Haz click aquí para copiar la URL
España España · Sevilla
Críticas de Seldon
<< 1 10 17 18 19 49 >>
Críticas 245
Críticas ordenadas por utilidad
3
18 de mayo de 2016
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos han vendido La Bruja como una película de terror. No solo eso, nos han vendido La Bruja como “una de las mejores películas de terror de los últimos año”. Lo segundo desde luego es falso, y también dudo de lo primero.

La verdad es que la película prometía, y el trailer que vi unos meses antes es una maravilla y una lección de cómo se debe vender una película más bien flojita para hacerla atrayente. Así que fui a verla con ganas, predispuesto a favor, de hecho.

Y empieza la película. Vemos a un grupo de fanáticos religiosos de principios del siglo XVII (que en lenguaje políticamente correcto son “puritanos” o “peregrinos” que emigraron de Inglaterra a las colonias que luego se convertirían en Estados Unidos) y vemos como la comunidad acaba expulsando de la congregación a una familia: padre, madre, la hija mayor (la verdadera protagonista de la película), el hijo, y otros 3 hijos más: dos mellizos y un bebé de corta edad.

No queda muy claro porqué los expulsan pero me da la impresión que es por ser todavía más fanáticos que ellos, no precisamente por tener una moral más relajada. Así que la familia se acaba asentando sola en una granja cerca de un bosque. Y la verdad es que esta parte de la película si está lograda: el bosque es tétrico y oscuro, y siempre que sale se acompaña de una música chirriante de cuerdas, o de un coro fantasmagórico de voces femeninas,... vamos que el “ambiente” está muy muy currado. Eso no se le puede negar.

Pero es que no es suficiente con crear ambiente si el guión flojea. Y este es flojo pero flojo de verdad. Durante toda la primera parte de la película tarda muchísimo es pasar algo, vamos que es lenta. Pero bueno, con aquello del “ambiente” y todo lo demás le di una oportunidad y aguanté...

Se supone que en el bosque mora algo maligno. Y de hecho a la familia empiezan a sucederle cosas. Cosas que no contaré para no hacer spoilers, pero si quería mencionar la escena en que la hija mayor (Tomasine) juega con el bebé, haciéndole carantoñas, tapándose los ojos y preguntado “¿Dónde está Sam?” para luego descubrirse la cara y decir “Buh”. Si habéis visto el tráiler, esta escena os sonará, porque es lo mejor de la película y la han metido.

En fin el caso es que después de muuuchos minutos en los que la cosa avanza lentamente, dejando entrever aquello del “mal sobrenatural” la película cambia, y para mi gusto cambia para peor. Empiezan con el tema del fanatismo religioso. Que si el maligno se está cebando con la familia, que si alguno de sus miembros ha sido poseído por él, que si recemos, que si alguien de la familia es una bruja, que si quién será... (Decir que para colmo en la granja de la familia tiene un macho cabrío completamente negro al que llaman “Jack el Negro”, vamos que no ayuda demasiado).

Y en esta parte ya naufraga completamente para mi gusto. Es como el tema que ya hemos visto muchas veces tipo “Los juicios de Salem” (ya sabéis, fanatismo religioso, histeria colectiva, acusaciones falsas, sospechas de brujería...) pero más aburrido. De hecho creo que más aburrido porque cuando ese tema se ha llevado antes al cine en el fondo se usa como parábola o como alegoría para representar otra cosa, o para denunciar esas mismas actitudes pero en otro contexto histórico. Sin embargo aquí no. Aquí nada de eso.

Y no quiere contar más para no estropear lo poco que tiene de interés la película, aunque si que os dirá que encima es previsible, porque el final empieza a adivinarse desde muchos minutos antes.

