Lo primero de todo es hablar del personaje de Sonic. Está muy buen logrado, tanto en su puesta en escena mediante CGI, como la representación de la velocidad. En cuanto a su personalidad, es tal y como uno se espera a Sonic, quizás no tan infantil en algunos aspectos, pero que resulta gracioso al combinarlo con Tom (James Marsden), quien actúa como guía o amigo. También es interesante como se adentran en la noción de la soledad. Del aislamiento que el protagonista tuvo que sufrir durante 7 años. El problema es que esta soledad únicamente parece tener intención de ligar a Sonic con Tom, en afianzar su vínculo, cuando realmente el miedo a la soledad podría haber sido un eje que vertebrase la personalidad del personaje, otorgándole más dimensiones y enriqueciendo su transcendencia en las emociones del espectador. Pero esto, en mi opinión, no se consigue.

El argumento es flojo, ocurre en un mundo pueril en el que los mandamás escogen al Dr. Robotnik (Jim Carrey) para investigar el estallido de energía a consecuencia de Sonic. Sin duda, la interpretación de Jim Carrey es excelente. Aunque a veces pueda parecer sobre actuado o que el actor directamente no tiene química con el personaje de Robotnik (que no nos engañemos, no la tiene) al final te quedas con una actuación llena de momentos graciosos. Tanto por lo absurdo del guión, como por la notable interpretación del actor que es único en darle ese toque de excentridad y narcisismo al personaje. En ningún momento parece incoherente, únicamente falla al no concederle demasiada profundidad emocional. Quedándote con un villano estándar al más puro estilo de "soy villano y ya está". El Dr.Robotnik merecía más desarrollo en mi opinión.

En algunas situaciones se recurre a Wade (Adam Pally) como recurso cómico, lo que es un completo desastre. No es necesario que haya más de un recurso cómico teniendo a Jim Carrey.

Por último destacar que los efectos me sorprendieron para bien. Al comenzar la película parece que van a ser un desastre (por las explosiones de fuego en la persecución) pero finalmente solo ocurre en algunas escenas contadas. La escena final de Sonic es magnífica. Y sinceramente, tengo interés por ver como Robotnik escapa del planeta de las setas gigantes.

En conclusión, te entretendrás, pero mañana te habrás olvidado de la película.

El eje que vertebra la película es sencillo. Los protagonistas deben llevar una carta al Coronel Mackenzie para detener el ataque de las tropas británicas, que van camino de caer en la trampa del ejército alemán. Deberán cruzar la línea enemiga, supuestamente abandonada por los alemanes, para conseguir su objetivo.

Así, bajo una premisa clara, Mendes consigue generar un clima de tensión constante que gira entorno al plano secuencia. Nada más salir de la trinchera británica, se respira la duda de si estarán o no las tropas enemigas. He de confesar que el papel de Dean-Charles Chapman (Tom Blake) me deslocalizaba de la tensión, ya que tiene un aspecto pueril. Digamos que, no es precisamente la imagen que uno tiene de un soldado británico de principios del siglo XX. Pero tampoco quiero culpar al casting, ya que el coraje y la fuerte convicción del personaje, así como su inesperada pero trágica muerte, lo terminan por consagrar.

Por otra parte, Geore Mackay (William Schofield), aumenta considerablemente el perfil y, para mi, parte del éxito de la película es suyo. Aunque puedo imaginarme a cualquier otro actor interpretando el papel, lo hace muy bien. No deja huella, pero da la talla.

Pero, si he de quedarme con algo fundamental de esta película, es la fuerza con la que impacta lo alternativo y lo caótico de su influencia. Como una rata provoca una explosión de dimensiones bíblicas. Como es que los alemanes no predijeron algo así al diseñar sus cables? Cómo es que no ha sucedido antes? O el pobre Tom Blake que encuentra la muerte al tratar de salvar al aviador alemán. En qué momento bajas la guardia para ayudar al enemigo de esa forma? Es comprensible que todo ocurra, pero aun así es trágico y doloroso, pero no por ello menos azaroso.

De lo que hablaré sin tapujos es también del Deus ex machina que así me pareció entender. Que favorable, es de nuevo el azar para la trama, al congratular al soldado Schofield con la situación geográfica de su objetivo tras saltar a un río cuando huye de los soldados alemanes que lo descubrieron al amanecer.

Mendes peca de dilatar hasta el extremo los momentos dramáticos, y para mi no funciona. La muerte de Blake está demasiado estirada, ya es demoledor de por sí, no es necesario ensancharlo tanto porque pasas de la incomodidad a la extenuación y de ahí a la incredulidad. Y es que, efectivamente, parece un videojuego con misiones salteadas. Y, en mi opinión, tiene una culpable. La música. En este caso fue un error incluir la música "cañera" en los momentos de acción inminente, por ejemplo, cuando Schofield salta el puente y se topa en un enfrentamiento con un soldado alemán. Y es un error porque perturba la situación. En la guerra no hay música. El solo esuchar de los disparos, la incertidumbre de su origen, la respiración acelerada del protagonista, todo eso debería ser letal para el espectador de así presentarse. Pero la música, para mí, lo fastidió.

