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España España · Madrid
Críticas de Feisal
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de agosto de 2008
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Fincher, director rompedor y revolucionario donde los haya, llevaba 8 años ("La habitación del pánico", del 2002, no estaba mal pero no aportaba nada nuevo al género) sin filmar nada verdaderamente grande. En aquel entonces, "El club de la lucha" sorprendió a propios y extraños, y consiguió un efecto explosivo que aún hoy dura. Ahora vuelve a sorprender... volviendo al pasado. Con "Zodiac", la historia que nos cuenta la investigación paralela que policía y periodistas del San Francisco Chronicle llevaron a cabo durante las décadas de los 60 y los 70 para atrapar a un asesino en serie que enviaba cartas y criptogramas a la redacción del periódico, Fincher da otra vuelta de tuerca (una más, teniendo en cuenta lo de "Seven") al thriller policíaco, convirtiéndolo en una suerte de "Todos los hombres del presidente" policíaco. Y es que recuerda mucho, narrativa y estéticamente, al filme de Alan J. Pakula que protagonizaron Dustin Hoffman y Robert Redford. Conversaciones telefónicas, ritmo latente con altibajos, entrevistas, pesquisas... Jake Gyllenhaal y Robert Downey Jr., convertidos en unos Bernstein y Woodward californianos, se sumergen en una investigación larga, compleja, con multitud de nombres, llamadas telefónicas y momentos de tensión con cada nuevo asesinato y llamada telefónica del asesino. Te obliga a prestar completa atención durante las 2 horas y media que dura, si no quieres perderte en la maraña de datos, pero Fincher da en el clavo con el tono periodístico, realista, certero (incluso con algunos toques de humor) que toda investigación policial y periodística supone. Son realistas incluso las mismas consecuencias que la investigación trae para cada uno de los implicados, desde los periodistas Graysmith y Avery (correcto Gyllenhaal, soberbio Downey Jr.) hasta los mismos policías, donde un Mark Ruffalo serio, sólido y profesional, lo borda. La investigación exhaustiva siempre va un paso por detrás del asesino, y los hechos se van dilatando con los años, sin que nada quede resuelto. He ahí el quid de la cuestión, un thriller sin ningún momento de suspense y tensión (salvo uno, con la escena de Graysmith visitando la casa de Bob Vaughn), totalmente fiel con la historia real, que al mismo tiempo, es de un clasicismo cinematográfico insuperable. Pakula o Lumet estarían encantados de haber rodado este mismo guión.
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Feisal
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7
7 de agosto de 2008
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente adaptación de uno de los mejores cómics de Frank Miller (junto a "Ronin", la serie de "Sin City" y "Batman: Año Uno", por supuesto), y buena película en la que prima la acción con los pensamientos y reflexionas típicas que suelen trufar los cómics de Miller. Zack Snyder supo adaptar al milímetro las escenas salvajes y rudas del cómic, además de calcar perfectamente la atmósfera ocre y surrealista del mismo. Hay planos sacados directamente de las escenas del filme, y tanto los diálogos y reflexiones en off, como las imágenes sangrientas y estéticas encajan perfectamente en una historia real como lo fue la lucha del rey espartano Leónidas y sus tropas contra el ejército persa conducido por Jerjes, en el paso de las Termópilas, en el 480 a.C. Miller partió de aquí para crear su propia versión de la epopeya, inventándose y adaptando indumentarias, aspectos y estética (ni Jerjes, ni ningún emperador aqueménida de Persia tenía ese aspecto ni de lejos); y Snyder retrata con una fidelidad extrema el espíritu milleriano de la épica y la lucha. De ahí esas cámaras lentas que hacen espectaculares los lanzazos de Leónidas (un buen Gerard Butler) y las palabras de Jerjes (cuyo aspecto y movimientos lagarteranos provocan la risa involuntaria), mientras que la narración en off de Dilios (correcto David Wenham) nos sumerge en el espíritu guerrero y violento de la historia. La música de Tyler Bates acompaña, y nos ayuda a disfrutar de esta buena y extraña película.
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Feisal
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3
3 de marzo de 2009
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Decepcionante, en todos los sentidos, adaptación de la estupenda novela de aventuras de Pérez-Reverte. La película naufraga en todos y cada uno de sus aspectos, comenzando por un ajustadísimo presupuesto que no basta para poder llevar a la gran pantalla este argumento en todo su esplendor. Pero, como siempre, la peor parte se la lleva un deficiente guión que nunca engancha al espectador, ni contiene todo el sabor de aventura, intriga y suspense que sí tiene la novela. El argumento es mostrado a base de secuencias que se suceden una detrás de otra sin coherencia alguna, con desidia, mientras que los actores recitan sus diálogos como quien lee un libro de filosofía avanzada; y si para alguien que haya leído la novela, la abundancia de datos históricos y náuticos explicados a borbotones en el filme le resulta abrumador; para quien no se haya leído el libro todo se le hará pesado, cuesta arriba, y lo que es peor: aburrido, cuando eso debería estar prohibido en un argumento como éste. La voz en off, en vez de ayudar, termina por descompensar del todo el andamiaje, puesto que aparece cuando menos se necesita y resulta totalmente prescindible a la hora de mostrar la psicología del protagonista, un Carmelo Gómez que, al menos, es voluntarioso y da el pego. Mucho peor resulta una Aitana Sánchez Gijón inadecuadísima para un papel que requería a una actriz que llevara tatuada en la piel el misterio, la intriga y la inteligencia de Tánger Soto. La actriz, por decirlo suavemente, se limita a poner cara de inteligente y de entendida, lanzando largos parlamentos de historia y navegación con aburrimiento y desidia. Los personajes van y vienen, de Barcelona a Cartagena, pasando por Madrid y Cádiz, muchas veces sin que sepamos por qué, sobre todo los malvados de la función, un correcto Enrico Lo Verso y un oscuro argentino. Y cuesta creer que un director con una cierta carrera a sus espaldas como es Imanol Uribe, haya hecho una labor tan pésima de montaje, insertando fundidos a negro cuando le viene en gana, rodando planos y contraplanos de manera abusiva, y todo cámara en mano, con un pulso horrible que hace que cada plano tiemble.
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Feisal
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5
5 de agosto de 2008
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas han tenido una suerte tan mala como ésta, pero en esta ocasión no se la merecía. Claramente "La isla de las cabezas cortadas" no es ninguna maravilla. No alcanza la gloria de los tiempos de Errol Flynn o Burt Lancaster, y la posterior "Master and Commander"; pero resulta ser una eficaz y entretenida película de aventuras piratas, algo excesiva en algunos momentos, pero bastante digna en general. Es cierto que lo de las balas de cañón explosivas es de traca, al igual que la excesiva utilización de la cámara lenta por parte del director Renny Harlin (director bastante mediocre, por otra parte) sobran bastante, pero en general no me ha parecido una película tan absolutamente mala como para el fracaso que supuso en su día. Al menos, el guión es correcto, el ritmo sabe ser trepidante y calmado cuando debe serlo respectivamente, Matthew Modine resulta simpático y hasta a veces parece un Errol Flynn rubio, Frank Langella hace un buen malo, y Geena Davis no lo hace mal del todo, aunque se la ve en ocasiones perdida entre sables y pistolones. Una buena fotografía y una música antológica de John Debney hacen el resto en un filme correcto y divertido, en mi opinión, mucho más digno que los engendros de los Piratas del Caribe, a pesar de las adoraciones que le hacen público y crítica.
Feisal
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5
13 de agosto de 2014
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Torticera, manipuladora y tóxica recreación del famoso episodio de la historia de México sobre las Guerras Cristeras. El argumento era, en cierto modo, atractivo para que un guionista y un director en condiciones pudieran realizar una aproximación objetiva, racional y reflexiva sobre este turbulento episodio. Obviamente, el director Dean Wright no es que lo intentara: es que se ha tirado, y de cabeza, a la peor versión que podría realizarse sobre este acontecimiento. Al acabar la película, no pude dejar de recordar otro caso parecido: el de "Encontrarás dragones", es decir, un proyecto con todas las papeletas para caer en la exaltación cristiana y católica de mártires y héroes contra malvados ateos y rojos. Esta película también fue un fracaso, pero a mí me pareció bastante decente y bastante mejor de lo que me esperaba. ¿La razón?. Que esta la dirigió un auténtico cineasta como Roland Joffé (aunque sí, ahora ya no es lo que fue y deambule con proyectos de Tercera División), que supo dar a la película un tono serio, didáctico, nada maniqueo y sí hasta cierto punto objetivo. Y "Cristiada" ha sido dirigida por un debutante, un especialista en efectos especiales de Hollywood. Y eso ha sido como dejar un frasco de nitroglicerina en manos de un enfermo de Parkinson.

