... es que no de miedo, que es justo lo que ocurre con ésta. Basada en el libro del mismo nombre, se separa de la trama de éste lo justo para que los que hemos leído el libro nos llevemos alguna (mínima) sorpresa. Cabe decir que el libro tampoco daba mucho miedo y que encima se han saltado una de las pocas escenas que si lo hacía: la primera.

El argumento no está mal: resulta que hay individuos que son capaces de dar forma física a lo que denominan sus pasajes mentales -siempre pagando un precio a cambio, claro está-. En el caso de la protagonista, se trata de un puente que la lleva a donde quiera que esté lo que esté buscando en ese momento. El problema está, por supuesto, en qué ocurre cuando ese poder lo tiene un psicópata. Y qué ocurre cuando se cruzan los caminos de esta gente. No voy a hacer spoiler, porque así empieza la serie: en particular, la némesis de la protagonista es un tipo que secuestra niños en su coche y se alimenta de ellos para recuperar la juventud, con la excusa de que los está llevando a un parque temático navideño llamado Christmasland ... y hasta aquí sin spoilers.

Como ya he comentado, el principal problema de la serie es que no se si es como está rodada, o los actores o directamente el guión original, pero miedo no da ninguno. Todo lo más, se basa en superponer imágenes de esas que no ves a golpetazo de banda sonora para dar un sobresalto de vez en cuando y recordar al espectador lo que se supone que está viendo. No es que sea exactamente mala y por supuesto no es buena. Simplemente ... es.

En fin, una cosa para pasar el rato. Tampoco es que recomiende el libro particularmente. De Joe Hill me quedo por goleada con Lock & Key versión comic. Y Plunge, que por ahora pinta muy bien.

Aviso para navegantes: si te vas a poner con esta serie porque te gustaba Hora de Aventuras, abandona ahora mismo que estás a tiempo. Me lo agradecerás. Aviso número 2: sólo he visto el primer episodio (y he estado a punto de cortarlo cuatro o cinco veces) así que igual mejora; yo no me arriesgo, tengo cosas mejores que hacer en la vida, como limpiar las juntas de las ventanas.

A ver, esta serie tendrá su público, por supuesto, pero dudo que sea el mismo de Hora de Aventuras y, desde luego, no soy yo. Según tus gustos, esta serie te parecerá una aberración o -mucho me temo- una obra maestra. Si eres de los segundos y no te quieres cabrear, deja de leer aquí mismo.

La idea de base es original: una especie de locutor (o podcaster) galáctico que va saltando entre diferentes realidades para entrevistar a gente sobre cuestiones -desde el punto de vista de los creadores- trascendentales. Trascendentales serán para el espectador, si eso, porque estar a favor o en contra de la liberalización de las drogas en un mundo bajo el apocalipsis zombi -por poner un ejemplo- no está muy alto en mi lista de prioridades. Y ahí es donde está mi problema con la serie: todo lo que tendría un mínimo interés -la distopía, la parte de aventura, la fantasía...- está de atrezzo. Pendleton se limita a pasear al personaje principal junto con el entrevistado intercambiando larguísimos diálogos de tinte filosófico mientras, de fondo, pasan cosas sin pies ni cabeza y sin ningún tipo de hilo argumental ni relación con los diálogos (que a mi, más que filosóficos, me recuerdan a la típica conversación de dos colegas borrachos tirados en cualquier lado a las 5 de la mañana).

Por cierto, la animación más patética que he visto desde South Park, pero sin el ingenio de los guiones de esa, ¿qué pasa con vosotros, Netflix? ¿por qué nos intentáis colar estas cosas? Y de la canción del final prefiero no acordarme...

Y que nadie diga que es porque quiero más de lo mismo. El Príncipe Dragón y Avatar no tienen nada que ver y ambas me parece una obra de arte. Ahora me pregunto cuanto de Hora de Aventuras fue de Pendleton y cuanto de tener un equipo con talento -cough-RebecaSugar-cough- a sus espaldas. En fin, media hora perdida de mi vida.

