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España España · Córdoba
Críticas de Talía666
Críticas 1,441
Críticas ordenadas por utilidad
3
15 de diciembre de 2022
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una serie no apta para diabéticos, lo advierto desde ya. El índice de glucosa por capítulo es de tal nivel que podría reventar hasta a un elefante.

Sólo hay tres cosas que yo destacaría y que han conseguido que la haya visto hasta el final, y ésos son los 3 puntos que le doy.

Serían los siguientes:

1. Las margaritas. Las protagonistas se zampan todos los días unas jarras de margaritas de todos los sabores, colores y variedades que me han hecho babear considerablemente, dado que la margarita es mi cocktail favorito. Un punto muy a su favor.

2. Las luces. La acción transcurre en ese tipo de pueblito que tiene iluminación por todas partes. Calles, casas, arbolitos, todo iluminado. Es tal la profusión de luz que parece vivir en una permanente Navidad, y como la Navidad es también mi época del año favorita le doy otro punto.

3. Las tres protagonistas. Me encantan, cada una en su estilo. A pesar de lo beatas, de lo hiperglucémicas y de lo petardas que se ponen a veces, tengo que decir que son tres mejores amigas de ésas que a una le encantaría tener. Que están siempre ahí, para todo, a cualquier hora, que nunca te fallan. Incondicionales. Ése es otro punto muy favorable, la verdad.

A ver, la serie es inclusiva hasta la ridiculez. No falta un colectivo en el pueblo, ni por color, ni por religión, ni por tendencia sexual. Hay para todos los gustos, chinos, negros, blancos, gordos, flacos, cachas, homos, heteros... si acaso falta algo sería un trans. Es lo malo del exceso de diversidad, que siempre habrá un colectivo que se sienta marginado porque entre tanta inclusividad se ha quedado fuera. Además, seamos sinceros, con tanta diversidad falla la veracidad. Las probabilidades de que en un pueblo pequeño haya tal cantidad de gente de tan variado pelaje son francamente muy escasas, por no decir nulas.

Las mismas tres protas son una gorda gordísima, una negra supercachas y una bajita pelirroja que parece una princesita Disney. Todas sin excepción se enrollan con maromos de muy buen ver. Hay mezcla amorosa tanto de colores como de guapura como de complexión física. Por supuesto no falta la pareja ideal de amigos gays. Tampoco el típico canto a la sororidad universal. Y naturalmente también están los inevitables malos corruptos, que nunca pueden faltar en un pueblo de estas características, sobre todo para resaltar lo buenísimos que son los buenos.

Hay que felicitar a la creadora, Sheryl J. Anderson, que por lo visto es también la autora de los libros en los que se basa la serie. Ha conseguido crear un mundo superyuppi de bondad, paz y amor que resulta grato de visitar y no complica demasiado la cabeza. Si acaso yo diría que, aparte del exceso de almíbar, le sobra también una mijilla de meapilismo, dado que los personajes se pasan media vida en la Iglesia, que la pastora de la congregación es algo así como la psicóloga de todo el pueblo y que prácticamente todo lo hacen en el nombre del Señor. Da bastante repelús, la verdad. Menos mal que luego lo compensan con el toque salado de las margaritas.
Talía666
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3
25 de marzo de 2019
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres razones básicas por las que esta película es de obligado visionado:

1. Julia Roberts sale horrible con una peluca infame que destrozaría la reputación de la Cenicienta más preciada. Cuesta creer que esa mujer algún día protagonizó una película llamada "Pretty woman". Es la venganza perfecta para todas las que alguna vez la odiamos por meterse en una bañera con Richard Gere.

2. Jennifer Aniston sale casi todo el tiempo también bastante adefesio. Otra venganza perfecta para las que durante años la odiamos por haberse metido en la cama con nuestro adorado Brad Pitt.

3. El director Garry Marshall puede contribuir enormemente al tan necesario aumento de la natalidad en el país. Es difícil resistirse a su idílica visión de la maternidad, que transcurre en hermosas casitas con preciosos jardines en los que celebrar fastuosas fiestas infantiles de cumpleaños. Entre eso y la carita de felicidad de Irene Montero desde que está perennemente embarazada, la pirámide poblacional española puede aún salvarse, y con ella las pensiones.

Aparte de eso, una peli intrascendente más de ésas que se ven la mitad del tiempo con una sonrisita boba en la cara y la otra mitad con los ojos en blanco de la vergüenza ajena.
Talía666
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5
26 de octubre de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que ha sido un poco impactante para mí enterarme a estas alturas de que la Perestroika, la caída del muro y todo lo que supuso el final de la guerra fría es algo que debemos al señor Farewell y sus documentos secretos.

Toda la vida pensando que todos esos acontecimientos históricos ocurrieron debido a una serie de circunstancias geopolíticas y económicas supercomplejas y resulta que no, que es que un señor ruso empezó a pasarle información a otro francés y entre los dos desmontaron la parafernalia de espionaje que tenían los soviéticos montada y entonces Gorbachov, como ya no se enteraba de nada del enemigo, no tuvo más remedio que empezar a plantearse lo de la Perestroika, o sea, abrirse al capitalismo y abandonar la utopía comunista.

