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España España · Granada
Críticas de Ygorla
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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
7
14 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recrear el pasado no es tarea fácil, son demasiadas las cosas en juego. Ser fiel a personajes clave en la historia de una nación es más bien imposible. Solo se puede intentar ser honestos mientras se hace. Aquí, Lee Joon-ik, el director que nos trajo ‘Dongju: el retrato de un poeta’ y ‘The King and the Clown’, consciente de la historia a la que se enfrenta, se atreve a mostrarnos que hay un hombre tras una corona, que no es oro todo lo que reluce y que todas las acciones tienen una consecuencia, siendo esta, una que no es siempre la deseada.

La historia de Corea está marcada por innumerables dinastías, cada cual más poderosa. En la época Joseon, cuando el declive de la monarquía era patente apareció, durante el siglo XVIII una estirpe que acabaría resonando en los anales de la historia como una que llevaría a su nación grandes cambios y mejoras. Pero, como en todas las familias, una nota discordante estuvo a punto de hacerlo desaparecer todo. Sado, el príncipe heredero del rey Yeongjo será esa nota, y nuestro protagonista en las dos horas de metraje, que prometen esa intensidad que te deja pegado al sofá mientras nos cuenta historia muy difícil de digerir.

Con un magnífico Yoo Ah-in dándole vida, Sado se presenta ante nosotros como el ser humano incomprendido y maltratado que fue’, la enfermedad que le atacó no fue nunca tratada ni considerada como tal. Cómo en otras muchas ocasiones se le tildó de loco, aunque nunca nada es tan sencillo en esta vida. A día de hoy se cree se trataba de un desorden bipolar, que sin tratar, sumió en el caos a todos aquellos a su alrededor. Sado fue además, un hombre esclavo y víctima de su tiempo y privilegio. Como se muestra en la cinta, su vida fue una de continuo desasosiego y ‘castigo’. Un castigo que no siempre fue físico, pero si psicológico. Una vida que nunca le perteneció, pues siempre se pensó en él como heredero, no como hijo. Todo esto es traído a pantalla con un juego de saltos temporales y quietud que si bien debieran rivalizar, se compenetran, para darnos un entendimiento global de lo que su corta vida supuso para él.

Las idas y venidas, junto con la incesante actividad de palacio, en la que nada parece moverse, pero en la que de vez en cuando vemos el reflejo de unos hilos que trabajan tras la escena dejan ver una máquina que trabaja impasible, el gobierno de un reino no entiende de cosas mundanas como el descanso, no por nada sus gobernadores son seres ‘elegidos por los cielos’. Rituales ancestrales, leyes indescifrables y un código ético y moral aderezado de infinita etiqueta son el único modo de vida, y saltárselo, por mucho poder que tengas, puede suponer la muerte.

El retrato social abruma por su potencia y peso. Tres generaciones de una misma familia permiten exponer el juego de poder de todo un imperio con una sutileza doméstica pasmosa. Todos los gestos se miden y guardan, no hay margen para el error en una lucha de egos sin parangón. Hijo contra padre, padre contra hijo y un rey intentando dejar a su pueblo con el mejor heredero posible es una combinación peligrosa y muy tensa que se transmite en pantalla con planos aéreos que muestran al espectador, a un mismo tiempo la grandeza del lugar donde se desarrollan los eventos, así como su soledad cuando solo almas aisladas parecen vivir entre sus muros.


Todo ello se completa con primerísimos planos que se aprovechan al máximo para mostrar el estado mental y la lucha interna de los protagonistas. Vemos la rabia contenida del rey Yeongjo, la irascibilidad e incomprensión en los de Sado y la tristeza en los de Yi san, quien terminará sufriendo las consecuencias de la lucha de poder entre su abuelo y padre. Los diálogos intentan hacernos entender una situación imposible. Continuamente se trabaja mostrando los sentimientos y posiciones de todos los implicados en la escena, pero por mucho que como espectadores intentamos extraer una resolución feliz, pronto nos damos cuenta que no será posible.

