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España España · madrid
Críticas de iovErdÈ
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Críticas 106
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
4 de agosto de 2017
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia, que se va construyendo poco a poco alimentándose exclusivamente de sus personajes y sus circunstancias, a partir de un punto de guion hace lo contrario, se desbarata ella solita desconstruyendo sus circunstancias y personajes hasta acabar con el purito interés de la historia. Al final, como si aparece el fantasma de la ópera, ya todo está fuera de las entendederas del guion.

Pero a resaltar no sólo la dirección costumbrista de los actores, el magnífico trabajo artístico, la música setentera, la dirección artística o de fotografía y esa parte de la historia en la que el macho se reconvierte en príncipe sin dejar de recordarnos la metamorfosis del príncipe en macho primogénito, quizás en primate y de cómo su pareja desarrolla la destreza de adaptarse al entorno, circunstancias y mono.

Si nos dejamos llevar por las famosas escaleras mecánicas, fácil lleguemos a Torremolinos `73, o nos topemos con Landa, Don Alfredo.
iovErdÈ
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4
9 de marzo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez percibida, comprendida y entendida la tesis que profundamente formula este corto a cerca de lo que hacen las novias, y la entrada en conflicto de lo que hacen con lo que quieren, yo propondría que se exigiera mayor dicción a los actores o que subtitule el producto resultante.
iovErdÈ
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8
2 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siglo XXI, París urbe europea. Isabelle: Habitante de la Urbe en busca de su SOMA.

La película de Ozon es futurista en sus planteamientos al presentar el amoR –fuerza motriz donde las haya- como la nueva droga de la evolucionada sociedad del XXI, que tomada en sus correcta medida (en este caso debido a su edad y noviciado en el tema), resulta ser menos perjudicial que el alcohol, cristianismo u otras drogas primarias o de iniciación, pero nos advierte de los peligros de esta nueva droga del XXI.

Isabelle encuentra el amor en verano. Su uso primario permite a Isabelle perder el miedo a todo y a nada, convirtiéndose –ya de paso – en ciudadana de vida Real. Cuando se da cuenta de su realidad como persona adulta le queda dos soluciones o quedarse sola, sola en su torre de marfil, o mediante el uso moderado de amoR descubrir que, aunque no se sienta desdichada el amoR le hará olvidarse de que no es feliz. No obstante este amoR sólo sirve para sobrellevar y sufrir la existencia terrenal, lo que no impide intentar buscar el Amor real-ideal (aquel Amor que recitaba Rimbaud), el que le proporcionará el encuentro con el ser amado “él”, él el que no tiene más que cualquiera, él en el que nunca pensó, él el que la llevara lejos, LEJOS. Pero la realidad social es otra, el individuo urbanita y evolucionado que retrata Ozon se encuentra perdido y solo, imbuido por el frenético ritmo de la ciudad, inmerso en la vida monótona, sumido en el olvido, en el abandono, esperando desear que el cielo se ponga negro para que con un par de gramos de amoR llegar a tocar el cielo con sus dedos y sentir el mundo bajo sus pies, entonces y sólo entonces el individuo podrá decir -JE SUIS MOI!. Pero cuidado tres gramos de amoR, te puede llevar a la oscura eternidad en la Luna. Y esto ya lo dijo Huxley en su "Brave new World"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
iovErdÈ
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6
11 de noviembre de 2013
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Capítulo I, Cupido existe. La película se estructura en tres capítulos, el primero o como ligar, se hace largo y tedioso, llegando a caer en el ridículo al mostrar esas absurdas técnicas de ligue que aplica nuestro Bartolo para llevarse a la lánguida presa al lecho. Madrid queda bien retratada para la posteridad.

Capítulo II, o como todos los gatos, por la noche, son pardos. Ya de día, Bartolo se ducha quitándose la molesta careta que llevó puesta la noche anterior, pero comete el grave error de no volver a ponérsela, aunque sólo fuere por decencia. Lánguida despechada, intenta que se la vuelva a poner, o cuanto menos actúa como si Bartolo llevase la misma careta de la pasada noche. No lo consigue. Ya el desenlace es muy predecible, pero se salva por las buenas actuaciones de los actores (sobre todo ella, Aura).

Capítulo III, o como resolver esto. Ya sin tiempo, la película se resuelve de la manera más sencilla y rápida posible. Se veía venir y carece de toda fuerza dramática. Salvar en este capítulo la actuación perfecta del de la Puerta de Sol marcando sus horas, inexorables al porvenir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
iovErdÈ
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8
25 de octubre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
I.- El descubrimiento del amor como algo infinito
Larga película que se deja ver con deleite, ya que el director es capaz de hacernos sentir las pasiones que del amor se pueden sacar. Para ello se nutre de naturalidad pura en los actores, fotografía real sin hacer resaltar ni modificar nada, sonido natural y una cámara que te acerca de tal modo a la situación que te hace captar (recordar, sentir) los sentimientos que allí surgen, y que son universales, al menos en los inicios cuando el amor se percibe como infinito.

Adéle encuentra el amor, primero el hetero, a través del sexo, al que muestra no más que como parte de la diversión humana, egoísta y satisfactorio para el macho. Luego descubrimos el homo, a través del amor, al que muestra como generoso y complaciente, con el que Adéle elije para adentrase definitivamente en la edad adulta y con el que estructura su vida.

II.- ¿Adónde te fuiste Amado? Salí tras ti clamando y eras ido.
Pero el amor no conoce de sexos, sólo de sentimientos y estos tienden a ser universales de ahí que celos, dudas, desconfianzas o la simple erosión hace que ese amor lesbiano, puro, igualitario incluso paritario acabe en no más lejos que hubiera acabado el hetero, es decir en un episodio de celos y violencia –también- de género, si bien en sus vertiente verbal.

•Y como también firmó San Juan de la Cruz: Cuan manso recuerdo en mi seno donde secretamente moras.
La película se deja ver ya que siempre va generando interés sobre lo que va a suceder en la vida de estas dos personas a lo largo del capítulo I y II. Las escenas sexuales, son como son, naturales, rodadas a ras de piel, escuchando los sonidos del amor, casi pudiendo llegar a tocar esas carnes trémulas en las que alguna vez nos hemos perdido, y que esta película nos hace recordad con una base de pasión casi olvidada.

•Del amor civil y sus corolarios
Pero en el amor –y en el homo también- todo tiende a cero, y ésta es la única lección que no le han enseñado a la pobre Adéle, que quizás fue demasiado rápido, de ahí su negativa de afrontar –de forma adulta- la realidad, pero esto se aprende con los años, como podremos ver en los capítulos III y IV.
iovErdÈ
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