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Críticas de griffinjazz
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Críticas 112
Críticas ordenadas por utilidad
8
18 de agosto de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Érase una vez... en Hollywood" es el noveno film de Quentin Tarantino. Leyendo algunos comentarios sobre la película, no deja de sorprenderme cómo es posible que muchos de los fans del propio director a esta alturas todavía no se han dado cuenta de que Quentin es mucho más un maestro de la pausa y del sigilo que de la acción (siguiendo la enseñanza de Leone), ocupando la mayor parte del metraje de sus películas (salvo Kill Bill, su única película que me aburre) los diálogos y la recreación en la descripción de personajes, épocas y lugares (qué es si no el capítulo de Lobo en Pulp Fiction).

Tenemos un ejemplo excelente de lo que digo en esta película, en la escena de la visita de Clift (Brad Pitt) al Rancho Spahn, momento en el que se para el tiempo y se genera un gran estado de tensión y de suspense. Lo que para algunos es una escena de relleno (he leído) y sin sentido, para mí es una de esas escenas absolutamente mágicas (y muy característica y definitoria) dentro de su cine y más que necesaria para el desarrollo posterior de la trama

En este sentido, "Érase una vez... en Hollywood" me ha parecido un fascinante homenaje a un escenario y una época fundamental en la cultura popular americana, siendo Hollywood un protagonista más, con esos fantásticos y bien desarrollados paseos en coche por las avenidas con todos esos carteles de fondo. Tampoco comparto que exista ausencia de una línea argumental principal que también algunos comentan, ni que sea una película poco "tarantinesca" (estas dos afirmaciones me parecen especialmente desafortunadas). Y es que precisamente todo ese fetichismo, ese amor y ese viaje por el cine de género, por las mugrientas series de televisión, el spaguetti western y el euroexploitation, por la música y las emisoras de radio (en este sentido pienso que es una de sus películas más características, qué mejor refleja sus obsesiones), y por los sets de rodaje, sirve de hilo conductor para contar el verdadero epicentro de la historia, que es la relación de sincera amistad entre dos tipos venidos a menos, actores inmersos en sendas crisis personales y profesionales (un actor en plena desesperación porque empieza a ser consciente de su propia decadencia y un especialista que ya ha asumido su condición de prescindible y de ser al margen de la industria) que cada uno afronta de diferente manera; Rick Dalton (excepcional Leonardo DiCaprio) mostrando sus inseguridades y Clift disfrutando de su rutina y de la compañía de "Brandy". Por otro lado, se nos muestra la feliz vida de Sharon Tate por esos días en un muy amable caracterización de Margot Robbie, historia que confluirá tras la explosión final con el hilo principal. Suya es otra magnífica escena en la que Sharon Tate entra en el cine a disfrutar de su trabajo en The Wrecking Ball (y que en un bonito homenaje al Bela Lugosi / Martin Landau de "Ed Wood", imita desde la butaca los gestos que ella misma hace en la pantalla)

"Érase una vez... en Hollywood" es para mí una fantástica película, ni siquiera lastrada por el exceso de celo en la explosión de caricaturesca violencia del final, una escena esperada y necesaria pero que rompe un tanto con el tono elegante del resto del film, pero como digo es 100% Tarantino y, como en Django o en Los odiosos ocho, la visceralidad y el exceso va incluida en el lote (aparte de volver a utilizar la violencia en la ficción, como ocurriera en Malditos Bastardos, para ajustar cuentas con la historia y derrotar a viejos fantasmas del pasado).

"Érase una vez... en Hollywood" desprende melancolía por aquella época en la que el cine tenía esa trascendencia social y la memorabilia inundaba las calles y muestra una visión desesperada de sus personajes, pero es a la vez su película más sensible y la única en la que QT muestra verdadero cariño por ellos (junto con la Jackie Brown de Pam Grier).

