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España España · Cádiz
Críticas de Jesús
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Críticas 14
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
5 de noviembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lost in translation o perdidos en Tokyo. Porque eso es lo que ocurre en la pelí­cula de Sofia Coppola, que los dos protagonistas están perdidos en Tokyo, pero perdidos en el más amplio sentido de la palabra. Cuando he dicho que la pelí­cula es de Sofia Coppola es porque es de ella, en todos los aspectos salvo quizás en la fotografí­a de Lance Acord. ¿Por qué digo esto?, pues porque Sofia dirige, produce, escribe, vamos lo hace todo y todo bien.

Muchos dirán que Lost in translation es la tí­pica historia romántica entre dos personas que se enamoran, girando todo el argumento sobre este hecho. Pero Lost in translation es mucho más, al menos en su primeros dos tercios de rodaje. Y ¿por qué es distinta y no es la tí­pica comedia romántica? pues es sencillo y uno se da cuenta enseguida, el humor es muy bueno y Bill Murray de eso sabe mucho. Lejos de ser un humor de diálogos (que los tiene muy buenos), la cinta rebosa humor de situación. Son las situaciones en las que se ven envueltos los personajes las que provocan la risa. Y esto se consigue con la forma de rodar de la directora, pausada y centrándose en las interpretaciones de sus actores.


El Japón que vemos en Lost in translation es bastante real, aunque no idí­lico, porque Sofia Coppola conocedora y amante del país, como ella misma ha declarado, filma un Japón de dos caras, la cara amable, de la profunda cultura, la tradición, la paz y los paisajes, y la cara más occidental, más histérica, de luces de neón, colores chillones, jpop, pachinko y karaoke. Es posible que alguien piense que en ocasiones se busca el humor basado en ridiculizar la cultura japonesa, pero lo que hace el guión es narrar situaciones ridí­culas vistas desde los ojos de dos personas de culturas distintas a la del pañ­s donde están. Es en este punto donde se producen escenas de gran comicidad, mal entendidos y conversaciones en idiomas distintos sin que ninguna de las partes entienda a la otra.

En este caos que es Tokyo, los dos protagonistas, Scarlett Johansson (Charlotte) y Bill Murray (Bob Harris) se enamoran, pero no se enamoran como pueden hacerlo dos adolescentes, se enamoran porque lo necesitan, porque los dos están perdidos y faltos de cariño. En puntos de la vida distintos, él en su madurez y ella recién casada en plena juventud, los dos son iguales, almas gemelas en un punto muerto. Toda esta historia se ve apoyada por las buenas actuaciones de una serie de actores japoneses que cumplen con nota. Decir para ser objetivo que el último tercio de pelí­cula puede resultar algo melodramático, pero de alguna forma tenemos que llegar al desenlace final.

No puedo decir más, sólo que os recomiendo la pelí­cula, que si podéis vayáis a verla. Seguro que si Sofia Coppola sigue por este camino nos dará muchos años de buen cine.
Jesús
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6
5 de noviembre de 2010
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Aunque mi nota no es muy elevada, porque la película no da para más, sí he de admitir que me ha parecido un retorno a la serie B pura, un regreso a aquellos videoclubs de finales de los 80 y principios de los 90, donde, sin tener mucha información, uno se dejaba llevar por las carátulas de las cintas de los expositores, y donde se descubrían auténticas "joyas" del cine, que con el concepto blockbuster empezaron a desaparecer.

Una película macarra, con mala baba y un agradable retorno a otros tiempos, no sé si mejores, pero quizás si mas inocentes y con menos pretensiones.
Jesús
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10
25 de julio de 2007
32 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Robert E. Howard creó en 1932 en la revista Weird Tales a Conan, poco pudo imaginar que su personaje, décadas después, iba a convertirse en un fenómeno mundial gracias sobre todo a los cómics de los 70 de la Marvel y por supuesto, a la película.

Tras convertirse en una de las colecciones de cómics más vendidas de la época, gracias a la labor al guión de Roy Thomas y de excelsos dibujantes como Barry Windsor-Smith, John Buscema o Gil Kane, el cine por fin se decidió a lanzar una película de "Espada y Brujería".

Es en el año 1982, de la mano de John Milius (guionista de Apocalypse Now, recuerden) a la dirección y protagonizada por un escultural Arnold Schwarzenegger (nadie se adaptará mejor al Conan dibujado por John Buscema), que alcanzó la fama gracias a su recreación del personaje, cuando llega a los cines esta adaptación, y revienta las mentes de toda una generación, que descubren el género de "Espada y Brujería" gracias a esta película.

