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Estados Unidos Estados Unidos · Chicago
Críticas de Donald Rumsfeld
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Críticas 80
Críticas ordenadas por utilidad
Senna
Documental
Reino Unido2010
7.8
12,132
2
15 de enero de 2015
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El documental se inicia con una consideración cuando menos sorprendente: un... periodista... deportivo... expone la idea de que los coches no son estridentes, peligrosas y nocivas (a todos los niveles: humano, urbanístico, ecológico...) máquinas, sino auténticas obras de arte... En fin, aún siendo condescendientes con semejante desliz es difícil obviar como el citado... periodista... deportivo... aplica sin saberlo aquel criterio estructuralista según el cual todo aquello producido por el hombre es cultura, las culturas son incomparables entre sí y tienen el mismo valor. La ablación es cultura. El burka también. Una bomba atómica, instrumento concebido con el único objetivo de sembrar muerte y destrucción mediante un acto bárbaro y antihumano, es cultura. Quizá incluso arte. Como los coches.
Olvídense de ver cualquier reflexión crítica con una industria como la del motor, y, por ende, la energética, que esclaviza personas y esquilma recursos sin ningún tipo de consideración por los presentes, respeto por los pasados y generosidad para con los futuros; o acerca de la F1, burdo espectáculo que a juego con los tiempos modernos es sólo apología de la velocidad con el objetivo de meter prisas, vender coches, abrillantador y gasolina. Que el tiempo es Oro. Ya nos urgía aquel apólogo del fascismo, Marinnetti, a quemar las bibliotecas y arrasar las universidades, pues según él (ellos) un par de botas eran mejores que Shakespeare y el rugido de un motor superior a la Novena. Este documental, completamente parcial -tanto respecto a la F1 como respecto a Senna-, profundamente superficial y definitivamente perverso, entronca con aquella ideología ensalzando de manera subrepticia idénticos valores; y para más inri no es que Senna o cualquiera de ellos tenga el más mínimo interés por saber o discutir cuales fueron los motivos que transformaron la fórmula uno en un espectáculo de masas y a los pilotos en estrellas de Pop (encarnación divina con tiara de kevlar), o que Senna no sea precisamente un especialista en Shakespeare y ni tan siquiera en Ford, es que ¿quién lo necesita cuando tiene línea directa con Dios?
Desde un punto de vista estrictamente médico todo aquel que afirme oír o ver a Dios sufre delirios. Por lo tanto, a la falta de respeto y deportividad de Senna hacia sus compañeros al pasarles por la cara que a él sí le hablaba el Señor (por no hablar del acojone que debe producir saber que ese tipo que conduce detrás de tí como si no hubiera un mañana está viendo a Dios delante de sí) agréguenle una personalidad delirante y obsesiva, un monomaniaco cuya única misión en esta vida era ir más rápido que los demás. Hágase su voluntad. La desfachatez del documental alcanza cotas surrealistas cuando el millonario Senna nos habla de la labor de su ONG en las favelas... mientras se da un paseo... en su yate... mientras un chaval de las favelas, gentilmente rescatado por él, hace las labores de grumete...
Continúa sin Spoiler.
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Donald Rumsfeld
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8
21 de noviembre de 2016
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Abuelito, ¿vas a ser muy pedante esta vez?
-Por supuesto, Cindy. Sabes que no puedo evitarlo.
-Pero es que la última crítica fue un rollo, yo no me enteré de nada.
-Ni siquiera hablaste de la película.
-A ver, Pamela, Amanda y todas las demás, vuestras madres están en la fiesta del té, el alma de vuestros padres me pertenece y ninguna de vosotras cumplió 21. Así que es mejor que me creáis cuando os digo que no están claramente definidos los límites legales de lo que una persona de mi posición puede hacer.
-Seguro que es demencia senil.
-Te he oído, Gwendoline. Y te diré que el otro día escuché un recopilatorio de los Beatles. ¿Sabéis quiénes son? Me lo imaginaba. El caso es que como todo el mundo me insiste en que son muy buenos quise darles una oportunidad…
-Ya empieza a desvariar.
-Katrina, hazme el favor de anotar eso en el libro de reclamaciones. Bien, como os decía, todos dicen que los Beatles son un gran grupo y sus composiciones muy elaboradas. Pero cuando yo los escuché el otro día tuve una revelación. Y escuché algo muy diferente. Escuché claramente como esos tipos no tenían ni idea de lo que estaban haciendo. Y deduje que su triunfo sólo podía explicarse como un fenómeno de masas, un producto que nada tuvo que ver con la música, un producto del que la televisión y su limitado rango dinámico de frecuencias fueron los artífices, un producto no tan lejano de cualquier reality "musical" contemporáneo. Sólo era un espectáculo de masas. Una pose. Las melodías no eran más que esquemas. Las letras sólo hablaban de tonterías adolescentes. He escuchado bandas de colegios de monjas con más ritmo y energía. Bueno, aquello sólo tuvo algo de sentido cuando ciertos productores impusieron un poco de sensatez, lo cual significa que ni tan siquiera tenían un sonido propio. En fin, seguro que en la tele quedaban muy bien. Aquellas antiguas teles de tubo, con su imagen borrosa y su sonido a estática, eran su soporte natural. Necesitaban de un medio que quitara toda profundidad al sonido, que lo amalgamara hasta convertirlo en una masa viscosa e indiscernible en la que nada fuera lo suficientemente claro como para tener identidad propia, un medio cuya forma de tratar el sonido fuera tan simple como el sonido que debía reproducir. Todo la locura que se desató en torno a aquel grupo ya anunció claramente que había nacido y se estaba cultivando un nuevo tipo de fanatismo, uno que a fuerza de subjetividad ni tan siquiera tenía relación con los objetos en torno a los que se construía. Pues no sólo es que los Beatles parecieran más interesados en sus papeles de divas que en la música; por los clavos de Cristo, si se fueron seis semanas a la India y ya se creían brahmanes, ni eso pudieron tomarse en serio... Es que a sus oyentes la música también les daba exactamente igual. Eran fanáticos en busca de objetos sobre los cuales pudieran proyectar sus ansiedades. De objetos a través de los cuales se realizaban. ¿Habéis visto Transformers? Ya me lo imaginaba. Por si aún no os ha quedado claro os lo diré muy sencillamente y así me ahorro las comparaciones: la música de aquellos fantoches era una solemne mierda. ¿Y qué nos dice todo esto sobre esas personas que no sólo dicen que les gustan los Beatles sino que hablan sin rubor de la calidad de esa música, de la complejidad de las armonías, lo profundo de las letras y lo acertado de los arreglos, eh, Margaret?
-No sé, yo tengo mucho sueño.
-Nos dice que esas personas, al posicionarse de entrada en un nivel emocional, nostálgico si queréis, con aquello que defienden, han perdiendo la objetividad. Así que fijaros bien, incluso, o más exactamente, sobre todo cuando hablan de algo que consideran personal puede pasar que no tengan ni idea de lo que están diciendo, puesto que la lógica o los hechos, aún en su nivel más esencial, han sido descartados y sustituidos por la creencia, el deseo o la simple costumbre. En otras palabras: por la emoción. Entre comillas. Y lo mismo cuando actúan. ¿Os dais cuenta de lo que esto significa?
-Abuelito Donald, ponnos Frozen.
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Donald Rumsfeld
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2
9 de marzo de 2022
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, chicas, esta es mi primera crítica y no sé cómo me va a quedar. La verdad es que yo no quería hacerla. Fue la Sargento Mendoza quien me obligó. Ayer por la tarde, después de las maniobras, ella nos puso Madres Paralelas para distender un poco el ambiente. Y vaya, que es un peliculón de los buenos y una emoción muy fuerte, de esas que te llegan por dentro y te golpean la patata. Sin embargo, cuando acabamos de verla, la soldado López dijo que era una mierda como un piano y comenzó a hacer como si llorara, pero sin hacerlo de verdad. Yo me levanté de un salto y le señalé mi coño con el dedo. <<Me lo vas comer ahora mismo y te advierto que no estoy depilada>>, le dije. <<Cabo Ortiz y soldado López>>, nos gritó la Mendoza poniéndose en píe, <<haced el favor de venir ahora mismo, que esta es una ocasión perfecta para demostrarles como razonamos nosotras>>. Cuando nos acercamos, la sargento me miró con mucha pausa y me dijo: <<Venga, Ortiz, expón tus mejores argumentos y aclárale a López por qué a ti sí te ha gustado>>. Yo me acerqué a la López y se los expuse con cruzado de derecha que la dejó babeando por los suelos. Pensé que se lo había dejado clarinete, pero la sargento Mendoza me dijo que no se refería eso. Vaya, que parecía enfadada, y, lo que es peor, me confiscó los risketos y me ordenó escribir esta misma crítica. Yo le dije que no soy de esas y le pregunté si acaso me había visto alguna vez con unas putas gafas de pasta, pero al final no me quedó más remedio. <<500 palabras y subiendo>>, fue lo último que la escuché decir.