Lo peor que le puede pasar a una película, en general, es se aburrida. Lo peor que le puede pasar a una película de terror, en particular, es no dar miedo. Y a este le pasan las dos cosas. No solo aburre, sino que no logra dar miedo, ni siquiera con sustos (facilotes o difíciles). Así que fracaso casi absoluto: lo único que salvo como ya dije es el tema de que logra “crear” un ambiente tenso al principio. Pero no sabe aprovecharlo.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2016/05/la-bruja-crear-el-ambiente-no-basta.htm
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
21 de diciembre de 2013
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con ese título, Masters of Sex, podría parecer que se trata de una serie sobre actores porno o algo así. Pero la verdad es que no: es un drama de época/comedia negra ambientado en los años cincuenta, que hace un juego de palabras con su título, pues cuenta la historia del doctor William Master, un reputado ginecólogo de un hospital universitario del medio-oeste americano (San Luis), famoso por estar especializado en fertilidad humana, que decide iniciar un nuevo estudio sobre las reacciones fisiológicas que el cuerpo humano tiene durante el sexo, para tratar desacreditar montones de mitos que existen sobre la sexualidad, incluso en los libros de medicina, y de averiguar, con bases científicas, que es lo que pasa de verdad y cómo funciona realmente el sexo.

Ya los primeros dos o tres episodios la convierten en una serie muy prometedora... Y, pese a su tema y calidad, tampoco esta es de la HBO, sino de Showtime: a la HBO le están saliendo rivales serios.

Al principio aborda su estudio en sus ratos libres, con medios precarios, de incógnico y de forma casi vergonazante. Y en solitario. Pero decide contratar a una secretaria que le ayude con el tema delicado tema de su experimento y de reclutar candidatos, y se fija Virginia Johnson (a la que todos llaman Gini), una administrativa que trabaja en el hospital. Aunque más bien es ella la que se fija en él y se propone (o autoimpone) como la perfecta ayudante.

Al parecer estos dos exisitieron de verdad: Masters era el reputado ginecólogo que aparece en la serie, y Jonhson efectivamente fue su ayudante, una excantante de la banda de country de su exmarido, que intentó graduarse en sociología en la Universidad de San Luis, pero que acabó convirtiéndose en una sexóloga.

Llevaron a cabo el estudio que se cuenta en la serie, al principio trabajando con prostitutas, pero luego con voluntarios (con más de 700 “sujetos de prueba” al final), escribieron media docena de libros entre los 60 y los 90, fundaron su propio Instituto de investigación, e incluso acabaron casándose... y divorciándose.
Por lo que se ve la tal Virgina era espabilada, y aunque no tuviera ninguna formación científica, perspicaz. Y así la retratan en la serie. Por ejemplo en un episodio, leyendo las teorías de Freud sobre la sexualidad femenina y los tipos de orgasmo llega a la siguiente conclusión:

“Te contaré mi teoría. Freud era un mal amante. Una noche pilló a su mujercita con la mano bajo el camisón, y ha estado castigando a las mujeres desde entonces. [...] ¿De verdad crees que hay diferencias entre los orgasmos?”

Así que se pone manos a la obra a ver si de verdad hay diferencias en los datos que recoge de su sujeto de muestra...

En cualquier caso, en la ficción, la serie es notable, tiene muchos matices, un guión inteligente, las interpretaciones son muy buenas, se aprecia que los directores de los episodios son diestros y conocen su oficio, y la ambientación y la recostrucción de la época en la que se desarrolla es muy convincente. Y eso que al tratar el tema que trata se les podía haber ido de las manos fácilmente y acabar convirtiéndose en usa serie de humor erótico y de trazo grueso.

Supongo que con el tiempo, para aprovechar aquello que los guionistas llaman “tensión sexual no resuelta” entre los protagonistas, y sobre todo conociendo la relación que los protagonistas llegaron a mantener en la vida real, esto evolucionara un poco hacia algo parecido a la comedia/drama romantico....

Pero, de momento al menos, no. Tiene una ironía y un humor muy finos, que se aprecia en los diálogos, en las imágenes de la cabecera (que no aparece hasta el cuarto episodio), todas con una segunda intención sexual, e incluso en los títulos de algunos de los capítulos van con segundas: por ejemplo, uno de ellos, cuando ya comienzan a llegar voluntarios a las sesiones masturbatorias, se titula Thank You For Coming (claro que este “gracias por venir” tiene más que ver con la otra acepción de venirse que se usa en Latinoamérica) o el que trata sobre la homosexualidad masculina, por la que el Dr. Masters está preocupado por si pudiera sesgar su estudio estadístico se titula Standard Deviation.

