Como no podía ser de otra manera, la secuela de Kingsman no se ha librado de las críticas enfocadas a su "frescura". Es un patrón que se repite en las segundas partes de toda franquicia, habida y por haber; y a ver, no podemos esperar un cambio radical en una fórmula, tendrán que ser continuistas. El recorrido en cines de Kingsman acaba de comenzar, es imposible que ya nos aborrezca lo suficiente como para ensañarnos con su originalidad, ya habrá tiempo de hacerlo, pero hoy no es ese día.

Kingsman: el círculo de oro reafirma a Matthew Vaughn como uno de los mejores directores rodando acción; si en la primera entrega dio un recital, aquí da un pasito más en su manejo y colocación de las cámaras. Ya en su primera escena de acción despunta, con una coreografía ejemplar que se da en un espacio reducido; una delicia digna de mi más sincera admiración. Si ya de por sí son buenas, la banda sonara eleva la acción hasta otro nivel.

Si el punto anterior son alabos hacia el director, este servirá de contrapunto, en esta secuela el tono es más desenfadado, loco y cómico; sigue la línea del tercer acto de la primera, con ese humor y situaciones inverosímiles, por lo que se echa en falta más seriedad. No termina de molestar este tono, pero bajarle una marcha podría mantener distancia con la burda comedia.

Taron Egerton vuelve a llevar el testigo y sigue implicado en su actuación más que correcta, pero yo quería volver a ver al personaje de Harry Hart, que es el que más me interesaba. Los guionistas han debido estrujarse la cabeza para traerle de vuelta y han salido airosos, pero además le han dado otro enfoque que dista del Hart que todos conocíamos, aunque nada alarmante y vuelve a tener sus momentos. Las nuevas incorporaciones siento comunicaros que están desaprovechadas, salvo Pedro Pascal, que interpreta a Whiskey, un personaje que en la quinta entrega de Indiana Jones le dará algunas clases sobre los usos del látigo. Me he quedado con ganas de ver más sobre los personajes de Channing Tatum, Jeff Bridges y Halle Berry.

La trama sigue la estructura de una película de espías, la villana se desenvuelve bien con el tiempo que tiene, en general entretiene, pero sí que hay escenas/tramas que podrían haberse eliminado y la película seguiría funcionando, ejem, Elton John, ejem.

Yo desde luego sigo dentro de la sastrería Kingsman, tienen mucho camino por recorrer.

Me encanta Halloween, todo lo que rodea a esta fiesta me fascina y no es para menos, poder pedir caramelos por las casas ajenas, es mejor idea que comprarlos en las tiendas de frutos secos y encima disfrazados; aunque confieso que lo he hecho menos de lo que me hubiese gustado. Pero hay una cosa que prevalece en Halloween y es el visionado de el retorno de las brujas, porque este día no sería lo mismo sin ella.

Me he criado con esta película, la veía en la televisión fascinado por todo lo que envolvía a la historia y como comprenderéis, no voy a poder ser objetivo con ella, pero no me culpéis a mí, soy presa de un hechizo contagioso que me lanzó la bruja Winifred.

Obviando que sea una película infantil pensada para niños, vista con perspectiva resulta una historia muy original de ver: Unas brujas regresan en la noche de Halloween, pero 300 años después de su muerte y en pleno siglo XX. Gracias esta idea, se dan situaciones realmente cómicas; las brujas reaccionan a los cambios sufridos por la evolución histórica y esto permite que una simple calzada, sea un desafío a superar para ellas.

La película no cuenta con un reparto plagado de talento y estrellas de renombre, pero en su lugar tenemos un trío de brujas carismáticas, una niña que deja perlas cada vez que habla, una parejita de enamorados y un gato que habla, UN GATO QUE HABLA, si esto no es suficiente para convenceros de que la veáis con vuestros hijos, os doy por perdidos.

Me estoy poniendo nostálgico mientras escribo esto, pero es que ya no se hacen proyecto así... La mayoría querrá ver cine de terror y recurrirán a Insidious o cintas de este tipo, pero yo me quedo con Winifred y sus hermanas.

Hoy he ido al restaurante dispuesto a variar en mi menú diario y me he encontrado esta propuesta en la carta, no me la ha recomendado el metre, pero he decidido arriesgar y darle una oportunidad. El resultado ya os puedo avanzar que no ha sido del todo satisfactorio.

Me han traído el plato a la mesa y en un primer momento me ha parecido maravilloso, venía presentado con una canción de David Bowie, aderezado con una estética impecable; al parecer había acertado en mi elección, para mi sorpresa esto no duró demasiado, porque cuando lo probé, me di cuenta de que estaba falto de identidad propia y seguía los pasos de una receta común.

Esta película tiene unos 30/40 minutos elaborados, muy ricos a la hora de presentar su mundo y realmente quedas embobado con lo que estás viendo; ha habido momentos que me han evocado a las mismas sensaciones que cuando vi "Avatar" por primera vez, ese es nivel que a mi juicio presenta Valerian en su primer acto. La riqueza visual de esta película es su mayor virtud, el resto es simplón, una historia al uso, que sorprendentemente se diluye en el segundo acto y cuando quiere retomarla, has perdido el poco interés que tenias en ella. Los personajes, en especial el de Valerian, son clichés en movimiento que poco tienen que aportar, echo en falta un carisma arrollador en alguno de ellos que pueda sostener el peso de la función, no quiero desmerecer su trabajo, el dúo protagonista está correcto, pero con otro reparto quizás tendría más gancho y hablaríamos del nacimiento de una nueva franquicia. Es a modo de resumen, un café descafeinado, pero eso no quiere decir que sea malo, ¿verdad?