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España España · Quién sabe dónde
Críticas de Aaron Blanco
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Críticas 20
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
22 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película preciosa que para mí es mucho más que una historia sobre samurais, honor, choque cultural, espadas, guerra... esa es solamente la piel que envuelve la fruta, la forma de contar la historia, ¡y es muy buena envoltura! No hay nada como contar bien una historia para que el mensaje subyacente llegue a la conciencia de las personas, como bien sabía Borges entre otra gente.

Detrás de esa piel está la meditación, la entrega del espíritu a un plan superior que no incluye necesariamente la idea de Dios pero sí la idea de que todo pasa por una razón y que uno es incapaz de comprender los caminos del azar y por qué las cosas pasan como pasan. Es por ello que tratan de no juzgar y tratan de entender que si las cosas pasan de cierta manera seguramente haya una razón invisible para nosotros. Es una película sobre zen, sobre la ausencia de mente, de nuevo, sobre la meditación: sobre entrar en un estado de no pensamiento, de absoluta reacción natural a cada circunstancia sin juzgar, sin convertir la situación en mental, sino dejándose llevar por el flujo de la vida y que sea ella la que haga y deshaga, la que "decida". Al final ese estado en el que se da una reacción natural y una ausencia de "estilo de lucha" es lo mismo que planteaba Bruce Lee después de acceder a los escritos y las conferencias de Krishnamurti: que uno no se puede dejar limitar por la escuela en la que se ha formado, que eso es un condicionamiento, te atacan así reaccionas y respondes de tal manera, que se trata de no tener ego, de no tener mente (no mind, Mushin que dicen en japonés). Y a ese estado se llega por la disciplina y por la fe en que todo ocurre por una razón.

Es una película que nos habla de cómo suceden los cambios, y de que da igual que tú desaparezcas, que tu forma de vivir desaparezca, que tu cultura desaparezca mientras dejes una semilla de una forma distinta de pensar y de actuar para que la siguiente generación pueda tomarla y seguir cuidando y haciendo crecer esa semilla. Al final la película trata de lo mismo que dice Pepe Mújica, que los cambios se dan a muchas generaciones vista, y que no no puede pensar solamente en su ego, en los frutos de su lucha en el momento presente, sino tiene que dejarse llevar mucho más allá y cultivar la fe y la esperanza de que, plantando semillas, poco a poco, generación a generación, vayamos haciendo las cosas mejor. ¡Y ese es el final de la película!, es el auténtico final de la película, no me lo invento. No es el final del encuentro con el emperador, el final es cuando todos los samurais han sido exterminados pero la comunidad que vivia esos valores sigue existiendo y seguirá diseminando sus enseñanzas hasta el final de los días, o hasta que por fin comprendamos, que nos está costando un rato largo.

La escena en la que Nathan Algren pide sake y Taka resiste el impulso de darle de deber a pesar de que su hermano (- Soy el jefe de la ciudad - Y yo soy la jefa de esta casa)... esa escena es brutal. La venganza le corroe por dentro y sabe que si le da sake ese hombre se va a matar a sí mismo y no va a sobrevivir a su enfermedad, y aunque lo fácil sería darle todo el sake que pide, no aguantar sus gritos y lamentos y que se mate a sí mismo, tira de disciplina mental y lo desintoxica porque entiende que si ese hombre está ahí debe haber alguna razón para ello. Después esto lo conversa con Katsumoto, exactamente esto mismo, y para mí esa es la escena central de la película.

Peliculón digo! :D
Aaron Blanco
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Mission Blue
Documental
Estados Unidos2014
7.3
199
10
26 de febrero de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha resultado un documento precioso, profundo, dirigido a las conciencias y duro, muy duro.

A través del acceso a ciertos los recuerdos vitales de Sylvia Earle descubrimos un océano muchísimo más profundo del que podíamos imaginar y, a su vez, tremendamente más sensible de lo que jamás hubiéramos pensado. La humanidad ha actuado como si el mar fuera suficientemente grande como para que nuestros actos no le afectaran, Sylvia nos lleva a través de un viaje en el que descubrimos que esto no es así, que tan ególatras como somos en otras facetas de la vida no habíamos calculado bien la capacidad de la humanidad de DESTRUIR los océanos y su biodiversidad, indicadores como la desaparición de la mitad de las barreras de coral desde los años 70 lo demuestran.

Una segunda parte nos proyecta hacia el futuro, un futuro, el de la protección de los océanos, promovido por (entre muchísimas más personas) una persona de 80 años que desborda vitalidad, emoción y pasión, palabras que describen estados vitales que durante algún tiempo la humanidad ha considerado enfermedades del alma. Me resultó increíble verla agitar los brazos con energía, proyectar esperanza con su mirada, verla recorrer los recovecos de sus memorias junto al mar con tristeza por ser observadora de la desaparición de hábitats en el mar por la actividad humana, tanto perforante, como proyectora de nitratos, como turística...

