Ahora nos vienen con que lo aburrido es sofisticado. ¡El hastío posmoderno, bah! Con que esas tenemos. Y no hablo de largos y hermosos planos (en eso abunda el cine y sus grandes directores), no. Hablo de un gordo sin traductor y su casi conquista que no saben qué hacer ni decir. Dios, creo que vamos perdiendo el sentido de las proporciones con estas burlas. Quien no se duerme con esta pérdida es el Rey del Insomnio.

Es una de las peores películas que he visto en los últimos años. Depende del concepto que uno tenga sobre cine, pero para mí, el cine es una apropiación de la realidad no una transcripción. Si no, seamos documentalistas, seamos impresionistas, seamos entomólogos urbanos. Películas como Rosetta han sido premiadas por el prurito de dar cabida a los nuevos lenguajes. ¡Pero si no son nada nuevos! Me ha hecho falta el maquillaje y más, mucho más que una simple historia marginal. La construcción del sentido de una obra, arte, entretenimiento, no importa, eso hace falta. Ahora sus directores son premiados de nuevo en Cannes. Espero que su nueva obra sea mejor o habría que dudar de la confiabilidad de un festival que parece convertirse en la vitrina de una tienda de juegos virtuales con muñecos como Tarantino, los Dardenne, Soderbergh, los Cohen y más.

Una de las más amargas historias sobre la inutilidad de la vida, las relaciones y el amor. El diálogo de Miller llega a cúspides históricas en el cine. La escena con los caballos (una de las más crueles del cine), pertenece a la antología de la fatalidad, el destino y el fracaso. Es el trío final del celuloide, la desesperanza.

La clave Cortázar usada en Pulp Fiction con espectaculares resultados, se le moja a Tarantino y "Volumen 2" resulta más aburrida y previsible que una de vaqueros. Hay que decirle a este señor que ya estamos hartos de sus chinos y sus vídeos de la esquina del barrio. Agotado como creador, Tarantino quiere impresionar. Los capitulitos que traza son tan pueriles como juguetes de guardería. Lo único rescatable, la música. De principio a fin.

El que aprende una receta la usa hasta la muerte. Totalmente fallida, previsibles elementos truculentos (¿a quién cree espantar este hombre: a la clase media desinformada?) y una trama que juega con Un tranvía llamado deseo y All about Eve. ¿Y? A una película le hace falta contar una historia, no hacerse la puñeta con otras películas. Insoportable al minuto 10.