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Críticas de CODY JARRET
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
8
10 de julio de 2011
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Mills a través de vivencias muy personales nos cuenta la universalidad de la vida, la muerte, las relaciones, los sentimientos, que si bien en parte puedan estar condicionados por las circunstancias sociales del momento, básicamente varían muy poco.

Oliver (Ewan McGregor ), se encuentra algo perdido, quien no, y triste tras la reciente muerte de su padre Hal (Christopher Plummer ). Sus amigos le invitan a una fiesta de disfraces y allí conoce a Anna ( Mélanie Laurent ). Oliver se encuentra perdido y triste, además de por lo evidente de la muerte de su padre, porque éste le ocultó hasta la muerte de su madre Georgia (Mary Page Keller ) que era homosexual.

La película mediante constantes flashbacks y flashforward, vamos, para adelante y para atrás, se sitúa claramente en 3 etapas del protagonista. La primera y más lejana en el tiempo se centra en la relación madre-hijo, niño para ser exactos, allá por la primera mitad de los 70. En ella se nos da a entender que la figura del padre fue meramente testimonial, provocando carencias afectivas tanto a la madre como al hijo, refugiándose en el arte. La segunda etapa transcurre entre finales de los 90, muerte de la madre y salida del armario del padre casi al unísono, McGregor como no podía ser de otra manera confuso, y 2003, periodo en el cual Oliver asiste a la homosexualidad plena de su padre junto a un cáncer que irremediablemente le llevará a las cenizas, pero sin renunciar en ningún momento a vivir cada segundo. La tercera etapa, aún en 2003, con la ausencia física del padre, es el inicio de una relación a 2, esplendidos tanto Ewan como Mélanie, con una gran química, pero donde la figura paternal revolotea en la psique de nuestro ilustrador. Aunque pueda parecer que he contado casi toda la película, nada más lejos de la realidad, esto es lo que se nos plantea en los primeros minutos.

El director, en su segundo largo tras la interesante y extravagante “Thumbsucker”, a pesar de las circunstancias no cae en el sentimentalismo barato y nos entrega un film con un acertado equilibrio entre el drama y la comedia envueltos en un poso emotivo y nostálgico, con un uso de la música excepcional, sobre todo esa de la llamada antigua, años 20 y 30, y como dice la madre, de los negros que sufrieron mucho al igual que nosotros los judíos.

Maravillosa la escena de la fiesta de disfraces, envuelta en un halo de cine mudo debido a las circunstancias de la actriz francesa. Él disfrazado de Freud, y ella digamos de Chaplin. Chaplin se sienta en el diván y psicoanaliza a Freud a través de mensajes escritos en una libretita. Repito, entrañable secuencia. Me encanta el francés, me refiero al idioma, y las veces que Mélanie Laurent, encantadora, recurre a él, es como un viaje por el Sena.


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CODY JARRET
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7
15 de junio de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película del director de “Moon” ( interesante, pero para mi desaprovechada al no profundizar en el tema psicológico del personaje aislado 3 años y centrarse en las empresas sin escrúpulos ).

Aquí nos encontramos con un buen thriller con el aliciente de los viajes en el tiempo, y lo que este tipo de películas da: intentar encajar todas las piezas del rompecabezas, posibles mundos paralelos, ya sean reales o virtuales, como afecta al futuro el acudir al pasado, un pasado reciente que se visita una y otra vez no solo para encontrar al malo de turno, sino para hacernos todas esas preguntas de este genero de la ciencia ficción del bucle temporal.

Y no nos defrauda en absoluto: buen ritmo, buenas interpretaciones, dosis cómicas, componente romántica, nuevamente crítica hacia en este caso el estado sin escrúpulos, pero en esta ocasión, a mi entender, planteado de una manera mucho menos maniquea y más razonable, pues ambas posiciones son perfectamente válidas, una más de corazón y otra más numeración.

Algunos la han comparado con "Atrapado en el tiempo" pero para atrapar a un terrorista. No lo veo así, ni siquiera en la simplificación de la comparación. Lo que en la maravillosa comedia protagonizada por Bill Murray, era una encubierta revisitación de "cuento de navidad" de Charles Dickens, aquí esto prácticamente ni se roza a excepción de la relación del protagonista con su padre y se centra más en las paradojas del tiempo con la envoltura de un thriller, sin olvidar la componente humana.

