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España España · Valladolid
Críticas de Alberto Monje
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Críticas 69
Críticas ordenadas por utilidad
2
31 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos nos hemos sentado una tarde a ver una película y hemos terminado viendo una de Antena 3. Ves una o quinientas y te das cuenta de una cosa: todas son iguales: padre mata a hijo, hijo mata a padre, padre desaparece, hijo desaparece, madre encuentra a hijo desaparecido, hijo encuentra a madre desaparecida. No falla. Lo que nunca le ha pasado a nadie (espero) es encontrarte con una película de este tipo en un festival de prestigio como es la Seminci, y, menos, dirigida por una directora “buena” como Margarethe von Trotta.

El argumento de esta película es bastante simple: la madre de Sophie, una famosa cantante de ópera, murió hace muchos años. Sin embargo, su padre descubre que en Estados Unidos, una mujer igual que su madre y con la misma voz, está actuando en la ópera. Desde este momento comienza un drama familiar que nunca sabe si mata o espanta.

El mundo abandonado es un completo desastre. Tiene una trama que nunca llega a interesar, vemos cómo poco a poco los protagonistas van descubriendo la solución al nada apasionante misterio del film, pero nos da igual. No nos importa si en realidad el personaje de Barbara Sukowa, la “otra” cantante de ópera, es su madre de verdad, un clon, un alienígena que se ha convertido en ella o todo es un sueño de Resines. Ni siquiera la actriz alemana, que deslumbró con su interpretación de Hannah Arendt, es capaz de sacar adelante la trama. Por otro lado, el resto de personajes son calcados a cualquiera de las películas de Antena 3 a las cuatro de la tarde. Si toda la película en sí no es buena, el final la deja en peor posición. Pocas veces he visto un final feliz tan desaborido y soso. Menos mal que, por lo menos, pudimos ver la película en versión original, seguro que hasta el doblaje dejaría que desear.

Tenía muchas ganas de ver esta película. Hannah Arendt, el anterior film de la alemana, fue un bombazo. Sukowa, como ya he dicho, hacía una actuación para enmarcar. Por lo tanto, parecía que, como mínimo, algo decente tenía que salir. Pero no fue así. El cine a veces te muestra su cara amarga y esta vez tocó con El mundo abandonado. Las Navidades son épocas para ir al cine a ver películas más livianas y familiares. No vayáis a verla, esperad a que la emitan en Antena 3 una tarde y os ahorráis unos euros.
Alberto Monje
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3
21 de noviembre de 2013
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucha expectación hay con esta segunda película de la joven directora catalana que debutó en 2009 con “3 díes amb la familia”, que ya ganó el Goya a la Mejor Dirección Novel y tres premios más en el Festival de Málaga.

¿La expectación hacia la película es merecida? A mí, “Tots volem...” me ha decepcionado. No es que la película no me haya horrorizado, pero hay matices que no. Y en eso voy a intentar recalcar ahora.

La película en sí trata de la búsqueda de libertad del personaje de Nora Navas, Geni. Quiere ser libre de la familia, de las obligaciones, del médico, y, en general de todo lo que le rodea. La monotoniedad de la que quiere huir es la que puebla la película en todo momento, dándonos un toque final tan cojo, como el personaje principal. Había escenas en las que he estado un poco perdido, realmente no sabía lo que pasaba, ni lo que iba a pasar. Y eso te da malas sensaciones que luego al salir a ver la película se notan.

Lo mejor del film, sin ninguna duda, es la brutalísima interpretación de Nora Navas, que comprende bien a su personaje y lo lleva a buen puerto. Eso sí, su genial interpretación contrasta con las ordinarias del resto del elenco, el cual no vamos a recordar como muy lucidos al salir de la proyección. Aunque alguno, como el de la hermana de Geni, sí que tengan momentos más agradables que han arrancado alguna risa entre los asistentes, en general todos han estado bastante secos.

La película se hace bastante larga, además parece que la directora no tiene muy claro que forma la quiere dar: a veces comedia, a veces drama, a veces tragedia... un gran ejemplo de esto es el uso de la música, la cual no está aprovechada al cien por cien.