Y es que hasta a desplazado a la horrible Maléfica 2 del segundo lugar. Sin más razón de ser que hacer taquilla aprovechando el bombazo de la primera parte, Frozen II es la versión low cost -en todo menos en animación- de la primera película. Para empezar, el guión es casi nulo e intrascendente. Los personajes, en lugar de ganar profundidad, la pierden: Elsa sólo vive para el siguiente subidón, Ana está obsesionada con proteger a su hermana -si, la de los incalculables poderes mágicos- y Krystoff no tiene vida más allá de su novia. Ah, y Olaf es más irritante que nunca. Lo peor, la banda sonora. No es que la primera fuera increíble, más allá del tema principal, pero tenía su aquel. Esta va variando de mediocre hasta llegar a bochornosa en el número musical de Krystoff que parece sacado de un video de Andy y Lucas. La dejo en un 4 porque la animación, eso si, es espectacular y tiene un montón de animalitos cuquis, porque si no se habría desplomado aún más abajo. Qué pena que después de una película como Frozen, con un montón de trasfondo y una resolución, que hasta entonces no se había probado, basada en el amor fraternal, hayan perpetrado esto. Disney está que se sale últimamente.

Me encantan las películas de movidas submarinas. La Kristen Stewart ... no tanto. En conclusión, no esperaba gran cosa de la película, pero la triste realidad es que no da nada. El guión está más que trillado, aunque aún así podría haber dado para bastante más: compañía multinacional chunga que se viene arriba perforando en las profundidades excava de más y la lía pardísima ... para los pobres curritos que están en la plataforma submarina in-situ en lugar de en un despacho en el ático. Las claves de estas películas suelen ser que van contra reloj -porque ha pasado algo chungo y quedan X horas antes de una destrucción total- y que siempre hay algo inesperado que complica aún más el escape del lugar. Después es cuestión de tener personajes de sobra para ir liquidándolos uno a uno y crear tensión y de saber acabar la historia. Pues bien, básicamente la película se basa en cómo los personajes tienen que caminar en escafandra en el fondo del mar de la estación en la que están hasta el punto de taladro en busca de cápsulas de escape, que se ve que la compañía las tiene contadas y si una se queda sin pilas, buenas noches, buena suerte.

El problema de la película está en que a los personajes ni te los presentan, ni interactúan apenas entre ellos, ni te importa un pimiento cuando los liquidan. Esto se debe probablemente a que la película arranca cuando todo se va al garete, sin haber dado tiempo ni a saber cómo se llaman. Y, para rematar, la mayoría de los diálogos -los pocos que hay- son en plan "que se lo lleva, que se lo lleva! "no quiero morir" "aaaah". Que no es plan de dedicar una hora entera a ver como cocina la suegra de la Stewart pero, teniendo en cuenta que el guión es más simple que el mecanismo de un chupete, digo yo que un mínimo ... Parece ser que en lugar de dedicar más tiempo al guión, el director ha decidido invertir en sacar a la Stewart en ropa interior el mayor tiempo posible. Si hasta le da para ducharse, a la criatura, mientras que los demás salen en escafandra tipo Walhammer ...

En resumen, que salvo para los muy fan de Kristen Stewart, que digo yo que los habrá, mejor volver a ver las pelis que copia -Abyss, Alien, Deep Blue Sea, 47 metros, the Descent ...-.

... igual no son la adolescencia, sino que te ha tocado la lotería de los poderes telekinéticos. Que mira, no estaría mal si los pudieras controlar, en lugar de que se fueran de madre cada vez que estás furiosa, avergonzada o asustada. Vamos, como cada día en la vida del adolescente, para qué nos vamos a engañar.

Sydney vive una vida totalmente aburrida en un pueblo totalmente aburrido, pero muchas razones para estar fuera de si la mitad del tiempo, como la muerte de su padre un año antes, su relación con su madre o el novio nuevo de su mejor amiga. También tiene un vecino un tanto peculiar, que es al único que parece gustarle tal y como es. Y, por qué no, poderes telekinéticos que no sabe de donde salen.

Serie juvenil, pero con un humor bastante negro. Se mantiene principalmente por las actuaciones de Lillis y Oleff, aunque no deja de estar entretenida y el formato de episodios de 20 minutos es bastante agradable de ver, sobre todo porque en todos los episodios pasa algo. A ver qué nos aclaran en la segunda temporada.