A cualquiera que entienda un poco de música y vea esta película le van a dar arcadas porque, a pesar de estar llena de creativos cortes musicales de gran calidad y originalidad, el uso que hacen de ellos es tan bochornoso que lo mejor es pensar que está dirigida a adolescentes ignorantes que viven la música como cualquier otra actividad en la que se mueren por destacar para ser especiales y admirados. Me refiero a que, si en vez de envenenarte sonríes cuando veas como cargan de efectos la voz de la incompetente actriz principal para que parezca mejor que las demás, cuando aparezcan coros invisibles y actores tocando instrumentos que no están sonando o ridiculizándose al pretender que están tocando algo que suena, y si no te afectan los romances y problemas familiares y traumas adolescentes de siempre que como casi siempre tienden a aplanarte el encefalograma hasta que te duermes o entras en coma, podrás relajarte y disfrutar de una cuidada producción comercial y de unas sesiones de grabación en las que se derrochan ingenio, actualidad y millones de dólares. Lo peor: Obviamente Hilary Duff es otra pésima actriz / mediocre interprete musical que sustenta su trabajo en su juventud y cara bonita. Con atrices así colgamos carteles de películas como ristras de chorizos para vender al por mayor, que tapan los de aquellas que merece la pena ver. Hay miles de buenas películas de las cuales nunca oiremos hablar porque no paran de gritarnos al oído que veamos este tipo de cine, y como consecuencia seguiremos produciéndolo porque no llega a nosotros la inspiración para crear algo mejor.