Esperaba con cierta impaciencia el nuevo film de este director coreano, al que rindo
gran admiración, tras ver su magnífica “La Doncella” – la cual insisto en recomendar
y se encuentra disponible en las Plataformas de Movistar y de Filmbox - . Y en éste,
su primer fin de semana, acudo ilusionado a verla.
El cine coreano puede enorgullecerse de contar con un director de tal calibre, capaz
de cautivar a la gran mayoría de espectadores que, sin prejuicios de ningún tipo, -
malditos prejuicios en todos los ámbitos ¡¡ - , se atreven a conocer su cine. Un cine, el
coreano que ya se mostró con fuerza al gran público gracias a Bong Joon-ho y sus
interesantes “Parásitos”.
En esta ocasión, aún tratándose de un film que podemos catalogar de cine negro e
intriga, se aleja de ésa violencia que tan bien utiliza en la mayoría de sus films, para
obsequiarnos con una historia romántica, por encima de cualquier catalogación.
El marco elegido ya lo hemos visto en multitud de películas, el de un inspector de
policía que se siente fuertemente atraído por una sospechosa de cometer algún
delito, en este caso, el de asesinar a su esposo.
Pero Park, nos va fascinando escena a escena, con un amplísimo repertorio de
imágenes y diálogos, de los que, finalmente…, dejan huella. A la par que va
desarrollando un argumento que no sigue los cánones habituales del cine negro
tradicional, vamos descubriendo simultáneamente cómo es capaz de sorprendernos
imagen a imagen con una variedad que no encuentro actualmente en ningún otro
director.