A ver, para ser sincera, yo soy superfan de Penélope. Es que es imaginármela y ya se me hace una bola el estomago. Me cuesta mucho contenerme. Y cuando la veo, no falla, se me eriza el pelo de la nuca y en menos de nada estoy con lagrimones. Me pasa siempre. Da igual que sea una marquesina, un anuncio o un película, es verla y tener que sacar el pañuelo. Es que, joder, transmite tanto que hace poco lloré incluso con su hermana.... Así que, cuando sé que voy a ver una película suya, casi que ya voy estremecida sabiendo la de tensión dramática que me espera. Y luego la de registros que tiene, vaya, que la tía es más camaleónica que el puto predator, lo mismo te hace de Penélope Cruz de 30 con 35 que de Penélope Cruz de 30 con 40, pero es que con este personaje ya se ha pasado: Penélope Cruz de 35 con 45 muy largos.... eso no lo vio venir ni su cirujano. No me extraña que la crítica quedara conmocionada. Fue como un misil hipersónico, primero cayó y luego hizo boom. Yo me pasé toda le peli llorando a moco tendido. Vaya, que se me abrieron las compuertas pero bien y lloré lo más grande. Qué manera de reinventarse. Qué manera de fluir con el argumento. Qué tensión. Qué pena tan grande. Cuando acabó, me escocía la nariz de tanto sonarme los mocos.

