La excusa que siempre buscó para arrancarse los ojos con una cuchara en el interior de una sala de cine.
El problema con la película no es el tema. ¡Todos hemos visto decenas de filmes para televisión y cine con un planteamiento similar! Pero aquí se cae en el histrionismo, falta de originalidad en bastantes enfoques y en una incapacidad absoluta para creerse lo que se ve. ¡Hasta el título se les fue de las manos! Yo no veo punkies, sino a frikis con armas. Si la hubieran enfocado desde la comedia, igual hubiera sido más acertada.

Película interesante, en la que se examinan los detalles de la relación entre una mujer con una vida insatisfactoria, a pesar de estar rodeada de cierto entorno "glamouroso" , una belleza exultante y magnética y un coro de críticas machistas, y un hombre solitario, igualmente de vida vacía que desperdicia su matrimonio con la anteriormente citada a causa de los celos. La conclusión, la destrucción de ambos.
Para mi gusto, sobra metraje, pero vale la pena verla.

Estamos ante una película que hubiera tenido mejor fortuna en los 50. El protagonista, cual Gulliver o el sufrido Scott Carey de "El increíble hombre menguante" es encogido para poder formar parte de una sociedad que mora en el interior de una "nave meteorito", que en ningún momento tiene pinta del planeta que da título al filme. Dicho esto, se vuelve tan sosa y predecible, que mejor leen la composición de una "Fanta" o, simplemente, salen a dar un paseo y disfrutan del cambio climático.

Buena canción y ningún tipo de actuación. Daría igual que cantasen el tema en un huerto o un asilo. No hace falta la dirección, no hay buena fotografía (porque si buscaban algo distinto como excusa, no lo consiguieron) y el iluminador lo hace mejor de lo que yo lo haría, pero sigue pareciendo el trabajo de un chimpancé aburrido.Así de paso me critico también a mí y extiendo un poco el texto. Chaooo.

Por lo visto, para algunos es una especie de película de culto de serie”Z”, o así. Y lo cierto es que es mala, mala, mala... al punto de que te resulta hasta interesante. Cómo mezcló un guionista tantas tonterías, como unos actores y actrices tuvieron que abandonar sus cualidades actorales (porque el guión exigía actuaciones estúpidas), el misterio de cómo crear una banda sonora (por llamarla de alguna manera) que, sorprendentemente, hubiera sido mejor atropellando gatos o tirando latas desde una azotea y, finalmente, una dirección digna de ganar un Oscar “Mayer”, hace que está película merezca verse. Y, a la salida, el espectador debería entrar en un monasterio budista e intentar romper el mal karma que le ha aportado. Junto con el director, los actores y hasta el acomodador.
Lo único destacable: las mujeres de la película son de verdad, en el sentido de que no hay silicona. Lo único real y creíble de esta película “de culto”.