Típica comedia soez con varios gags, tirando de tópicos de Cohen con una trama simple de espías. Se pasa un rato agradable y te saca más de una sonrisilla si soportas este tipo de humor soez, exagerado, desmadrado, y que es otra película más de lo mismo de Sacha. Con interpretaciones correctas, y buenas en el papel cómico de Sacha de barriobajero inglés que ama sobre todo la cerveza y el fútbol.

Dos hermanos separados desde el orfanato tras muchos años se vuelven a reencontrar, uno es un espía secreto profesional y educado al que buscan para matarlo y otro es un padre de una numerosa familia de barriada a las afueras de Londres, emparejado con Rebel Wilson "que no es gran cosa, pero que tiene un buen polvo", después ves a la mujer que tiene un sobrepeso mórbido y entiendes lo que él entiende por "tener un buen polvo".

Representa muy bien desde la exageración lo que uno se imagina que deben ser los suburbios populares a las afueras de Londres, cómo viste la gente, cómo piensa y cómo habla, creo que eso es una de las marcas visuales que más se recuerda de Cohen quitando el humor escatológico que es universal.

De buena factura técnica la película no da para más gags sobre hooligans borrachos, o de cuando entran en la vagina de una elefante y lo que pasa dentro, mamadas y el habla soez. Ni siquiera se ha esforzado demasiado en crear una trama realmente original y verosímil. Todo vale para sacar la carcajada que no llega, y que deja al espectador un poco abrumado, aunque eso sí el costumbrismo de las clases bajas inglesas aunque exagerado parece real.

Ni James Franco es ni de lejos Tim Burton en esta película, ni The Disaster Artist tiene la grandeza humana de Ed Wood.

Tommy Wiseau es un medio loco absurdo (y mentiroso, aunque nunca lo enfrenten a sus mentiras ni se aclare por qué miente sobre su origen, edad u oculte el misterio de su fortuna) que llega a Los Ángeles y al que constantemente lo rechazan, y decide gastarse una fortuna para hacer él mismo una pésima película llena de locuras, contratar un equipo técnico y de actores, y unas cuantas excentricidades que supongo justifican una película que no tiene gracia, solo ver por dónde saldrá la próxima locura.

Cinematográficamente es una película casi plana, la historia de la amistad entre Wiseau y el aspirante a actor a lo Tom Ripley no emociona, entre los dos protagonistas apenas tiene sacrificios o contradicciones salvo cuando Dave Franco reniega a un papel secundario en una teleserie para seguir haciendo una película mala y absurda que se ve que va a acabar en desastre.

Obra maestra polémica sin un auténtico mensaje evangélico, que se fija en la parte más gore del final de la vida de Jesucristo. Se fija en el hecho del sufrimiento sobre todo físico, constantemente en las palizas, golpes, desprecios y humillaciones que sufrió el Mesías con varios flashbacks de su vida.

La película se vuelve insufrible. Cuesta verla de una tanda si uno no es sadomasoquista.

Era la serie de detectives que uno recuerda con una sonrisa nostálgica, que te acompañaba en el horario de la merienda cuando uno era niño y adolescente a mediados de los 80 (cuando llegó a España) y uno no sabía que muchas de sus tramas eran vulgarizaciones del cine negro clásico pero en un formato televisivo para todos los públicos.

Actores guapos y en progreso para volverse carismáticos ya Pierce Brosnan de Remington Steele caminaba, tenía gestos y hasta hablaba haciendo posturitas bastante narcisistas como el 007 que sería después. La banda sonora de Henry Mancini desde el inicio te daba las pautas de lo que iba a ser la serie algo ligero, entretenido, con un humor "encantador" y con una trama detectivesca con giros de guion divertidos y con cierto glamour impostado.

Se nota que estaba dirigido para la familia porque no había mucha atracción química entre ellos, lo que predominaba era la trama detectivesca y un flirteo irónico pero poco invasivo.

Todos los personajes estaban bien caracterizados la secretaria chismosa y simpática que solía defender al jefe, el detective jefe que como detective era un poco desastroso que hacía constantes referencias cinéfilas para buscar paralelismos con las situaciones que estaban investigando, y Laura Holt (Stephanie Zimbalist) que era la detective que resolvía de verdad los casos pero que nadie tomaba en serio por ser mujer (por cierto, un argumento parecido a los dibujos animados del Doctor Gadget que eran peores porque él era un auténtico patoso).

Esto de la ideología de género viene de antiguo, pero nadie se la tomaba en serio porque era el toque de humor, como cuando el tonto decía las verdades profundas, o el patoso era el que al final había hecho de verdad todos los magistrales trabajos técnicos.

En fin, hacen falta más series narrativas que cuenten buenas tramas detectivescas con humor y sin ser tan pretenciosas como hoy.

Será una delicia sólo para espectadores comprometidos con el Arte, o con el autor y su forma de ser.

Es sorprendente como la vida muchos autores coinciden con cómo uno se imagina sus obras, tienen una conexión espiritual y vital increíble. Si "El sol del membrillo" de Víctor Erice trata puede resultar denso y metacinematográfico sobre el Arte, el paso del tiempo, lo confuso de la identidad y de intentar de eternizar cada momento, basado en la forma de trabajar del pintor hiperrealista español Antonio López, aquí se trata de lo mismo de una forma lúdica, cotidiana, con esa banalidad juguetona del pop, con la obra del pintor británico pop David Hockney.

Este documental trata sobre la cotidianidad, vida y reflexiones de David Hockney pintor de "Dos figuras en la piscina". Aunque hay varios cuadros trascendentes dentro de la obra de Hockney, se nota el espíritu lúdico, vitalista, y llenos de colores absolutos del autor. También hay una recreación y un estudio del amor gay y del tipo de vida que llevó en distintos lugares.

Este documental no es para como ocurre cada equis tiempo cuando se vuelve a juzgar si la pintura mediática tiene trascendencia o no, sobre todo la que nació del llamado hiperrealismo pop. Si no simplemente, para vivir la cotidianidad del creador.

Hace falta respirar con más libertad al hablar de Arte.