Yeongjo, interpretado por Song Kang Ho, se muestra como un rey benevolente que tiene que hacer lo impensable como padre, y es quizá aquí donde se encuentra el punto de inflexión que la cinta no consigue transmitir como debiera, pues la figura de Yeongjo se aleja demasiado de los relatos históricos. El rey maltrató y ultrajó a su hijo hasta decir basta a través de sus acciones y duras palabras a lo largo de su infancia y no mostrarlo nos priva de una comprensión global del enfrentamiento entre padre e hijo.

Por todo ello el caos y el desconcierto reinan entre los personajes secundarios en todo momento. Ese sentimiento se transfiere al espectador, que no descansa o se siente lo suficientemente cómodo con ninguno de ellos como para poder relajarse mientras ve la película. Con ninguno de ellos nos sentimos a salvo, y solo en el cierre, cuando se presente en pantalla a Yi San, ahora como el Rey Jeongjo, llevado a la vida por So Ji-sub, encontraremos el bálsamo que necesitamos para sobrevivir a ‘Sado’.

Una cinta pulcra y nítida en todos sus aspectos técnicos. Con una banda sonora de esas que te transportan a tiempos lejanos y que retumba en el corazón justo cuando debe. Un guion medido, contenido y completo que, a pesar de la complejidad del momento que expone, consigue transmitir el eco de tiempos tumultuosos. Todo ello se envuelve en un paquete visualmente preciso y precioso. No falta detalle en el vestuario y esto no pasa desapercibido ante un espectador que gracias a ello consigue una experiencia inmersiva total. ‘Sado’ es clave en la cinematografía coreana. No dudo ni por un momento que te engancharás a ella y a sus protagonistas, a los que querrás volver a ver, sin importar el papel.

Nota 4.3 sobre 5
Para magazinema.es
Ygorla
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7
26 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la obra semi-autobiográfica ‘Female Student’ de Ha Keum-chan, ‘The Harmonium in my memory’es una belleza absoluta se mire por donde se mire. Una cinta de esas cuya esencia se perdió hace tiempo y que es capaz de coger el más cotidiano y corriente de los mundos y hacerlo centro de toda nuestra atención. No querrás despegar la mirada y tampoco querrás se acabe el metraje una vez hayas conocido a sus protagonistas.

En 1962, Corea del Sur. Kang Soo-ha, un profesor de Seúl de 21 años, consigue su primer trabajo en una escuela de una aldea en la provincia de Gangwon. Una de sus estudiantes mayores, Yun Hong-yeon, de 17 años, se enamora de él, aunque sus esfuerzos por llamar su atención parecen pasar desapercibidos. Mientras tanto, Soo-ha se ha enamorado de Yang Eun-hee, otra profesora del claustro.

‘The Harmonium in my memory’ tiene ya más de veinte años. El tiempo ha pasado por ella. Notamos el grano, el color e incluso el sonido del cine de aquel entonces, que se ve, además, acentuado por la época que recrea. Esto es solo una de las cosas que la hacen bella, y no son pocas. Viajamos a una zona rural y tal y como le ocurre a nuestra joven protagonista no conocemos nada más allá de lo que la vista nos alcanza a mostrar. Mientras corre la cinta no queremos ir más allá, Seúl es un sueño inalcanzable que verdaderamente no necesitamos.
Pocas veces vemos ya películas que nos hagan rememorar o imaginar, para aquellos más jóvenes, como era la vida cuando todo lo que había era el momento y espacio presente. Cuando la vida no tenía tanto artificio o truco y donde los espejismos y la mentira era mucho más palpable. No es que fuesen tiempos mejores, porque la miseria, la falta de oportunidades y ese largo etc., que creemos a día de hoy haber dejado atrás, marcaba la vida de cientos de miles de jóvenes que no tenían concebían un futuro. Sí, eran tiempos sin artificio, donde los niños eran niños, de esos de los de antes, de balón y tierra.

