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Críticas de mpt
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
9
8 de abril de 2024
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay tres nombres que han reinado con luz propia los últimos diez o quince años en la industria cinematográfica, esos nombres son Christopher Nolan con títulos como El caballero oscuro (2008), Interstellar (2014) o la reciente ganadora de los Oscar Oppenheimer, Damien Chazelle con títulos como Whiplash (2014), La La Land (2016) o Babylon (2023) y Denis Villeneuve con producciones como Incendies (2010), Prisioneros (2013), La llegada (2016) o Blade Runner 2049 (2017).
Hoy nos ocupa la nueva película de Villeneuve, Dune: Parte dos.

Recientemente, Steven Spielberg hablaba del director como uno de los directores que ya forman parte de la lista de creadores de mundos, y qué mundo, el mundo de Dune.
El director canadiense ha creado un verdadero hito de la ciencia ficción, una obra extraordinaria, grandilocuente y llena de épica.

Su antecesora, Dune, asentaba las bases necesarias para seguir avanzando en el proceso de autodescubrimiento de nuestro protagonista, Paul Atreides, interpretado por el actor de moda Timothée Chalame (Call Me by Your Name, Wonka).
Viendo los anteriores trabajos del director dentro del género de la ciencia ficción, la primera parte de Dune era todo aquello que podíamos esperar; nada de una historia fácil, apresurada o acelerada y nada de acción desmesurada y gratuita. La película anteponía los personajes, sus motivaciones, sus intenciones y su doble cara, y sobre todo anteponía la creación del mundo de Dune. Tal fue su éxito que la película acabó llevándose seis Óscar técnicos, aparte de nominaciones en las categorías principales como mejor película.
Con todo esto, el hype para esta segunda parte era mayúsculo, y no ha defraudado.

Villeneuve sigue apostando por un ritmo pausado, que ayude al espectador a situarse entre tanto caos, casas imperiales y personajes, pero esta vez su despliegue visual es superior.
Su fotografía desértica, obra del ganador del Oscar por la primera parte, Greg Freiser, es impecable, un espectáculo visual de primer nivel. Realmente sientes el desierto. Eso sí, hay que ver la película en la pantalla de cine más grande posible.

Por lo que respeta a la fotografía, mención aparte merece la secuencia que se desarrolla en el planeta Harkonnen, con un blanco y negro espectacular que engrandece la batalla de gladiadores galácticos que presenciamos.
La escena del protagonista domando a uno de los gusanos, con un plano desde la perspectiva del protagonista, deja al espectador mudo. Una escena espectacular, creando la sensación que de repente el desierto es un océano al que surfear.

Pero si por alguna cosa destaca Dune por encima de otros blockbusters o sagas galácticas es por la profundidad y complejidad de su historia y personajes, y aquí todo eso se acentúa. Paul empieza a tener dudas acerca de su papel en la historia, su madre va cogiendo una personalidad mucho más radical, el personaje interpretado por Zendaya se debate entre el amor por Paul o el amor de su pueblo Fremen y así todos los personajes.
Uno de los grandes temas de la película es el debate y enfrentamiento entre aquellos que apostan por la fe en la religión y en la llegada de un mesías, y los que creen con el poder del pueblo. Esta batalla llevará a un enfrentamiento moral a nuestros protagonistas.

Por lo que respeta al reparto, aparece un nuevo villano, un sociópata de la casa Harkonnen de primer nivel interpretado magistralmente por Austin Butler (Elvis). El resto del elenco sigue cumpliendo sus respectivos papeles de la primera parte, destacando quizás como punto negativo un Javier Bardem cuyo personaje en momentos parece un poco desubicado y sobreactuado.

A mencionar uno de los puntos fuertes, su banda sonora. Uno se queda sin adjetivos ante la épica compuesta por Hans Zimmer, ganador del Óscar por la música de la primera parte. Eso sí, Zimmer también nos regala alguna pieza con un toque más sentimental que funciona de maravilla en las escenas más íntimas de los protagonistas.

Como punto negativo, he hablado de un sobreactuado Bardem, pero también hay que hablar de un acto final, quizás un poco precipitado, teniendo en cuenta las expectativas generadas por los protagonistas.

En definitiva, una nueva obra maestra de uno de los directores modernos más importantes del cine actual, y que sigue creando mundos donde perdernos y que esperamos culmine con su tercera parte de igual forma que en esta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mpt
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6
23 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viggo Mortensen estrena su segundo largometraje después de Falling (2020). Como en su primer largo, Mortensen dirige, interpreta, escribe y compone.

