El guiño final con Bruce Willis, se puede encajar siempre y cuando se haga una interpretación un tanto libre, los dos tienen en cierto modo invulnerabilidad y son también seres atormentados aunque por motivos diferentes. A veces en las películas de Shyamalan queda ese remanente el cuál nos aconseja que seamos corteses con los demás y la naturaleza que nos rodea, sino las consecuencias pueden ser imprevisibles y peligrosas.

La relación artística maestro alumno creo que se hubiera podido desarrollar más, también me parece un poco estereotipada la imagen del genio despótico y malvado.

Es innecesario intentar hacer un lavado y maquillado de una persona que demostró sobradadamente como era durante mas de veinte años de escándalos. A no ser que el director tenga parentesco lejano con los Bouvier.

Quizás Yamada no supo dar con la tecla adecuada en esta desafinada película. Algunas situaciones "cómicas" rozan el absurdo.

Lo dicho, no vayan.
Por cierto ya sé que no viene a cuento pero no lo puedo evitar, en la gala de los Goya los primeros veinte minutos de Eva Hache fueron un río de humor, frescura y profesionalidad, gracias a Eva y a todo el cine Español. Esta noche me voy a cenar con "El jardín de las delicias", es la tercera vez pero no importa, merece la pena.