La sencillez de una vida a un ritmo en el que lo frenético no existe, donde la música y los libros se saborean de otra forma porque no los damos por sentados y donde el sentido de comunidad es enorme y todo y nada queda en «familia». Por supuesto todo esto debe estar acompañado de un elenco que sea capaz de recrear formas de vida como las que hemos mencionado y hacerlo a través de jóvenes que lo tienen todo por descubrir y aprender es una ardua tarea.
Jeon Do-yeon ganó el Blue Dragon Film Award y el Grand Bell Award por su interpretación de Yun Hong-yeon, una joven adolescente que se enamora perdidamente, aun casi sin saberlo, del joven profesor que llega a la escuela. Lee Byung Hun da vida a ese profesor, Kang Soo-ha, un joven de 21 años recién salido de sus estudios que llega a una zona rural a trabajar por vez primera.

La cinta presenta su historia, casi de manera imperceptible, desde dos puntos de vista. El de ella y el de él, la naturalidad de sus acciones, sus miradas y su aprendizaje son lo que se queda clavado en tu memoria una vez termina el film. Historias de amor, desengaño y descubrimiento personal donde quien queremos está tan cerca y a la vez tan lejos que nada podría doler más en este mundo. La diferencia de edad y los roles que cada uno de ellos tiene harán de la relación una que necesite ser hablada y tratada con mimo y cuidado.

El paso del tiempo y las estaciones en torno a un curso escolar y como viven cada momento de ese periodo es mágico y demuestra un gran hacer por parte del director, que tiene en cuenta como pasan los días para aquellos que se ven imbuidos en la docencia. El dinamismo que se muestra en el día a día del centro, en las tareas más cotidianas como el corregir o preparar el aula adquieren un matiz cálido casi de devoción. No deja pasar esa oportunidad de remarcar como la docencia puede marcar a alguien para siempre y todos los personajes aportan algún matiz a esa idea trascendental a través de sus acciones y palabras.

‘The Harmonium in my memory’ es, a su vez, un retrato social muy crítico con el sistema y la falta de medios en las escuelas. Desde las goteras hasta los niños limpiando las aulas denotan queja, pero también hay lugar para llamar la atención sobre lo diferentes que son las problemáticas dentro de los hogares y pone el acento de forma muy taimada en como viven esos niños su día a día y cómo la escuela es muchas veces un lugar de refugio, el único oasis donde se sienten seguros.

Técnicamente su color fascina, por el juego que se hace de él para establecer el humor de los personajes, sus sentimientos y crecimiento utilizando como base las estaciones del año, pero donde realmente podemos sumergirnos es en su banda sonora y los elementos e instrumentos musicales que aparecen, ya que es a través de ellos que se exponen los sentimientos románticos de los protagonistas. Cómo indica el título, el armonio, ese instrumento similar a un piano pequeño, será testigo del desarrollo de la trama, de los encuentros y desencuentros de Yang Eun-hee, esa joven profesora, Kang Soo-ha y Yun Hong-yeon.

