Debe mirarse olvidando que la fantasía puede llegar a ser realidad. De esa forma resulta tremendamente divertida, con miles de detalles de humor-sátira, como un enorme letrero a la entrada de una base militar, que dice "nuestra profesión es la paz".
No se salva nadie de la guerra fría: norteamericanos, británicos, soviéticos, nazis, militares, políticos, burocracia, reglamentos militares, todo ridiculizado en forma brillante.
La actuación de ex-profeso exagerada es magnífica, las escenas que muestran aviones volando son también hechas para que se note que es truco, porque la época en que se filmó ya tenía muchos avances técnicos que Kubrick no utiliza porque no quiere.
Un punto aparte es la actuación de Peter Sellers en varios personajes muy diferentes entre sí. Brillan también George Scott y Sterling Hayden, y el resto del elenco.
Muy buena también la fotografía en blanco y negro y la banda sonora.
Si nos detenemos a pensar, nos amargaría mucho que lo que cuenta la película pudo haber sucedido -no faltó mucho- y no sería extraño que pueda ocurrir en este mundo convulsionado en el que vivimos. Hay que mirarla con buen humor y optimismo.

En la época en la que se filmó, el pueblo norteamericano todavía estaba sufriendo las consecuencias de la gran crisis de 1929. Precisaban espectáculos que les permitiera evadirse de la realidad.

Esta película tiene todo eso. Estaban de moda los vaudevilles o comedias de enredos tanto en Europa post-guerra como también en América, teníamos las obras teatrales de Georges Feydeau y Luigi Pirandello.

Aquí se aprovechan las grandes virtudes del bailarín de moda Fred Astaire, a quien le agregan una buena pareja como fue Ginger Rogers, y actores secundarios de calidad, escenarios fastuosos, hoteles que si existen no son para cualquier persona, y la inigualable música de Irving Berlin. Bastante mala la forma en la que el director intenta recrear las escenas como si fueran en Italia.

Pero esto puede ser suficiente para tener éxito comercial, pero no para mostrar buen cine. La trama es demasiado simple, los diálogos faltos de picardía y profundidad.

En síntesis es un simple pretexto para mostrar los bailes, la destreza de los bailarines, la buena coreografía. Ideal para los amantes de este tipo de espectáculos. Pero a mi entender -o a mi gusto- es como una pieza de museo. Y para museos de este tipo prefiero otras películas que considero superiores: Siete novias para siete hermanos, Cantando en la lluvia, Sinfonía de París, y sin duda Cabaret.

No debemos compararla con la versión cinematográfica original, ésta daría la sensación de ser menos seria. Reitero sensación, pero no es menos seria. Tampoco merece analizar mucho el figurar como "musical", ya que tiene muy pocas canciones que son casi recitados, y consta de un preludio, una pausa intermedia y un final que a mi criterio está demás y no agrega nada a la película en sí.
Mirándola desde el punto de vista de una película, es una comedia dramática bien hecha, muy bien actuada, con buena fotografía y una ambientación impecable. Todo sucede en un antiguo colegio londinense, donde se retrata perfectamente tanto la construcción edilicia como la caracterización de cada personaje, resultando una sátira-crítica a las viejas costumbres de la educación británica y sus costumbres sociales.
Tiene toda una primera parte donde es más comedia que drama, y un desarrollo final sumamente dramático como consecuencia de que todo sucede durante la segunda guerra mundial.
Peter O'Toole parece haber nacido para el papel de Mr. Chips, su labor es impecable y fue muy acertada su elección. Merece los premios que recibió. Petula Clark muy bien en un personaje difícil, que tal vez podría haber sido interpretado por Shirley McLaine si se hubiera filmado en Hollywood. También es buena la de los demás intérpretes, el veterano Michael Redgrave entre ellos, incluyendo a los jovencitos que aparecen como alumnos y que seguramente no son actores profesionales.
El guión nos pinta muy bien la parte más humana del personaje, su forma de ser original muy victoriana y su posterior transformación en un ser de carne y hueso por más que conserve sus modales y expresiones como coraza tras la cual esconde sus sentimientos, su ternura, sus debilidades.
Nos habla de la guerra sin mostrar ni una escena directa de la misma, solamente actitudes y frases que resultan suficientes.
En síntesis, la considero algo más que buena, y sería mejor aún si el director hubiera omitido todo lo que es musical, las partes cantadas podrían haber sido simplemente habladas sin cambiar una sola palabra del texto, y eliminando las tres partes musicales tendría una extensión de tiempo más potable, podríamos decir un total de dos horas y algún minuto.

Desde el punto de vista cinematográfico es excelente; lo que más sobresale es la actuación del dúo Jonathan Pryce-Anthony Hopkins.
Es increíble, hacen olvidar que son actores, parecen ser los personajes de la realidad.
Todo es perfecto, correcto, por algo Meirelles se hizo conocer también con Ciudad de Dios, El Jardinero Fiel y A Ciegas.
Pero si la miramos desde el punto de vista de biografía o denuncia se queda corto. Seguramente Costa Gavras habría sacado mucho más jugo con ese tema.
Meirelles muestra todo lo que no afecta el prestigio de ninguno de los personajes, dejando de lado la parte oscura de la historia.
Benedicto en realidad fue más retrógrado que conservador, más parecido a los ayatollahs de Irán que a Juan Pablo II.
Francisco comenzó entre laureles y pétalos de rosa, prometió dar vuelta todo lo malo, pero a la larga no lo hizo, no pudo modificar gran cosa. La Iglesia continúa con pederastas, homosexuales, intolerancia hacia la homosexualidad de otros y al aborto. Y ni hablar de lo que se oculta sobre el Banco Ambrosiano.
Bergoglio cambió ciertas rutinas, las menos importantes, y más que nada las rutinas personales diarias por temor a que lo maten.
Sintetizando, es una buena película pero podría haber llegado a mayor profundidad.

La película tiene valores importantes: buen elenco, buena fotografía, banda sonora adecuada, ritmo y algo de intriga. Pero eso no hace una gran película.
A mi criterio hay dos defectos que arruinan todo lo demás. Uno es lo trillado del tema del título: mafiosos y policías corruptos, algo que por bueno que sea el guión lo desmerece.
El otro es el personaje de Lena Olin. Si bien ella es merecedora de un premio como actriz secundaria, el personaje en sí es totalmente irreal, exagerado, digno de una historia de Superman o La Mujer Maravilla.
El punto más alto del film es la actuación de Gary Oldman, un actor destacable, y está bien acompañado de quienes hacen papeles secundarios. Roy Sheider es demasiado buen actor para el insignificante papel que aquí se le da.