Ya por último, comentar que el encuentro con el hermano de Tom no lo sentí demasiado. Para mí la película no tiene un sentimiento en su sentido estricto, pero es que tampoco lo necesita porque es magnífica en su desarrollo. Es la pugna del soldado contra las terribles circunstancias de la guerra. Es la misión de un soldado digno.

Hablemos de la historia-guión de la película.
Si bien es cierto que la historia del Essex es verídica y fue revelada tras su vuelta a Nantucket por Owen Chase (Hemsworth) y George Pollard Jr (Benjamin Walker) ello no supone realmente un mérito de la película. Aunque también es verdad que es una excelentísima forma de dar a conocer esta increíble odisea y también un buen modo de nutrirse de ella en la gran pantalla.
Simplemente es aterrador pensar en esa escena en la que tras semanas a la deriva por el Pacífico, el cachalote blanco vuelve a hacer aparición. Una escena magnífica y que resume, en mi opinión, el terror que el inmenso azul puede llegar a infundir en el ser humano.
Aunque esa escena realmente muestra la impetuosidad de la naturaleza, en lo referente a los personajes, en ningún momento he llegado a sentir mucha empatía con ellos, lo que supone desde mi punto de vista un error considerable en el conjunto de la película.

Es agradable ese vano intento de los guionistas (Jaffa, Silver y Leavitt) por ofrecer la perspectiva, casual, de Chase (Hemsworth) de que tal vez el daño que han hecho a la naturaleza les sea devuelto por Dios a modo de penuria. Sin duda una reflexión siniestra la de Pollard (Walker) cuando le dice a Chase que el hombre es superior al resto de especies por que está hecho a imagen y semejanza de Dios y por ello debe navegar por todo el mundo tomando lo que es suyo por derecho terrenal.

Veamos los puntos flojos de la película.
Se puede resumir brevemente como una serie de paisajes artificiales que abusan constantemente de un cielo verde que todavía no llego a comprender (quizá en el Pacífico haya una concentración de gas de azufre inmensa en la atmósfera y lo desconozcamos) y también de un vestuario que no llega a encajar del todo en la historia. Es como si en todo momento fueras consciente de lo irreal que está siendo todo y no llegues a meterte de lleno en la historia.

La película puede ser entendida de múltiples formas. Incluso es fácil caer en la especulación más allá de lo que aparentemente nos muestra el filme, lo que es, en realidad, una parte intrínseca en su naturaleza.
1- La película nos relata la disyuntiva de la vida adulta en contraposición con la infancia. Todo aquello que ocurre en el mundo adulto es aburrido y sin solución. Los adultos no son capaces de encontrar a Mei, mientras que con la ayuda de Totoro y el Gatobús, que son representación inevitable de la infancia, Satuski es capaz de encontrar a su hermana pequeña y de disfrutar de una perspectiva maravillosa de sus padres en el hospital.
2- El enfoque anterior es muy inocente, ya que existen aspectos que no se pueden ignorar, como precisamente el distanciamiento final entre sus padres y las niñas. ¿Por qué no terminan esa escena los 4 juntos? ¿Por qué sus padres no pueden ver a Totoro y al Gatobús? Bueno, llegados a este punto pueden existir multitud de explicaciones, pero queda claro que su interpretación no puede ser, en ningún caso, literal.
Cada persona, repito, encontrará sus respuestas y todas serán totalmente lícitas, siempre y cuando respeten los hechos y los datos objetivos que sí presenta la película.
Bueno, ese distanciamiento puede deberse a una separación metafórica entre la vida adulta y la infancia. Por eso los adultos no son capaces de ver a Totoro. Por eso existen "Totoros" de tres tamaños diferentes, en función del mundo interior infantil que poseen cada una de las tres edades representadas en la película: Mei (el totoro grande), Satsuki (el totoro mediano) y el padre y la edad adulta en general (el totoro pequeño y casi invisible por momentos). No sería casualidad que Mei empezase contemplando al totoro pequeño y terminase con el totoro grande, ya que, a medida que lo sigue hasta su escondite (cual Alicia en el país de las maravillas) crece su espiritu infantil.
Otra posibilidad es que el distanciamiento final sea mucho más macabro. Está claro que la enfermedad y la muerte, o, como mínimo, la especulación con ésta última, está vigente en la película. Tal vez la madre sufra de esquizofrenia y esté todo en su cabeza como podría significar esa mazorca final que le entrega el padre, quien sería consciente de su trastorno. Tal vez Mei solo viese a Totoro en sueños (como parece estar claro que muestra la película) y, terminase perdiéndose en la procura de su madre enferma. Tal vez Satsuki se perdiese buscándola y terminase soñando, con Totoro, quien no sería más que un recuerdo de los cuentos que su madre le contaba de pequeña. Incluso, quien sabe, tal vez sea el padre quién escribe la historia de Totoro con sus hijas para su mujer enferma. Sobre las hijas que murieron o que no llegaron a tener. Quizás demasiado enrevesado, pero no por ello incompatible con la atmósfera de confusión que deja la película y que será un eterno misterio para mí. Ya que, en mi opinión, trasciende cualquier intención del director.
En cualquier caso, existen infinitud de formas de tratar de entender la película, siendo, en mi opinión, todas ellas válidas. En eso mismo reside la tétrica magia de esta obra maestra. Puedes elegir quedarte tranquilo siendo un niño (y encontrar a tu hermana pequeña perdida, creyendo en conejillos espírituales del bosque) o puedes atreverte a ser adulto (y enfrentarte a una historia muy cruda y real, como la vida misma) sin que una perspectiva sea mejor que la otra. Simplemente son dos posturas de vida diferentes.
Todo esto y mucho más (como un entretenido viaje para la infancia) es "Mi vecino Totoro". Un peliculón.