Un clásico de la cinematografía coreana. Una de esas cintas que gusta ver y que no importa repetir. ‘The Harmonium in my memory’ es la excusa perfecta para conocer los inicios de grandes estrellas del cine mientras se calienta el alma.
Crítica para www.magazinema.es
Nota 4 sobre 5
Ygorla
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The Great Museum
Documental
Austria2014
6.0
137
Documental
8
27 de octubre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Simplemente precioso. Una de esas cintas que te hace quedar fascinado en todo momento, incluso cuando se trata de una reunión de equipo. Ya pensaba que los museos eran fascinantes, ahora, cada vez que regrese a uno seré capaz de pensar, aunque solo sea durante unos minutos en el gran trabajo que hay tras un cuadro colgado en una pared, o en la disposición de los objetos en una vitrina. No todo el mundo tiene la suerte, o simplemente el interés de trabajar con obras de arte, obras, que no olvidemos son una pieza de la historia de la Tierra. Meros objetos que son tratados con el mimo que se merecen en este documental que nos mete de lleno en el día a día de uno de los grandes museos europeos, el Kunsthistorisches Museum o Museo de Arte de Viena, una joya del siglo XIX, concretamente 1891, que guarda entre sus paredes más obras de las que podríamos imaginar y miles de profesionales que se encargan de que todo sea perfecto. Gracias a esta obra somos capaces de poner cara a algunas de esas personas, pero no son esas personas individuales las que deberían atraer nuestra atención, no son ellos los protagonistas, el indiscutible protagonista es el arte, y en este caso concreto su caparazón vienés, el Kunsthistorisches Museum.
Muchos podrían pensar que un documental de estas características puede ser aburrido para aquellas personas a las que no les guste el arte, pero si eres, aunque sea un poquito curioso, esta joya te dejará pegado al sillón durante una hora y media, que pasará por ti como un simple pestañeo. En 'El gran museo' no hay introducción de personajes, no hay música de fondo, solo hay vida y trabajo. Podremos escuchar el silencioso rozar de unos guantes de tela contra una corona de piedras preciosas, podremos oír y disfrutar el silencio y espectacularidad de una sala vacía, y lo más sorprendente, oiremos lo que nunca imaginamos, sierras de calar, picos y martilleos incesantes en salas que parecen haber sido creadas sin más, pues no somos capaces de concebir que el ruido, el polvo o el sudor haya podido crearlas. Ahí es donde reside la belleza de este documento, nos muestra que hay algo más, mucho más detrás de esos vigilantes de sala que nos dan los buenos días cuando pasamos a su lado, hay mucho más tras el tríptico que nos dan con la entrada, y desde luego, hay mucho, mucho más en las entrañas de esos grandes continentes que la historia nos ha legado. Unos continentes que a veces nos dan la sensación de abigarrados y obsoletos, pero que son una delicia para los sentidos, nos veamos más inclinados o no hacía la ostentación y la grandiosidad.
'El gran museo' viaja a través de kilómetros de galerías y salas mostrándonos los entresijos, las preocupaciones, las dificultades y lo especial que es dedicarse a un campo específico dentro de una gran familia como es un museo de estas dimensiones. Se trata en el documental de mostrar las capacidades de trabajo, los hábitos y diferentes departamentos, nos introducimos de lleno en sus vidas, pero sin interrumpirlas, conocemos las inquietudes de algunos y su opinión sobre cosas como la nueva imagen del museo, una imagen elegante y sobria, algo no solo pensado por el autor.
Durante la cinta te fascinarás, asombrarás y preguntarás ¿Por qué no había pensado nunca en esto? ¿De verdad tienen o hacen esas cosas aquí, justo debajo de mi pies? Y desde que salgas de la sala de cine y cruces el umbral del siguiente museo tu óptica y experiencia no volverá a ser lo mismo, será aún más memorable y enriquecedora porque serás capaz de ver más allá del preciosismo de un cuadro o el realismo de una escultura, serás capaz de valorar en conjunto contenido y continente, intuirás y te preguntarás sobre el color de la sala, la fuerza de la luz y la posición de los cuadros, convirtiéndose todo el museo en una sola obra de arte cambiante en cada una de tus visitas.

Marta Pedraza
MagaZinema

www.magazinema.es
Ygorla
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6
14 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Los Minions’ una de las películas más esperadas de todo el año no defrauda a nadie cuando ofrece en sus 91 gloriosos minutos una risa tras otra, más de una carcajada y alguna que otra lágrima por escenas inverosímiles que hacen que disfrutemos del cine como aquellos más pequeños sentados a nuestro alrededor.
La película de animación de Illumination Entertainment no descubre la pólvora, pero si sabe como sacarle todo el partido posible, eso queda más que patente escena tras escena. La animación se ha caracterizado siempre por tener ecos de enseñanzas morales de algún tipo, si se sabían buscar, en ‘Los Minions’ lo más parecido a esto que podemos encontrar es una pequeña mención al valor y el inconformismo, necesitar cambiar, y hacerlo, pero en cambio deja otras muchas cosas para reflexionar, como hacer esas cosas que acabamos de mencionar únicamente para que nos aplaudan y obtengamos reconocimiento, por no decir, que los minions no dejan de ser eso, minions, es decir, súbditos, esbirros o como prefiera llamarseles, y su objetivo en la vida es ser un rebaño en busca de un “amo/a malvada”, que les diga que hacer en cada momento, con esto en mente los muchos adultos que pasan por taquilla quizá puedan sacar algo más que un buen rato con los mas peques de la casa, intentando hacer del cine una forma de aprendizaje más.