Personalmente, creo que la historia tenía mucho potencial, y que podría haber sido una genial película que arrasara en los festivales. Ahora mismo, el único premio que la veo en la 58 Semana Internacional de Cine de Valladolid es el de actriz a Navas, el resto lo veo muy difícil. Pero por el potencial de la trama, yo creo que la futura carrera de la directora va a ser muy prometedora, ya que si es capaz de crear esta historia, puede llegar a saber llevarla a cabo.
Alberto Monje
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7
10 de julio de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una sección centrada en conocer más sobre la Rusia actual, una película como Zoology tiene todo el sentido del mundo. En un pueblo cualquiera de su extensa geografía, se extiende el rumor de que existe una bruja a la que le ha crecido una cola por pecadora. La mujer en cuestión es Natasha, una mujer solitaria entrada en los 50 años que vive con su madre. Ella guarda el secreto de su nuevo miembro mientras en el pueblo crecen las habladurías sobre esta mujer que, parece, tiene poderes para matarlos a todos.

Lejos de centrarse en la ciencia ficción, a su director y guionista no le interesa para nada el por qué del crecimiento de esta cola, esto es un simple mcguffin para descubrir sus consecuencias tanto en la vida de esta curiosa mujer, como en su entorno. De esta manera, Zoology se convierte un estudio sociológico sobre la Rusia actual y sus ciudadanos. Natasha, interpretada a la perfección por Masha Tokareva, conseguirá encontrar el amor y olvidarse de las habladurías del pueblo. Sus compañeras de trabajo se ríen constantemente de ella y le hacen bromas pesadas, pero de alguna u otra manera gracias a su nuevo apéndice, consigue aprender a vivir de otra manera.

El personaje principal descubre que, pese a tener una cola de mono, el resto de la sociedad se parece mucho más al mundo animal que ella misma. Esa cola es una gran metáfora sobre lo que nos hace diferentes y la importancia de ser uno mismo. Frente a una sociedad cerrada, extremadamente religiosa, solo queda cada uno para conseguir la felicidad como cada uno la comprenda. Gran película a descubrir tanto para amantes de la ciencia ficción como para los de las buenas historias humanas.
Alberto Monje
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8
21 de febrero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera película de Orson Welles como actor y director tras su obra magna: “Ciudadano Kane”. En ella narra una historia caracterizada por su simpleza. Pero el joven realizador en su condición de gran narrador no deja que los clichés y las historias sencillas empañen una historia terriblemente humana.
No es la mejor película de Orson Welles, ni lo quiere ser. Se le puede achacar muchos errores, pero técnicamente y cinematográficamente es impecable, quizá le falle la ordinariez de su historia, pero el director da una lección de cine en condiciones como sólo él podría hacer. Lo que la convierten en una experiencia en cine, y, sobre todo, cine negro altamente disfrutable.
Ya he mencionado que Orson Welles es un genial narrador de historias, cuida hasta el más mínimo detalle sus escenas y sus personajes, detalles que se nos pueden pasar por alto, pero que dan fe de su gran talento y maestría.
Querría empezar por el uso de la música. Siempre utilizada como acompañamiento sentimental del espectador, así como leit motiv del personaje que desencadena la obra: Charles Rankin. Cada vez que él aparece en escena, música oscura, tenebrosa y lóbrega llega a escena. El director no deja que el espectador esté engañado, como todo el pueblo lo está, de que este personaje es un hombre honrado y la música que lo acompaña durante todo el film no deja lugar a dudas: Rankin es un hombre malo.
El siguiente detalle técnico cuidado hasta la extenuación es la iluminación. Al igual que la música nos ayuda a ver la verdadera humanidad (o falta de ella) de nuestro protagonista, siendo ésta muy lúgubre cuando está él en pantalla y muy luminosa cuando están el resto de personajes.
Pero una buena película lo es si lo son los personajes, y ésta no es una excepción. En primer lugar, Charles Rankin, el coronel nazi huido, es un hombre que un día huyó de su pasado y que pensó haberlo ya enterrado todo, pero al aparecer Wilson por el pueblo, su preocupación aumenta minuto a minuto al ver el final que parece inevitable. Orson Welles hace un gran trabajo interpretando a esta repugnante persona, su semblante durante todo el metraje es rígido y frío. El contrapunto a Rankin es Wilson, el inspector que le va a investigar. Y este personaje perfectamente podría haber sido creado por Sir Arthur Conan Doyle ya que su astucia e inteligencia le permite darse cuenta de pequeñas cosas de las que nadie parece percatarse. Parte de su astucia viene dada por su capacidad de doblegarse, de hacerse pasar por una persona totalmente diferente de la que es y así conseguir datos de los vecinos del pueblo. Precisamente esto es lo que le falta a Rankin, que es incapaz de esconder por completo su identidad dejando entrever cada vez más su verdadera persona. Acompañando en todo momento a Wilson está Noah Longstreet, cuñado de Charles Rankin que se entera del hombre que realmente es el marido de su hermana y no puede ocultar su preocupación por el peligro que le entraña. Por último, pero no por ello menos importante, está Mary Longstreet, la esposa de Rankin, a la que se nos presenta como un personaje secundario, en cierta manera, alejado de la trama y al final se convierte en una pieza clave del rompecabezas que nos propone Welles. El mismo director en todo momento nos enseña sus sentimientos y nos ayuda a comprender que su situación no es nada fácil, por lo que dota de humanidad a esta mujer que vive el peor momento de su vida.
Con todo esto, el realizador al que va dedicada esta merecidísima Semana de Cine, nos da hora y media de cine negro, de tensión, de Historia que no se nos da todos los días, convirtiendo una historia con poco que contar en una experiencia que nos dejará atrapados en el sillón/silla/butaca y que nos hará llamar a eso que conocemos como cine: arte.
Alberto Monje
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9
21 de noviembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La mejor película del espacio que jamás se ha hecho” así resumía James Cameron a la salida de la proyección de la última película de Alfonso Cuarón en la Mostra de Venecia. Pues bien, ¿es Gravity la mejor película del espacio jamás rodada?

