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Críticas de Criticoenserio
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Críticas 202
Críticas ordenadas por utilidad
4
13 de julio de 2022
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arturo Valls ejerce de actor en una nueva comedia original de Atresplayer en la que se interpreta un poco a él mismo: Carlos Ferrer un presentador de televisión y cómico que ve su suerte truncada cuando la gente se da cuenta que sus chistes no hacen gracia.
En la serie en concreto es uno en el que ofende a una virgen. En la vida real fue el año 2012 más o menos.

Entonces, el personaje (que no el propio Valls) tendrá que pasar dos años y un día en la cárcel como condena por esa broma. Ahí tendrá que aclimatarse al nuevo entorno y a sus nuevos y peculiares compañeros.

El setting para la serie es bueno ¿hasta dónde están los límites del humor? Y parece que la cosa puede ir hacia algo ácido y macabro (el libro de la Pantoja) pero sin embargo no termina de atreverse y se queda un poco en la de siempre. Pero vamos por partes.

Empecemos con Arturo Valls, un profesional que a mí me cae bien, tiene carisma, gancho, sentido del humor y buena presencia. El problema de Arturo Valls es que me cae bien en pequeñas dosis y su problema ha sido la sobresaturación de proyectos siendo muchos de ellos de dudosa calidad, muy a brocha gorda y un aire a cuñado insufrible que termina despertando cierto calor pegajoso. Lo poco agrada y lo mucho Jorge Javier Vázquez.

“Dos años y un día” creo que nos devuelve la vena del presentador que más me gusta: la de ser capaz de reírse de sí mismo, de no tomarse en serio y de inspirar cierta ternura. O eso, o yo me fui de España hace 10 años y me he desintoxicado de sus chistes Arguiñano.

Aquí el humor y el guión viene de Miguel Esteban y Raúl Navarro que nos han traído una de las mejores comedias patrias de la televisión titulada “El vecino” (Netflix ni olvido ni perdono) y creo que ponen bastante cariño en unos personajes secundarios y dejar al protagonista como el único normal entre todo un abanico de chalados divertidos que van desde la jefa de la prisión hasta su compañero de celda, aunque con lo bueno que crean las ideas no estoy seguro de si las llegan a llevar hasta los límites que esta serie pide a gritos.

Es curioso que hace poco se ha estrenado en Netflix la también fallida “Entre Reja y Reja” con Catherine Tate que formulaba algo similar con algo más de mala baba y más afilado aunque terminaba perdiéndose en el gag por el gag.

“Dos años y un día” tiene un problema mayor: la falta de un tono y un humor definido. Por una parte se ve la mano de los creadores de “El Vecino” y alguna línea de guión inspirada (“Soy filólogo, por eso me hice camello”) y sin embargo en otras parecen sacadas de un monólogo de Leo Harlem con gracias básicas de primero e Jose Luis Moreno.

También es cierto que en el tercer episodio se nota un gran bajón en forma de falta de ideas y de caminar en círculos, lo cual no sería ningún problema si los personajes tuvieran más gancho, pero toda la trama en blanco y negro es un pegote demoledor. No se puede crear un personaje estereotipado y antes de desarrollar ese personaje darle una trama sin gancho ni chistes y que podría ser la de cualquier otro. Los secundarios piden a gritos locura, estereotipos y mucha más saña y acidez.

En resumen, “Dos años y un día” es una comedia simpática, sin pretensiones, con cierto aire de cachondeo y con un un Arturo Valls mucho más tolerable que de costumbre pero que sin embargo falla en inspiración y desarrollo. Tres episodios para mí han sido suficientes para bajarme de este barco.
Criticoenserio
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7
17 de junio de 2020
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una jungla de cicatrices

Spike Lee nunca ha hecho cine sencillo o fácil, ha sido un agitador de conciencias y correccionista cultural sobre el cómo se ha retratado a la comunidad afroamericana. Cuando ha dado en el clavo lo ha hecho combinando entretenimiento, risas y rabia en una historia con mensaje claro.

En Das 5 Blood (Hermanos de armas, 2020) vuelve a dar en la diana de manera atinada aunque no sea en el centro. Pero es una película certera, necesaria e ilustradora.

Tras unos años en los que su voz estuvo desconectada de la realidad política de la era Obama, ha sido con la administración Trump cuando su “spilkiness” ha vuelto a ser incisiva y encontrar el por qué, aquí incluso aludiendo directa y frontalmente al llamado “Agente naranja”

En Das 5 Blood Spike Lee nos lleva a la guerra literalmente. Lee revisiona Vietnam para curar cicatrices, una guerra en la que los vietnamitas patearon el culo a franceses, chinos y americanos, aunque traten de cambiar la narrativa.

Aquí se centra en 5 soldados, ya veteranos de guerra que se reúnen para recuperar el cadáver del coronel de su regimiento caído en combate. Esa es una cubierta porque también buscan unos lingotes de oro que nadie conoce y que les harían convertirse en millonarios.

