Estéticamente apabullante, pero ahí se queda. Poco hay del Bernstein artista. Aquí pesa como una losa en el guión esa obsesión moralista estadounidense con el sexo como pecado y el examen/cotilleo morboso de las relaciones de pareja digamos, menos habituales. Y los pecadores deben ser mostrados como tales desde una posición de superioridad moral de los creadores del filme. De ahí el título de la crítica, como si fuese un filme "S" de Ignacio F. Iquino.

Al guionista no le ha atraído el biopic clásico, en el que veamos los entresijos de la creación del artista, ni sus grandes logros o que significaron para él. Una breve mención a "West Side Story". Alucinante. Aquí lo que prima es que el compositor era bisexual y, por tanto, promiscuo y veleta. Dominado por los placeres de la carne. Así recibe la oferta para dirigir la orquesta Filarmónica de Nueva York por indisposición de los otros dos directores, mientras yace en la cama con su amante masculino y lo celebra saltando sobre él y repiqueteando su pompis como si fuese una batería. Una declaración de intenciones de Cooper y su banda. Un biópic como alguno de esos sobre Picasso. ¿Desmitificando el mito? Quizás no tanto, pero criticando su forma de vida.

Asistiremos al romance y relación con la que fue su esposa durante muchos años y madre de sus hijos, pero su bisexualidad será ese elefante en el salón-comedor. Siempre presente en la película. ¿Influyó su sexualidad algo en su obra? ¿Y, por ejemplo, su religiosidad judía influyó en la misma? Porque de nada de eso hablan.

De hecho, su bisexualidad no parece gozar de la comprensión de Cooper. No le gusta y le da un aura de negatividad. Las situaciones descritas, como cuando coquetea con un chaval en una fiesta en su casa, frente a su mujer, o cuando le trae a la intimidad de su casa con sus hijos como invitado periódico, no parecen dejar en muy buen lugar a Bernstein. En fiestas con sus "amigos" le veremos esnifar coca. Y ya al final, una de las actividades por las que era famoso el maestro, esa enseñanza a los jóvenes, le sirve a Cooper para mostrarnos como Bernstein parecía usar esas clases con jovencitos para luego comerles los morros en discotecas, desatado en una juerga continua bajo las luces estroboscópicas. Pecador, pecador, lascivo y esclavo de su vicio. Esa es la imagen del compositor. Apenas nada de su genio.

Hay una escena, quizás la única, en la que le veremos dirigir a una orquesta en una de sus obras. Ahí Cooper como actor repetirá todo el abanico de gesticulaciones exageradas por las que era conocido y criticado Bernstein, pero también parece homenajear su genialidad como director.

Buena fotografía. Magnífico apéndice nasal. Sin embargo la película se la lleva Carey Mulligan, de 38 años, a la que veremos de jovencita hasta la senectud.

Película fallida. Oportunidad perdida. Pero seguro que se lleva varios óscars.

Mediocridad woke de manual. Cumple con todos los requisitos: empoderada protagonista negra, perfecta e invencible, una "Mary Sue" sensu stricto, como desarrollaré en el spoiler.

La historia en sí es una mezcla fallida entre terrorcillo cutre, la película "Déjame salir" de Jordan Peele, unas gotitas de "Downton Abbey" y novelas románticas repipis, tipo Rosamund Pilcher, con historias entre gente de clase alta, aristocrática, culta y refinada y una chica corriente, que no deja de recordarme a la celebérrima y cansina pareja de Harry y Meghan.

La parte romántica, de vergüenza ajena, se lleva la mayor parte del filme, salpicada de escenas de terror. Pronto sabremos de que va. También el comportamiento de la protagonista, altivo y desafiante con los desconocidos, no es nada creíble. Ella siempre está por encima del listón con respecto a sus anfitriones. Superioridad moral por ser quién es. Parece que viene a salvar Inglaterra. La parte de terror es bastante standard, completamente previsible. No está mal rodada, copiando esquemas típicos del terror noventero -que no hammeriano-, sino que no destaca en absoluto. El problema es que el mensaje woke se adueña de la historia y la estropea aún más. La protagonista se transformará en una especie de superheroína invencible, capaz de vencer a cualquier enemigo. Una fusión entre Ripley, Blade y El Ecualizador. Todo el final chirria, con atajos inverosímiles de guión, alcanzando cotas de ridiculez difícilmente superables.