Obviamente, y precisamente por el tema que trata la serie no evita castamente que haya desnudos en pantalla ni nada de eso, ni esquiva llamar a las cosas por su nombre o tratar ciertos temas.

Trata un tema poco habitual, sobre todo si tenemos en cuenta la época en que se desarrolla: a pesar de estar ambientada poco mas o menos en la misma época que Mad Men (un poco antes) y tratar algunos temas parecidos a esta (los tabúes de la época, el machismo imperante, el papel de la mujer,...) es todo lo contrario a esta: es entretenida, es divertida, es ágil...

Además tampoco es complaciente con los personajes: por ejemplo, al parecer en la vida real Masters no aceptaba la homosexualidad y creía que era una disfunción más, que como otras (como la eyaculación precoz o la frigidez) se podía curar pese a las reservas sobre el tema de su ayudante; en la serie algo de esto se atisba. Y también retrata bastante bien el machismo de la época, y como, irónicamente, las más machistas pueden llegar a ser las mujeres (es genial el personaje de la doctora resentida con el mundo por haber tenido que luchar para alcanzar su puesto en un mundo dominado por hombres, pero que curiosamente desprecia más que ningún médico hombre a Gini por no tener un título).

En resumen, de momento al menos, una serie muy muy recomendable, no os la perdáis.

Si quieres leer más sobre esta serie, pásate por:
http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/12/masters-of-sex-no-es-sexo-todo-lo-que.html
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
4 de junio de 2013
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obviamente Oz no es la primera serie de la historia de la televisión. De hecho se empezó a emitir en 1997, pero en muchos aspectos es la primera serie “moderna”, es decir, si hubiera que elegir una, probablemente Oz sería la primera de la nueva hornada de series de calidad que rivalizan sin ningún problema con el cine, e incluso lo superan en muchos aspectos.

¿Por qué la primera? ¿qué diferencia a este tipo de series?

Bueno, para empezar las series “tradicionales” normalmente era episódicas. Oz inauguró otra técnica: arcos argumentales que se extendían a lo largo de más de un capítulo, incluso a lo largo de más de una temporada.

Además el formato era distinto al habitual: en lugar de la típica temporada larga formada por episodios relativamente cortos, Oz se presentaba en el formato inverso: temporadas cortas pero de episodios largos: de casi sesenta minutos cada uno.

Y por último, pero no menos importante, la libertad creativa. Mientras que las series tradicionales estaban atadas por el hecho de emitirse en abierto por cadenas generalistas, que las forzaba a no tratar temas demasiado peliagudos pues necesitaban mantener un mínimo de audiencia lo más amplio y constante posible, Oz fue producida por la HBO, una cadena de pago, con total libertad tanto para tratar temas escabrosos, como para no tener que lidiar con un público completamente volátil.

¿El resultado? Pues una serie con un tema duro, un drama carcelario, para adultos o al menos definitivamente no apto para toda la familia, pues la serie no ahorra en absoluto en escenas de violencia y sexo (por el tema, obviamente en su mayoría homosexual).

Como una especie de narrador, o conciencia, tenemos un personaje curioso: Augustus Hill, un preso que está en silla de ruedas y que además de participar en las historias de la serie como uno más, nos introduce los temas que la serie quiere tratar hablándole directamente a la cámara, es decir al espectador.

En cada capítulo, sobre todo en la primera temporada, se planteaba un tema concreto, como la muerte, las drogas, la superpoblación en las prisiones, la religión, la violencia carcelaria, etc. Y en el episodio, en 5 o 6 ocasiones, es decir más abriéndolo, cerrándolo y más menos cada 10 minutos durante el episodio Hill nos suelta una parrafada sobre el tema, normalmente irónica y siempre políticamente incorrecta. Y además con una técnica muy curiosa: además de hablarle directamente a los espectadores, normalmente aparece en una caja transparente (por aquello de que las celdas son acristaladas), con la prisión y otros internos de fondo, y normalmente en ángulos o encuadres raros: en picados verticales, o girando en el vacío, etc.

