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Críticas de prosikito88
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Críticas 256
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
26 de septiembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Casa Blanca es asaltada, cinematográficamente, por segunda vez este año, si con Objetivo: La Casa Blanca no tuvimos suficiente. Ahora viene Roland Emmerich, el alemán más americanizado sobre la faz de La Tierra, para traernos su peculiar visión de cómo sería el asalto del edificio presidencial americano.

Para ello sustituye a Gerard Butler por el guaperas de Channing Tatum y a Aaron Eckhart por Jamie Foxx como el presidente en cuestión. La trama, muy similar a la de Fuqua, no es más que sinónimo de espectáculo. Un espectáculo en el que directores como Bay o Emmerich son expertos, es decir, explosiones por doquier y ruido estruendoso. Puede que no sea el tipo de cine más valorado por la crítica, pero hay que reconocer su labor y afirmar que bien saben lo que se hacen cuando ruedan films de este tipo, algo que por otra parte los amantes del cine de acción deberían agradecer.

Puede que a muchos les recuerde a una película descendiente directa de ‘La Jungla de Cristal’ donde un tipo preparado para la acción se encuentra en el momento equivocado y en el lugar equivocado, pero nada más lejos de la realidad, nada o poco tiene que ver con las geniales primera y tercera parte de la saga de McClane. Aún así la cinta no tiene desperdicio alguno, ofrece lo que propone, acción, tiros y terroristas, alejado totalmente de guiones inteligentes y actuaciones de Oscar. Aquí se va directamente al grano, sin rodeos, y al que no le guste este tipo de cine que se abstenga de verla. Al fin y al cabo, no hay ninguna mala intención en intentar hacer que el público se divierta.

La dirección de Emmerich está en la línea habitual de su filmografía, haciendo lo que hace es de los mejores. No será recordado por estar a la altura de Scorseses, Spielbergs y Tarantinos, pero si lo será por ser el director que se cargó cuatro veces La Casa Blanca. La puesta en escena es buena y los efectos también, no estaríamos hablando de Roland Emmerich si fuera de otra manera. En el plano actoral todos cumplen, tanto sus protagonistas, Channing Tatum y Jaime Foxx, como sus secundarios Maggie Gyllenhaal, James Woods o Jason Clarke.

Puede que esta cinta llegue tarde a nuestras carteleras, mas aún cuando hace unos meses la cinta de Fuqua llegó a nuestras carteleras. Aún así tiene puntos a favor pese al retraso, a la hora de alquilarla ver en portada: “del director de Independence Day, 2012 y El día de mañana” llame más la atención.

Roland Emmerich ataca una vez más La Casa Blanca, Channing Tatum sale al rescate y el público tan encantado.

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prosikito88
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9
26 de septiembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ron Howard se coloca en la parrilla de salida en la carrera por los Oscar con su nueva cinta, Rush y lo hace tras el fiasco que supuso en su filmografía la comedia ‘Qué dilema’.

Su nueva cinta no sólo le devuelve a estar entre los grandes directores mundiales, si no que consigue que sea una de las mejores de su carrera. Su dirección es excelente y sus abanderados para la ocasión, Daniel Brühl y Chris Hemsworth, complementan perfectamente ese rol. Un dueto de actores que, compañeros en la realidad, ofrecen una grandísima rivalidad en pantalla. En cada momento se puede ver ese respeto y competitividad mutua que los dos pilotos se tienen, todo ello de manera elegante y desde la máxima profesionalidad actoral.

