Director 1.
Es curioso, pero hasta la media hora de peli mi voto no pasaba del cuatro. Tengo serios fundamentos: la peli es 80% literatura y 20% cine, se transpira texto por los cuatro costados y ese narrador en off transforma la obra en una construcción displicente en donde las palabras sustituyen a los actores, en donde las imágenes parecen diapositivas sin flujo ni agilidad. Sin embargo, el espíritu literario, a pesar de estar demasiado utilizado, es correcto y ese gris que todo lo inunda evoca directamente los tonos de la peli, o por lo menos de tres cuartos de la peli, a través de esos ojos de poker de una Elisa que ofrece poco, o bien porque todo se lo calla, o bien porque todo se lo olvida: el resultado es el mismo.

PERO...

Director 2 (aunque el primero aún se huele)
Ahí donde llegaban a vislumbrarse curiosos méritos, como en la secuencia del "evento" principal en fuera de campo y una hamaca chirriante; o tres niñas saludando desde un tren y viajando solas...no eran casualidades. La peli se corrige a sí misma, toma color, sale a la luz todo y surge la explosión necesaria en medio de una secuencia brillante, como lo es la secuencia de la ducha, pero con algunos segundos de más. Estas cosas las pelis las tenía, pero pecó de amarreta, de tacaña por demás. De pronto vemos que el cine estaba ahí, y que cine...
Solo que, quizás, llegó un poco tarde a la cita.

Temáticamente se acerca mucho a una peli del 2010, Shutter Island de Scorsese, sólo que en Lazarus se dan más giros: será cuestión de ver de que lado se ponen los directores a la hora de delinear al prota dentro del contexto en el que se maneja. La historia promete, no es innovadora, desde el cine clásico que estas cuestiones enganchan a directores y públicos, pero carece de fuerza dramática, de verdadera tensión.

Es correcta, se percibe un trabajo de fondo y es de agradecer, pulgar para arriba. Pero definitivamente trastabilla no desde su verosimilitud (tiene pegas, pero me parece que no es el eje del problema), sino desde la intensidad que exige este tipo de propuestas. Si el prota se ve acosado por algo, lo sabemos porque él lo dice constantemente, no porque realmente sintamos esa presión a flor de piel: no hay atmósfera, que es precisamente lo que se requiere en un thriller. Lo vemos correr por el bosque, pero sólo se percibe su velocidad, no su presión interna.

Al fallar esas presencias que denuncia el prota falla el elemento fantástico, que se encuentra dentro de la peli pero que es demasiado obvio tomando un poco de distancia, sobre todo al ver íntegramente la obra.

Muchas veces una peli falla porque es puro envase sin contenido, aquí sucede al revés: se saborea lo que hay dentro pero se hecha en falta una mejor envoltura.

Increíblemente, Abyss es la primera película que ha generado en mí tantas contradicciones, aunque creo que no es la película, creo que es Cameron.

De un talento inquietante para hacer obras de gran extensión, el director se pasea por sus propias profundidades y sabe sacar lo mejor y lo peor de sí a la hora de plasmarlo en la gran pantalla. Porque...hay que concordar en ciertas cosas: una de ellas es la capacidad para saber disgregar la historia, estirar el guión como un chicle y luego hacer globos con cada segmento, tanto en su totalidad como por separado. Abyss es un derroche de talento en la puesta en escena, y a su vez en la descripción detallada de las costumbres de las personas que se dedican al buceo. Cameron ya había hecho documentales sobre los fondos marinos, ahora le aporta su cuota ficcional.

Ahora bien, porque todo todo todo todo hay que decirlo: es raro, porque este director apela a los sentimientos más básicos (Titanic) a la hora de conmover a su público. Para ello apela al "regreso a las fuentes", a la noción de lo sagrado (Avatar) y, en este caso, a lo más desconocido, aquello que habita en las profundidades y de lo cual no tenemos ni idea ni noción. El problema aquí es que lo más puro de pronto aparece lavado, manipulado, puesto que las miradas, de ternura, de amor o de desesperación, entre Harris y Mastratonio no necesitaban de tanto lustre dialogal, de tanto mensajito de texto, al margen de las rigurosidades del guión a la hora de comunicarse en medio de los fondos abisales. Creo que el director aún no se ha dado cuenta de que lo que pretende conseguir en el público ya lo ha logrado, entonces debe resaltar los aspectos más evidentes, algo tan evidente como el manejo comercial y publicitario que contamina toda la filmografía de este director.

(spoiler)

El mundo ya no les pertenece a los humanos, los vampiros se han ido abriendo paso hasta lograr el dominio casi absoluto del planeta. Ahora los chupasangres se organizan de acuerdo a las mismas estructuras jerárquicas que solían mantener en vida: son una comunidad, velan por su bien. Pero, por supuesto, allá afuera hay humanos agrupados en colonias...
Y hay vampiros primitivos, desagradables...
Y la sangre se acaba...

Los hermanos Spierig tenían suficiente historia para movilizar a su peli, el guión es rico y se presta para cualquier variación. Pero a mi gusto la obra peca de ser demasiado tímida, nunca se aleja del centro y cuando lo hace vuelve inmediatamente al relato más epidérmico. Prefiere focalizarse en persecuciones y giros de ciencia ficción en vez de, por ejemplo, mostrarnos un poco como funciona esta singular sociedad. Si lo hace es a través del eje central, no podemos ver a los personajes más allá de sus roles estereotipados, no hay atisbos de intimidad ni de inquietudes que trasciendan el "falta la sangre".

Lo curioso es que se deja ver una doble lectura de caracter social: los vampiros aportan a un sistema capitalista y depredador. La sangre es el alimento y falta la sangre, por ende los más pobres quedan marginados hasta transformarse en escorias sociales. Las fuerzas públicas mantienen el control de una pirámide evidente. Pero todo esto apenas se plantea, y lo paradójico es que parece ser el verdadero mensaje, no las explosiones, los tiros ni las emboscadas.

Timidonga, Daybreakers apuesta a lo fácil y seguro. No es que le vaya mal, entretiene al menos. Pero ver semejante diamante en bruto sin explotar da un poco de bronca.

Acoso del más allá es una peli modesta pero funcional. Una mujer acusada del asesinato de su marido debe permanecer bajo arresto un año dentro de su propia casa. Dentro de este único escenario el fantasma de su difunto esposo más el compañero del mismo, encargado de custodiarla, representarán para ella un verdadero tormento.

A pesar de ser un thrilller al uso, la obra contiene elementos como para ser resaltados: el primero de ellos es que, a pesar de su limitación espacial, la casa de la prota está muy bien explotada, especialmente el uso de luces y de sombras. A diferencia de otras pelis, aquí la oscuridad no molesta sino que complementa a la atmósfera opresiva que sufre la protagonista.

Y ahora sí, sin lugar a dudas lo más relevante de la trama: la naturalidad con la que nos es presentado el fantasma en cuestión. Resulta singular como un fénomeno paranormal se traslada al guión cual "consecuencia inevitable" de los hechos que preceden a la peli. Aquí lo extraño está subordinado a lo "esperable", como si la prota diera por hecho esta confrontación.

La peli tiene su inicio desde un entorno intrigante, que luego da paso rápidamente al terror e incluso se adentra en el gore, con una de las golpizas más morbosas que he visto.

El resto ya se ha visto varias veces, pero insisto, la peli cumple con su moderada función.