos y necesidades afectivas que reclaman compañía. El señor Arnaud, es un hombre separado hace más de 20 años. Su exesposa vive en Ginebra, Suiza, con su nueva pareja, y sus dos hijos se mantienen bastante alejados. Por su parte, Nelly sufre también una crisis matrimonial y está a punto de separarse… así que, ambos, son un par de solitarios necesitados de alguien a quien darse.

La reserva con la que cada uno actúa: Arnaud para comunicar lo que siente y Nelly para comunicar lo que vive, hacen muy llamativa esta relación donde dos almas se encuentran de manera íntima y muy profundamente… pero cada una siente que hay barreras difíciles de traspasar por la marcada diferencia de edades.

El guion escrito por, Claude Sautet, Jacques Fieschi e Yves Ulmann, apunta a esas crisis de la tercera edad donde caben los vacíos existenciales; la sensación de frustración por lo hasta ahora logrado; y especialmente, el deseo incontenible de dar lo que nunca se ha dado, guardando la esperanza de poder redimirse. En el caso de Nelly, es la suerte de mujer, lúcida y aterrizada, cuyo más alto propósito es sentirse dueña de su vida y en cada relación hace algo por lograrlo. Lo que los une es el deseo de encontrar, de proyectarse… y de sentir que son alguien en un mundo que ante todo reclama SER.

Michel Serrault (evidente alter ego de Claude Sautet) y Emmanuelle Béart (la suerte de mujer que enamora con todo su ser), magníficos en sus interpretaciones, pues, consiguen brindarnos valiosa información con cada mirada, cada gesto y con cada palabra, aunque digan lo contrario de lo que piensan. Diría que su comunicación surge del alma y, en buena manera, uno logra sentir que está en aquel espacio donde hasta los objetos cobran cierto sentido, pues, los libros que van desapareciendo de los estantes son esa forma de vacío que el conocimiento nunca logró llenar.

Hasta ese gesto, en el aeropuerto, resulta tan elocuente que, el director ya siente que puede dejar en nuestras manos las decisiones que siguen.

<<NELLY Y EL SR. ARNAUD>>, es una película impecable.

Título para Latinoamérica: EL PLACER DE ESTAR CONTIGO
Luis Guillermo Cardona
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4
25 de septiembre de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adaptación de la novela “Golden Earrings” (1946), que la escritora húngara, Jolán Földes, publicara primero en Inglaterra, a donde se había asilado huyendo de los nazis durante la II Guerra Mundial, fue el primer compromiso que lograra en Hollywood el, por entonces, novel guionista (y luego director) Abraham Polonsky. Sin embargo, otro guion suyo (en solitario) se rodaba simultáneamente en The Enterprises Studios y “Body and Soul” -como se tituló esta segunda película- se estrenó una semana antes y fue un gran éxito que también sirvió de soporte a “EN LAS RAYAS DE LA MANO”, una película menor que Polonsky escribiera junto a Frank Butler y Helen Deutsch.

Aunque la dirige el acreditado, Mitchell Leisen, Polonsky no quedó nada a gusto con este trabajo, pues, además de sentir que, mucho de lo por él aportado se modificó o se dejó de lado, el resultado del filme tampoco es como para dejar muy contento a nadie. ¿Por qué?

El lado positivo de la historia -mérito de la novelista, aquí acreditada como Yolanda Foldes-, radica en su decidida reivindicación de esa minoría racial conocida como los gitanos, quienes durante el auge del nazismo fueron tratados como parias: perseguidos, maltratados, arrinconados, y muchos de ellos, asesinados.

En esta aventura, donde, un coronel inglés, consigue escapar de una prisión alemana dispuesto a cumplir con una difícil tarea que evitará muchas muertes (apoderarse de la fórmula mediante la cual se fabrica el gas con el que se extermina a los judíos), precisamente, una vivaracha gitana, hará llevadera su difícil tarea, brindándole amor, al tiempo que será su soporte y su brazo derecho para salvar los obstáculos que se avendrán en el camino.

Pero, también aquí, se presenta el eslabón más débil de la aventura, pues, Marlene Dietrich, trajeada y maquillada como una gitana, en nada resulta atractiva y más parece sacada de un austero circo… y Ray Milland, por su parte, luce como un seudo coronel al que le falta virilidad, arrojo y pinta de seductor. En su largo recorrido, insulso y muy poco emotivo, el cuento adquiere pinta de comedia con muy poca sal… y no pude evitar recordar las tontas, “Road to…” que protagonizaban, Bob Hope y Dorothy Lamour, porque ¡ni más ni menos!

Sólo cuando el filme adquiere su tono dramático ante cada presencia de los nazis, el río vuelve a su cauce y se alcanza a alentar una esperanza que, lamentablemente, no tarda en desvanecerse. ¿Fue Leisen, los guionistas que revisaron la historia o el productor ejecutivo el que cambió las cosas para aligerarles su peso ideológico? No lo sabemos con certeza, pero, por fortuna, Abraham Polonsky triunfó rotundamente con su magistral guion para “Body and Soul”, y esto abriría la puerta para que, al año siguiente, pudiese además dirigir su siguiente trabajo: “Force of Evil”.

Mención para la brillante interpretación que logra la Dietrich de la cítara, instrumento que apenas aprendió a tocar en sus descansos de rodaje.

Título para Latinoamérica: LOS ARETES DE LA GITANA
Luis Guillermo Cardona
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