Siendo como es la película más cara jamás producida por la industria cinematográfica mexicana, la factura es bastante buena, una conseguida ambientación del México de los años 20 y una galería de buenos actores que, la verdad sea dicha, es lo mejor de la película. Cualquier bodrio se pasa mejor si vemos por ahí a actores tan sólidos como Bruce Greenwood, Peter O'Toole, Oscar Isaac o Catalina Sandino Moreno. Lo de Eva Longoria, que sale en dos secuencias cortitas, es de risa, y la incluyen en el póster en un lugar preponderante en detrimento del mencionado Isaac, con un papel mayor. En fin... ¿y el guión, la historia?. Pues una producción que habrán aplaudido en masa la Conferencia Episcopal, el Vaticano y cualquier obispo que la haya visto. Uno no es experto en historia mexicana ni en ese episodio en concreto, pero no hace falta para ver lo evidente: la película toma descaradamente partido por los cristeros y los defensores de la Iglesia frente al Gobierno Federal del presidente Calles. No es que ello sea malo per se, sino que jamás y prácticamente en ningún momento se toma la más mínima molestia en juzgar a ambos bandos en igualdad. Los cristeros son santos, héroes, bondadosos, valientes y justos; mientras que los soldados del ejército son mero ganado que muere en masa ante las (santísimas) balas de los rebeldes. Y el presidente Calles (Rubén Blades hace lo que puede para no convertirlo en un villano de cómic y otorgarle algún atisbo de profundidad) es un déspota diabólico que sólo buscaba muerte y destrucción por doquier. Pues muy bien.

