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Críticas de David Dunn
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
7
6 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tampoco estoy al tanto de todos los proyectos rodados en plena pandemia, aunque dudo mucho que algún otro pueda superar a "Glorious", de Rebekah McKendry, como mi favorito: una película lovecraftiana sobre un glory hole asesino situado en el mugriento aseo de un área de descanso. Desde luego, ese punto de entrada es difícil de resistir (tengo que parar ya con estos chistes); pero, en cuanto vayamos palpando, encontraremos, junto al evidente cachondeo que permite una premisa de estas características, una fábula bastante cabrona y sorprendente reflexiva.

La dirección, llena de ángulos variados y con algún giro de cámara convenientemente desorientador, hace respirar bien a esta película de localización casi única. Los neones magenta siempre molan. El graffiti principal del diseño artístico está genial, con su cualidad barkeriana. Y los elementos gore, a veces terriblemente poéticos, crueles como el universo, junto con un diseño de sonido apabullante y una banda sonora áspera, dan la adecuada jerarquía intimidatoria a la amenaza preternatural del antagonista. Esto convive con un despreocupado humor negro.

J. K. Simmons, en off, entiende el tono y, fuera de sus golpes de poder, suena cordial, afable. Porque, como contaba el genial relato "Shoggoth's Old Peculiar", de Gaiman, que las criaturas del horror cósmico sean terribles, no significa que no puedan ser también unos tíos majos. Lo que le falta de caracterización a lo largo del filme al protagonista, interpretado por Ryan Kwanten, éste lo suple con su turbia vulnerabilidad. En esta película obligadamente minimalista, su personaje articula todo el inesperado subtexto existencial que propone el guion.

El universo es caos, un sinsentido. No hay instancias metafísicas que velen por nosotros de ningún modo. Demasiada gente utiliza sus peores experiencias, lo mal que los ha tratado la vida, como excusa para portarse como cabrones. El universo no debe nada a nadie. Debemos responsabilizarnos de nuestros actos. Albergar resentimiento no sólo es absurdo, sino profundamente insatisfactorio. Los seres pura y auténticamente destructivos no disfrutan de la vida. Viven atormentados, insatisfechos, quedan fuera de todo lo mejor que ofrece el mundo. En nuestra mano está cambiar de actitud.
David Dunn
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7
19 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Pixie", dirigida por Barnaby Thompson sobre guion de su hijo Preston, es una comedia de gángsters tipo Tarantino o Guy Ritchie, situada en un pueblecito irlandés lleno de individuos faltos de seso y cuyos bellos paisajes costeros realzan el indudable aroma a (spaghetti) western. Esta colaboración entre padre e hijo se refleja en la clara diferencia que la película muestra entre fondo y forma.

Porque la forma es gangsteril, pero, en el fondo, estamos ante una dramedia teen con elementos de despertar sexual. "Pixie" no juega ni por un momento a trasladar los códigos neo-noir a un entorno adolescente de modo tan riguroso como hacía la apreciable "Brick": por una parte, como digo, aquí hay humor y, por otra, los personajes están escritos según parámetros de comportamiento adolescente. Sin embargo, en la representación de ciertas inquietudes juveniles mediante el cine de género, Barnaby no otorga —o no sabe dar— tanto peso a la angustia teen como sí hacía el musical zombi "Anna y el Apocalipsis", impecable a la hora de abordar dilemas del coming-to-age mediante un género distinto al puro drama.

En el centro de esta sopa, encontramos a Olivia Cooke, muy carismática. Su protagonista trata en vano sacudirse el aire manic (pixie) dream girl mediante poder femenino y cuitas familiares shakesperianas. Pero, según avanza la peli, el drama gana demasiada ligereza, se pierden las repercusiones. No obstante, la trama criminal está bien construida. El ritmo e interés se mantienen sin problemas gracias a los saltos entre personajes y a algún flashback bien metido. Además, hay bastantes elementos cómicos y molones para conformar un divertimento eficaz. Aunque ni por un momento esta película nos parecerá memorable.
David Dunn
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6
22 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien la referencia de Rod Serling y su mítica serie "The Twilight Zone" es fácilmente aplicable, M. Night Shyamalan plantea en su película "Old", basada en el tebeo "Sandcastle", de Frederik Peeters y Pierre Oscar Lévy, un misterio cuyo aroma recuerda más bien a las series fantásticas de los 70: "Kolchak", "The Prisoner", "Fantasy Island"...programas cuya influencia ha llegado al público contemporáneo a través de remakes homónimos y series originales, como "X-Files" o "Lost".

Los diálogos suenan, en general, poco naturales. Esto tiene importancia, sobre todo, en un arranque enojoso. La relación entre el matrimonio protagonista se construye de manera burda, demasiado expositiva. Y conocemos al enésimo niño cargante de Shyamalan: resabidillo y graciosete. Claro que, pasado este trago, vemos lo mejor de "Old": su hora central. La sobreexposición sigue. Y las numerosísimas subtramas están descompensadas respecto al tiempo dedicado a cada una, en función de la expectativa creada al presentarlas; algunas cierran deprisa y no forman un conjunto cohesionado.

Pero "Old" nos gana poco a poco. Shyamalan cuenta con el mérito de crear claustrofobia en un entorno tan poco dado a ello como una playa paradisíaca. En este sentido, la dirección es magistral. Destacan especialmente los encuadres que sugieren que los personajes están siendo en todo momento observados y las tomas largas, cuya función de preservar la unidad de tiempo queda traicionada una y otra vez, normalmente de maneras chocantes. En este entorno idílico, los espectadores disfrutamos primero de un sainete surrealista. Luego, dicha claustrofobia se mezcla con piedad por los personajes para cortarnos la respiración. Y más tarde, hallamos terror. Toques de body horror subrayan una amenaza aplastante. Todo esto conforma un buen thriller existencialista.