La película se desdobla en dos: por un lado la parte de denuncia crítica e ilustrar cómo la población africo-americana estaba allí luchando por un país y unos ideales que no se les aplicaba a ellos por su color, y por otro la historia de aventuras, entretenimiento y acción alrededor del oro. Como un envoltorio de entretenimiento para hacer accesible al gran público la denuncia social.

Ahí es donde se ven las costuras de la película, viniendo de una cinta tan redonda y bien tejida como BlackKklansman aquí la historia y los cambios tonales no terminan de ser tan redondos.

Pero la parte de denuncia está perfecta. Es emocionante, divertida, inspiradora y aleccionadora el conocer cómo en las tropas de Vietnam había un tercio de militares de color cuando escasamente era un 10% de la población total USA.

También su enfrentamiento frontal a la cultura está muy bien diseñado, el diálogo sobre Rambo, el guiño a Miss Saigon, el sonido de “Ride of Valkyries”, el helicóptero volandosobre el arojo atardecer, el póster en la discoteca, la escena sobre Vietnam convertido ahora en destino turístico y globalizado totalmente… Es una película muy interesante en muchos matices.

La estética muy Lee y con una inteligente manera de jugar con las lineas temporales en este caso haciendo uso del formato cambiando a 4:3 (Vietnam fue la primera gran guerra televisada) y haciendo que los actores mayores se interpreten a sí mismos jugando con la magia del espectador y de la historia.

En resumen, Spike Lee se ha sacado una pellícula que te enfrentan a la realidad y al debate sin fisuras. Quizás la aventura del oro sea superflua pero tiene mucho donde sacudir conciencias y agitar el American establlishment, y esta visión siempre es de agradecer


Valoración: 7/10
Criticoenserio
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6
9 de agosto de 2020
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Caza es divertida cuando no se toma en serio. Es lo suficientemente sangrienta para satisfacer a los fans del género. Sin embargo, la cinta se empeña en ir un poco más allá y crear un discurso político tan básico que terminas pensando que te quieren dar gato por liebre. No es lo suficientemente afilada o divertida como para hacerla destacar.

Es imposible diferenciar la polémica que suscitó “La Caza” (The Hunt) de la propia película que ha llevado a un estreno tardío.

Antes de su estreno y sin haberla visto Donald Trump tuiteó sobre ella, puesto que en una desinformada opinión pensaba que trata sobre un grupo de liberales cazando “Rednecks” como presas y alimentando el odio entre las dos Américas. Diciendo que Hollywood estaba creando odio contra los conservadores.
Trump quejándose de que una película alimentaba el odio. La paradoja.

El caso es que aunque la película va un poco sobre eso aunque el discurso político está tan mal ejecutado y es tan mitad de la cancha que en realidad no había nada que temer. De hecho en la película los cazadores quedan bastante peor que las presas, por lo que Trump tenía poco que decir si hubiese visto la película.

La premisa es básica. Un grupo de pobres conservadores es secuestrado y se despierta en medio de un bosque en el que hay una caja (similar a la cornucopia de los juegos del hambre), pronto se dan cuenta que son presas de un juego macabro.

Todo apunta a una revisión en clave de comedia negra de “A Most dangerous game” que podría funcionar, sin embargo se desdobla en dos cintas: Una comedia de acción salvaje y un discurso político. La primera está bien ejecutada. La segunda es de vergüenza ajena.

Como película de acción salvaje la diversión está ahí en forma de trampas, flechas, disparos y sangre. Es realmente interesante y las escenas de acción violentas consiguen impactar y divertir.

El problema está en la otra mitad de la cinta, la del argumento y el peso político porque tras el shock inicial las sorpresas se disipan. De hecho diría que la gran sorpresa es ver el orden en el que los actores van muriendo.

El discurso político de “La caza” es tan absurdo y de patio de colegio que incluso en un momento de la cinta antes de matar alguien a un personaje dice “Y que sepas que el calentamiento global es real”. Ese es el nivel del discurso o lo sutil que es todo.

Pese a que el guión está firmado por Nick Cuse y Damon Lindelof, que planteó muchas cuestiones políticas de manera muy elegante y reflexiva Leftovers, aquí se muere muy rápido tratando de mantener un equilibrio respetuoso con todo el mundo.

No puedes crear un concepto así y hacer de todos buenos y malos. No hay motivaciones reales y creíbles y la mezcla de las políticas tan básicas y argumentos tan simples y manidos llegan a chirriar por completo hasta que logra hacer perder mi interés.

En lugar de hacer un análisis intelectual sobre cómo es posible llegar a ese punto por parte de la sociedad americana se quedan en diálogos sobre el azúcar en los refrescos o la utilización de los pronombres.

Si algo salva la cinta es Betty Gilpin (de la serie Glow) que consigue dar carisma a una improvisada heroina. Ella y las escenas de acción son lo más disfrutable de un Craig Zbel que sí que supo mantener el pulso de crítica y social en Compliance.