La película es una sucesión de escenas fascinantes, todas las de Leonardo DiCaprio en el set de rodaje, su conversación con la niña, la fiesta en la mansión Playboy, y desde luego el esperanzador final, un muy bonito epílogo para Rick Dalton y Sharon Tate en esta historia que juega con la ficción y la realidad; puro CINE, vamos.

Dice Tarantino en la entrevista publicada este mes en Dirigido Por: "Si tuviera 65 años o algo así, Érase una vez... sería una película muy diferente. Pero yo tenía la edad mínima necesaria para poder entender cuál era el mundo en el que vivía. En este sentido, creo que es un homenaje a mi infancia de la misma manera en que Roma lo fue para Alfonso Cuarón".

Pues eso, sin ninguna duda la gran película de Quentin Tarantino de este siglo.
griffinjazz
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7
2 de enero de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre "El poder del perro" (The Power of the Dog) de Jane Campion. Imprescindible verla sin leer nada de nada en ninguna parte al respecto.

Aclara Jane Campion (más de diez años desde que estrenó "Bright Star", su biopic John Keats) en una entrevista que: "Tal y como está el título, es una especie de advertencia. El poder del perro son todos esos impulsos, todos esos impulsos profundos e incontrolables que pueden llegar a destruirnos". El título hace referencia al salmo 22:20 de la Biblia: "Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida".

Un western que en su planteamiento inicial pareciera recrear un conflicto con juegos de poder, una pugna de masculinidades opuestas, pero que de pronto torna en una trágica, perversa y cruel historia de venganza en la que las heridas más profundas no las provocan las balas. Y todo expuesto de forma sencilla, exquisita y sutil como es marca de la casa. "Haría cualquier cosa por mi madre", comienza diciendo el chavalote al principio de la película.
Atmósfera opresiva en espacios abiertos y una inquietante música de Johnny Greenwood (Radiohead), que como Warren Ellis y Nick Cave en "The Proposition" de John Hillcoat aportan un inquietante toque contemporáneo a un western macabro y con la que de alguna manera se establece una conexión con Paul Thomas Anderson, pues aquí hay mucho de "Pozos de ambición" y de "El hilo invisible" (o con "Bone Tomahawk", otro western que comienza de una forma y de pronto se transforma en algo mucho más siniestro).

Por cierto, Kristen Dunst y Jesse Plemons (estremecedor cuando dice lo de que "por fin no estaré solo"), cuyos papeles inicialmente iban a ser interpretados por Ketherine Moss y Paul Dano, ya hicieron pareja en la fantástica segunda temporada de Fargo, allí mucho más funestos y divertidos, aquí sombríos y oscuros, de alguna manera sepultados por la imponente presencia de un enorme Benedict Cumberland.
griffinjazz
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7
12 de octubre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última etapa de la carrera de Woody Allen me está pareciendo realmente sensacional, sus películas de la última década muestran una fantástica evolución acerca de muchos de sus posicionamientos habituales, es un Woody Allen más amargo y menos condescendiente y, desde luego, con una notable capacidad para la autocrítica. "Blue Jasmine" fue una de los mejore exponentes cinematográficos de la crisis económica de la década pasada, "Magic in the Moonlight" o "Café Society" convertían en nostalgia el antaño recurrente refugio en el amor como salvación (en "Wonder Wheel" todo esto se desvanece definitivamente) y en "Irrational Man" teníamos un nuevo y fenomenal cierre a uno de los temas que más le obsesionan y atormentan; el crimen y el castigo que ha desmenuzado como nadie en la trilogía que completan "Delitos y faltas" y "Match Point".

Dicho todo esto, "Rifkin's Festival" (seis persona en la sala, ufff) definitivamente me ha gustado considerablemente; a partir de un tono general relativamente amable, deja caer el peso de la desesperanza en su protagonista, cuando ya casi todo se desvanece y ni siquiera sus convicciones intelectuales empiezan a ser un soporte. La aventura con una mujer puede ser un soporte eventual pero empieza a ser una quimera (muy bien Elena Anaya, por cierto), la visita de La Muerte es la oportuna recreación de "El séptimo sello" (fantástico Christoph Waltz) empieza a estar demasiado presente (aunque la muerte, de entre sus obsesiones favoritas, es la que menos presente está en la película).