Así, durante los larguísimos 142 minutos, vemos cómo cualquier atisbo de objetividad o de al menos retratar con humanidad a los dos bandos (como en cualquier guerra: en ambos lados, siempre hay desequilibrios, injusticias y sangre) casi desaparece nada más verse: por ejemplo, en ese guerrillero cínico que da vida Oscar Isaac, o en el mismo general Gorostieta. Ambos personajes, junto con el presidente de México, eran los que podrían haberse desarrollado más, haberles dado profundidad y convicciones o dudas ante lo que estaba haciendo. Pues nada.

En fin, el tal Dean Wright, como buen debutante con mucho presupuesto, comete muchos errores típicos de debutantes con mucho presupuesto en sus manos: abuso hasta el vómito de cámaras lentas (supongo que lo vio en las películas de Sam Peckinpah y decidió que quedaban muy bien), una dirección de fotografía de telefilme, escenas de batallas aburridas y sin ninguna emoción, y varias secuencias de vergüenza ajena.

Con todo el presupuesto gastado, podrían haberse evitado a Eva Longoria y a algún que otro secundario con escena de medio minuto (¿qué pinta por ahí Bruce McGill?), y haber contratado a un guionista de verdad. De todas formas, el público pío y creyente (que no sea demasiado cinéfilo o conocedor del medio, claro) aplaudirá la película con las orejas: los cristeros gritan "Viva Cristo Rey" casi cada tres minutos de película, sin exagerar; las secuencias del niño José, casi un Marcelino mexicano trasmutado (Vía Crucis incluida, con bastante poco sutileza) en Jesucristo, cuyos padres, por cierto, son mostrados como auténticos retrasados mentales que dejan ir a su hijo de diez años a la guerra con una sonrisa y un cachete; el sacerdote que quema un tren con sus pasajeros dentro debido, vaya por Dios, a un "descuido"; esos créditos finales con descripciones larguísimas e interminables de los personajes reales, que enumeran hasta el hartazgo todas las beatificaciones que tuvieron la mayoría de manos del Papa; etc, etc.

Lo único reseñable en este panfleto católico es, como dije antes, la factura, casi todos los actores (lástima de último papel sin sustancia del eterno Peter O'Toole) y una excelente partitura de James Horner, que el director, eso sí, se encarga de ponernos machaconamente en las secuencias más sensibleras y lacrimales. Como documento histórico no vale un pimiento y seguro que, para los interesados en el episodio de la Guerra Cristera, hay excelentes documentales que serán bastante más ecuánimes y objetivos sobre este asunto. Película especialmente indicada para fervorosos creyentes, fans de Andy García, fans de James Horner o para curiosos amantes de la Historia. Los demás, absteneos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Feisal
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