En fin, como suele pasar en todas las historias basadas en hechos reales, esto se parece a un posible hecho real casi tanto como se parece Paquirrín a sus hermanos Rivera Ordóñez. Probablemente haya un trasfondo de veracidad en lo que nos cuenta Carion, sin duda, pero debe de estar tan oculto entre la espesura de lo inventado que es difícil discernir su alcance.

Cuidado, no es que dude de la existencia de Farewell ni de la importancia de su sacrificio personal ni de la trascendencia de sus informaciones, pero vamos, que atribuir casi por completo a este personaje el fin de la guerra fría, me parece... pelín aventurado. Y estoy siendo muy fina.

Curiosamente los dos protagonistas, el espía ruso y el francés, están interpretados por dos directores de prestigio: Emir Kusturica y Guillaume Canet. Joder, menuda panda. Casi me los puedo imaginar montando una troika creativa con Christian Carion, que al final es el que firma la cosa. Nos montamos una troika pa explicar la Perestroika.
Talía666
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5
13 de abril de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba Hitler loco? Pues Menno Meyjes parte de la tesis de que sí, de que estaba muuuuuuuuy loco, y además tenía una serie de aspiraciones artísticas que, al no verse satisfechas, lo llevaron a descargar esa frustración en la política, fundamentalmente en su odio hacia los judíos. Vamos, que Hitler exterminó a chiquicientos millones de judíos porque un pasante de arte judío no le hizo la ola cuando le enseñó sus cuadros. Hombreeeeee!

Yo es que no creo que Hitler estuviera tan loco como Meyjes pretende y como se refleja en la demencial expresión de Noah Taylor a lo largo de todo el film. Yo creo que Hitler era un tarado, sí, y probablemente un maniático antitabaco, antialcohol y antitaurino, seguro. Pero en absoluto me creo esa dicotomía pintura-política que se plantea en la película como si se tratara de dos talentos contrapuestos que están en liza y como si sólo uno de ellos pudiera imponerse. Ohhhhhh, qué pena, como Hitler no pudo desarrollar su carrera artística, qué iba a hacer el hombre sino planificar exterminios a mansalva?

Y como lo de Hitler no me termina de convencer demasiado, paso de él olímpicamente y (la primavera qué mala es) me dejo seducir por el personaje de John Cusack. Qué savoir faire, qué elegancia, qué mirada, qué carisma, qué todo!!! Max, ese macho con aroma de hombre de verdad, que manco y todo, con una sola manita tiene satisfechas y totalmente entregadas a dos señoras de rompe y rasga: la suya propia y otra de alquiler. Un verdadero paradigma de la optimización de recursos.

Señores que con las dos manos intactas son incapaces de cumplir medio aceptablemente con sus novias y esposas, tomen nota. Igual les convendría cortarse un brazo para conseguir la técnica impecable de Max-Cusack.

O a unas malas, igual se reencarnan en Cervantes y escriben El Quijote.
Talía666
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Bicicleta, cuchara, manzana
Documental
España2010
7.1
2,457
Documental, Intervenciones de: Pasqual Maragall
2
7 de marzo de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver este documental una se queda con la duda de si ha visto una historia sobre la enfermedad de Alzheimer o bien una elevación a los altares de la figura indiscutiblemente atractiva de Pascual Maragall. Una especie de hagiografía en vida, vamos. Pero la cosa, me temo, va más por lo segundo.

Desde el primer momento se hace hincapié de un modo insistente en que la forma de abordar la enfermedad de Maragall es extraordinaria, ejemplar y valiente, vamos, la de un hombre fuera de lo común, la de un luchador nato. La sensación que queda es que el resto de las personas que son diagnosticadas de esta terrible enfermedad la afrontan cobardemente, se hunden en la miseria y en absoluto le echan la energía y los cojones de este señor. Por lo visto el hecho de que haya montado una Fundación para investigar sobre el mal le convierte en una especie de gurú del Alzheimer, un mecenas de la salud mental.

No, mire usted; la principal diferencia entre este señor y el resto de los mortales es que su posición, sus medios económicos y su evidente carácter público le permiten hacer este tipo de cosas. Ni es el primero ni el único; la lista de celebridades que padecen un mal y se dedican en cuerpo y alma a luchar contra él, recaudar fondos y propiciar todo tipo de investigaciones es larguísima: Carreras con la leucemia, Gemio con las enfermedades degenerativas infantiles, Christopher Reeves con la investigación en células madre, etc. Es más, toda esa gente que padece esas enfermedades llamadas "raras" que no interesan a nadie, fijo que se daría un canto en los dientes por que a algún famoso le tocara la china y moviera cielo y tierra por encontrar un remedio para su mal. Es un clásico, y además entra dentro de lo normal.

De por sí ya este tono hagiográfico a mí me echa bastante para atrás, porque soy poco propensa a regocijarme con las vidas de santos. Pero si esto fuera poco, lo peor es que se intenta huir tanto del dramatismo y del morbo que podría provocar el tema que no parece que esté una viendo una película sobre el Alzheimer. No creo yo que las personas que estén padeciendo en su familia este terrible mal puedan sentirse mínimamente identificadas con la historia de este señor simpatiquísimo, con tanta vitalidad, que habla con todo el mundo por la calle y se enfada porque le esconden las llaves de su coche para que no conduzca. Vamos, si no fuera porque una sabe que este documental va sobre una persona con Alzheimer nadie lo diría. (Al spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talía666
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