El casting no sólo es acertado en cuanto al parecido físico de los actores con los expilotos, especialmente Hemsworth, también lo es en cuanto al plano de actuaciones. El rubio de Thor nos hace olvidar durante casi 2 horas su personaje de Marvel y realiza su mejor papel dramático hasta el momento, mostrando que esta cualificado para papeles que van más allá del físico y del músculo, tal vez no sea la actuación del año, pero cumple con creces su cometido. En cuanto a su oponente, Daniel Brühl, nada se le puede reprochar. El actor hispano-germano no sólo aprovecha la gran ocasión que le brinda Howard en el papel de protagonista, si no que con su Niki Lauda demuestra que está preparado para papeles importantes en el futuro de Hollywood. Si no le faltaba trabajo en Alemania y España ahora se asegura un mercado más potente en cuanto a lo comercial. Su papel es francamente brillante y sensacional, de nominación al Oscar. Ambos representan los polos opuestos del deporte. Mientras que el piloto inglés es mostrado como un mujeriego y vividor, el austriaco es expuesto como un ejemplo de esfuerzo, seriedad y profesionalidad. A pesar de sus diferentes caracteres los dos pilotos si que compartían una característica, la competitividad, con el campeonato del mundo como telón de fondo.

Ron Howard no se decanta por dotar de mayor importancia a ninguno de sus actores, se inclina por la coherencia y les da el mismo peso, siendo fiel a la personalidad de cada piloto, y haciendo que el público se decida por el que más simpatice con él. Si a eso le añadimos que el metraje es igualmente repartido entre los momentos vividos en la pista como fuera de ella, sólo podemos decir que el equilibrio es perfecto. Howard dirige su film como si fuera un Ferrari, no decae en ritmo en ningún momento y siente seguridad en el trabajo que esta haciendo. El director no sólo sumerge a sus actores dentro de los bólidos, también lo hace con el espectador que en todo momento se siente partícipe del espectáculo, se queda atrapado e hipnotizado en un viaje de casi dos horas que parece que se pasa en apenas en un abrir y cerrar de ojos. La excelente ambientación y el cuidado de todos los detalles que rodean el mundo de la Fórmula 1 no hacen más que sumar a una cinta sobresaliente de por sí.

Rush no es sólo una cinta para los amantes del mundo del motor, que también, es una película capaz de hacer que cualquier persona que desconozca este mundo se rinda. Una oda a la vida, a la lucha, a la superación y sobre todo una historia donde respeto y rivalidad están más que presentes.

Para los que se preguntan quien es el ganador final. La respuesta es muy sencilla, el espectador es el mayor beneficiado en esta titánica carrera, donde hombre y máquina se convierten en uno para alcanzar la gloria y el reconocimiento mundial. De lo mejor que nos ha dejado el cine en los últimos meses, y una clara aspirante a premios. Niki Lauda dijo: “conseguir que mi película opte al Oscar”. Y la verdad, muy lejos no estará.

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prosikito88
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3
9 de septiembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras encargarse de ambientar musicalmente Kill Bill vol. 1 y vol. 2., el rapero y ex Wu-Tang Clan, apadrinado por su amigo Tarantino, presenta su primera cinta como director, El hombre de los puños de hierro. Un film ambientado en China y con la clara influencia de Kill Bill (salvando las distancias). Una película cargada de excesos, sangre y fantasía donde el rapero no sólo dirige, si no que protagoniza.

Partiendo de la base de que el espectador se espera ver un producto no bueno, el resultado final termina siendo decepcionante, algo que se podía prever, pero sin tanto estrépito. Las ganas de RZA por realizar una película, se ven reflejadas en coreografías de golpes fluidas, que atacan al público con acción constante, descontrolada y sin cabeza. El guión, opuesto al del nivel genio de Hollywood, no hubiera visto la luz si en el nombre de los firmantes hubieran aparecido el de otros individuos, amen del empujoncito que el padrino de la cinta dio para que ésta viera la luz. RZA termina engendrando un monstruo al que el doctor Tarantino debería haber tratado antes de sacarlo de paseo. El rapero muestra al mundo a su vástago con orgullo, mientras que el público observa un cadáver fílmico con destellos de nada.

La ópera prima del ex Wu-Tang Clan, no será recordada como la gran obra de un novel con dotes para hacer cine. Su cinta de serie B, o Z, con patadas voladoras por doquier y chinos con poderes sobrehumanos no pasará a los anales del cine. Su lugar, cercano a lo olvidable, está en el recoveco de cualquier estantería donde los ojos del curioso no alcanzan. Su cartel, con estrellas de la talla de Russell Crowe o Lucy Liu, no ayuda más que a evitar el descalabro total de una cinta sin pies ni cabeza, carente de brio y aplomo. Sus aceptables actuaciones destacan por encima del mediocre reparto; muy alejados de su mejor nivel y contagiados por la gripe del actor desganado. En definitiva, dos buenos actores que sobresalen sin apenas esfuerzo.