Para ello ha contado con la inestimable compañía de una gran actriz y un buen puñado de buenos secundarios.
Hablamos de Vicky Krieps, la ganadora en Cannes 2022 por su papel en La emperatriz rebelde (Marie Kreutzer, 2022), que aquí coge el gran protagonismo y peso del film.
Krieps (El hilo invisible, Tiempo) interpreta a una mujer empoderada e independiente que debe arreglárselas sola cuando su pareja, Viggo Mortensen, se marcha al frente de la Guerra Civil.

La narración que escoge el director no es lineal. Empieza mostrando el desenlace de nuestra protagonista y un crimen que tiene lugar en la ciudad. Es a partir de aquí cuando la película retrocede varios años atrás mostrando el momento en el que la pareja se conoce y forja su relación.

Mortensen filma con clase, haciendo gala de un buen manejo de la cámara, buscando siempre el mejor plano posible y un buen gusto en su puesta de escena. Ejemplo de eso es la escena del juicio en el pueblo.

Si uno de los puntos fuertes es su excelente fotografía, su debilidad viene en su narración. La película tiene tensión en su inicio, excelentes primeros 20 minutos, y en sus últimos quince, mostrando el desenlace de todo.
Su flaqueza reside en su parte central. A momentos parece que el director se gusta demasiado en su narración pausada, centrada en imágenes, dejando un tanto frío al espectador. Hay formas y formas de narrar, y cuando la historia es potente se puede dejar espacio a la reflexión y a la narración en imágenes, pero en este caso estamos hablando de una historia simple y vista. Una mujer empoderada, que quiere ser dueña de su vida y su destino y que quiere trabajar y no vivir del hombre. Con ciertas diferencias, la película recuerda por ejemplo a Cold Mountain (Minghella, 2003), con la presentación de un personaje femenino fuerte y valiente, en esa ocasión interpretado por Renée Zellweger, actuación que le valió un Oscar. A la película de Mortensen le falta más tensión y emoción, y eso es debido en gran parte por la falta de guion.

Como he dicho al inicio, la suerte para nosotros es que el elenco de secundarios da el pego y aporta carisma a la historia. Encontramos nombres como Danny Huston (El jardinero fiel, 2005) o Garret Dillahunt (12 años de esclavitud, 2013).

En definitiva, no estamos ante una gran obra ni una película fallida, pero sí que esperábamos algo más, más emoción y contundencia. El bueno de Mortensen saca a relucir sus dominios con la cámara, pero nos deja fríos con la narración.
mpt
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8
21 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un sinfín de películas navideñas que llenan las programaciones de nuestras televisiones cada año de fiestas. Desde este año ya podemos añadir una nueva, The holdovers, la nueva película de Alexander Payne.

Aunque si sumamos el nombre de Payne y Navidad, no podemos estar hablando de una película navideña al uso como pueden ser las recientes Love Actually (Richard Curtis 2003), o Solo en casa (Chris Columbus 1992) ni de clásicos como Cuento de Navidad (Brian Desmond Hurst, 1951) o Que bello es vivir (Frank Capra, 1946).

El director de grandes títulos como Entre copas (2004) o Los descendientes (2011), nos presenta un trio de personajes de los que podríamos denominar como perdedores. Cada uno a su manera son individuos que la vida y la sociedad los ha maltratado. Uno es un profesor cascarrabias con un doloroso pasado por descubrir, otro un estudiante cuya familia lo ha dejado atrás y la otra una cocinera del campus universitario que recientemente ha perdido su hijo en la guerra del Vietnam.

Como de costumbre en el cine de Payne, el director nos regala un película de personajes, y nos va descubriendo poco a poco la historia de cada personaje y de como por circunstancias de la vida deben pasar juntos unas fiestas tan señaladas como las fiestas de Navidad.

La película transcurre entre la comedia y el drama, convirtiéndose en una tragicomedia sobre la perdida en el caso de la cocinera, la soledad y la incomprensión en el caso del profesor y la redención en el caso del estudiante.

Las actuaciones del trio protagonista son de un nivel altísimo. Paul Giamatti nos regala su mejor interpretación en años y suena con fuerza junto a Cillian Murphy para llevarse los premios más importantes de la temporada. Da'Vine Joy Randolph luce en un papel lleno de contrastes entre la fuerza y la entereza de una mujer trabajadora y la de una mujer que lo ha perdido casi todo. Y el debutante Dominic Sessa se une a sus compañeros con una convincente actuación en su estreno.