Al comienzo de la serie, como pasa con Juego de Tronos, es mejor no encariñarse con ningún personaje, pues hay muchos y se van renovando continuamente: unos desaparecen rápidamente de las historias principales, y otros simplemente duran poco pues son asesinados casi inmediatamente, algunos incluso dentro del mismo episodio. Siempre que se introduce un nuevo personaje en la historia, Hill nos lo presenta: nos dice su nombre, su número de interno, su delito, la fecha en la que ingresó, su condena, y cuantos años tiene cumplir antes de ser elegido para la libertad condicional. Y todo ello con unas breves escenas en las que se le ve cometiendo el delito, con una fotografía distinta, en tonos apagados o sepia,...

A lo largo de los 56 episodios de la serie, divididos en 6 temporadas (entre 1997 y 2003) se nos van contando las múltiples historias de estos presos, con muchas tramas argumentales distintas pero relacionadas. Algunas se resulten en sólo unos cuantos episodios, incluso a veces dentro del mismo en el que se plantean, otras duran muchísimo, extendiéndose a lo largo de varias temporadas.

Decía antes que la serie trata temas escabrosos, básicamente sexo y violencia, y no huye de mostrarlos explícitamente. Así podemos ver desnudos integrales (obviamente en su mayoría masculinos) violaciones (nuevamente, dado el entorno violaciones anales de unos presos a otros), palizas de los guardias a los presos, apuñalamientos, asesinatos, etc.

De hecho creo que ese es uno de los problemas de la serie: a medida que avanzan las temporadas cada vez es mayor el número de presos (o guardias) asesinados, que aparecen y desparecen fugazmente. Se convierte en algo tan habitual y repetido que por ya visto no impacta. En las últimas temporadas llegué a contarlos por mera diversión: acababan saliendo a una media de 3 apuñalamientos y un muerto por episodio.

El otro gran problema de la serie es que llega a ser repetitiva en sus esquemas: Duró 6 temporadas pero podría haber durado perfectamente 7 u 8, era sólo cuestión de alargarla más. O también haber durado sólo 5. De hecho creo que habría estado mejor con menos capítulos, con alguna temporada menos. Y no es que la serie quede inacabada. No, en realidad todas las tramas se cierran en el último episodio (doble, más largo que la duración habitual) de la última temporada. Eso si, algunas tramas se cierran un poco precipitadamente para mi gusto.

Un mérito curioso de la serie es que fue casi una cantera de actores secundarios que luego pudimos ver en multitud de series posteriores: Ley y Orden y alguna de sus series-secuela, Perdidos, The Wire, Dexter,...

Con todo, no es una mala serie, de hecho es buena. No alcanza las cotas de algunas de las otras grandes series posteriores, pero como decía al principio hay que reconocerle su mérito como precursora, como primer intento de hacer este tipo de nuevos productos.

Si te interesa, puedes leer más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/06/oz-la-primera.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
8 de febrero de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los años 90, el escritor y periodista David Simon, y el expolicía, aunque luego convertido en guionista) Ed Burns, publicaron un libro dedicado a relatar las pequeñas historias de la vida de un grupo de personajes, durante un año, que sobrevivían en una zona de Baltimore Oeste (un barrio negro y pobre) trapicheando con drogas.

El libro, que se publicó en el 97, tuvo cierto éxito, y en el año 2000 la HBO decidió llevarlo a la pantalla en forma de miniserie de seis capítulos de una hora de duración. El resultado fue The Corner.

Probablemente yo no me habría ni enterado de la existencia de esta serie, de no ser porque la pareja Simon-Burns continuaron trabajando juntos, y escribieron otro libro similar, pero esta vez desde el punto de vista de la policía, siguiendo las andanzas de un grupo de detectives por las calles de Baltimore durante un año. Este libro también tuvo éxito, más que el anterior incluso, y teniendo en cuenta la experiencia televisiva previa, la HBO decidió llevarlo a la pantalla también. El resultado, a partir de 2002, fue The Wire, pero esa es otra historia.

El caso es que gracias a The Wire me enteré de la existencia de esta serie previa, una especie de ensayo general de la otra, o de borrador previo. Y por eso me decidí a verla.