¿Y qué os puedo decir de la dirección?

Amigas, por imposible que os parezca, ya os digo que el genio manchego se ha superado a sí mismo. Una fotografía cruda, sin apenas tratamiento de la iluminación, como de iphone de última generación. Que te crees que lo has grabado tu misma con el móvil. Unas elipsis que se sienten tan naturales como el C4 detonando, unos movimientos de cámara y cambios de plano tan.... y es que eso es otra de las cosas que me encantan de el genio manchego, que cada nueva película parece un poco más antigua que la anterior. Eso sí que es ser revolucionario o algo. Por eso ahora firma otro guion rompedor en el que así como de pasada se atreve a tratar temas tan originales como las violaciones en grupo o la guerra civil. Esa gran desconocida del cine español. Y todo desde una perspectiva exclusivamente cinematográfica y para nada panfletaria, con ambigüedad, con tacto, con imágenes y no con palabras. Y, sobre todo, con el corazón en la mano. Yo misma fui incapaz de retener un grito de horror ante esa monstruosa escena final.... Además, la película tiene un montaje tan orgánico que, si se suma a la fluida interpretación de Penélope, es como que te olvidas de que estás viendo una película y que lo que tienes delante son actores. Y no puedo dejar pasar los fabulosos interiores. A mi es que mi pirra cada habitación. Son supercuquis. Esa manera en que combina los tonos primarios, esos vasitos de colorines, esas morcillas sobre la mesa, son una parte esencial de la película. Puede que incluso la más trabajada.... Y luego que todo estaba tan limpio que daba mucho gusto verlo.

Bueno, os tengo que ir dejando, que me acaba de llamar por el walkie la Sargento Mendoza. Me comunica que ya ha comenzado la guerra tercera guerra mundial.... de almohadas!!!
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Donald Rumsfeld
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5
11 de septiembre de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de abordar una serie como esta me veo en la obligación de aclarar un par de puntos que ciertamente pueden condicionar mi juicio. Veréis, a pesar de lo que dicen las malas lenguas, y con esto no me refiero para nada a mi esposa, yo tengo un problema con los sueños. Sí, el tema es que cuando llegué a la adolescencia descubrí, durante una clase de Religión, que no solo podía dormirme a voluntad sino que mientras lo hacía también podía manipular a placer la naturaleza de mis sueños. Así que mientras mis compañeros tomaban apuntes, yo me dedicaba a explorar las profundidades marinas, a contemplar el amanecer desde Marte o a explorar la selva a machetazos. La cosa no quedó ahí y a medida que fue despertando mi curiosidad comencé a incluir a las mujeres dentro de mis sueños. Para cuando tenía 16 siempre me aseguraba de incluir una sirena en el fondo del mar, una alienígena en la cima del Olimpo, una ardiente indígena de pechos pequeños pero firmes junto a la entrada de El Dorado… Con 17, en vez de una, comenzaron a ser varias. Todas ellas extraordinariamente parecidas, pero mejores, a las que mi juicio eran las tías más buenorras del momento. Como es natural, tras un breve saludo en el que no solo me daban su consentimiento sino que a veces incluso me suplicaban que les hiciera auténticas barbaridades, me montaba tríos con Erika y Pamela, desarrollaba mi elasticidad junto a la Britney y la Minogue y de postre hacía cosas con Meg Ryan que hacían parecer el Kamasutra material de parvulario.

