LA VíCTIMA: es de carácter cobarde, incapaz de plantar cara, producto de la misma inseguridad en sí mismo que padece, paradójicamente, su agresor. Las primeras veces tan sólo se violenta un poco y lo deja correr, tratando de pensar en otra cosa y restándole importancia. Pero una vez se hace “oficial” tanto a sus ojos como a los de sus compañeros que es la víctima preferida del matón de turno, entra en una espiral depresiva de terribles consecuencias. Ya aquí, se avergüenza hasta el límite de optar por continuar en esta penosa situación, antes que revelar a los adultos (que deberían haber velado por su seguridad) que necesita ayuda. Y si por casualidad se arma de valor y lo confiesa, y el adulto se hace el sueco y se desentiende, entonces el colapso mental y la sensación de desamparo son absolutos: la auto-estima se va al garete definitivamente, ya sólo le queda el consuelo de pensar en que ‘dentro de diez años yo seré universitario y me casaré con una chica muy guapa, y él será lechero y morirá en un accidente laboral’, cosa que por cierto, se cumple casi siempre. Y en una edad muy concreta en la que la popularidad de cara a la multitud es probablemente la prioridad, que se mantenga dicha tesitura poco tiempo hace que todo quede un trauma que se superará al cabo de los años; pero si este abuso de poder se prolonga demasiado, se puede dar lugar a...

(Ya sí 'spoiler' de verdad.)

...esta película. Algo novatilla, y con el estilo de “cine-de-autor-europeo” con el que yo me meto a menudo, pero que no obstante, consigue mantener la tensión hasta el final, y el mismo resulta lo bastante fuerte como para agradar. Otro final más triste me habría decepcionado. Pero como el director ha decidido, al menos en la pantalla, darle a esos pequeños hijos de puta su jodido merecido, digamos que ha logrado ganarse mi simpatía. La recomiendo.

Y a propósito, que no me parece del todo inverosímil, ¿eh? Os revelo el secreto de que, cuando era pequeño, en ambos momentos, fraguaba en mi mente planes de asesinato: en el primer caso, por llana maldad; en el segundo, por pura rabia, impotencia y ansia de venganza.

PROPAGANDISMO: ¿has visto la peli? Entonces explicarlo es tontería, hasta Carrillo se avergonzó de ver un retrato tan poco creíble y demonizador de la visión que tiene este "simpático" mejicano de los militares españoles de posguerra. Y los maquis, cómo no, guapos, altivos, amantes de la libertad, justicieros, astutos y... ¿ganadores? Vaya, creo que Guillermo de la Vaquilla (a toro evidentemente no alcanza) se documentó leyendo panfletos anarquistas de mediados del 38, porque libros de historia en esta cinta se ven pocos.
REVISIONISMO: un poco imbécil la escena en que un militar se pone a pregonarle una y otra vez a cuatro desgraciados aquello del pan de Franco, ¿no? Lo típico, además de malvados, eran retrasados mentales (joñe, igualito que el director de esta caca, qué coincidencia).
SIMPLISMO: me encanta la manera que tiene el capitán malo doctor Maligno de quitarse los problemas de encima, sea su mujer, sea su hijastra, sea el médico, sean los maquis, sean unos cazadores o sean las hemorroides de su ojete: a tiro limpio y sin pensarlo dos veces. Que a propósito, ¿pero dónde coño están?
CUENTISMO: ¿se puede tomar más tiempo el director en revelar algo que ya sabíamos absolutamente todos, o dando más rodeos absurdos?
TEDIO: a medida que la cosa avanza y ves que todo sigue básicamente igual que al principio, los ojos se te van cerrando o directamente se te desvían a otras cosas.
PEDANTERíA: qué calor da el Fauno dichoso, qué manera más pretenciosa de contar un cuento fantástico, qué pesado es, qué gilipuertas que son los monstruos a los que hace enfrentarse la niña, QUÉ ASCO DA TODO.
INTERPRETACIóN: pues vaya, para mí que Sergi López borda el papel de su vida, lástima que para esta bazofia. El resto, los cuatro enchufados de siempre, actuando tan genial como siempre, con mención especial para la niña con cara de atontada perdida y para Ariadna Gil, ininteligible forever.
FANTASíA: creo que ni uno solo de los personajes que aparecen en todo el metraje se comporta con un mínimo de entidad realista. Quizá los árboles...

Resumiendo que me estoy ya alargando mucho: Guillermo del Torito, DAS ASQUITO.