Vayamos por partes: hay muchas cosas de The Wire que ya estaban en The Corner, los pequeños traficantes que venden drogas en las esquinas, los yonkis que se las compran, la pobreza del barrio, las calles de Baltimore... incluso algunos actores que luego aparecerían en The Wire ya interpretaban papeles en The Corner (actores, personajes no; no hay personajes comunes en ambas series). Pero The Corner no es The Wire. Ni mucho menos. Ni siquiera se podría calificar de precuela, porque no comparte más que tema y escenario, pero no personajes ni tramas.

Para empezar porque The Corner se centra en las historias de los pequeños camellos y de los yonkis, en las historias de los negros de las esquinas. De hecho sigue la vida de media docena de personajes, de la misma familia, durante un año, centrándose cada episodio más o menos en uno de ellos. De hecho los diferentes episodios tienen títulos como “El Blues de Gary”, “El Blues de Fran”, “El Blues de DeAndré”,...

Pero en The Corner no aparece la policía. Bueno, sí, aparece de vez en cuando, como parte del paisaje, como un estorbo puntual para yonkis y camellos. Sin embargo no hay personajes dentro de la policía, ni la trama sigue sus investigaciones como pasaba en The Wire, que se centraba en “los dos lados”.

Por otro lado, mientras que The Wire era ficción, basada lejanamente en hechos y experiencias reales, sí, pero ficción, The Corner está realmente basada en las vivencias de personas reales. Y además, aunque está interpretada por actores, está rodada con un estilo que recuerda a un documental: cada episodio empieza con el propio director haciendo una pequeña entrevista a algún personaje, y la serie misma empieza con un monólogo del director en pantalla relatando lo que pretende contar durante la serie.

Incluso al final del último episodio, el director entrevista a las personas reales a partir de las cuales se crearon sus personajes, lo cual resulta curioso, la verdad.

Los personajes están bien elegidos. Tenemos desde el yonki completamente hecho polvo que está ya demasiado metido en el mundo de la droga, hasta los jovencitos que aunque todavía no consumen, en lugar de estar en el instituto, están en las esquinas vendiendo (una manera fácil de ganar respeto y dinero, sobre todo teniendo en cuenta que los yonkis se dedican a vender chatarra para poder pagarse su dosis diaria, o que sus propios padres malviven con el cheque de los servicios sociales, el que lo tenga, claro.

Y entre ellos todo un espectro de personajes: la madre de familia que consume pero intenta dejarlo y se mete en un centro de desintoxicación, la profesora voluntaria que organiza actividades, como un equipo de basket para los chicos del barrio, etc.

Pero el principal problema de The Corner es que esta lejos, muy muy lejos de The Wire. Aunque tiene un estilo similar, tan lenta y pausada como aquella, dista mucho de tener la misma calidad, llegando a resultar tediosa en algunos momentos. Y hablo desde el punto de vista de alguien a quien le maravilló The Wire, así que si este no fue tu caso, mejor ni te acerques a The Corner.

En resumen, una serie que he visto solo por la curiosidad de comprobar cómo fue el precedente o el “ensayo general” de lo que después sería The Wire, pero que merece la pena por poco más, y desde luego no aguanta las comparaciones.


Más en:http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2017/02/the-corner-el-ensayo-de-wire.html
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
15 de julio de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente las series escandinavas que he visto han tirado más por el género negro, el thriller y demás (Forbrydelsen, Bron|Broen,...) aunque hay dignas muestras en otros géneros como la ciencia ficción (Äkta människor. Humanos reales), así que en principio se me hacía raro meterme con una serie dramática danesa sobre política-ficción, sobre todo porque ya hay un par de referentes muy claros: El Ala Oeste, y House of Cards.

Pero me libré de prejuicios y le di una oportunidad.

Al parecer Borgen significa “castillo” en danés, pero a nada que empiezas a ver la serie te das cuenta de que a lo que se refiere de verdad es al Palacio de Christiansborg, en Copenhague (sus habitantes lo conocen por ese sobrenombre), que es donde está el gobierno de Dinamarca. Bueno, realmente no sólo el gobierno (la oficina del primer ministro, que es en lo que se ce centra la serie) sino también el parlamento y la corte suprema de justicia. Así que “borgen” es el símbolo de la democracia danesa.

