Netflix acaba de añadir a su catálogo la película de terror asiático (concretamente de Taiwán), El puente maldito. Me enteré de su llegada revisando los próximos estrenos de la plataforma, por lo que me he lanzado a la aventura. Lo reconozco: sabía a lo que venía, y como cabría esperar, me he encontrado exactamente lo esperado, que no es otra cosa que otra cinta de terror al uso, que quizás hace décadas habría llamado la atención, pero que hoy en día poco puede añadir al género, ya que es una más en las ingentes producciones de terror asiático que nos llegan. Cabellos kilométricos incluidos.

Y es que la película deja la sensación de que ya la hemos visto, con la única diferencia de que la maldición es en el puente de una Universidad y que se usan las nuevas tecnologías (directo con el móvil) para recordarnos que estamos ante algo fresco y novedoso, cuando ese recurso ya está más que agotado y cansa. Ya os lo aviso: es lo de siempre, siendo exactamente igual de insustancial que la mayoría de films del mismo género.

Poco se puede decir de la dirección, ya que la cinta está plagada de momentos que no dan miedo (aunque se pretenda), con unos sustos que se quedan en un intento y confirmando que sus responsables no han sabido exprimir las posibilidades del producto. No ayuda que se utilicen efectos digitales cuando no es necesario, ya que, donde esté un buen maquillaje artesanal que se quite lo demás, pero hace unos cuantos años hubo un punto de no retorno, y ahora los fantasmas no te asustan ni pagándote, ya que se les notan las costuras (digitales, por supuesto).

Quizás se le pueda valorar que la película vaya directa a lo que realmente importa (sin una innecesaria introducción, ya que todos los personajes caen mal, como suele suceder en productos de este tipo), destacando sus apenas ochenta minutos de duración (lo que logra que no se haga pesada), aunque eso no consigue ocultar el hecho de que estamos ante una historia alargada que habría quedado muy simpática y curiosa como corto de veinte minutos, pero que con la ambición de sus productores, la cosa se extiende más de lo deseado, con muertes que se retrasan sin pudor alguno (hay un personaje que se libra como cuatro veces del fantasma para acabar mal de todas formas...) y escenas que son absoluto relleno.

Y es que los guionistas (sí, dos personas para esto...) no tienen las cosas muy claras, y mira que la historia es bien sencilla. Como por ejemplo con sus dos (sí, dos) giros de guion, uno que se ve venir a los dos minutos del comenzar, y otro que es tan absurdo y rebuscado que no me voy a detener mucho a analizarlo. No creo que haya la necesidad de intentar (repito, intentar) sorprender al espectador, ya que no estamos ante lo nuevo de M. Night Shyamalan. Al final sus pretensiones caen en saco roto. Ojo a la escena post-créditos... hasta en una película de miedo...

Qué decir del reparto... lo esperado, ya que la mayoría sobreactúan a más no poder (haciéndose realmente insufribles y deseando que la criatura fantasmal haga de las suyas... el problema es que se toma su tiempo la muy inútil...), y hay otros que tienen puesto el piloto automático, no habiendo ni una sola interpretación digna de mención.

Al final estamos ante un subproducto de terror que si no estás muy exigente quizás lo disfrutes (sirve para una noche aburrida, no lo negaré), pero que se queda en tierra de nadie, al ser una insustancial propuesta totalmente olvidable, debido a su falta de garra y ambición, ya que podría haber salido algo mucho más interesante de todo esto. Pero bueno, otra más... pero jamás me atreveré a decir que no lo vi venir...

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Antonio de la Torre y Raúl Arévalo me parecen dos de los mejores actores del panorama cinematográfico actual. Eso y las positivas críticas me han animado a darle una oportunidad a esta cinta independiente que pasó sin pena ni gloria por las salas de cine, como suele ocurrir con el 90% del cine español. Lo digo de nuevo, el futuro de nuestro cine son las plataformas digitales. 