La sucesión de eventos aleatorios que determinan el suspense de la trama parece ser una tónica habitual en los thrillers. Es algo demasiado palpable en esta cinta, es, para mi, el defecto visible.

El primer evento alternativo tiene lugar cuando se activa la alarma de un coche porque el perro "Zeus" se despide de la protagonista (Elisabeth Ross; como Cecilia). No bastaba con unos ladridos del perro. En fin, cualquier cosa, pero es que la necesidad de recurrir a un suceso tan azaroso para ganar atractivo, en mi opinión, es vulgar. Y opino así porque estás justificando la existencia del suspense y la tensión de la escena de huida en función de un suceso fortuito. Un poco en la línea de la necesidad de jugar con la música para generar incomodidad o dar un susto. Es divertido, pero, al final del día también es superfluo.

La película prosigue exhibiendo eventos de este tipo. Por ejemplo, cuando Cecilia muestra astucia al lanzar una manta sobre la silla roja, intuyendo que Adrian (Oliver Jackson-Cohen) pueda estar sentado, contemplándola mientras duerme. Pero, a los pocos segundos, cuando es más que evidente que hay alguien sentado sobre un extremo de la manta o bien pisando sobre ella, no se le ocurre hacer lo mismo. Lo que hubiera sido decisivo para que rápidamente se ganase la credibilidad de Sydney (Storm Reid).

Es un sinfín de eventos de este estilo que como espectador tenemos que aceptar, pero que a mi, personalmente, me sacan un poco del hilo de la trama. Y es que, la idea base: "un hombre invisible que les quiere hacer creer a todos que estás loca", es demasiado buena visualmente como para no desarrollarla con un poco más de calma y perspicacia.

Otros ejemplos podrían ser cuando Sydney cree que es Cecilia quien le propina un golpe. No me imagino que se pueda llegar a tal confusión en una situación "real" en la que existiese una persona invisible. Y este es el motivo de que James (Aldis Hodge) la deje sola en casa. Es un momento crucial para el desarrollo de la trama. De verdad no había otra forma de justificar la soledad de Cecilia en la casa? O de jugar con la no credibilidad de su amigo?
Incluso, el apuñalamiento a la hermana que el hombre invisible le endosa a Cecilila, que, a pesar de ser una de las mejores escenas dramáticas que he visto nunca, no tiene lógica. Se me hace imposible pensar que nadie más viese ese cuchillo volar al igual que la hermana lo ve poco antes de morir, o que, el hombre invisible lo empuñe sobre Cecilia tan fácilmente, haciéndole creer a todo el restaurante que ha sido ella.

Quitando todo lo que gira entorno al por qué ocurren los hechos, la película es muy buena en lo suyo. Y no flojea en ningún momento, ya que, incluso cuando dejas de tener la tensión de querer inspeccionar todos los rincones de la pantalla. Incluso, cuando eso termina, irrumpen magníficas escenas de acción, en donde realmente sientes que "el hombre invisible" no solo puede hacerle creer al mundo que te has vuelto loca, sino que además puede ser un arma letal capaz de derribar tranquilamente un escuadrón de guardias armados.

Por último, decir que quizás me hubiese gustado más un final en el que Cecilia fuese capaz de demostrar que Adrian es el culpable de todo. Hubiese sido gratificante verla ganar en su propio terreno, en el de la inteligencia. Al fin y al cabo, es un ególatra, un psociópata que se cree que puede ser más listo que nadie con su traje a prueba de ojos. Pero, aun así, el final tampoco es decepcionante si bien es quizás la mayor sorpresa de la película.