John Milius está acertadísimo en la dirección y respaldado por el gran Duke Callaghan a la fotografía, Oliver Stone al guión y una banda sonora irrepetible del fallecido Basil Poledouris.

La puesta en escena poderosa, sucia, nos lleva de la mano a la Cimmeria natal de Conan, donde somos testigos de su esclavización desde muy pequeño (Jorge Sanz, si alguien todavía no lo sabe, es el que interpreta a Conan de pequeño) y de su transformación en la edad adulta en una máquina de matar. Aún así, Conan demuestra destellos de bondad a lo largo de toda la película, que confirman su personalidad.

El concepto "héroe a su pesar" está presente a lo largo de toda la película, donde, al igual que en las novelas de Howard o en los cómics de Thomas, Conan debe salvar el mundo, o acabar con el villano, porque le pilla enmedio de la situación, y si no acaba con la amenaza, él será el asesinado.

El villano principal, Thulsa Doom, está interpretado con gran austeridad por James Earl Jones, con esa voz tan maravillosa que podréis apreciar si véis la película en versión original. Thulsa Doom es mago, y la magia es lo único que teme Conan, con lo que ahí tenemos el conflicto principal de toda la vida del personaje.

Sangre, sudor, sexo, magia... todo acontece en esta película de una manera que no te da lugar a respirar, y Schwarzenegger aquí es más grande que la vida misma, rezumando esas características del superhombre nietszcheano.

Las batallas están muy bien coreografiadas, el guión es sólido, todos los personajes son carismáticos (mención especial a la bellísima valkyria Sandahl Bergman), la escenografía es espectacular (la película fue rodada íntegramente en España, sobre todo en Almería, excepto el inicio en los bosques nevados, que se rodó en Segovia) y la música acaba de rematar un todo que forma para mí, una de las mejores películas de aventuras de la historia del cine.

La mejor palabra que tengo para definir esta película es fascinante.
Jesús
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8
23 de julio de 2007
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la magnífica Conan el Bárbaro (obra magna de John Milius), el cine de aventuras de espada y brujería eclosionó, dando lugar a muchas películas mediocres, y otras no tanto, y abriendo el camino a películas como El Señor De Los Anillos.

Y desde ese Conan, hasta este Guía del desfiladero, ha pasado tiempo, demasiado, pero Marcus Nispel (director del excelente remake de La Matanza de Texas) ha aportado su devastadora personalidad tras la cámara, creando una auténtica maravilla de film de aventuras, con un Karl Urban muy carismático y donde constantemente se hace referencia a clásicos como Acorralado o la reciente Apocalypto.

Hacía tiempo que no se estrenaba una película tan buena de estas características. No pierdan la oportunidad.
Jesús
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9
3 de julio de 2007
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror ha pasado (y está pasando) una grave crisis. Guiones casi calcados, niñatos guapos insoportables como protagonistas y en muchos casos, plagios abiertos de producciones clásicas. Afortunadamente, estos años nos han venido con cuentagotas varias películas de calidad que nos han descubierto jóvenes valores que han debutado en uno de los géneros más difíciles del cine, y ahí tenemos a Marcus Nispel con su gran remake de "La matanza de Texas" (el primer remake, no la precuela patética que se estrenó hará poco) y Alexandre Aja con otro remake (en esta ocasión bastante superior al original de Wes Craven), "Las colinas tienen ojos", a los que hay que añadir a Zack Snyder con su "Amanecer de los muertos" y como no, a Danny Boyle con la primera parte de la película que nos ocupa: "28 días después".

En esta ocasión, el bueno de Boyle cede el testigo al español Juan Carlos Fresnadillo, autor de "Intacto", una de las pocas pelis recientes que se salían del canon del cine español. Y la verdad es que ha acertado de pleno con la elección del director. Fresnadillo demuestra fuerza a lo largo de toda la película, sabe mover la cámara como hacía mucho tiempo que no veía en un director joven, usa la música de manera sobresaliente a lo largo de toda la cinta y nos transmite a la perfección el agobio de encontrarse sitiado por una legión de "infectados". Míticos a este respecto son los primeros quince minutos, que valen por sí solos el triple que muchísimas películas recientes del género. La verdad es que es triste que aquí solo sepamos hablar de Almodóvar cuando hay muchísimo talento que se tiene que ir de España, caso de Sergi Lopez (visto en "El laberinto del fauno"), emigrado a Francia, o del mismo Fresnadillo.

Hay escenas memorables por doquier, las vistas de un Londres contaminado son sobrecogedoras, las difíciles decisiones a tomar por nuestros protagonistas, y, como si fuera una película a la vieja usanza, aquí no hay héroes que valgan. Porque en esta película, nadie está a salvo. Sobresaliente película, no os la perdáis.
Jesús
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