Y como me suele ocurrir últimamente con algunas películas, acabo relacionándolas con otros aspecto de la vida, y en este caso ha sido la historia, esa historia que cambia cada vez que se acude a ella. O no es cierto que la historia se renueva cada vez que alguien viaja hacia ella, o incluso se nos revela totalmente diferente o como la veíamos hace, no sé, tiempo. La memoria histórica, por qué interesa a unos enterrarla y a otros lo contrario ?. Lo que nos queda claro, al igual que en esta entretenidísima película, es que hay que acudir al pasado tantas veces como sea necesario, para bien o para mal.
CODY JARRET
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5
3 de julio de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues no, son 2, y ni frío ni calor. La primera noche siembra la duda celosa al estilo de la inmensa “Eyes Wide Shut”, pero desde una perspectiva diferente, ya que aquí sí que hay celos por parte de Keira Knightley en su matrimonio con Sam Worthington hacia la compañera de trabajo de éste, Eva Mendes, y por el contrario Tom Cruise no los tenía con Nicole Kidman, y es ésta la que hace lo imposible para crearlos.

Knightley, al menor gesto de contacto con su marido, ya siente celos, provocando una vuelta a casa tensa, cada cual mirando por su ventanilla de esos taxis amarillos newyorkinos. ¿ Son o no fundados estos celos ?. No creo que esa sea la cuestión, si no la falta de sinceridad y confianza que impera en el joven matrimonio. Y principalmente por parte de ella debido a una relación anterior con un escritor francés, Guillaume Canet, que curiosamente aparece a la mañana siguiente. El parecido de esta película con cualquier de las de Woody Allen es pura coincidencia y se limita al elitismo de sus protagonistas, escritores ( Keira también lo es ), bien posicionados, buenos restaurantes, etc, etc.

Y ahora sí, entremos en la noche del título en español, sin duda menos rotundo que el original. Sam y Eva tienen que ir a Filadelfia, cosas de trabajo, y Keira y Guillaume quedan en New York. Miradas y silencios ñoños, sin elocuencia, comportamientos adolescentes, ni comedia ni drama, solo se busca el climax de si habrá o no infidelidad consumada. Unos se sienten incómodos, otras están enamoradas de 2 y no están locas y la presunción de culpabilidad en estas lides se da por hecha. Las tentaciones están ahí, y evidentemente es la sociedad, cultura, educación la que nos reprime a no caer en ellas tanto como quisieran nuestro instintos más primarios. ¿ Nos iría mejor si no los contuviésemos ?, no lo sé. ¿ De que nos arrepentimos más, de lo hecho o lo no realizado ?. Pero sin duda provoca más reflexiones, tensiones y nos hace menos felices.

Como interesante, queda el planteamiento, a mi entender, de los tipos de infidelidades. El consumado como calentón, atracción física y sexual de una noche y que no irá a más. Y el que está ahí, cada día, el pensar en esa otra persona de la cual se está enamorada, sin por ello dejar de estarlo de tu pareja, aunque no haya contacto. Cada cual tendrá su opinión al respecto.

Del trabajo de los actores, nada a destacar, quizá en lo negativo Eva Mendes, y el parecido facial de Sam Worthington con Wayne Rooney. Y como curiosidad, Griffin Dunne, que aquí hace como ligero abogado del diablo, sí que protagonizó una película de una sola noche “¡Jo, qué noche!” o “After Hours” en su título original, y que también se desarrollaba en New York, clásico de los 80, algo que no conseguirá este film y será olvidado con facilidad.

Ah, se me olvidaba, ¿ y después, qué ?. Y no lleguéis tarde y haciendo ruido.
CODY JARRET
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6
27 de noviembre de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿ Qué le ha pasado a Cronenberg ?, ¿ dónde está su cine incómodo, perturbador, provocador, hiriente, malsano y morboso ?.

Película excesivamente académica y academicista donde Cronenberg se mutila, se traiciona, dejando de lado las obsesiones, vicios y los instintos y deseos sexuales más palpables a los que nos acostumbró en otras épocas y que utilizaba para, a partir del cuerpo, hablarnos de la mente, de la razón y sinrazón y que ahora nos cambia por “una cura del habla”, sin complejidad en las conversaciones, y más parece un sencillo manual para iniciarse en el psicoanálisis con una contención excesiva, tanto en las formas como en el fondo, que lastra gran parte de la cinta.

Lo inquietante se queda en interesante, sin más, y eso que la historia tenía todos los mimbres para adentrarse en los recovecos de la mente. No sé, probablemente se ha rendido a la represión, y al corpiño omnipresente de Keira Knightley que se instala en su cerebro constriñendo casi todo el metraje.