¿Qué nos gusta tanto de ellos?
Que en ese intento de complacer a esa cantidad de ingente de malvados amos que se nos va mostrando a lo largo de la película, los minions siempre la lían, con la mejor de las intenciones, pero no pueden evitarlo, y ese es parte de su encanto, no solo la gente los adora por ser más que achuchables o tan blanditos que queremos morir, son sus cercanas reacciones y gestos los que nos llegan como no lo consigue ninguna otra animación. Con un lenguaje que no necesita doblaje en ningún país se ha creado algo que todos comprendemos, tanto si sabemos inglés, chino o tailandés, como si no, solo con ver sus ojos brillosos o su sonrisa traviesa entendemos a la perfección toda la profundidad que puede haber en un ‘para tu’ o en ‘underwear’.

La trama de la cinta despeja todas las dudas que teníamos sobre los minions, desde su llegada a este mundo, o mejor dicho su evolución como pequeñísimos seres que habitaban en el agua hasta llegar a esos seres de metro que vagan por la Tierra, hasta como pasados muchos, muchos años y no menor número de criaturas a las que servir hasta como Gru entra en sus vidas, que era algo que todos los espectadores demandaban, y a lo que seguro aún sacarán provecho en años venideros.
Los muchos puntos graciosos y gags se acompañan de una gran banda sonora, Jimi Hendrix, Aerosmith y The Who entre otros, y mucho, mucho color, Así eran los maravillosos 60 y han sabido sacarle mucho provecho. Además de mención tras mención a personajes reconocidisimos de la década, encontramos recreaciones de momentos históricos, como el cruzar por el paso de peatones de los Beatles y la vinculación con Abbey Road, hasta alguna batalla en tierras que suponemos son las rusas, en ese intento de Napoleón de hacerse con el mapa, o la recreación de escenas de otras películas de animación de cuando algunas eramos algo más jóvenes.
En definitiva, ‘Los Minions’ podía ser mucho mejor de lo que es, la historia intenta contar tanto tan rápido que a veces pasa todo demasiado fugaz al comienzo para estancarse durante demasiado tiempo con una mala malísima (Scarlet Overkill) que no es tan mala como debería hasta que ya es demasiado tarde. Por todo lo demás es todo aquello que queremos y buscamos, minuto tras minuto de locura, desenfreno y absurdo en amarillo, Kevin, Bob y Stuart, junto a la Reina de Inglaterra, han dejado el listón muy alto, sobre todo en las escenas finales.

Crítica para MagaZinema.es
http://www.magazinema.es/los-minions-kyle-balda-y-pierre-coffin-2015/
Ygorla
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7
14 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocurre pocas veces que directores se atrevan a “revisar” o “ampliar” su trabajo y creen una nueva película o versión de un largometraje que hicieron hace ya demasiado tiempo. Han pasado casi 30 años desde que salió a la luz ‘Mad Max 3: más allá de la cúpula del trueno’, la última parte de la saga, por llamar de alguna manera a la caótica creación de George Miller. Bien es cierto que el presupuesto estratosférico de la película que recientemente ha llegado a nuestras taquillas, apabullaría al mismo George Miller si cuando en el año 1979 le hubiesen dicho que contaría con semejante cantidad de dinero (150 millones de dólares) para hacer ‘Mad Max’, pero estamos en pleno siglo XXI, Hollywood tiene dinero para aburrir y la tecnología ha avanzado tanto que es a veces difícil diferenciar entre realidad o ficción. Con esta mezcla se ha conseguido hacer una película basada en un mundo que ya conocíamos, pero adaptado de alguna forma a la estética y tiempos que corren. ‘Mad Max: furia en la carretera’, no es ni una consecución de la saga ni una reinvención, queda a caballo entre ambas, y ese factor de conocer el mundo fantástico en el que se desarrolla, y saber que veremos algo totalmente diferente al mismo tiempo, puede ser lo que llame la atención de más de un espectador.