En fin, ya sabéis cómo son los sueños y cómo es la día a día. El caso es que la gente me preguntaba que por qué me pasaba tanto tiempo durmiendo y yo no sabía muy bien cómo explicarlo sin provocar traumas o rencores. De hecho, esto, lo del trauma, era algo que me pasaba incluso a mí mismo. Porque la verdad es que las mujeres reales se me antojaban como que muy decepcionantes. Y eso por no hablar de la flexibilidad. Solo para compensar tan tremenda desilusión tuve que hacer ciertas cosas de las que no quiero presumir. Lo hacía por curiosidad, por afán explorador, sí, pero también para no tener que admitir que las mujeres de verdad no se parecían en nada a las chicas tan curiosas y simpáticas que me esperaban al otro lado de la realidad. Es decir, no quiero presumir, pero durante años fui un soñador. Sí. Un soñador y un putero. Así es. Ahora que ya es agua pasada, no me importa admitirlo.

A efectos prácticos no había local que no me conociera en cincuenta kilómetros a la redonda. El de la salida de la nacional: check. El que está frente al casino: check. Los dos del polígono: check y check. A mí me iba bien todo. Del Bombón, que lo cerraron después de lo de la redada, fui socio tres años. Incluyendo dos de matrimonio. Y respecto a esto último no quiero engañaros, algo así, en un primer momento, puede resultar bastante difícil de maquillar a la hora de hacer las cuentas. Entre la gasolina, las copas y las chicas la cosa solía salirme cara. Afortunadamente, cuando al fin logré pasar a ser considerado como un habitual y ellas ya me llamaban por mi nombre y los dueños se interesaban por mi descendencia y hasta me dejaban entrar con el perro, los precios se fueron moderando. Es decir: una vez hay confianza, si una hora son 200, media pueden ser 100. Y 5 minutos pueden ser 15. ¿Veis a dónde quiero llegar?

Yo he tenido chicas que me facturaban por minutos, así que sólo necesitaba ir con todo preparado, despacharlas con un movimiento a lo Matrix y dejarles los 10 eurillos sobre la mesita. Y eso incluía la propina. Con la práctica, llegué a ser tan eficiente que si me hubieran facturado por segundos habría tenido que pagar con pipas. <<Solo necesito 8 segundos y medio>>, les aseguraba con la bragueta desabrochada, <<y por eso es por lo que estoy dispuesto a pagar>>. Desgraciadamente, todas se aprovecharon de mi trauma y ninguna quiso aceptar, pero por un tiempo yo mismo barajé la idea de hacerme emprendedor, darle al mundo un poco de lo que tanto parecía necesitar y abrir un local donde solo se cobrara por obra y servicio. Ya tenía elegida hasta una parcela situada bajo la augusta protección del toro de Osborne, porqué ¿acaso podía haber algo más español que un toro sobre la colina con el prostíbulo a sus pies? Aún sigo pensando que algo así hubiera supuesto un gran impulso para el desarrollo y el turismo. En cualquier caso, una vez lograba que me dejaran pasar con el perro, irme de clubs podía llegar a salirme tan barato que con el dinero que me ahorraba me daba de sobra para tomar clases de golf, regalarle a mi esposa alguna chuchería y apadrinar a un par de niños.