El resultado es un producto risible, no por intención, sino por torpeza, que nos lleva a reflexionar hacia donde va el cine. Posiblemente el cine irá en una dirección y los espectadores en la dirección contraria.

No es un bodrio. Recuerda a aquellos filmes de corte mitológico tan habituales en los 60 y 70, como los de Simbad, "Jason y los argonautas" o "Lucha de Titanes", por poner ejemplos, con efectos del Gran Harryhausen. Un tipo de fantasía quizás obsoleta, que tuvo una cierta resurrección con el díptico de "Furia de Titanes" o "Immortales", herederas a su vez de la peculiar "300". Dioses y humanos mezclados, apoyándose para sobrevivir. Aprendiendo el uno del otro.

En fin, un divertimento mitológico, de aventuras, con magníficos efectos especiales, fastuosos vestuarios, ambientación muy lograda y notables escenas de acción, dirigida por el siempre interesante Alex Proyas. Démosle crédito. Tiene un buen currículum.

El filme es un homenaje a aquellos filmes de las sesiones dobles, junto a los filmes de Maciste, Hércules y demás culturistas en filmes italianos. Un simple divertimento. Y como tal se debe valorar.

Raul Arévalo nos obsequia con un film de sci-fi (si no pertenece a este género no le veo explicación a la historia) donde uno puede circular en coche por Sitges ¡y aparcar! sin problemas y sin cruzarse con otro vehículo, como en un pueblito de Albacete; donde no se ven turistas quemados por el sol con una cerveza en la mano, donde no hay manteros asediándote, donde hay calas en verano ¡en las que no hay ni un bañista!, en un mundo en el que al descubrir que tu mejor amigo y tu ex-novia (?) les ha faltado tiempo para enrollarse cuando tú te has ido al extranjero, ni siquiera te cabreas y encima les haces un regalo, donde deambulando en bicicleta por Ámsterdam hay una sospechosa monotonía racial europea, blanca y joven ... en fin, una realidad alternativa, otra dimensión de gente buenísima, una utopia como la descrita por Tomas Moro completamente alejada de la realidad de la costa mediterránea donde abunda el guiri borracho, el infierno del tráfico, las playas atestadas, los poligoneros tatuados, las drogas, la violencia de género y las medusas...

Pero claro, no olvidemos el aspecto comercial del corto y su "mediterráneamente". Una visión similar a la de las islas del Egeo del musical "Mamma mía".

Raul Arévalo cumple a la perfección. Es un corto dinámico y bien rodado. Y luego están los actores. Buenos y profesionales. Quizás demasiado sanos y bellos, pero no vas a poner a alguien tipo "pim pam toma lacasitos". Y sobre ellos un Dinklage excelente, homenajeando al Bogart imaginario de "Sueños de un seductor" de Woody Allen, donde también se relata las tensiones de un protagonista con su amigo y la novia de éste ...

Otra joya de la ciencia ficcion, olvidada y desconocida para el gran publico y que fue la precursora de películas como Pesadilla en Elm Street, Origen e incluso Matrix. Introducirse en los sueños y modificar la vida del durmiente , les suena?

La historia es la de un agente libre que trabaja en una fundación en la que disponen de un equipo para introducirse en los sueños y ayudar a enfermos. El problema es que el presidente de los USA tiene pesadillas y el servicio secreto se mete por en medio...quien muere en el sueño muere en la realidad.

Con esta trama entre el thriller y la ciencia ficción, con conexiones con Ojos de fuego, Scanners y Runnaway, se desarrolla un inteligente film con acción, emoción, sicópatas, aventuras en la realidad y el plano onírico, romance, monstruos y conspiraciones. Y todo ello con un buen elenco de actores. Gran película. De verdad.

Para cuando un remake?