Tras un comienzo prometedor, con una fotografía sobresaliente, una magnífica estética, y una música que te devuelve de inmediato al Miami de Ricardo Tubbs y Sonny Crockett, o quizás al del magnífico club que frecuentaba Tony Montana, uno empieza a darse cuenta de que está ante un caleidoscopio de referencias cinematográficas.

Pero por encima de cualquier referencia, sin duda me quedo con el guiño a "Cobra", por la caracterización del protagonista. Su vestimenta, sus guantes para conducir, su mondadientes en la boca, sus gafas de sol, su silencio, su soledad, su cazadora (cambio de cobra por escorpión), su expresión melancólica y sombría en el rostro, sólo perturbada por arrebatos de violencia...(que no de pasión)... el caso es que, salvando claramente las distancias entre actores y películas, todo me recuerda a Stallone y a su mítico, (aunque denostado por muchos) personaje, Marion Cobretti.

A partir de ahí, ya me encuentro condicionado, por un personaje, (que no actuación), emblemático, y que superarlo se me antoja complicado.

Y se confirma mi percepción, cuando me encuentro un protagonista vacío, sin un pasado y sin ningún futuro, sin nada que decir y que sólo puede aportar algo de acción y violencia. La inexpresividad a la que le obliga el director, es por momentos, exasperante, con unos primeros planos eternos, que en ocasiones resultan vacíos y agobiantes. Con lo que tengo el primer y más grave problema al que me enfrento en este film, y es que no puedo empatizar con el personaje.

Es una verdadera lástima, porque el potencial que tiene (al igual que el de Cobra), es tremendo, y al final se queda en un intento, un aperitivo, un banquete del que nos priva Refn (de nuevo igual que nos privó Cosmatos de ver un Cobretti en todo su esplendor).

Y después de esto, y de la callada vecina, abnegada madre, y ¿fiel? esposa, que constantemente está conteniendo esa lágrima que pueda mancillar su infantil rostro, ni siquiera unos buenos secundarios pueden reconducir la cinta.

Así que tras salir del cine, meterme una buena cena, y dormir a pierna suelta, me levanto con la sensación de haber visto una película de armoniosa estética, y con un estilo envidiable, y no entiendo cómo un director que consigue esto, puede descuidar el guión y los personajes de esta forma.

Me quedo a medias con esta cinta, con la sensación de que falta comida en la mesa, que la que hay no está mal, pero la que falta por llegar es la que de verdad va a gustar, y que nunca llegará, por lo que no ha sido suficiente, simplemente, nos quedamos con ganas de más, y por desgracia, Refn, no ha sido capaz de dárnoslo.

En la línea de Vicky, Cristina, Barcelona. Una película con grandes pretensiones de dar lecciones sobre la vida, que se queda en un infumable catálogo de banalidades.

Para empezar, volvemos a lo mismo que el mencionado filme de Allen, un abanico de personajes difícilmente creíbles. Nadie trabaja ahí, pero tienen una Visa con tantos ceros que asusta, por lo que pueden permitirse realizar asombrosos viajes en busca de los placeres de la vida. Podemos seguir con un guión paupérrimo, que en ocasiones te hace sentir una vergüenza ajena difícilmente controlable. Las conversaciones tratan de ser serias y profundas, pero nada más lejos de la realidad, no son más que incongruentes intentos de cómo vivir una vida plena. La película, basada en la homónima novela, es considerada de autoayuda, pero más que una ayuda para buscar la paz interior, como pretende, es un dietario para los snobs ricos que no saben qué hacer con sus vidas, ni cómo despilfarrar su dinero.

Una buena promoción para destinos turísticos como Bali, la India o Italia. Una historia irreal, que hace imposible identificarte con ningún personaje, que te pega al sillón sólo para adoptar la clásica postura de "echar una cabezadita", mientras piensas cómo es posible que te hayan engañado para pagar por algo, que debería ser visionado en televisión, un sábado a las 4 de la tarde para dormir una buena siesta.

Cosas como esta, hacen que te pienses dos veces el ir al cine. Supongo que la Roberts está en un momento de no encontrarse en este hostil mundo, porque elegir un guión como este es muy complicado de entender. Sólo espero poder borrar el recuerdo del peor largometraje que he visto este año, con mucha diferencia.

En conclusión, una interminable colección de malos tópicos, pésimo brotes de humor, diálogos exasperantes, e historias imposibles de encajar en la vida real. Si hubiese puntuación 0, se la daría sin dudarlo.