El caso es que estamos ante una adaptación de una obra de teatro, y vaya que si se nota, ya que toda la acción acontece prácticamente en un piso, con solamente tres protagonistas y donde divagan sobre temas existenciales, además de afrontar sus problemas como pueden, ya que son tres hombres de mediana edad que están en paro y con un supuesto plan que tiene todas las papeletas para salir mal.

Y eso es la película, una sucesión de discusiones entre los personajes, con una serie de situaciones que se van superando una tras otra. Y seguramente en este punto algunos os preguntaréis dónde está la gracia de la película. Pues, obviamente, en sus diálogos (además de en las actuaciones), los cuales están bastante acertados, generando la sonrisa en el espectador en algunos momentos, siendo especialmente memorable el del bar (narrado por un brillante Arévalo, como suele ser costumbre).

De la dirección poco se puede rescatar, ya que supone un debut y se nota el poco presupuesto, siendo un film de marcado corte independiente pero sin caer en el error de aburrir al personal, gracias a situaciones frescas y donde no hay mucho tiempo para el respiro en su ajustada hora y diez minutos. La verdad es que es un acierto que hayan decidido no meter relleno innecesario, ya que la película se pasa como un suspiro y nunca hay lugar para el aburrimiento, lo cual se agradece.

Respecto al reparto, tenemos a unos inmensos Raúl Arévalo y Antonio de la Torre (quizás el primero un poco más sensacional que el segundo), en dos papeles nada sencillos y aportando carisma a sus actuaciones. Sin ellos esto no hubiese sido lo mismo, eso seguro. Mención especial a Chema del Barco, actor que no conocía y que está bastante correcto, con un personaje también complejo, pero que no llega a la espectacularidad de sus dos compañeros, los cuales se nota que están mucho más experimentados. Que no hayan nominado en los anteriores Goya a ninguno de ellos es denunciable.

En conclusión, no estamos ante ninguna maravilla ni va a revolucionar el mundo del cine, pero si es una propuesta humilde, reflexiva y, sobre todo, sorprendente. Si la habéis visto entenderéis a que me refiero. Y hasta aquí puedo leer. Un debut más que interesante y recomendable con tres actores en estado de gracia. Mereció mejor suerte (y alguna nominación).

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Desde hace unos cuantos años, la colaboración de Warner Bros. Animation / Home Video y DC Universe está sacando estimables productos animados por encima de la media, algunos de los cuales no tienen nada que envidiar a otras películas de imagen real que sí llegan a los cines. Pero esa es otra historia.

Sin embargo, a pesar de los aciertos (Capucha Roja, El hijo de Batman) también hay algunos tropiezos, como la pretenciosa y fallida La broma asesina (que no gustó a prácticamente nadie, siendo ya olvidada) o la reciente Justice League Dark, que no me convenció en absoluto, por mucho que el punto de partida fuese más que interesante.

La película que nos ocupa es una secuela de aquélla (y de Justice League War, del 2014), por lo que no tenía muchas expectativas en este nuevo producto de DC, animándome a visionarlo por las positivas opiniones que había leído en los últimos días. Y es que muchos coincidían en que estábamos ante algo atrevido y muy bestia, captando mi atención de inmediato.

Una vez vista, puedo confirmar que estamos ante algo arriesgado pero que no deja de ser algo muy similar a cierta película de Marvel, estrenada hace justo un año y que se convirtió en la película más taquillera de la historia. Pero mejor no adelantar acontecimientos.

La animación del film es tan correcta y convincente como simplona, notándose el bajo presupuesto, aunque jamás se roza la mediocridad, lo cual es de agradecer, pero no estaría de más un mayor cuidado en el diseño de personajes y más efectividad en las escenas de acción, ya que nada sorprende en todo el metraje.

