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España España · Cáceres
Críticas de Sinhué
Críticas 1,384
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de mayo de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando ese día que toca cine en casa te encuentras ansioso y dubitativo ante el catálogo, por ejemplo de Filmin, y decides no arriesgar, te refugias de inmediato en un clásico y lo cierto es que la mayoría de las veces cumples el objetivo de entretenimiento y alimentación intelectual; máxime si eliges algo de lo no visto de Fritz Lang. Y es que algo tienen de especial estas bobinas en blanco y negro que te transmiten familiaridad y la seguridad de que están hechas desde el respeto de los buenos artesanos, los que solo pensaban en el dinero a posteriori. Aunque esos profesionales se vieran forzados, en algunas ocasiones, a ceder en el acabado final del mueble por capricho del cliente.

Encuentro en la noche, es uno de esos productos sólidos de cuidados detalles. Con interpretaciones más que creíbles, en las que pareciera que los actores se interpretan a si mismos y que las cosas que les suceden a sus personajes forman parte de su propia existencia. Por ejemplo, en aquellos días, lo increible sería imaginar a Barbara Stanwyck, en su vida cotidiana, como una persona fiel a su marido, ama de casa ejemplar y de apabullante sinceridad. En cambio a Marilyn es difícil verla como un ser ladino, retorcido y desagradable con los vecinos. Sí, sé que esas apreciaciones no tienen porqué ser nada ciertas, e incluso, puede que sus registros actorales hayan modelado su propia personalidad ya que los métodos de la época les obligaban a convivir mucho tiempo con sus gemelos de ficción; hasta el punto de que la mujer fatal pudo nacer de una recatada santurrona y la criatura inocente y sin dobleces mutó de una viborilla. Sea cual fuere la realidad, el resultado en pantalla es excelente.
Estando todos bien, me gustaría destacar no obstante a Paul Douglas, el pescador bonachón, títere de la mundana Mae Doyle que nos inspira ternura y conmiseración, y que está más cerca de la mayoría de los mortales que los extraordinarios, conflictivos y atractivos individuos que pasean su peligrosa singularidad entre las personas que, sin advertirlo pueden convertirse en víctimas de su cargamento de trilita sentimental.
Sinhué
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7
18 de diciembre de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terrible, ahora que según los Mayas estamos en el umbral del fin del mundo, esta otra profecía de ficción de Orwell. Terrible por creíble, teniendo en cuenta los días que corren de pensamiento único y en los que una de sus frases más célebres (recordemos que murió en 1950) está más viva que nunca: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario»

Sólo en un aspecto, irrelevante después de todo, erró Orwell en su novela 1984, fuente del guión de la película en que estamos interesados; fue, según mi punto de vista, en la fuerza totalitaria que acabaría con cualquier libertad del individuo tras la "exitosa" aparición del Gran Hermano. No sería el comunismo voraz y represivo, surgido de las vísceras del camarada Stalin, el que eliminaría cualquier vestigio de democracia o pluralidad; hoy sabemos que es el capitalismo, que él odiaba pero al que no consideraba tan letal, el que enarbola la bandera de "los vigilantes del pensamiento". De forma más sutil, sí, pero con igual efectividad que la Hermandad de Oceanía.

Sé que esta crítica, escondida tras un ladrillo del amplio edificio de filmaffinity, en algún momento puede costarme la vida, no en vano también me apellido Smith. Quién sabe si los muros de esta web de cine no serán de cristal y al otro lado, ya, un enorme bigotudo se frota las manos mientras me señala con el dedo y da órdenes a sus lobotomizados trabajadores del Ministerio del Amor.
Sinhué
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8
14 de diciembre de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de los derechos del trabajador se ha ido forjando con episodios como el que Mario Monicelli nos plantea en esta obra que, de no enfocar tiernamente las ridículas situaciones a las que conduce la pobreza, sería de un dramatismo negro y bilioso.

"Los camaradas", se refiere a la lucha de los empleados fabriles en una textil turinesa, de finales del XIX para conseguir una rebaja en la jornada de trabajo, que hasta ese momento era de catorce horas. El excesivo horario era el causante de muchos accidentes que acababan con muertos o lisiados, condenados estos últimos a vivir el resto de sus vidas de las famélicas colectas de los compañeros y de la limosna pública.
La figura del agitador es encarnada por un Marcello Mastroianni (profesor Sinigaglia), en perpetuo debate con sus escurridas tripas, que conduce a los obreros hacia posiciones más dignas; convirtiéndose en el mayor enemigo de los poderosos empresarios y, en ocasiones, en elemento incómodo y odiado de los propios obreros.