De acuerdo que el film se encuadra en lo biográfico y se centra en la relación triangular entre los psicoanalistas Carl Gustav Jung (Michael Fassbender ), Sigmund Freud (Viggo Mortensen ) y Sabina Spielrein (Keira Knightley ) tanto en el terreno profesional como en el sexual, con interferencias entre ambas facetas: discípulos que se convierten en rivales, pacientes que se tornan amantes, intercambio de roles y hasta dimes y diretes epistolares al estilo de “Las amistades peligrosas”. Pero todo está frenado por una contención excesiva donde no se pierde nunca la compostura, la educación, el respeto, a excepción del histrionismo de una mandíbula desencajada hasta límites casi físicamente imposibles. Y lo que es del todo poco creíble es cuando te abandonas entre 4 paredes a los placeres de la carne - malsanos o no, hay gustos para todo - la represión visual y mental que se nos muestra sigue ahí, siendo el sadomasoquismo de juguete e irrisorio.

No reconozco a este director por ninguna parte a excepción de la pequeña pero catártica intervención de Otto Gross (Vincent Cassel ) que sin duda es lo mejor del film y generadora del inicio del distanciamiento entre Jung y Freud.

El porqué de esta ausencia de la esencia de Cronenberg, la desconozco, no quiero pensar que tenga nada que ver con la actriz protagonista y las exigencias de su contrato, me inclinaría más a que quizás se ha dejado llevar demasiado por la razón y el análisis de éste y tal vez por ello ha claudicado a la represión, que es lo que nos suele ocurrir a todos, o a la supuesta rigidez de la época que se nos cuenta, y se ha olvidado de lo que hasta ahora era su sello: el sexo domina a la mente, y por extensión nuestra vida.

A pesar de todo ello, la película se me hizo corta, con un final abrupto y acelerado, dando al film una estructura casi circular si exceptuamos el plano final a lo “El padrino”.

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CODY JARRET
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7
5 de octubre de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cuarto largo de Sofía Coppola nos presenta el día a día de un actor famoso del mundo hollywoodiense. Promociones, largas sesiones de maquillaje, viajes a Europa, recepción de premios en cadenas de televisión con mucha silicona y alguna encerrona, fiestas, alcohol, chicas fáciles cada noche, y todo ello con gran desinterés por parte de dicho actor, Johnny Marco, muy bien interpretado por Stephen Dorff.

Johnny Marco ya está a vuelta de todo, y pasa cada día secuestrado por la ceremonia que hay alrededor del cine, donde ya no tiene casi vida propia siendo un mero objeto de su entorno, de ese mundo, donde no le falta nada material o carnal, pero está desprovisto de lo esencial. Vagamente se evade conduciendo un ferrari deportivo de esos a los que solo pueden acceder unos pocos.

Para romper esta vida vacía, aunque ya quisiéramos muchos de los mortales disfrutar un poco de esa vacuidad llenando nuestros huecos con un poco de dolce vita, tiene que hacerse cargo de su hija de 11 años Cleo, interpretada por Elle Fanning destilando una naturalidad apabullante. Sin dejar esa vida disoluta, disfruta unos días de su compañía como una especie de vacaciones, en hoteles lujosos, cenando surtido de helados, tomando el sol, sumergiéndose en la piscina mientras simulan tomar una taza de té, todo tipo de lujos. Y esta relación es sin duda lo mejor de la película. Sofia Coppola a modo de púgil estilista, sabiendo que su cine se caracteriza por ir hipnotizándote poco a poco, nada de golpes directos y contundentes, nos va mostrando esa relación de una forma contemplativa, poniendo la cámara y dejando a los actores que actúen en tareas cotidianas como preparar un desayuno o un comida, jugar en la wii, ver a tu hija patinar, cotillear, escaparse de lo que tenías previsto. Y todo ello calculado para llegar a un final poético a interpretar por cada uno.

Y hay que volver nuevamente a Elle Fanning, conmovedora también en Super 8. Las escenas con el amigo de su padre, mientras dibuja, o le cuenta historias de su padre, son de una frescura tal que parecen extraídas de los descansos del rodaje, es una niña disfrutando realmente, no se nota interpretación alguna, sublime. Si sigue así, tenemos actriz, gran actriz, para rato.

Evidentemente, esta relación hará mella en Stephen Dorff, y tendrá un momento en el que se derrumbará, quizá por no haber estado ahí más tiempo, disfrutando de su hija, y acudirá a un pasado imposible de recuperar.

Por tanto, recomendable film, donde la directora sin estridencias ni dramáticas ni cómicas, manteniendo su particular estilo, suave como el discurrir de un arroyo, nos retrata la vida de una estrella del cine fuera del cine desde un punto de vista de hastío y rutina tal, que el protagonista puede llegar a dormirse mientras lame el origen del mundo.

No soy nada, ni siquiera una persona
CODY JARRET
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