He tenido que hacer mención a una de las célebres frases de la magistral "Amanece, que no es poco" de Cuerda para titular esta reseña y es que, inevitablemente, tras ver esta película, me han venido a la cabeza varias escenas. Si la han visto, recordarán que en aquel pueblo casi todos eran intelectuales y mantenían largas y absurdas charlas en la taberna. Pues bien, cualquiera de aquellos personajes podría recomendar el film que ahora nos atañe.
Las referencias a Yorgos Lanthimos y su peculiar estilo pueden venir de distintas fuentes, pero de ahí a que sea proclamado como uno de los gurús de la originalidad de principios de siglo, hay un trecho. Claro está que este buen señor, venido del teatro y con una carrera fulgurante, sobre todo para ser griego, es un profesional incuestionable y, sin duda, buen cineasta. De Yorgos Lanthimos poco he de decir ya que aquí no estamos para esto. Vayamos a la película y acabemos pronto. Con un casting de envidia, una dirección encomiable y una magnífica fotografía, esta Langosta comienza prometiendo un sabroso plato. Buen planteamiento que despierta el interés. El problema comienza cuando te has comido la cabeza y aún te queda el grueso del cuerpo del crustáceo, esperando que sea la mejor parte del manjar y, ¡zas!, la Langosta comienza a atragantarse. Y tanto se atraganta que cuesta llegar al final del plato. Se desea terminar de una vez y soportar lo mejor posible la pesada digestión.
Mi opinión, como todas, es una más, pero como ya he dicho en más de una ocasión, el pecado imperdonable de cualquier película es que llegue a aburrir y, esta langosta que acaba mutando en ostra, lo comete durante largo tiempo. Una lástima, con lo bien que olía.

Tras un comienzo que ofrece esperanzas viene la historia que, por cierto, es el grueso de la duración del film, y no la acción. Menos mal que esto está basado en unos dibujos animados porque es lo único que lo puede justificar. La historia es de pena, no hay por donde cogerla, recomendada para bajos CI o encefalogramas planos, y tampoco queda claro que vaya dirigida a los niños. Hay una escena que pretende ser graciosa y tiene lugar en casa de los padres del prota. Humor americano del Hollywood megacomercial más rancio, infumable.
Una lástima con el peliculón que se podría haber hecho con esos bichos. Caña de picaña, pero acaba siendo más blanda que Bambi, lo juro.
Al principio crees que los robots te van a infundir respeto al menos, y acabas adorando a los click de famobil, mucho más serios.
Ah sí, la acción y los efectos. Hay 10 minutos escasos chulos en toda la película, el resto escenas con cámara en mano y montajes de 5 tomas por segundo donde no te enteras de mucho, la verdad.
En fin, será un éxito de taquilla igual, en verano los cerebros se reblandecen.