Y sí, la película es muy gore y violenta, destripando y desmembrando (literalmente) a personajes emblemáticos de la editorial sin ningún tipo de pudor, en un movimiento tan valiente como algo cuestionable, ya que cabe preguntarse si era necesaria esta violencia gratuita en un producto de estas características, pero parece que el fandom está encantado, por lo que objetivo cumplido.

Por cierto, es curioso que DC se negase a mostrar muertes gore (es decir, fatalities de toda la vida) en sus personajes míticos (esto es, Superman o Batman, por ejemplo) en el fabuloso e injustamente olvidado Mortal Kombat vs DC (uno de los mejores videojuegos de lucha de la historia, he dicho), cuando en esta producción animada no han escatimado en vísceras. Cómo cambian los tiempos.

En cuanto a la historia, hay un reparto coral de personajes, dándole bastante protagonismo a John Constantine, siendo la única justificación de que en el título aparezca la palabra Dark, ya que poco se rescata del anterior film, aparte de este personaje y algún secundario (y que tampoco aporta mucho a la trama).

Sinceramente, y teniendo en cuenta la duración (unos efectivos ochenta y cinco minutos que se pasan volando), creo que hubiese sido mejor dar todo el protagonismo a los personajes principales de la Liga, ya que hay demasiados que apenas aparecen segundos y son relegados al olvido antes de lo esperado, desaprovechando a superhéroes con mucho potencial, en una decisión ciertamente cuestionable (aunque entiendo que con motivos dramáticos).

Y bueno, entiendo que los fans de los cómics (yo soy de Marvel, no voy a engañar a nadie) apreciarán algunos movimientos inesperados, aunque no sé hasta que punto han sido fieles al material original, pero la verdad es que veo demasiadas similitudes con Avengers: Endgame, como si DC fuese incapaz de hacer algo semejante en imagen real y tuviese que conformarse con esta producción animada, que tampoco ha hecho mucho ruido (me baso en las pretensiones de la historia), las cosas como son.

Al final, obviando ciertos puntos y decisiones, lo que nos queda es un producto que cumple su objetivo de entretener, además de ser arriesgado (las muertes) y con detalles interesantes, pero que es demasiado caótico y desfasado como para poder disfrutarlo en su totalidad, aunque te dejes los prejuicios en casa.

No es ninguna obra maestra ni pasará a la historia, pero será recordado como un producto de DC diferente y valiente, que no es poco, además de ser muy bien valorado por los mismos que ya aplaudieron productos animados de la misma factoría. Me quedo con lo bueno, al ser un producto correcto que se deja ver y que resulta interesante en su ejecución. Veremos qué tal el futuro de las cintas animadas después de este gran salto. 

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Paul Rudd es un actor que cae bien, haga lo que haga. Hace años que le sigo la pista, gracias a estupendas comedias como Te quiero, tío o Mal ejemplo. Obviamente ha ganado mucho más fama desde que es Ant-Man y ha participado en Endgame, que no hay que olvidar que se trata de la película más taquillera de todos los tiempos.

El caso es que es un estupendo actor (sobretodo en comedia) y desde que se anunció este curioso proyecto exclusivo para Netflix tenía bastantes ganas de visionarlo, y así ha sido. Se trata de un drama independiente (que nadie os engañe con lo de comedia) de ocho episodios de media hora de duración cada uno (aproximadamente).

Pues bien, una vez vista puedo confirmar que lo mejor de la serie es Rudd (de lejos), que con otro actor protagonista menos carismático estaríamos hablando de una serie muy menor, y que tiene una premisa original, pero cuyos responsables no saben desarrollar, quedando un producto demasiado irregular.

La dirección de la serie cumple y se juega mucho con el montaje y los flashbacks. Como recurso no está mal y queda curioso en algunos momentos, pero se abusa del mismo casi en cada episodio, y al final la cosa pierde su gracia.