Las ensoñaciones cinéfilas resultan muy agradables, cómo no, alguna realmente inspirada (El ángel exterminador), con referencias muy evidentes que suponen carnaza para incondicionales, claro. El mundo de la cinefilia y de los festivales son más objeto de mofa que de crítica.

Y otra cosa que me ha encantado es la deferencia de Woody Allen regalando un magnífico papel protagonista a Wallace Shawn, un fundamental característico de su cine (un hombre, por cierto, de enorme éxito como actor de voz en cine de animación). Apareció por primera vez en Manhattan, era el extraordinariamente bien dotado ex-marido de Diane Keaton. Después fue el Superagente Enmascarado en "Días de Radio", el amigo que lo saca del trance con lo de Madagascar y Constantinopla en "El misterio del escorpión de jade", aparecía también en "Melinda y Melinda" y "Sombras y niebla".

Y una cosa más, detractores del cine de Allen que no la vean y eso que se ahorran (y que nos ahorramos todos).
griffinjazz
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8
8 de enero de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"En la playa sola de noche" (Bamui Haebyunaeseo Honja), de Hong Sang-soo, historia en dos actos de Younghee, una actriz de éxito retirada momentáneamente por estar atravesando una crisis interna. El primero que transcurre en Hamburgo donde ha viajado para recuperarse de un desengaño sentimental, y el segundo, especialmente hermoso, tras su vuelta a Seúl. Dos secuencias (ambas etílicas) impresionan especialmente entre muchas otras; la primera, la cena con los amigos tras la vuelta, en la que Younghee se sincera y se abre en canal para pasar de la decepción y el dolor a la euforia y al enfado, planteando hasta qué punto es conveniente basar toda la vida en el amor.

Y la segunda, la inesperada aparición del director de cine Sang-won con el que mantuvo la relación, en la larga secuencia del sueño, y su emotiva conversación con Younghee, la cual transcurre de nuevo sentados en una mesa y rodeados de amigos. Una maravilla por donde se mire. La principal referencia es Ozu, claro, pero me da la impresión de el espíritu de Bergman está más que presente. Fascinante película.
griffinjazz
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6
27 de marzo de 2024
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero que lo menos afortunado de Night Country, la cuarta temporada de True Detective concebida por Issa López, no es el posicionamiento un tanto maniqueo y tendencioso que pudiera transmitir y la simplicidad con la que se afrontan diversas controversias (aunque esto parece ser lo que más ha molestado a algunos seguidores de la serie), ni siquiera la amoralidad que subyace en el comportamiento de prácticamente la totalidad de los protagonistas. Lo más opinable es la escasa exigencia con la que se tratan algunos asuntos y se resuelven algunas tramas (o directamente como se pasa de puntillas por las mismas), lo inexplicablemente ridículo de algún personaje (la señora espiritual que vive sola en la casa es de no creer) y un último episodio que por desgracia se hace largo, cansino y decepcionante.

Por lo demás, los elementos fantásticos están bien generados y la composición de los personajes principales me parece correcta. Y sobre todo, algo que la emparenta con las anteriores temporadas, especialmente con la primera, y es como se consigue otorgar a la ambientación y al paisaje un protagonismo brutal en la historia; manifestándose como la opresión y la negrura de la noche sin fin puede devenir en pánico y locura. Esto me parece brillante, los paisajes desérticos nocturnos provocan suficiente desasosiego, intentando buscar conexiones con La Cosa de Carpenter, Fargo o El Resplandor de Kubrick, aunque cualquier referencia está muy traída por los pelos.

No me ha decepcionado pues tanto como a la mayoría de seguidores de True Detective, que parecen un colectivo bastante peculiar y tendente a la ofensa, pero sí que deja la sensación de oportunidad perdida y desde luego deja a las claras que se trata de un producto menor.
griffinjazz
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