Una de las historias más versionadas del cine. Que me vengan a la memoria, además de este título, con el mismo origen están Primera plana (1977) e Interferencias (1988).

A priori, con el reparto de esta cinta debería ser una obra maestra; el director es uno de los maestros del cine con grandes títulos (Bola de fuego, Río Lobo, Tener o no tener o La fiera de mi niña por citar cuatro conocidos). Sin embargo, el ritmo del relato la llega a hacer desconcertante. Es innegable con los protagonistas llevan el peso de la historia de forma meritoria.

Entretenida sin mayores pretensiones; a título personal: decepcionado.

Chistes fáciles, situaciones previsibles, estereotipos... y todo para coger por los pelos un argumento que ya se encargaron cuatro maestros de convertir en un mito del cine.

No me canso de verla. Es mi musical favorito y sólo le puedo reprochar la larga duración del número con Cyd Charise. Por lo demás ni un sólo pero: ágil, bien interpretada, bien unidas acción y música. Un increíble debut como protagonista en el cine para Debbie Reynolds. Brillantes los tres protagonistas. Memorable la escena en que Jean Hagen graba por primera vez con sonido directo y la escena final en que se descubre el pastel.

Para grabarla y hacer copia de seguridad, por si acaso.

Una historia a priori interesante que se queda en el camino: Volvemos a los estereotipos del americano guapo, bueno y listo (Matthew McConaughey). Supone que en esta operación los americanos (¡por supuesto!) logran hacerse con la máquina Enigma situada a bordo del barco que da título a la cinta y empleada por las Fuerzas Armadas del III Reich en sus comunicaciones, mediante una operación a caballo entre la aventura, lo militar y el espionaje. ¿Lo mejor de la película? Para mi: Harvey Keitel. Sobrio y eficaz.

La realidad histórica es que la operación realmente fue británica y tuvo lugar entre el 7 y el 9 de mayo de 1941 al sur de Islandia. Una vez más, el cine "made in USA" hace suyas historias que no protagonizaron sus compatriotas, exactamente igual que hicieron con «Objetivo: Birmania»

Un alarde de medios mal empelados; unos protagonistas que no dan la talla; una historia cogida por los pelos... Disney echó el resto ¡y falló estrepitosamente!

Una vez que has visto la película te das cuenta, apoco cine bélico que se haya visto, que han pegado tres películas anteriores y mucho mejores: Empiezan con lo que podría ser un trozo de «La batalla de Inglaterra», sigue la historia que nos cuenta en «Tora! Tora! Tora!» y rematan con «Treinta segundos sobre Tokio». De todo el reparto se salvan dos o tres actores y no por la calidad de su interpretación sino por su simple nombre. De todo el elenco presente tal vez la mejor actuación, y por poco, sea la de Cuba Gooding.

Los efectos especiales, sobre todo en el momento del bombardeo, dejan mucho que desear: Se nota demasiado que los acorazados son maquetas, hay secuencias en las que los lanzadores de misiles de las fragatas modernas son más que evidentes... Si es para pasar la tarde es admisible, ¡pero nada más! Porque llegan a hacerse eternas esas casi tres horas de película.