Se agradece que la serie sea corta y los episodios no superen la media hora (exceptuando el último), ya que si fuese una típica serie de 24 episodios con 40 minutos cada uno, me hubiese bajado bien pronto. Ese sistema de capítulos invita a finalizarla y es de lo más acertado.

En cuanto al guion, el punto de partida no puede ser más interesante, aunque ya fue mostrado en la infravalorada y divertida Mis dobles, mi mujer y yo. No obstante, aquí no se sabe jugar con la idea del clon y de la identidad de los personajes. Aparte que la serie se titula, textualmente, viviendo con uno mismo, pero es que los dos personajes protagonistas (Miles y su clon) apenas están juntos en toda la temporada. Si alguien le encuentra el sentido...

También me gustaría recalcar que he visto en la serie ecos del cine de Spike Jonze y Charlie Kaufman, responsables de cintas tan surrealistas como Cómo ser John Malkovich, Adaptation o Her.

En cuanto al reparto, todos cumplen, pero quien destaca sobretodos es Rudd, gracias a la dualidad de los dos personajes que interpreta, y notándose un esfuerzo por su parte en dar distintas personalidades al mismo personaje. Sin él la serie no sería lo mismo y costaría justificar su visionado, la verdad.

Mención especial para la estupenda banda sonora. Junto a Rudd, lo mejor de la serie.

En conclusión, estamos ante una buena idea que no se ha explotado correctamente, y que podría haber derivado en una interesante comedia pero al final se queda en un drama independiente (con algunos momentos inspirados) al que le cuesta arrancar y deja con un sabor agridulce.

La serie depende demasiado del carisma de Rudd, y acaba quedándose en tierra de nadie. No es una mediocridad pero es muy difícil recomendarla, aunque estoy seguro que encontrará su público en su historia existencialista. Eso sí, me va a costar mucho embarcarme en una posible segunda temporada. Ya veremos. 

Lo mejor: Paul Rudd, la estupenda banda sonora y la duración de los episodios.

Lo peor: Idea desaprovechada y ritmo irregular.

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Ya ha llegado la esperada adaptación de popular anime (o manga, si se prefiere). Hablamos de un proyecto (casi) maldito para James Cameron, ya que llevaba lustros queriendo llevarlo al cine, sin éxito alguno. Años de rumores que ponían los dientes largos a los fans de la película original y del director. Pero claro, el bueno de Cameron está (y estaba) enfrascado con (la olvidada) Avatar y sus secuelas (que todavía no sé quién las pide, sinceramente), y no se le ha ocurrido nada mejor que darle el encargo de dirigirla al señor Robert Rodriguez.

Pues bien, empecemos por el señor Rodriguez como director. Sus películas serán mejores o peores, pero una cosa está clara: sabe lo que se hace con una cámara. Además, es muy popular por editar, montar, dirigir, escribir, y de todo, con sus películas, aunque no es el caso en la que nos ocupa, ya que el guion es de otro. Lo que es seguro es que la película es impresionante, con unas escenas de acción brillantes. Pienso, sobretodo, en las primeras secuencias de acción de la película, excelentemente filmadas, ya que las posteriores (como la de la carrera) son algo excesivas y recargadas de efectos especiales.

No obstante, una gran labor, con un trabajo sublime. Quizás no sea un hito, pero si hay momentos para el recuerdo, y eso no es poco (y más en estos días en los que ya está visto todo). Por otro lado, los efectos especiales son increíbles, sobre todo en lo que respecta al rostro de la protagonista.

Respecto a las secuencias generadas por CGI, impactantes (aunque como he indicado, se abusa en algunas escenas de acción), y se agradece bastante que no abusen durante toda la película, con escenarios reales.

Ahora toca meternos de lleno en el guion, cortesía de James Cameron. Como ya he indicado, no voy a entrar en comparan adaptaciones, por lo que simplemente diré que el guion quizás sea lo más débil e irregular de la cinta, porque uno nunca sabe a dónde quieren ir a parar, y es todo un tanto caótico. Eso sí, la protagonista es fascinante, con una personalidad entrañable y juvenil, y con la que simpatizas desde el minuto uno, debido a su dulzura y valentía. Seguramente, uno de los mejores personajes de los últimos años (incluyendo hombres, por supuesto).

