Segunda película de la trilogía del agente Worricker, iniciada con Page Eight (Entre líneas). Continúa la tónica de su predecesora, una película de espionaje basada en los inteligentes diálogos, la agudeza de las respuestas, la conversación entre mentes ágiles que no tienen otra cosa para hacer sus averiguaciones que la capacidad de negociación. Brillantísima y con excelentes interpretaciones, donde sorprende, y para bien, el papel de Winona Ryder. Aún mejor que la primera, que ya era excelente. Una muestra de buen hacer con elementos aparentemente sencillos y sin necesidad de acción o un solo tiro.

En tiempos donde cualquier película de espionaje contiene a un agente especialista en las artes marciales más acrobáticas y parkour extremo, resulta sorprendente encontrarse con una trama fascinante que se basa en los diálogos. Inteligentísima, brillante y adulta en el mejor sentido, es un ejemplo de cómo un guión talentoso e interpretaciones sólidas pueden dar lugar a una película sobresaliente. Ejemplar.

Película absolutamente delirante que hace preguntarse sobre la extraordinaria calidad de los alucinógenos ingeridos por sus creadores. Supone rizar el rizo sobre el asunto de las paradojas temporales llevando el guión a extremos que superan con mucho lo extravagante. No obstante está bien dirigida, tiene ritmo y propone lo que propone de forma tan natural y desprejuiciada que el espectador, por simpatía, puede mirar para otro lado y suspender su incredulidad cuan larga es.