‘Mad Max: furia en la carretera’ nos presenta un mundo casi sin recursos y donde el caciquismo domina la escena. Agua, petróleo y balas es todo lo que se necesita para hacer una película con la que tristemente podemos comparar la realidad mundial en más de un país. Unas escenas espectaculares a través de un paisaje desértico, con unas máquinas de guerra y vehículos más que preparados para el apocalipsis dominan toda la estética de la proyección, la paleta ocre en todas sus variaciones y el sombrío negro dominan la fotografía, pero no apagan la película, la dotan de vida propia, no podría estar mejor trabajada, porque juega con el ambiente mustio de una población malformada a causa de las guerras nucleares que asolaron el planeta. Una estética que recuerda a ‘Juego de Tronos’ cuando aparecen las doncellas, que son en este caso, fuente de vida y por ello esclavizadas. Unas mujeres perfectas, que son las elegidas para procrear por parte del cacique, quien causa la acción en torno a la que se desarrolla la película, al tener que rebelarse la protagonista femenina, Charlize Theron, contra sus acciones.

Mucho se habla en el mundo del cine sobre el machismo y el papel de la mujer en Hollywood. Concretamente en esta película, pienso, se muestra a una sociedad decadente, en la que gente sin recursos y hastiada conviven con fanáticos que solo desean complacer a su “jefe de tribu”, la mujer no queda desplazada, es eje vital, y lo es, por su papel reproductor y proporcionador de vida, pero no queda ahí, no solo están esas doncellas frágiles, a las que más tarde vemos luchando por su derecho a no ser meros objetos que dan a luz, el papel de Furiosa, a quien encarna Charlize Theron, es un personaje tan fuerte y luchador como Max, el personaje interpretado por Tom Hardy.
Si podemos decir que es una película que habla de la esclavitud, la falta de libre albedrío, la violencia entre pueblos y la autodestrucción de la raza humana, y a través de ella del Planeta Tierra. Todo esto podemos verlo mientras disfrutamos de unas escenas espectaculares, increíbles y casi imposibles de grabar sin sufrir más de una herida. Los efectos especiales son brutales, y la cinematografía más que acertada, porque todas las acciones son inverosímiles pero las creemos factibles, en ningún momento piensas “eso no podrían hacerlo”, porque estamos tan absortos en lo que ocurre que no se nos pasa por la cabeza. El uso de una escenografía arenosa y rocosa proporciona un juego que el equipo técnico ha sabido explotar al máximo, dejándonos persecuciones con motos a través de desfiladeros vertiginosos y carreras por vastos parajes desérticos, mezcladas con escenas de calma en las que podemos reparar en el paisaje y disfrutar de la fuerza de la naturaleza.

La banda sonora es potente, llena de guitarra eléctrica y altavoces de dimensiones gigantescas, como bien podemos confirmar en más de una escena, acompañando con mucho Heavy Metal ,las acciones rápidas, destructivas y bestiales que no paramos de ver en pantalla. Hemos mencionado previamente a los protagonistas, Tom Hardy y Charlize Theron, ambos ocupan gran parte del tiempo en escena, pero alternan el foco de atención, ya que vemos a Hardy dando vida a Max, y protagonizando la que sería la primera parte de la película, haciéndonos conocedores del mundo en el que vamos a vivir durante dos horas, mostrándonos su locura, fantasía e irrealidad, y luego gracias a un guión bien hilado conocemos a Furiosa, con una Charlize Theron, que está increíble, en un papel que requiere fuerza, sangre fría, y ser capaz de mostrar rasgos y elementos de redención, humanidad e incluso flaqueza en momentos límite y clave, algo que la protagonista de ‘En tierra de hombres’ consigue de manera muy notable.

Hemos tenido que esperar para que ‘Mad Max: furia en la carretera’ fuese una realidad, pero creo, ha cumplido las expectativas de forma sobresaliente para aquellos que ansiábamos verla y recordábamos las anteriores, y echábamos de menos el lado más salvaje e imaginativo de George Miller.

Crítica para MagaZinema.es
http://www.magazinema.es/mad-max-furia-en-la-carretera-george-miller-2015/
Ygorla
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