La historia es en apariencia sencilla: Birgitte Nyborg lidera un partido moderado y de centro (ni muy de izquierdas ni muy de derechas, ni liberal, ni ecologista, ni radical...) que normalmente obtiene en las elecciones los suficientes diputados parlamentaria para hacer de bisagra e influir en el gobierno, pero poco más.

Y así vuelva a pasar en las elecciones con las que comienza la serie. Como de costumbre, un parlamento muy fragmentado, con muchos partidos políticos distintos, en el que todos parecen estar de acuerdo en echar al anterior gobierno, pero ninguno tiene fuerza suficiente para hacerlo sólo, y todos aspiran a demasiado como para ponerse de acuerdo.

Es curioso como –si lo comparas por ejemplo con España, donde o arrasas y ganas por mayoría absoluta o si no para gobernar tienes que “pagarle peaje” de algún tipo a un tercer partido- lo que retrata la serie en Dinamarca (que también se supone que es en una monarquía parlamentaria moderna) es bien distinto: es normal no sacar mayorías absolutas, y es normal tener que llegar a un acuerdo en el que se forma un gobierno con coaliciones de varios –no solo dos- partidos, en los que hay ministros de partidos diferentes.

Para sorpresa de todos (el gobierno saliente, la prensa,…) la propia Birgitte propone una solución audaz para llegar a un acuerdo: postularse ella como candidata a primera ministra esperando que el resto de partidos –que no se ponen de acuerdo, porque cada uno quiere que el primer ministro sea de los suyos- la apoye. Una solución de compromiso para desbloquear la situación y cambiar el gobierno… Y lo consigue.

Así que la serie lo que va contando son los problemas a los que se enfrenta la primera ministra novata: cuestiones con la economía y los empresarios, con las relaciones internacionales y los militares daneses que hay desplazados en conflictos bélicos en otras partes del mundo, incluso cuestiones internas con Groenlandia (que en teoría es una región autónoma pero que no deja de ser una colonia que busca la independencia) y su población autóctona, los inuit o esquimales.

Cada capítulo comienza con una cita “política”, la mayoría de las veces de político, pero también de algún escritor, así que te encuentras muchas frases de Chruchill, Maquiavelo, Sun-Tzu, y demás.

Un papel importante en las tramas lo juegan los medios de comunicación, en particular la televisión, así que como personajes secundarios aparecen bastante a menudo los presentadores de noticias de un canal de televisión, y en particular una (Katrine) que estuvo liada con el jefe de prensa de la protagonista y ahora primera ministra, así que se muestran los conflictos de intereses y el “juego sucio” que se traen los periodistas y los gabinetes de prensa de los políticos.

Pero quizás lo más interesante de la serie es que no se limita a la historia de la presidenta, sino que también te va contando la historia de la mujer que hay detrás. Porque Birgitte no es la mujer perfecta (no es el presidente Barlett del Ala Oeste). En la serie nos la muestran como una mujer normal (mas o menos, claro, esto es ficción), que se preocupa por cosas como que ya no le cabe la falda con la que pensaba ir a un debate en TV. Tiene un matrimonio que parece que se resiente de los cambios que supone ser primera ministra (aunque su marido parece que lleva bien eso de ser el “consorte de”), tiene una hija adolescente, tiene otro hijo menor con el que apenas pasa tiempo…

Lo cierto es que es bastante amena. Tiene buen ritmo, lo suficiente para no aburrirte, y es entretenida. Te gustará sobre todo si te gustaba El Ala Oeste, a la que está mucho más próxima que por ejemplo House of Cards: se parece más al idealismo de la primera que al cinismo de la segunda. De momento hay 3 temporadas de 10 episodios cada una, emitidas en 2010, 2011 y 2013. Desconozco si producirán más, pero la verdad es que con la tercera temporada la serie se reinventó un poco a si misma: el giro del argumento al final de la segunda parecía que era un cierre, y sin embargo les abrió nuevas posibilidades…

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2015/07/borgen-el-ala-oeste-danesa.html
Seldon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 17 18 19 49 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow