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España España · Granada
Críticas de Kikivall
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Críticas 2,006
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
30 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día de la inauguración de un rascacielos de última generación de 138 plantas, la mayoría de las autoridades y los personajes más importantes de San Francisco se encuentran en la fiesta de su inauguración.

Los invitados lo pasan animadamente en la fiesta que se celebra en el último piso del edificio. Y hete aquí que un suceso imprevisto, un cortocircuito provoca la tragedia de un incendio en el piso 81 que comienza a extenderse con enorme rapidez.

En su momento, la Fox y la Warner se unieron para ofrecer un clásico del cine de catástrofes-incendios, un género popular en los años setenta con superproducciones como la que ahora comento, que brindaban un gran espectáculo con grandes estrellas de Hollywood en el reparto.

En este caso, John Guillermin e Irvin Allen supieron dirigir magistralmente esta cinta cargada de emoción, suspense, acción, un montaje de lujo, gran fotografía de Fred J. Koenekamp y Joseph F. Biroc, junto a una hermosa música de John Williams.

El reparto estaba constituido por lo más granado del cine americano de la época con actrices y actores como el mítico Steve McQueen, el guapo Paul Newman, el ya consagrado William Holden, Faye Dunaway, Fred Astaire, Richard Chamberlain, Robert Vaughn, Robert Wagner, Sheila Allen y otros, en conjuntado trabajo coral, siendo los dos primeros los que más lucen en la cinta.

Fue una obra que tuvo un gran éxito de taquilla -fue la segunda película más taquillera del año 1975, tras "Tiburón" (Jaws)- y, en cuanto a premios, consiguió 3 Oscar (fotografía, canción y montaje), aunque tuvo 8 nominaciones, incluyendo el de mejor película.

De la oleada de pelis de catástrofes setentera (los años 70 fueron un momento culminante para este subgénero), esta fue sin duda la mejor de todas, con un espectáculo visual de primerísimo orden.

En suma, una superproducción que también tenía momentos de gran intimidad en medio de escenas grandilocuentes y dramáticas. Los secundarios perfectos, los protagonistas Newman y McQueen, en un duelo interpretativo muy interesante; filme técnicamente impecable.

Y la crítica a los constructores de edificios tan elevados sigue siendo la más clara y lúcida que se haya hecho jamás.
Kikivall
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7
28 de abril de 2022
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2020 Jean-Jacques Annaud anunció su intención de llevar a la gran pantalla el incendio de la catedral de Notre Dame. Quería principalmente hacer un reconocimiento a los bomberos que extinguieron lo principal del fuego para que la tragedia no fuera a más.

Mi parecer es que el director francés ha conseguido transmitir de manera fidedigna y veraz el gran pesar que sentimos los millones de personas que vimos volatilizarse un templo magno que, muchos habíamos visitado personalmente.

Un poco de historia

El 15 de abril de 2019 medio millones de personas entramos en shock ante la noticia y las imágenes del gran incendio que se desató en la emblemática Catedral de Notre Dame de París, una obra que se fue construyendo entre los siglos XII y XIV. El filme recrea este terrorífico y virulento incendio que provocó la caída de su aguja, así como el tejado de este bellísimo templo gótico. En apenas una hora, la cúpula y toda la parte alta colapsaron y cayeron para estupor de muchos.

Annaud se emplea a fondo

Detrás de crónica del incendio que sacudió los cimientos de la catedral parisina, está todo un maestro del séptimo arte. Jean-Jacques Annaud (París, 78 años). Nuestro cineasta evita los efectos digitales. Lo que ha hecho es replicar a escala real algunas secciones de la catedral, para después prenderles fuego literalmente.

Annaud ha conseguido, así, una película espectacular, que hace uso del abundante material de archivo que grabaron las cadenas de televisión y los cientos de personas con sus móviles. Tiene incluso documentos de Macron o a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Todo en favor del realismo.

Técnicamente está impecablemente hecha y la fotografía de Jean-Marie Dreujou resulta majestuosa en lo visual, particularmente en las secuencias del incendio.

Dificultades en la urbe parisina

La película evidencia los relacionado con el entramado de las avenidas y el diseño complejo de las calles de París, que al igual que en tantas ciudades europeas, son muy estrechas, muy transitadas y prácticamente colapsadas; una realidad con la que nos identificamos los espectadores que asistimos a la película, haciéndonos sudar la gota gorda de pura angustia.

Vemos en pantalla a los bomberos, responsables de apagar el incendio que se encuentran mil y una dificultades, antes de llegar al lugar de la catástrofe. Momentos de gran tensión: calles taponadas por obras, tráfico intenso, vehículos entorpeciendo el recorrido, etc.

Toda esta baraúnda de movimientos y la angustia que se sufre en la catedral, está acompañada por una banda sonora que arropa perfectamente, de Simon Franglen, que amplifica el voltaje dramático.