Dentro del elenco coral, destacan especialmente Thomasin McKenzie, Vicky Krieps y Alex Wolff, cuyos esfuerzos respectivos facilitan que el tema principal de la película nos conmueva. Una cuestión que nos atañe a todos. Un asunto en relación al cual nadie puede considerarse libre: el paso del tiempo. De este núcleo central de derivan otras cuestiones, como la cruda conciencia de nuestra propia mortalidad, las enfermedades degenerativas, la incomunicación y lo crucial que resulta ordenar nuestras prioridades, averiguar qué es lo realmente importante en la vida. Dichos temas ya han sido tratados por el autor en obras anteriores, particularmente en "The Happening" y "The Visit", pero aquí todavía se les saca jugo.

Aunque no se trata de un giro final al uso, de esos tan sorprendentes que obligan a reevaluar toda la película desde el nuevo ángulo, Shyamalan sigue con la historia más allá del punto donde sería natural terminarla, tal como hace el tebeo —que, dicho sea de paso, no alcanza el peso, la profundidad, que logra Shyamalan en los mejores minutos del filme— para dar al público un cierre satisfactorio al misterio planteado. Ello añade un nuevo cambio de registro, lo cual incide en la falta de cohesión entre sus distintos elementos. Sin embargo, tomados por separado, proporcionan, además de un entretenimiento decente, bastantes cosas en que pensar.
David Dunn
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7
1 de diciembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien en 2008 el creativo audiovisual J.J. Abrams aún estaba lejos de sacarse esta idea de la manga, la película “Monstruoso” ha terminado convertida en la entrega inicial de una antología cinematográfica de thrillers. Una serie en la que “Calle Cloverfield 10” actúa como segundo capítulo.

El filme narra la convivencia de tres personajes encerrados en un búnker atómico a causa de un enigmático ataque global y aunque esta premisa podría dar lugar a un producto grave, “Calle Cloverfield 10” no aspira a ser otra cosa que una pieza de entretenimiento desvergonzado. Algo que logra con rotundidad, pues a lo largo de sus cien ágiles minutos habrá momentos de intriga, momentos verdaderamente tronchantes, momentos de tensión y también momentos plenos de una acción trepidante. Todo ello hasta llegar a un giro final, con ciertos elementos pulp y absolutamente divisivo, que remata por todo lo alto esta sinfonía de emociones.

Los tres actores principales de esta película minimalista rinden a un nivel muy alto, cimentando el tono por momentos alocado de la misma. Aunque tal vez Mary Elizabeth Winstead y John Goodman sean quienes más brillan. Ella demuestra ser una protagonista excelente: desprende carisma, es muy expresiva, saca adelante con nota sus escenas físicas, aporta un agradable puntito seductor y su actuación resulta de lo más creíble. Mientras que él llena la pantalla con su mera presencia y compone de manera sólida al personaje más atrayente del filme: un ser algo desequilibrado que tan pronto da escalofríos como provoca estruendosas carcajadas.

Claro que, si os gusta sentir desde el patio de butacas la claustrofobia que provoca el encierro en un espacio reducido, “Calle Cloverfield 10” no es para vosotros. Tanto la fotografía como el diseño artístico se esfuerzan por dibujar este búnker no como un lugar asfixiante, sino como un espacio amplio, variado, acogedor. Además, el guión se descuelga en varias ocasiones con recursos de opereta que aumentan la tensión a costa de la verosimilitud. Pero, como explicaba antes, el precio de todo ello es entregar una buena dosis de diversión desenfrenada. Yo compro.
David Dunn
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Catfish
Documental
Estados Unidos2010
6.9
5,135
8
3 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen las malas lenguas que de los dos filmes estrenados en 2010 acerca de la red social Facebook, este documental independiente es el mejor. Claro que aún no he visto, ni tengo demasiadas ganas de ver, ese otro título; así que no me perderé en odiosas comparaciones. En lugar de ello, afirmaré que Catfish, pieza minimalista que podría adscribirse a la tendencia mumblecore, ofrece un emocionante viaje por los parajes del costumbrismo 3.0. Un viaje desde el maniqueísmo hasta la empatía que resulta absolutamente arrebatador debido, en esencia, a la fuerza de la historia detrás de este cambio de actitud.

Un trabajo que redefine con brillantez aquello de "menos es más" tanto por las altas cotas emotivas alcanzadas durante sus minutos finales, como por la variedad e importancia de los temas que aborda: a saber, la validez de las redes sociales como instrumento de creación artística, los nuevos modos de privacidad, comunicación y aislamiento, la veracidad de lo virtual o el riesgo de que la pluralidad propia de la Red quede sofocada por el éxito de una sola web, entre otros asuntos.

Una cinta donde la grisura moral se sitúa a ambos lados de la cámara. Porque aun si creemos a pies juntillas los hechos narrados, no podremos evitar que el buen sabor de boca que deja Catfish se mezcle con el desagradable tufillo de la ambición desmedida. Tal vez peque de paranoico, pero creo que la relación de estos jóvenes cineastas con la familia de Abby termina insinuando matices de desigualdad idénticos a los que habitualmente se asocian al true crime más reprochable. Aunque incluso estas cuestiones elevan el valor de la obra.
David Dunn
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