El documental está perfectamente montado a mi entender. Comienza poniéndote en la piel de una persona escéptica, poniendo en cuestión la voz autorizada de la protagonista para llegar a un punto en el que dice "sí os voy a hablar del mar es porque, gracias a mis años de inmersiones e investigaciones, he visto cosas en el mar que pocos podrían imaginar". A partir de aquí el documental cambia y, antes de llevarnos a las actuaciones del presente por las que ciertas personas la llaman radical (no olvidemos que radical viene de raíces), nos demuestra que es verdad, que es bien cierto que ella ha estado en lugares del océano a los que ha llegado poquísima gente, formando parte y liderando diversísimos proyectos de exploración del fondo marino, llegando a formar una profunda visión científica del mismo pero también espiritual. Este documental convence de que Sylvia es una persona autorizada para hablarnos de los retos a los que nos enfrentamos en lo que se refiere a la contaminación, a la sobrepesca y a la protección del mar.

¿A qué retos nos enfrentamos?, para responder a esta pregunta es muchísimo mejor ver el documental, os animo a ello, es precioso... y duro.
Aaron Blanco
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9
11 de enero de 2016
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Una película formalmente para todos los públicos puede contener reflexiones interesantes, y algunas de las que plantea esta película me han resultado muy atractivas. Esa mezcla de película para una gran mayoría con consideraciones profundas no se da muy a menudo, y este caso la verdad es que ha sido una agradable sorpresa por un filme que haciéndome reír sin acritud me da que pensar, lo cual agradezco últimamente, el que los creadores no pretendan hacerme daño a través de historias truculentas e imágenes "potentes" repletas de violencia y abstracciones.

Algunas de esas reflexiones de las que hablo.

La vida intelectual de Philippe se ve analizada desde una mirada que estando despojada de inocencia en muchos aspectos, sigue siendo cándida con respecto a una vida de lujo y de "placer intelectual", de elevados sentimientos y calmadas pasiones (similar a la que pareciera que llevan muchas de las personas que escribimos críticas en esta página). La energía desatada por el colapso de ambos mundos se libera a través de la válvula del humor y la comprensión en lugar del conflicto y la incomunicación como solemos acostumbrar a ver tanto en la ficción cinematográfica como en la vida misma. Esa mirada inocente nos hace ver lo absurdo de muchos elementos de la condición burguesa (especialmente la francesa).

Al mismo tiempo, y refiriéndome a lo que contaba en el párrafo anterior, vemos como lejos de guarecerse detrás de barreras levantadas por el ego (mecanismos de defensa) para defender cada cual su condición, su identificación con sus ideas y su estilo de vida, ambos viven la relación con las almas abiertas en canal y, a pesar de que en un primer momento pareciera que uno es impermeable a los elementos vitales del otro, vemos cómo van afectando a la vida de ambos y consiguen sacar lo mejor de ello.

Hay algunos elementos más de este estilo que me han fascinado, pero concluyendo, me quedo con una película que no trata de molestar y que con ello, a mi entender, es más efectiva que otras tentativas a la hora de tratar y comunicar ciertas ideas de comprensión y comunión, dos elementos tan necesarios en nuestra sociedad.
Aaron Blanco
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5
25 de noviembre de 2015
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una crítica tremendamente personal y altamente subjetiva diré que esta película tiene una ejecución técnica apabullante, tanto la fotografía como el sonido son de primera y las escenas realizadas con el steady cam muy bien pensadas. Lo interesante de la película, que se desarrolle con personajes sordos, es ciertamente interesante ya que, lejos de empujarte fuera de la trama, te abraza con ella al poner toda la fuerza de la expresividad en la imagen, en ese sentido no podemos ser conscientes de si el nivel de lxs actorxs (todos amateurs) es parejo ya que es difícil saber si están sobreactuando o no aunque a veces lo parezca.

Todos los elementos anteriormente expuestos son excelentes, ¿pero están puestos al orden de qué? De lo mismo de siempre, a saber, mafia, violencia, sexo, sufrimiento, maltrato, juegos de poder... esta película me ha pillado en un momento en el que siento que no es necesario incidir tanto en temas que ya están retratadísimos en el cine y que ya todos sabemos que existen y las cotas de sufrimiento que crean, que es momento de pararse a reflexionar (desde el cine y las otras artes) salidas a esos círculos de maldad y sufrimiento en el que está inmersa la humanidad, reflexionar sobre nuevas formas, nuevas alternativas, nuevas vías. Me resulta demasiado fácil y poco interesante hacer un guión sobre los mismos temas de siempre, me resulta desagradable que un altísimo porcentaje de directorxs deseen molestarme, ponerme mal cuerpo... siento que haciéndole a la gente sentirse mal con las miserias de esta humanidad poco se avanza para superarlas, sino más bien incluso al contrario, podrían crear sentimientos de fatalismo y conductas de agresividad desviada.

Hace tiempo, como decía en el título, que a mí me sobran películas como estas.
Aaron Blanco
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5
31 de octubre de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
Es un poco eso, me ha resultado una película que siento que ya había visto antes de verla, en múltiples ocasiones además. Tiene un interesante tratamiento dinámico del color, el tono de las escenas varía mucho según como se sienta el personaje en ese momento. Y la pareja tiene algo íntimo muy interesante. Pero la historia ya está muy vista. Hay reversiones de historias que resultan interesantes porque suponen un enfoque fresco o así, pero es que esta no te da nada distinto a otras tantas historias que has visto antes.

La escena final es preciosa, muy bonita, quizás si se hubiera dejado llevar más por esta vena... una pena. Pero bueno, es lo que hay.
Aaron Blanco
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