La iniciativa de los productores

Es claro que los productores han contratado a un director de prestigio para que lleve a la pantalla e ilustre con el mayor énfasis y detalle posible esta desdicha reciente en el país galo. Jean-Jacques Annaud se emplea a fondo para trasladar al espectador una de las mayores desgracias para el arte monumental de su país, rodando el siniestro a modo de gran espectáculo.

En el plano narrativo la ortodoxia se impone, siendo que los veinte primeros minutos aciertan a describir extraordinariamente cualquiera de los días turísticos corrientes de Notre Dame: aglomeraciones de turistas agitados por saborear la enorme belleza del templo.

Hasta que todo queda interrumpido por el aviso de incendio, la difícil y caótica llegada de los bomberos con su heroísmo. Annaud recrea el fatal incendio, envuelto en una velada crítica a la impericia general y una alabanza al esfuerzo anónimo para salvarla.

Obra singular con clima asfixiante

No es una cinta al uso, tampoco es un documental, lo cual que el término “docudrama” bien podría encajar como manera de definir la obra; a la que se podría añadir el apellido singular o calificativo de “catástrofes”.

El filme se mueve en torno a una tragedia, aunque sin víctimas. Gentes que arriesgan sus vidas para salvar el monumento, lo cual Annaud parece justificar en la búsqueda de la esperanza a través de la fe.

Crítica publicada en revista de cine ENCADENADOS: http://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6573-arde-notre-dame-3
Kikivall
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5
19 de abril de 2022
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tal Rafi (Alfonso Sánchez), sujeto arruinado, se cuela en una montería de alta alcurnia, organizada por la Marquesa, que junta a toda la alta sociedad española para dar el pelotazo. Dentro está Fali (Alberto López), y juntos, descubrirán que la montería es diferente a lo previsto y que en su seno se está decidiendo el futuro de España.

El actor, guionista y director Alfonso Sánchez, también dramaturgo, triunfó hace una década y levantó un proyecto modesto con la descacharrante El mundo es nuestro (2012); vino luego El mundo es suyo (2018), algo más tópica y burda; todo lo cual acaba en esta chabacana comedieta “El mundo es nuestro”.

Sánchez continúa con los personajes de Rafi y Fali, interpretados por él mismo y por el actor Alberto López, para llevarlos a una nueva aventura directamente inspirada en La escopeta nacional de Berlanga, aunque esta es en todo muy superior a la que comento ahora. Y se van de montería para cerrar la trilogía de los compadres, el mejor lugar posible para disparar contra todo lo que se mueva.

Tiene de bueno la agilidad de comedia alborotada que sabe apuntar en algunos pasajes de manera certera, que hace “pupa”, convirtiéndose por momentitos en un grito iracundo y desesperanzado, hacia la España que nos está tocando vivir.

Pero, aunque la película empieza más o menos bien planteando un encuentro internacional de negocios en la finca del suegro del protagonista, con las señas de identidad de la pareja cómica, sin embargo, más allá del jolgorio y el divertimento, la cinta afloja por momentos.

La cosa está en que guste este humor, o no. Pues los cómicos sevillanos no engañan, aunque van a peor, en parte por su vena andalusí excesiva, más chistes vulgares y situaciones más bobaliconas que otra cosa. En fin, esto es lo que hay ¿Dónde quedaron los Berlanga, los Bardem, los Juan de Orduña, los Summers, los Fernán Gómez, los Almodóvar o los Cuerda?
Kikivall
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5
19 de abril de 2022
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer comedia en cine es muy difícil, pues es un género que debe tener un humor fino e inteligente, que provoque la risa o la sonrisa de la audiencia, que sepa profundizar en el espíritu de los personajes. En este cometido la cosa queda cortita.

Es una comedia basada en la serie de TV Camera café (2005-2009). Cinco temporadas, más quinientos episodios de gran éxito, procedentes de una serie francesa de mismo nombre y estilo.

Pero no se puede llevar la serie al cine por razones obvias (cámara fija, personajes poco conocidos, brevedad de los capítulos, etc.).

Por consiguiente, la película se orienta a otro terreno: permanecen mayormente los personajes de la serie original, rasgos, gestos y vestuario; se sitúa en un punto de partida con el recuerdo nostálgico de lo que fue, para permitir un producto independiente y más expansivo pero fiel al humor absurdo como marca de identidad.

Se focaliza el filme a través del personaje de Quesada (Arturo Valls), que es quien sirve de hilo conductor que une los fragmentos humorísticos, para darle un sentido global a la historia.

Quesada, Julián, Marimar, Cañizares, Victoria y CIA, deben afrontar una crisis que presagia el hundimiento de la empresa. Y algo peor, deberá salvarla su nuevo director, un Quesada que es el rey de la vagancia y el escaqueo. La cosa es que todos regresan a la oficina para vivir una aventura, con nuevos empleados y viejos conocidos, y la misión de reflotar a la empresa del desastre y a costa de lo que sea.