Este filme marcó un antes y un después en la historia del cine, no sólo por la propia historia, concebida por James O'Barr en cómic en el 89, sino por la intrahistoria de la propia grabación, ya que Brandon Lee murió tiroteado en una de las escenas, y tuvo que acabarse el proyecto usando tecnología por ordenador, dobles, escenas sombrías y juegos de planos.

Los que nos considerábamos incondicionales de su padre, sentimos la necesidad de acudir en masa a las salas a rendir nuestro particular homenaje, en el nombre del hijo y del padre.

Y nos encontramos con algo maravilloso, una historia magníficamente desarrollada, con unos personajes perfectamente adaptados al sombrío mundo que se nos mostraba, y una banda sonora que te absorbe en medio de la noche del diablo. Cubierta de un romanticismo gótico, propio de otras épocas de honor, valores, venganza del caido, marcó a toda una generación de adolescentes que cayeron atrapados por la inmejorable estética y la belleza del propio cuento, ya que no se puede calificar sino de eso, de cuento mágico.

El cuervo se convirtió de inmediato en un filme de culto para millones de personas en todo el mundo, identificadas con el personaje de Eric Draven, y su dramática historia, identificadas con Brandon Lee y su trágico final.

Richard Attenborough sorprende con una magnífica adaptación de la mítica novela de Cornelius Ryan, de idéntico título, y que no puede faltar en las bibliotecas de los amantes de la historia militar.
Enmarcada dentro del contexto de los últimos meses de la Segunda guerra Mundial, se centra en la operación concebida por Montgomery, general británico y a la postre, artífice de la victoria sobre el otrora invencible Afrika Korps de Rommel.
Dicha operación, conocida con el nombre de Market Garden, planeaba la toma de diversos puentes en Holanda para acabar lanzándose al Rhin.
La película refleja fielmente las luces y sombras de una operación más vistosa que efectiva, y que supuso el fracaso más sonado de los ejército aliados en el frente occidental.
Con un compendio de actores espectacular, de la talla de Sean Connery, Edward Fox, Michael Caine, James Caan, Gene Hackman, Anthony Hopkins o Maximillian Schell entre otros, recordando a otra superproducción que adaptaba la novela más famosa de este escritor, "el día más largo", este filme ofrece con gran verosimilitud, los acontecimientos que transcurrieron en esos días de amarga operación.
Las escenas bélicas se entremezclan con diálogos sensacionales y con dramas personales que mantienen al espectador pegado a la pantalla. Especialmente espectaculares son las imágenes de la artillería y los vehículos blindados, así como la interminable columna de militares avanzando por los atestados pasos, sin olvidar la imborrable imagen de centenares de aviones planeadores sobrevolando los cielos de la Holanda ocupada.
Una película fiel y valiente, que muestra la cabezonería del Estado mayor británico, y que se resume en el diálogo real que mantuvieron el Teniente General Browning y el Mariscal de Campo Montgomery: "¿Cuánto tiempo tardarán los blindados en llegar hasta nosotros?" Montgomery respondió vivamente: "Dos días". Sin levantar la vista del mapa, Browning dijo: "Podemos conservarlos durante cuatro." Luego, añadió: "Pero, señor, creo que tal vez sea irnos a un puente demasiado lejano."

Se trata de una representación de la falta de creencias de la juventud, no sólo en América sino en todos los países desarrollados, que han perdido paulatinamente los valores que les han identificado. Esa necesidad de ideales, ausentes muchas veces en nuestras sociedades de consumo, propician que personas como Balint se lancen a los brazos del movimiento nacionalsocialista u otros movimientos extremistas. En el caso de Danny la situación es aún más compleja. Desencantado con su religión, con las creencias del pueblo al que pertenece, con los valores que rigen el nuevo judaísmo y sobre todo con la deshumanización del sionismo, se erige en una de las figuras más representativas del nazismo en Norteamérica, aunque debiendo enfrentarse, como es lógico, a sus raíces. Bajo mi punto de vista se trata de una obra más elaborada que American History X, ya que explora el auténtico odio hacia los judíos, base del pensamiento nazi, entre otras cosas, y refleja el punto de vista más ideólogico del problema, siendo el personaje de Danny Balint más completo que el de Derek (no en la interpretación) que tiene que hacer frente a una lucha interior de amor y odio hacia los suyos.