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España España · Madrid
Críticas de Áralan
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Críticas 83
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
27 de diciembre de 2017
432 de 505 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de lo que nos desean mostrar en el cine y la televisión, las estadísitcas no mienten: Estados Unidos tiene el peor índice de éxito en la resolución de delitos. El 85% de los robos, el 66% de las violaciones y el 33% de los asesinatos quedan sin encontrar un culpable. Esto es peor si se tiene la desgracia de vivir en un lugar donde la tasa de resolución de delitos es baja. Concretamente, tienes el doble de posibilidades de sufrir un robo, una violación o un asesinato.

Ebbing (Missouri), por tanto, conjuga la tormenta perfecta: un pueblo del Estados Unidos profundo donde una violación con asesinato lleva un año sin ser resuelta. La madre (una colosal Frances McDormand), harta, decide tomar la iniciativa y publicitar a lo grande la incompetencia policial (o lo que ella entiende por incompetencia). Porque el asesinato de su hija tiene que ser resuelto. Debe ser resuelto. Como sea. La búsqueda de la verdadera justicia es capital.

Y aquí empiezan las sorpresas, porque el reparto no es arquetípico. Todo lo contrario. Huye de buenos, malos, lágrimas y procedimientos policiales. Cada cual está dibujado con una profundidad poco frecuente y siempre al servicio de la historia, desde el sheriff (un estupendo Woody Harrelson) hasta el ayudante (un estelar Sam Rockwell). Lo que es más, la evolución que van sufriendo está trazada a la perfección en un ejercicio magnífico de guion y montaje. Nada chirría. Todos son humanos, buenos y malos. Contradictorios. Cada acción y reacción tiene lógica tanto narrativa como cinematográfica. Está todo en su lugar. La banda sonora, magistralmente elegida, ayuda a situarte en la psicología y en la zona, así como la dirección, que logra hacer fluir todo lo que cada uno lleva dentro hasta parecer que eres tú, el espectador, quien está viviendo el propio drama y empiezas a cambiar tus puntos de vista sobre los personajes una vez llegas a conocerlos, como hacen los propios personajes.

Tres anuncios en las afueras, también, es toda una bofetada al estilo de vida estadounidense. No es eso lo que la hace muy buena. Estoy seguro de que el resto de sociedades del mundo son igualmente penosas, aunque sí es cierto que EEUU presume siempre de ser idílico y alguien les tiene que sacar de vez en cuando de su propio autoengaño. No me intreresa este mensaje, aunque fundamente la psicología de la historia. Me importa cómo refleja la búsqueda de la justicia y cómo reaccionamos cuando no la encontramos; es más, cuando sospechamos que nunca podrá llegar.

No os la perdáis.
Áralan
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7
26 de diciembre de 2017
77 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro del mundo del deporte, del cine, y del espectáculo en general, nos encanta tanto crear leyendas como destruirlas. Con la familia ocurre lo mismo. Muchas veces, a quienes menos soportas es a quien has adorado desde pequeño, con quien has convivido. "Quien más te quiere, más te hará sufrir", dicen. O algo así.

Pues de esto va esta cinta: sobre una patinadora "amada" y golpeada por su madre, por su marido, por una masa llamada público, por una crítica especializada (esa que dice saber de lo que habla aunque los criterios estéticos anden en las mismas antípodas que las estrellas o puntos que asignan) y por la vida.

Con una cámara que no para quieta y en base a un montaje dinámico, asistimos a los "amores", las hostias y los odios que esta patinadora tuvo que sufrir antes, durante y después del "incidente" que la puso en el punto de mira de toda la sociedad estadounidense. Primero fue "amada" y golpeada por una madre dura y seca interpretada por una espectacular Allison Janey (¡qué recuerdos de El ala Oeste de la Casa Blanca!), luego por su violento novio y marido (un correcto Sebastian Stan) y, finalmente, por unos jueces que admiraban su patinaje pero cuyas puntuaciones para las clasificaciones locales y olímpicas tenían casi más en cuenta su vestimenta y su volátil vida personal que su técnica. Sin embargo, cuando consigue hacer lo que ninguna patinadora había hecho hasta entonces, público y crítica se rinden ante ella; empiezan a conocerla, a adorarla. A servirse de ella.

Desgraciadamente, llega el incidente. Y ahí cambia todo, incluyendo la película. Y el público. Y Margot Robbie. En la mejor interpretación de su carrera por la cantidad de registros que maneja en una única cinta, la vemos pasar de adolescente vulgar e hija sufriente a esposa maltratada y patinadora constante amargada en las derrotas y eufórica en los éxitos. Y suma y sigue. La vemos hundirse con la crítica de unos medios que la habían encumbrado para terminar haciendo del "incidente" pura carnaza televisiva, independientemente de si pasó lo que pasó o no.

Gracias a estas dos estupendas actrices, la película se libra de lo que de otra manera podría haber sido catalogada como "una película del montón". Sinceramente, no es una película de virguerías técnicas ni de originalidad cinemática o cinematográfica, por más que conjugue falsas entrevistas con realidad, hablar a cámara al estilo de House of Cards, algún falso plano secuencia y que los efectos especiales de Margot Robbie "patinando" estén bastante bien. Es una película de interpretación. De actrices. De ellas. Ellas hacen todo aunque haya algún bache narrativo en el ritmo allá por los cuarenta minutos de película que dura más de lo necesario. La película habría estado perfecta con quince minutos menos. Se recupera también por el cambio a "thriller" en el que desembocó el rocambolesco incidente y que da una nueva oportunidad a todos (y todos y todas lo aprovechan) para seguir evolucionando intepretativamente con la película.