El hombre de los puños de hierro es una de esas cosas que no se deben hacer tras ver Kill Bill. Una gran película con efectos secundarios y nocivos para el mundo del cine. Un film que dejó secuelas y verdaderamente no creó escuela, porque a día de hoy sigue sin verse nada decente con el mismo estilo. No hay historia, no hay guión y, sobre todo, hay demasiados excesos. Al menos RZA podrá presumir que su cinta, aparte de ser apadrinada por Tarantino, es mejor que la lamentable e innecesaria Ninja Assassin. Si Uma Thurman hubiese aparecido con la katana y hubiera rebanado la tapa de los sesos a Eli Roth y RZA se hubiera encontrado con poco ingenio en sus cabezas.
prosikito88
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5
4 de septiembre de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanto calor y tanta cinta taquillera apareció como por arte de magia Ahora me ves, la nueva propuesta cinematográfica de Louis Leterrier, cineasta que cuenta con Transporter 2, Danny the dog, El increíble Hulk o Furia de titanes en su filmografía. La cinta nos presenta a un grupo de ladrones de guante blanco disfrazados de magos. El elenco actoral con el que cuenta para esta ocasión es casi de lujo, Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Isla Fisher y Dave Franco son los ilusionistas en cuestión; mientras que Morgan Freeman, Michael Caine, Mark Ruffalo y Mélaine Laurent terminan de completar un buen reparto en cuanto a nombres.

La trama queda bastante clara desde el principio. Estos Robin Hoods de nuestro tiempo roban a magnates, corruptos y gente con mucho dinero para luego tirar los billetes en el escenario y dárselos al público. Las premisas son buenas por parte del director, con una buena puesta en escena y con buen sentido del espectáculo en todo momento. El ritmo narrativo es óptimo y apenas hay momentos para la pausa, consiguiendo con ello que el espectador quede intrigado hasta el final. Hasta ahí, en ese punto, el final, es donde todo lo aceptable y ameno de la cinta se desmorona, en ese desenlace cogido con pinzas que no sorprende al espectador, si no que se ríe directamente de él. Si Leterrier pretendía ser sorprendente no lo consigue, su sonrojante final es un lastre, una carga para la cinta tras su visionado.

En cuanto al plano actoral tenemos interpretaciones muy irregulares. Por el lado del cuarteto de magos nos encontramos al siempre genial Woody Harrelson y a un buen Jesse Eisenberg, junto a unos desapercibidos Isla Fisher y Dave Franco; siendo todos los focos descaradamente dirigidos a sus imágenes. Por otra parte nos encontramos con la suma de FBI e INTERPOL, Mark Ruffalo interpreta al federal en un buen papel, mientras que Mélanie Laurent a la policía francesa en una espantosa actuación, su personaje carece de credibilidad alguna en todo momento, nada que ver con aquella actriz de Malditos Bastardos. Por último los veteranos Michael Caine y Morgan Freeman realizan unos papeles dispares, mientras que el primero resuelve sin problemas su papeleta, el segundo vuelve una vez más a aportar su nombre al cartel, su personaje pasa por la pantalla de manera fugaz, un extra más si no fuera por su famoso rostro.

En definitiva, una película entretenida destrozada por un fin pésimo. El mejor truco de Leterrier fue hacernos pensar durante casi todo el metraje que su película era un buen pasatiempo.

