No es la primera vez que una historia pivota sobre una comunicación bidireccional a través del tiempo. Estoy convencido de que hay más ejemplos cinematográficos, pero ahora sólo recuerdo Frequency, protagonizada por Dennis Quaid, donde la comunicación se realizaba mediante una estación de radioaficionado, y con la que, si me pongo a verla, estoy seguro que guarda bastantes más similitudes. En The Caller la comunicación se realiza mediante un teléfono fijo algo vetusto, de los de dial rotatorio. Hasta aquí, creo que no he dicho nada que no se incluya en la sinopsis oficial, y lo cierto es que no me atrevo a ir mucho más allá, porque desvelaría alguna de las sorpresas que depara The Caller.
Me limitaré a decir que la película me ha gustado y me ha sorprendido, que me parece muy bien escrita, y que creo haber entendido todos los giros argumentales sin detectar huecos en ellos, lo que en un guión basado en paradojas temporales es todo un éxito (para el guión y para mí mismo).
Entre el reparto, limitado básicamente a 4 personajes, y a alguno más que apenas se ve o que tan solo oiremos, 2 de ellos son rostros conocidos: Stephen Moyer (el vampiro Bill de True Blood) y Luís Guzmán (eterno secundario en papeles de hispano). La protagonista, Rachelle Lefevre, no es tampoco ninguna novata, pero yo no la tenía en el radar, francamente. Aquí hace un buen trabajo.
The Caller es una peli de terror e intriga con un argumento de ciencia ficción, con un aspecto de producción barata pero digna, donde el dinero parece haber sido invertido muy sensatamente.
Recomendable.

A ver, que sí, que ya lo sabemos: todo aquel cine que se salga un poco de la corriente general, suele recibir en esta web algún punto extra. Bien está. Pero para mí esta película no merece estar en la zona del 7.
Para empezar es una peli lenta, muy lenta. Que se regodea en sus tiempos muertos. Que tienen su intensidad dramática, y tal, y que hasta en esos momentos los actores están bien; pero lenta, al fin. Y en lo que a mí respecta, si se me hace lenta es que se me hace aburrida.
Que tiene sus buenos momentos de parodia del esnobismo, sí. Dos o tres. Pero para ver eso, no es necesario rellenar 100 minutos de celuloide. O de disco duro, que ahora ya no sé ni cómo se filma.
Resumiendo, y para no caer en más contradicciones: está bien, se puede ver. Los dos actores principales hacen un buen trabajo, y tiene puntos originales. Pero no va a pasar a los anales de la historia del cine.
Pero eh, no me hagáis mucho caso, que yo en esta web suelo remar contra corriente. O a favor de ella, según se mire.

Creo que es la primera vez que escribo una crítica sobre una peli que no llegué a ver entera, pero me pareció necesario advertir al espectador medio.
Que un experimento así tiene su público, está visto por las críticas que otros le han dedicado, pero imagino que sus gafas de pasta tienen monturas muy, muy gruesas; o por lo menos mucho más que las mías.
Me topé con este experimento cinematográfico en una de las maratones de Sitges 2010, y cuando quedó claro que aquello no iba a ningún lado, no tuve más remedio que recoger mis cosas y aprovechar para cenar algo, hasta la siguiente película, harto de imágenes inconexas, con filtros de luz, oscuras, enfoques raros, y ni el más mínimo atisbo de narración.
El cine puede ser mucho más que contar historias, por supuesto. Pero lo mismo que nos avisan de que vamos a ver un documental o una peli para adultos, nos podrían avisar de que vamos a ver una obra experimental; y allá cada cual.

Muy pocas veces me he dormido en el cine viendo una película.
Durante la proyección de esta adaptación de la novela de Brönte fue una de ellas, y no recuerdo haber acudido a la sala particularmente cansado.
Así que, si en justicia no puedo hacer una auténtica crítica, me limitaré a calificarla como soporífera. Plomiza.

Esta película se ha vendido de una manera que, a mi modo de ver, no se corresponde realmente con lo que se ve en pantalla. Para apreciarla será necesario olvidarse de lo que nos han vendido, o nos sentiremos defraudados.
El inicio de la película contiene algunas inconsistencias argumentales, pero cuando lentamente nos introduzcamos en la trama, descubriremos que hay mucho más ahí de lo que parece. No puedo explicar mucho para no destripar la película.
Al final, a mí me pareció una película con altibajos, de la que se podrían discutir determinados aspectos del guión pero que, si nos quedamos con las buenas ideas que esconde, y con la solidez de cómo se ha filmado, arroja un balance positivo.
¿Es una película de terror? ¿De horror? ¿Un psico-thriller suburbano? No lo tengo muy claro, pero sí sé que a mí me gustó, aunque seguro que no gustará a todo el mundo; no es una peli para todos los públicos, no ya por la crudeza del tema o de algunas escenas, sino porque está muy alejada del tono y estilo de las grandes producciones de Hollywood a las que estamos tan acostumbrados, y resultará un poco difícil saborear platos tan especiados a paladares no acostumbrados, o abiertos a otras cinematografías.
Confío que tenga éxito suficiente para que, en el futuro, podamos ver una precuela (antes que una secuela), que profundice en los aspectos más interesantes de la trama subyacente, que no pudieron ser explorados aquí.