Gracias a un guion ágil con un tono muy contenido tanto en el drama como en la comedia, evitando caer en tópicos del género, las dos horas transcurren sin problemas llegando a un final que, como toda la película, es agridulce pero que deja con el sabor de boca de haber visto un gran película de personajes.
Una vez más, gracias Payne por un nuevo soplo de aire fresco!
mpt
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7
29 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos realizadores han dejado tanto huella en la producción audiovisual de género como Mike Flanagan en los últimos diez años.

Lo descubrimos en 2011 con Absentia, pero su primer hit vendría con la notable Oculus (2013), que recibiría nominaciones a mejor película en los festivales de Sitges y Toronto. Ese éxito le abrió las puertas a un proyecto comercialmente más potente, la segunda parte de la saga Ouija (2016) y que superaba en calidad a su predecesora. Ese mismo año estrenaba el potente thriller, Hush. A partir de aquí fue encadenando proyectos más que correctos como Somnia y El juego de Gerald, ambas estrenadas en 2017. Su gran obra maestra llegaría en 2018 con la serie La maldición de Hill House, una de las mejores series de terror de todos los tiempos y sin duda una de les mejores series de su año. Fue tal su éxito que el siguiente trabajo que le confiaron fue la secuela directa de la mítica El resplandor (Kubrick 1980), Doctor Sueño (2019). Es su última película hasta la fecha, ya que desde entonces solo ha rodado series, tres de gran calidad cómo La maldición de Bly Manor (2020), Misa de medianoche (2021) y la que nos ocupa hoy La caída de la casa Usher, y otra con un resultado mucho más irregular, El club de medianoche (2022).

La caída de la casa Usher reúne todo lo bueno del director. Puesta en escena sencilla, pero muy cuidada, las escenas de diálogo entre el protagonista y el fiscal son un claro ejemplo, diálogos mordaces en torno a la familia, la vida y la muerte y sobre todo al capitalismo (ojo a los monólogos de la limonada y de productos farmacéuticos) y finalmente un reparto notable ya habitual en las producciones de Flanagan.

Es quizás la producción con menos terror de todas las que nos ha entregado su director desde Hush. Su historia judicial de fondo nos da grandes líneas de guion y grandes batallas dialécticas entre personajes, pero sirve de poco para ofrecernos momentos de tensión, aun así los hay.

Algunos dirán que le sobran capítulos, y quizás tengan algo de razón porque su historia central no da para giros de guion ni grandes enigmas, pero la descripción y destrucción de personajes que hace su director capítulo a capítulo merecen nuestra atención. Especial mención al segundo capítulo titulado La máscara de la muerte roja.

En definitiva, un retorno por la puerta grande de un director que nos está regalando grandes producciones y que esperemos siga haciéndolo en el futuro.
mpt
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6
11 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 2004 cuando en octubre llegó al Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya la película Saw, dirigida por aquel entonces por un desconocido James Wan (Silencio desde el mal, Expediente Warren, Insidious, Aquaman). La película venía de ser proyectada en festivales como Sundance o San Sebastián, ganando el premio a mejor película de género en este último. Pocos se imaginaban que en aquel momento esa mezcla de Seven (Fincher, 1995) y Cube (Natali, 1997) daba inicio una de las sagas más rentables de los últimos veinte años, 10 películas y más de 1000 millones de dólares recaudados.

Lo primero que hay que reconocer a está última parte es tener una historia digna de contar. Así como a partir de la segunda parte todas las películas tenían una historia nula. Además, sus personajes iban saliendo y apareciendo por sorpresa pero sin demasiada explicación solo como pretexto de ir tirando de giros de guión bastante inverosímiles.

En esta nueva entrega hay un poco más de argumento y sus personajes un poco más perfilados y trabajados, un ejemplo es la empatía que tiene un personaje conocido y aliado de Jigsaw con una de las víctimas. Podríamos decir que la película sacrifica sus múltiples giros de guión por una historia más sólida.

Lo segundo que la hace igual o más especial que las siete anteriores es su cantidad de sangre y vísceras. Aún teniendo más historia, la película tiene una duración de 118 minutos y prácticamente en la primera mitad de ellos se nos presenta la trama y personajes, no pierde un ápice de secuencias que satisfarán a los amantes del gore.

Y por último, Tobin Bell vuelve a brillar en su papel de John Kramer/Jigsaw, creando un personaje atormentado por su muerte inminente y lleno de rabia y sed de justicia.

En definitiva, Saw X supera las (pocas) expectativas que había en ella y se posiciona como una de las mejores películas de la saga.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mpt
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