Bajo mi punto de vista, estupenda crónica, no recomendable a quienes opinan que el principal problema del sistema capitalista siempre fueron los desagradecidos e insensatos obreros; y tampoco agradará a quienes consideran que las luchas de los asalariados y parados no tienen sentido en nuestros días por haber superado ya todas las injusticias.
Sinhué
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7
21 de agosto de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de las más de cincuenta que a lo largo de su vida fue desgranando Claude Chabrol. Tenía veintiocho años cuando decidió dar el salto desde la crítica de Cahiers du Cinemà a la realización. El hecho de contar con su propia productora (AJYM films) en sus comienzos garantiza autonomía y por tanto la supervivencia de un estilo personal que mantendría a lo largo de su extensa obra.

El bello Sergio (Le beau Serge), efectivamente, ya nos cuenta por donde se moverán los pasos de parte de su cinematografía: ambiente rural, marcados personajes, misterios manchados de humanidad, amoríos complicados.....
El regreso de François al pueblo de su infancia y primera juventud, tras diez años de ausencia, marcará un antes y un después en su existencia. Volverá a callejear y a respirar profundo olores difíciles de describir, pero también descubrirá la profunda vida subterránea de la que no era consciente antes de marchar al estudio y la ciudad. Sergio, su admirado y genial amigo, se ha convertido en un individuo bruto y alcohólico, infeliz casado y de imposible recuperación; François, no obstante, intentará ayudarle.

A destacar el retrato de los elementos que integran la vida social del pueblo: posadera, cura, médico (el propio Chabrol), joven libidinosa, mujer gris y enamorada y borrachos de diferente calibre.
La sensación que deja "El bello Sergio" es que las cosas son como son, a veces por razones insospechadas, y que en un oscuro pueblo la introducción de un elemento extraño tan sólo servirá de detonante; aunque en ocasiones es la única fórmula para dinamitar el tapón de mierda acumulada por lustros.
Sinhué
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9
5 de noviembre de 2022
26 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los márgenes a que se refieren J.D. Botto y Olga Rodríguez (guionistas comprometidos), son cada día más estrechos, cada día más amenazantes; hasta el punto de que no se entiende la falta de reacción de la mayoría. A ti, a mí, y, como poco, a un 70% más de los españoles, puede caernos encima la guillotina hipotecaria, el desempleo, el cierre de negocio, la obligada emigración... Pasar, en un pestañeo, de la solvencia a la invisibilidad; de la luz a la sombra; del éxito a la vergüenza y soledad... Y llegado el caso, aunque no hayamos trabajado nunca en su prevención, imaginando que eran cosas que solo sucedían a los "descuidados" y "vaguetes"; tenemos derecho a la solidaridad, defensa estatal, buen trato y reparación. Para nada una democracia, que se jacta de serlo, puede dejar a sus ciudadanos a los pies embotados de explotadores, bancos o fondos buitres (que tanto montan, montan tanto). Que no se nos olvide, somos más y mejores solo tenemos que juntarnos y cocear a los lobos.

Esta es una de esas películas que los detractores del cine social aprovecharán para descargar sus piezas de artillería. con pobres argumentos que todos conocéis y que yo no les voy a dar el gusto de publicitar. La desinteresada denuncia de la injusticia (se gana más contando cosas divertidas o intrascendentes); y el hecho incontestable de que se siguen produciendo 100 desahucios diarios, gran parte de ellos sin solución habitacional, con el consecuente impacto sobre las víctimas más vulnerables (ancianos, niños, madres solteras...), hacen más que imprescindibles documentos como el que dirige Botto, del que ya conocíamos su humana sensibilidad y del que, a partir de hoy, tras el dominio demostrado al contar estas vidas agónicas de bastantes vecinos de nuestra colmena, alabaremos sus aptitudes profesionales.

Mis mejores deseos para el actor, dramaturgo, escritor y, ahora ya, buen realizador; al que, no obstante, va a costarle reunir en sus próximos proyectos un plantel tan solvente y entregado de intérpretes como el que da carne a: Azucena, Rafa, Raúl, Helena, Teodora, Germán... Que consiguen que toquemos con la mano una espinosa realidad que estamos obligados a subvertir si queremos mejorar como sociedad y como individuos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinhué
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