Buena, por decir algo, dirección de Ernesto Sevilla en su debut cinematográfico, acompañado en el libreto por Joaquín Reyes y Miguel Esteban, especialistas todos en manejar sketches e imprimir un sentido del humor alocado.

En el filme el espacio se amplía y la cámara se mueve por la oficina tras los pasos de Jesús Quesada (Arturo Valls) y sus afrentas.

Una comedia independiente, turbulenta, absurda con cierto garbo, el punto justo de nostalgia hacia los personajes y no exenta de un encantador surrealismo, a la vez que tiene momentos pop memorables, como cuando aparecen Karina o Andy & Lucas; también batallas samuráis con catanas, los bucles temporales o las tartas alucinógenas.

Adecuada fotografía de Enrique Santiago Silguero. Junto a un reparto que en ocasiones repite la TV con acierto como Arturo Valls, Carlos Chamarro, Ana maría Milán, Carolina Cerezuela, Joaquín Reyes, Marta Belenuer, Álex O’Dogherty o Esperanza Pedreño, entre otras.

Una pequita: los gags están lanzados al aire y resultan dispersos para tratarse de una obra con genuina vocación de película. A pesar de eso tiene momentos con alguna inspiración, incluidas las sorpresas musicales de Flipe Melo que, aunque un tanto azarosas, tienen su puntito.

En fin, que vale. Para pasar el ratillo.
Kikivall
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5
19 de abril de 2022
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español siempre se caracterizó por sus excelentes comedias, obras con sarcasmo y mordiente que, sobre todo en tiempos de la dictadura, tenía que vérselas y sortear con inteligencia la censura. Sin embargo, las comedias de estos días de marzo y abril de 2022, aunque sepan hacer reír un poquito, adolecen de la calidad y la categoría de aquellas grandes películas de Berlanga, Juan de Orduña, Manuel Summers o José Luís Cuerda por mencionar algunos de nuestros grandes directores.

Una de esas comedias de medianía es “Canallas”. En ella, tres jetas de marca mayor se vuelven a encontrar pasados veinte años. Brujo y Luismi siguen sin oficio, aunque tienen alguna paguilla o beneficio. Joaquín dice haberse convertido en un importante empresario. Son gente ya muy pasada la cuarentena y aún siguen viviendo en sus casas paternas.

Pero las deudas acucian y se ponen de acuerdo para dar algún golpe y sacarse un buen dinero, sobre todo si hay que evitar un desahucio. Los tres amigos se meten en una aventura a la desesperada, lo cual que arrastran a la familia de Joaquín casi a la ruina.

El director Daniel Guzmán acomete en su segundo largo una comedia inclasificable con un guion suyo también, una obrita muy menor de la comedia española después de “A cambio de nada” (2015) -aquella era mejorcita; y esta sigue siendo más o menos: hasta ahí llega Guzmán.

Su autor dice que lo que ha pretendido es "reírse, pasárselo bien" con los suyos de antes, los de la adolescencia de motos ruidosas y de discotecas de garrafón. Dice que para “huir de toda fórmula aprendida”, y se nota.

Tiene como principales baluartes a los actores y actrices. Están Joaquín González, que se interpreta a sí mismo, el propio Guzmán -que ha querido estar en todas partes-; y el Luisito Tosar que anda en todas las pomadas últimamente, incluido el buen thriller de “Código emperador”, un todo terreno, vaya.

Pero a mí quienes más han gustado han sido Miguel Herrán, Esther Álvarez, Brenda González y Chema González, y para añadir picantito, la insólita presencia de Jacinto, el pretendiente de la madre, al que le da una superlativa gracia y vida de extrarradio el mayorcete Víctor Ruiz.

En fin, si quisiéramos hacer alguna celebración de la peli podríamos reparar en lo descriptivo, amén de una introducción cuasi quinqui (los protagonistas de jóvenes que ya anuncian qué será de sus vidas), un argumento de puro canalleo donde vemos y escuchamos a esos “jetas” fabulando y fantaseando en lo ricos que se harán traficando con la auténtica dentadura de Hitler. Su pizca de malicia/sin malicia, picaresca a tope, inocente/salvaje, trama contradictoria y “profundamente atribulada” (Rodríguez).

Película fresca que, eso sí, sabe arrancar alguna risotada al espectador, una cinta coral de humor grueso para alegrar un poco tanta subida de los carburantes, la luz y etcétera.

Pero a la vez, aunque la película da lo que se espera de ella, una gamberrada para pasar el rato sin mayores dificultades, pero peca de conformista, no yendo más allá, con un humor ramplón y con algunos de los mejores chistes desvelados en el tráiler, lo cual puede mover a cierta decepción.
Kikivall
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