Lo mejor: La diversión sangrienta
Lo peor: Lineas que dan todo el Cringe del mundo
Criticoenserio
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8
14 de enero de 2022
10 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas que tenemos los nacidos en los 80, es que nuestra adolescencia nos la marcó Scream (y derivados) con su resurgir de slashers, su terror desenfadado a base de sustos y esa especie de Whodunit tratando de adivinar el asesino (Siempre es alguien que conoces).

Como siempre la cosa terminó cayendo por su propio peso y secuelas de subproductos de dudosa calidad y referencia (te miramos a ti “Leyenda Urbana”), el terror derivó hacia remakes asiáticos, ante el gore desmedido de los Saw y secuelas y el paso al “cine de terror elevado” que vivimos ahora.

Pero si en algo se desmarcó Scream fue en la inteligencia de su propuesta y guión: Por primera vez los personajes de la película de terror sabían que estaban en una y trataban de jugar con sus reglas para sobrevivir. Una genialidad.

Ahora nos llega su “re-cuela” que como bien explican en la propia película es una secuela que continúa los eventos pero incorpora a nuevos personajes para que cojan las riendas. No es un reboot al uso, pero tiene la suficiente fuerza como para captar a una nueva generación que no ha visto las originales. Y todo esto está más que conseguido.

Scream (2022) logra convencer como regalo a los fans que querían ver a Ghostface de nuevo y como capturador de una nueva generación que quiera un poco de sustos, cachondeo y que no le traten como idiota.

Parte de ello se basa en la decisión de dejar que el trío de las películas originales no cojan excesivo protagonismo (como sí que sucedió en Scre4m), aquí aportan al argumento y le dan valía y peso pero no marcan las acciones. Un poco al estilo de los personajes clásicos de Star Wars en la última trilogía.

Con estos ingredientes y con “Stab (puñalada)” como catalizador marcan un argumento ambientado de nuevo en Woodstock donde de nuevo alguien está matando gente homenajeando los asesinatos originales y dando lugar a varias referencias meta de lo más interesante y divertidas que saben hacer una buena radiografía del cine de terror actual.

Aún así la fiesta no es absoluta y aunque Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett manejan con mucho acierto todos los ingredientes (como ya hicieron en la muy infravalorada “Ready or Not”) aquí los números de terror no les quedan lo suficientemente atados en el apartado terrorífico.

Valoro mucho cómo han construido las piezas con referencias obvias a Psycho o sucintas a Carpenter y sobre todo al maestro Craven, porque lo grande de ahora es que Craven bebía de Hitchcock pero ahora la nueva generación bebe directamente de él.
Pero ese ambiente terrorífico del primer Scream, esa manera de crear imágenes y muertes icónicas que después repetirían y parodiarían hasta la extenuación aquí no suceden. De hecho la película gana muchos enteros en el último acto cuando se desmadra por completo y ahí los directores son capaces de mostrar que su inmenso talento está en otro apartado.

Tampoco han conseguido dar en la tecla de algunas interpretaciones de los más jóvenes que se ven ciertamente patosas o faltas de carisma comparadas con la original.

Esos dos peros son únicas observaciones en lo que en general es una celebración y divertimento. Scream (2022) tiene las piernas suficientes para caminar por sí sola, para divertir, sorprender y sobre todo entretener de manera absoluta. Es una cuarta (!) secuela de una cinta de terror que sabe perfectamente dónde y cómo juega y que termina en todo lo alto. Hay una escena en la que hablan sobre pasar la antorcha, creo que si Wes hubiese estado entre nosotros habría estado orgulloso de entregarla.

Lo mejor: El sentido autoconsciente de entretenimiento y no querer elevarse
Lo peor: Las piezas de terror y ciertas interpretaciones

Valoración: 7,5/10
Criticoenserio
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5
25 de junio de 2020
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Judd Apatow se hizo famoso por sus comedias “bros” y crear el System Seth Rogen, Paul Rudd, Jason Segel, Jonah Hill, Dave Franco… Comedias descerebradas de perdedores adictos a la marihuana. Algunas de ellas realmente divertidas, otras verdaderamente repetitivas.

Judd Apatow también ha tratado de buscar su graduación indie y reconocimiento en “dramedias” donde ha creado tantos simpatizantes como detractores. The King of Staten Island cae en este saco y es su película más similar a Funny People.

Si os gustó su tono en aquella es muy probable que os guste este “King of Staten Island”

Pete Davidson ocupa el lugar central de la función y para mí Judd Appatow no consigue darle la profundidad o la ironía para elevar esta historia de perdedores y aunque tiene elementos buenos como el mensaje sobre los bomberos y lo que dejan detrás cada vez que se juegan la vida, la película me resulta excesivamente larga y convencional en su último tercio. De hecho el personaje me resultaba cansino y rozando la tara mental.

En resumen, pese al acertado retrato de Staten Island “If you have money why would you live in Staten Island” Para hacer este drama ligero las bromas tienen que caer bien y el drama debe funcionar por la simpatía hacia los personajes. Y ni una cosa ni la otra acaban de caer en el lado correcto.
Criticoenserio
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