Obra maestra del lumpen narrativo. He aquí una muestra más de como el cine además de arte sirve para dar de comer a unos cuantos vividores del mundo de la farándula. Entre ellos, los guionistas de esta cosa. "El protector" es un confuso jeroglífico de ideas absurdas que ni el propio director debió de entender en su totalidad. Si lo que intentaba era hacer una película de acción, le salió rana; si era una comedia, peor. La gracia que tiene la película no esta en el guión, ni en la forma de narrar del ínclito sr. Burke, sino en el patético intento de estos señores por realizar algo que se asemeje a lo se le denomina cine.

Hace muchos, muchos años, en una galaxia lejana, Abel Ferrara era una especie de mesías que venía a salvar el mundo del cine, muy apaleado por aquel entonces. Tiempo después, se ha visto que no era para tanto. Y es que Ferrara siempre ha sido un petardo de tomo y lomo. Hay una máxima en la vida que dice: cuando no tengas talento, haz como si lo tuvieras, que alguien siempre pica. Teniente Corrupto sigue esa premisa. Es una obra supuestamente escandalosa, profunda y que parece que te esta salvando la vida a cada plano. Pero si uno la piensa detenidamente, se da cuenta de que todo es falso y que, en realidad, lo único que pretende Ferrara con todos estos fuegos artificiales es tapar todas sus carencias como narrador.
En resumen, Teniente Corrupto es una película muy agradecida cuando se trata de comentársela a tus amigos en un pub, rodeado de cervecitas y cigarritos de la risa. Pero que se padece bastante cuando se trata de verla enterita en una sala de cine.

El verdadero misterio de esta película es saber como el Giménez-Rico puede vivir del cine. Si de lo que se trata es de demostrar que el cine puede ser nocivo para la salud, esta película lo afirma contundentemente. Si el motivo es más social y simplemente se trata de dar trabajo a unos cuantos vividores alergicos al trabajo de 9 a 5, pues lo acepto. No me gusta la indigencia y si mis 6 euros sirve para que toda esta pléyade de caraduras vivan decentemente, pues los doy por bien empleados. Hoy por tí, mañana por mi. Ya se sabe, ahora con los contratos basura te pueden echar del trabajo en cualquier momento y es bueno saber que la falta de talento no es un handicap a la hora de figurar en los créditos de una producción de Giménez-Rico. Ahora, si lo que quieren es hacerme creer que aquí hay un mínimo de talento y Hotel Danubio es una obra de arte, pues no, señores, por ahí no paso. Que uno ya va muy mayor y ha visto mucho cine para saber que esto es un truño del quince.

¿Qué importa que mis películas hace años que ya no se estrenan en la mayoría de ciudades con un mínimo de sentido común? ¿Qué importa que no tenga ni pizca de talento si puedo vivir del celuloide la mar de bien? ¿Qué importa que no haya hecho una película decente en mi vida, si me siguen subvencionando y además como premio me nombrar director de la Escuela de Cine? (dios nos coja confesados con las futuras generaciones). Todas estas preguntas son las que deben estar pasando por la mente de este señor llamado Gimenez Rico. Al menos, eso espero, porque es la única justificación que le veo para que siga atormentandonos con sus películas. Sólo espero que Bush nunca sepa que nosotros también somos capaces de fabricar armas de destrucción masiva como Soldadito español.

Qué esta película haya ganado el Oscar a la mejor película extranjera es para hacernos reflexionar. No sé cuales eran las otras cuatro candidatas, pero debían ser poco menos que los trabajos de fin de curso de los alumnos más discapacitados de un FP de Imagén y Sonido. Eso, o que los académicos votantes se dediquen a elegir la película ganadora al pito, pito, a donde vas tu tan bonito..., con la sana intención de ahorrarse un visionado aburrido e indigesto.
Volver a empezar es una de las películas más aburridas que uno ha tenido la desgracia de ver. No sólo por su realización tan "plana", sin pizca de talento y con menos fuerza que el pedo de un insecto palo. Garcí, consigue con sus "imaginativos" planos-contraplanos que una carraca de feria tenga más sentido del ritmo que cualquiera de sus secuencias.
En resumen, Volver a empezar es la película ideal para insomnes irredentos en busca de una terapia milagrosa.