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prosikito88
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4
3 de septiembre de 2013
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como viene siendo habitual desde hace bastante tiempo, Woody Allen no puede fallar con si cita anual con el cine, una por año, ni más, ni menos. Un trabajo nuevo cada 12 meses, así lo decidió hace tiempo y así sigue siendo. A lo que su filmografía respecta, su última cinta, a la espera del estreno de Blue Jasmine, A Roma con amor es una comedia por episodios con la capital italiana de fondo. Fue abandonar su querida Gran Manzana y no parar de hacer turismo por la vieja Europa. Tras visitar Londres, Barcelona y París le tocó el turno a la ciudad del amor. Amor, infidelidades y fama son los ingredientes de la última cinta del veterano director.

Penélope Cruz, Alec Baldwin, Roberto Benigni, Jesse Eisenberg, Ellen Page y el propio Woody Allen, son algunos de los protagonistas de las cuatros historias que el cineasta neoyorquino muestra en pantalla. Un conjunto que tiene como resultado una cinta extraña e irregular, una bajada de nivel en su filmografía. Las cuatro historias que nos narra nada tienen que ver entre sí, esto no es Babel, Traffic o Crash, aquí nada va a concurrir en el mismo punto al final. Los sucesos van desde la fama inesperada vivida por Benigni, hasta el encuentro de una pareja con sus futuros consuegros. Pasando por terceras personas que aparecen en medio de una relación, o prostitutas que se hacen pasar por mujeres por temas de negocio. Todo ello de manera intercalada.

La historia del matrimonio americano que viaja a Italia para conocer a su yerno y a los padres de este es buena, con momentos brillantes en el personaje de Allen. La de la pareja del pueblo que se traslada a la ciudad, y donde el marido se va con una prostituta, que acude a su habitación por error, a una comida de negocios también lo es, pero desaprovecha totalmente el juego del papel de Penélope Cruz, que podía haber llegado a ser delirante y tremendo si el director se lo hubiera propuesto. La tercera historia, la de la pareja joven que mete a la amiga en su casa, para prácticamente romper la relación, es predecible y carente de sorpresas. Da igual la presencia de un Alec Baldwin que nada pinta en la historia, da igual que esos jóvenes sean una buena Ellen Page y un justito Jesse Eisenberg, la verdad que da igual si no hay ni un ápice del cine de Woody. En cuanto a la cuarta historia, la de Roberto Benigni, debería haberse eliminado del metraje, a lo Terrence Malick, el director podía haberse ahorrado los minutos de una historia sin pies ni cabeza. Un hombre que de la noche a la mañana es famoso en todo Italia, que es perseguido día y noche por los paparazzi, y todo ello para contarnos una vida sin gracia ni interés. Pura vergüenza ajena, la comicidad del actor italiano queda aquí totalmente desvirtuada y retratada. El resultado final, es una serie de historias en tono de comedia, incoherentes y absurdas. Una película regular carente de ingenio o gracia.

Tras la elegancia mostrada en Midnight in Paris, y el retorno a los Oscar con la nominación a mejor película, parecía que el viejo Woody volvería a la senda de los éxitos académicos, pero nada de eso, más bien todo lo contrario. A Roma con Amor se queda en la mera banalidad de un cineasta genial que cuenta con grandes obras maestras entre sus películas. A estas alturas puede que nadie busque sorprenderse con el cine de Woody Allen, pero hay un mínimo exigible para cada director, y aquí no se cumple. El film resulta aburrido en mucha parte del metraje, siendo predecible y poco sorprendente. Y es que, a excepción de alguna pincelada de ingenio, no hay nada del cine de Allen. Ni siquiera Roma sirve como postal de fondo.

A Roma con Amor queda muy lejos de éxitos cercanos, como Midnight in Paris o Match Point, siendo la película menos brillante de Woody Allen de la última década. Para él por lo visto una película al año no le hace daño. Pero a veces es mejor dejar de lado records y marcas del tipo “llevo haciendo una película anual desde…”; a veces es mejor tomarse un respiro entre rodaje y rodaje, sentarse, darle unas vacaciones a la cabeza y volver cuando las pilas estén bien cargadas y la inspiración sea mejor.

Se podría decir que esto es Vacaciones en Roma; mejor dicho, las vacaciones que Woody Allen se tomó a costa de una película hecha con poco esfuerzo y sin mucho amor. Siempre nos quedará París.

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prosikito88
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