Eñ film comienza con unos mensajes muy poco alentadores que terminan con un lacónico “La vida en el espacio es imposible”. Desde ese momento sabes que algo no va a ir bien, que por mucho que el personaje de Clooney vaya de buen rollo, las cosas no van a ser perfectas. Y así empieza Gravity, con un plano secuencia de la cámara (o los astronautas quién sabe) dando vueltas de un lado para otro hasta que la cosa se complica y... bueno, mejor no digo más.

¿Qué es lo bueno de Gravity? Gravity no es la típica película con más pretensiones que hacerte dar vueltas con la cámara sobre los actores y explotar cosas, Gravity va más allá. Es una película sobre el renacimiento, sobre el borrón y cuenta nueva y sobre dejar atrás todo lo que no te deja salir hacia delante. Es el renacimiento del personaje de Bullock como personaje y de ella como actriz. Cada vez que nos acercamos más al final nos damos más cuenta de eso, vemos imágenes poéticas, preciosas e, incluso, perfectas.
Qué no se puede decir de la dirección de Cuarón, es grande, es precisa, es incisiva. Nos muestra escenas de tensión, de claustrofobia, de pasarlo mal, de ponerse nervioso, de saltar del asiento, y por otro lado de pensar, de reflexionar, a fin de cuentas, de renacer junto al personaje. Lo mejor de la dirección es que hace que el espectador renueve el espíritu después de ver la película, que se sienta nuevo, que sea capaz de vencer los miedos que tiene y de arriesgarse para superarlos, porque “al fin y al cabo, quien no arriesga no gana” rezaba el personaje de Bullock.
No me puedo pasar por alto la calidad y la profundidad del 3-D, que deja al espectador flotando en el espacio, sin saber qué está arriba y qué está abajo. Además de los plano-secuencias que nos dan una visión muy amplia del terror que se siente al estar flotando sobre la nada.
Mucho se ha oído de que esta película cambiará el cine, que a partir de este momento habrá una nueva forma de entender el 3-D y los efectos especiales. Pero esto mismo (aunque sobre otras razones) se dijo con “The artist” y con otras innumerables cintas más antes, pero ninguna cambió nada, y no creo que Gravity sea una excepción. Aun así esto no quita que la película quede grabada a fuego en nuestras retinas durante mucho tiempo, y nos evoquemos a ella para hablar de grandes películas del espacio, o grandes películas en 3-D, o efectos especiales... Gravity es perfecta en muchos sentidos, pero ella sola no puede cambiar el cine.

No sé si será la mejor película del espacio de la historia (compararla con “2001: una odisea en el espacio” quizá son palabras mayores). Pero eso no quita para que cinéfilos y no cinéfilos disfrutemos de esa obra de arte.
Alberto Monje
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