Libertad de expresión, dijo George Orwell, es decir a los demás lo que no quieren escuchar. En este caso, mostrar lo que no se quiere ver. ¿Qué es lo que se debe censurar? ¿Qué es lo normal? ¿Qué es sobrepasar los límites de lo permitido? ¿Qué es lo políticamente correcto? Nos incomoda ver situaciones o escenas (ficticias, en este ejemplo) donde se denigra de la manera más abyecta al ser humano. No hay porqué, solo es ficción. Se tilda de desquiciado al director por el salvajismo usado en la película, él dice que es una alegoría de lo que pasa en su país, que lo mostrado es el traslado a la pantalla de las atrocidades de la guerra que le tocó vivir. En este renglón (el de la realidad) sí pueden protestar y denunciar con causa por las miles de muertes reales que suceden a diario por las guerras y demás situaciones que acontecen en el mundo.
La historia ahí está para el que quiera verla, llena de violencia extrema, sadismo, brutalidad y demás (recuerden que es Gore, ¿qué querían ver?). Son fotografías, hay que admitirlo, que se quedan impregnadas en el vientre y que no quedan ganas de volver a ver. Creo que se critica más la forma que el fondo, la moral y los prejuicios hacen que el público aborrezca este tipo de ejercicios. De antemano se sabe que la gran mayoría la considerarán basura, que no cuenta nada, que es amoral, perversa, que no aporta al genero ni al cine (que a ¨algo¨ así no se le puede considerar como cine), etc. La libertad de expresión de la que hablé en un principio seguirá existiendo con sus subjetividades, esa libertad de decir las cosas seguirá satanizando a directores como Spasojevic que lo único que hacen es representar la realidad que ellos ven (dicha realidad les ofende a muchos) y no por no mostrarla significa que vaya a desaparecer o ya no siga sucediendo. Jodorowsky dice que hay directores que hacen cine con los ojos, él lo hace con los testículos. Queda muy en claro que el serbio hace lo propio.

Historia con una fuerte carga psicológica-espiritual y que plantea varias posibilidades. Durante el metraje, gracias al surrealismo, te sumerges en una especie de ensoñación. El ritmo es trepidante, para mi ver no es lenta como afirman muchos; al contrario creo que fluye de gran manera. No es terror al estilo clásico, éste es más elaborado, está hecho con algunas secuencias (muy bien elaboradas) pero primordialmente con lo que uno se imagina. No esperaba tanto y de verdad que me ha parecido alucinante por muchos momentos, con escenarios por demás cutres y tétricos, así como escenas acojonantes y paranoicas. Película que se ha ganado mi simpatía a todas luces, no importa que tenga que pagarlo con algunas pesadillas.

Una atmósfera inquietante, llena de paranoia, que acabaría por volver loco al más cuerdo. Extrañísima película que se aloja en los lugares más recónditos de la mente, poco a poco penetra como la humedad ese miedo psicológico que de a poco va minando la lucidez. La he disfrutado como pocas, después de unas horas de haberla visto, en mi mente seguía rumiando las delirantes imágenes, la poderosa enajenación que te absorbe hasta dejarte con la certeza de que ante la opinión de los demás todos estamos locos.

Del poco cine silente mexicano que existe. No recuerdo haber visto, salvo por documentales u otras obras de carácter histórico, una película muda mexicana. Está película, que en el 2002 fue restaurada por la UNAM, viene hacer de lo poco que uno puede ver de este escaso cine. La película es buena y contiene escenas polémicas (un niño fumando) para su época. Tiene buena acción y sus tomas son muy respetables. Una cinta que, en rasgos generales, cumple más que ampliamente en todos los sentidos.

Tres retratos situados en una misma época, con diferente mirada de cada personaje. Las historias que aparecen bien pueden ocurrirle a quien sea. La película va creciendo conforme avanza debido a que los relatos los posicionaron de menor a mayor en cuanto a la crudeza de la temática. Tiene buen ritmo, no se hace tediosa y causa cierta expectación (sobre todo con la última historia).

Este documental deja en claro que la vida está ahí muy normalita, pero que si le viene en gana (alimentada por nosotros) puede jugarnos muy malas pasadas. La realidad podemos percibirla, evadirla o imaginarla de diferentes maneras. Sin embargo, la única que existe, tarde que temprano termina por alcanzarnos.