Así que, bueno, quizá de otra cosa no, pero de prostitutas soy lo que se podría considerar un especialista. Y cuando vi que esta serie iba sobre prostitutas de Nueva York, me entró el gusanillo de la añoranza y me pregunté si las de allí serían parecidas a las de mi zona. Según puede concluir, lo son algo durante los primeros capítulos y luego ya nada. Porque al poco de empezar cambian y ya son otras. Es decir, que aunque en un primer momento la cosa promete, los personajes, y no sólo los de ellas, son tan falsos como los de cualquiera de esos dramas prefabricados que suelen ganar los premios, que las historias <<a pie de calle>> son sustituidas rápidamente por tramas burguesas de sobra conocidas, y que del mismo modo el desarrollo del tema central y el de los personajes y sus relaciones se transforma en una especie de denuncia social que no es más que una cáscara vacía. Incluso lo que parece ser el punto de partida de la serie, la explotación sexual de aquellas mujeres mientras simultáneamente se las usaba para fraguar el imperio inmobiliario de la Nueva York moderna, se acaba diluyendo entre un revoltijo de historias más desgatadas que la x de mi viejo teclado.
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Donald Rumsfeld
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1
8 de enero de 2020
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bay tiene su estilo. Es un autor. Y también el director más influyente de Hollywood. Muchas de sus características más obvias (su velocidad, sus movimientos de cámara, sus planos, su sonido, sus colores, la manera en que integra los efectos especiales dentro del plano para hacerlos tangibles y corpóreos, los giros de guión o la prevalencia de cierto humor entre lo infantil y lo irónico con independencia de la naturaleza de la escena) han sido imitadas por la mayor parte de las películas de acción de alto presupuesto de las últimas dos décadas. De hecho, hay una línea llena de giros, casualidades y accidentes en la que podría recapitularse exhaustivamente la historia y evolución del cine de acción: Eastwood-Spielberg-Bay.


Con cada uno de ellos el cine se fue haciendo más emocional y menos lógico, más rápido y menos reflexivo, más infantil y menos adulto. Cada director forzó un poco más los límites de la narración, acortó un poco más los planos, incrementó un tanto el numero de secuencias y uso un poco más la steadicam, hasta que la misma narración comenzó a desparecer bajo capas de movimiento y velocidad. Con Bay ya no importa el conjunto, solo la escena, y cuando llega la acción (aunque esta raramente llega a desaparecer por completo) ni siquiera la escena, tan solo el plano. Su cine es primigenio, una forma sin narración, como un número circense o los fuegos artificiales, espectáculo en su sentido más puro y elemental: modernista, reaccionario, fascista.


Tres características, quizá las más determinantes, que hasta ahora siempre habían estado soterradas en la forma de sus películas y que en 6 Underground al fin se muestran de manera explícita.


Se ha dicho que Bay sabe dirigir escenas de acción. No es cierto. Bay tiene el mejor equipo técnico del mundo, un dreamteam de los efectos especiales que no solo sabe hacer los mejores efectos sino que además hace cosas que nadie más hace. Son tan buenos que a través de una sucesión inconexa de planos, que en ocasiones son poco más que destellos, nos hacen creer que estamos viendo Una-Escena-de-Acción cuando lo que en realidad observamos es un desfile de panorámicas espectaculares, un carrusel de efectos técnicos cuyo único límite es el retorno de la inversión. Cada acción solo tiene sentido dentro del plano en el que se ubica y en contadas ocasiones se prolonga más allá de tres o cuatro planos, que con frecuencia son montados en paralelo junto a cualquier otra sucesión de acciones, de tal manera que incluso las secuencias de acción rompen constantemente la fluidez del tiempo: no hay relaciones entre los planos, hay acumulación; no hay hilación, hay ruptura, corte y divergencia; no hay coreografía, hay giro y explosión; no hay narración mediante la imagen, son tweets visuales.


Más que películas lo que realiza es una sucesión de planos en donde todos han de aspirar a la perfección estética. Son imágenes estilizadas, de tonos puros, colores intensos y fuertes contrastes; son imágenes artificiales que siempre subrayan su condición de artificio, completamente ajenas a la realidad. Su estética es clónica a la de cualquier anunció de productos de gama alta, lo que con frecuencia son. El anuncio y la propaganda son sus puntos fuertes. En una sola imagen es capaz de realizar un anuncio de juguetes, de coches, de lencería, de teléfonos móviles y, lo más importante, del neoliberalismo o imperialismo estadounidense: Hasbro, Ford, Apple y Academi son los auténticos héroes de sus películas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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