Como ya digo, el guion jamás resulta mediocre, y tiene diálogos muy interesantes (todos de la protagonista, todo sea dicho de paso, como si el resto de elementos no estuviesen a la altura), pero resulta bastante irregular, y tiene personajes deplorables y desaprovechados (como el interpretado por Mahershala Ali, que ahora iremos con él).

Toca hablar del reparto. No sé hasta que punto se mantiene (aparte de la voz) la actuación de Rosa Salazar (Alita), pero son increíbles los gestos y miradas, y aún siendo ordenador (o captura facial, si se prefiere), transmite más que cualquier actor de la película. Dicen que en esa actuación está Salazar totalmente. Pues señoras y señores, que la nominen al Oscar el año que viene, porque su actuación es sobresaliente. Sin más.

Por otro lado, tenemos a mi querido Christoph Waltz (y digo querido porque es uno de mis actores favoritos desde que le descubrí en esa obra maestra llamada "Malditos Bastardos"), con una interpretación poderosa y agradecida. Menos mal que han sabido utilizar a ese gran actor, dándole un personaje con matices y que ocupa mucho metraje de la cinta. Por los trailers me temía lo peor.

Respecto al resto del reparto (concretamente dos), la cosa cambia bastante. Tenemos a una Jennifer Connelly, que no pinta demasiado, y que se pasa toda la película sin mover un musculo facial. Supongo que así se lo han pedido, porque es una gran actriz y está totalmente desaprovechada.

Pero si hablamos de desaprovechar, tenemos a uno de los actores del momento, Mahershala Ali (nominado al Oscar por la estupenda "Green Book", que os vuelvo a recomendar), haciendo de un villano ridículo, en uno de los casting más bochornosos de los últimos años. Para esto no contrates a este estupendo actor, y no desperdicies su talento en un villano tan plano y desdibujado. Eso sí, que en Marvel tomen nota, porque creo que estamos ante el nuevo Blade.

Y qué más decir que no se haya dicho ya. Estamos ante una película entretenida, bien realizada, con momentos para el recuerdo, y con una protagonista digna de aplauso. ¿Qué ha podido fallar? No diré que la película es fría o le falta alma, debido al personaje de Alita, que dota de emoción al conjunto, pero sí que, a pesar de la acción y algunos instantes, le falta garra al conjunto, quedando como una correcta película futurista para pasar el rato, pero poco más.

Sinceramente, me he quedado casi que como estaba, y quizás la culpa haya sido de los trailers (se pasaron sacando tantos), que mostraban demasiado, por lo que el factor sorpresa era casi nulo. No obstante, la considero una buena película,y si sois fans del anime (o del manga) y os gustan este tipo de productos futuristas y repletos de acción, os la recomiendo sin miramientos.

No creo que haga un spoiler al decir esto, pero en Fox quieren una nueva saga, y la película nos vende una secuela al final, dándome la sensación, al menos a mi, de que estamos ante una película incompleta, y ese es otro de los errores de la cinta, darnos una especia de episodio piloto con un final abierto. Y ya os adelanto que, a pesar de su protagonista, muchas ganas de ver una secuela no me han quedado, porque creo que ya está todo contado (al menos lo interesante).

En conclusión, estamos ante una cinta tan entretenida y correcta, como fallida. Pero al menos no es un producto mediocre y tiene elementos más que rescatables (la protagonista, Christoph Waltz, la banda sonora, algunas escenas de acción...). No es la gran película que se estaba vendiendo y muchos esperaban, pero tampoco es una catástrofe (como tantos otros proyectos con aspiraciones similares). Poco más se le puede exigir.

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