En definitiva, I, Tonya se ve muy bien pero que me deja la misma sensación que me dejó Dallas Buyers Club en su día: qué buenas actuaciones, la historia es interesante... pero temo que de aquí a dos años tendré que hacer esfuerzos por recorar el título, no así a las actrices.

Pero sí, creo que nadie sentirá que pierde el tiempo visionándola.

Es mi opinión.
Áralan
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8
23 de diciembre de 2017
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang dijo algo así que una buena película debía ser entretenida además de poder sacar temas de los que hablar después con tu pareja.
Esta serie cumple con creces esas características.

El ritmo es el que debe ser, ni pausado ni acelerado. A cada procedimiento se le da el tiempo y el ritmo adecuados. Cada personaje principal tiene un transfondo y está perfectamente construido, sobre todo el de Unabomber, que Paul Bettany clava hasta ser su mejor interpretación en décadas. Su personaje es cabal, coherente; puedes empatizar con él, lo comprendes y hasta compartes muchos de sus pensamientos, no así las formas. No es un villano arquetípico, no es histérico, no es frío. Transmite. Es humano. El de Fitzgerald, el analista de personalidad, también, pero Worthington no es tan buen actor como el primero, aunque cumpla. Se agradece también que no lo pongan como a un caballero blanco. Para conseguir su presa sacrifica hijos, mujer, amistades y compañeros de trabajo, a los cual llega a traicionar para conseguir sus objetivos. Se agradecen los grises. Mucho. Los secundarios son también excelentes en un acierto completo de reparto.

Los elementos técnicos de la serie también son de primera categoría. En este sentido, nada que reprochar.

Uno de los pequeños fallos que tiene Manhunt: Unabomber, es que muchos descubrimientos son como por casualidad a través de conversaciones laterales. Muy en la línea de House. Un recurso muy manido, muy cinematográfico. Hasta aquí, poco que decir. Lo malo es que lo repiten demasiado a menudo, así como el rechazo a ese descubrimiento de los superiores. Otro problema es el recurso de los problemas de la infancia. No discuto que fuese así (no en vano, se basa en hechos reales), pero tanto psicoanális y que la infancia sea el origen de todos los males llega un momento que aburre.

Finalmente, el manifiesto. Es el alma de todo. Sin él, no habría análisis lingüístico, no habría trama, no habría duelo de personajes; no empatizarías con el "malo". No habría casi guion. Las bombas son el reclamo, nada más. Literalmente. La sustancia está en el manifiesto, todo un canto y análisis de la libertad.

¿Somos libres? No somos libres de no comer porque nos morimos. No somos libres de no abrir un sobre de correos. Todos lo abrimos. Obedecemos. Respetamos un semáforo en rojo incluso cuando no hay coches en kilómetros a la redonda. Obedecemos cuando no tenemos porqué. Compramos un coche para ser más libres... pero debemos pagarlo y sacrificamos tiempo y dinero para hacernos con uno y mantenerlo. Tenemos televisión, casa o móvil para comunicarnos, pero siempre queremos uno mejor, más grande. Y obedecemos. Lo compramos. La tecnología debería traer más libertad, pero la ha restringido con la vigilancia constante. Los ordenadores acercan más el mundo, pero sin ellos, hoy la sociedad que conocemos se iría al traste. Lo que es liberador al comienzo, te esclaviza al final. Es toda una contradición, como el ser humano. La libertad y el sentirse libre, por tanto, es una opción. Y el ser humano ha decidido obdecer. Ser borrego.

Todo ello reflejado en una soberbia escena final, donde el cine (la imagen sobre todo lo demás) alcanza su máximo grado. No es que haya otras secuencias magníficas. Las hay y muchas: la conversación sobre el origen del lenguaje eslavo es otra digna de ser recordada, así como cuando Fitz llega a la cabaña y se sienta a leer o cuando Fitz y Ted hablan en la base aérea. Pero la última... es perfecta. Me parece.

Magnífica serie, sin duda. Siete horas de visionado muy bien aprovechadas.

Espero que os aproveche también.
Áralan
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7
23 de diciembre de 2017
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como todo el mundo estará pensando, esta película es "Todos los hombres del presidente" pero al revés; es decir, contada desde la perspectiva del filtrador y no de los periodistas. Quién era "Deepthroat", quien filtró lo que se conoció como el "Watergate", qué puesto ocupaba, qué motivaciones tuvo para filtrar el mayor escándalo político de la historia de Estados Unidos.

El reparto no puede estar mejor elegido. Liam Neeson está imponente, a la altura de su Schindler, y está rodeado de unos secundarios y secundarias muy interesantes (Michal C. Hall -nuesto recordado Dexter-, Diane Lane, Josh Lucas...). Gracias a ellos, la pausada puesta en escena y la sobriedad de las tomas cobran dinamismo. Cada vez que hablan, es porque tienen algo importante que decir, ya sea para la propia trama, para desverlar la personalidad de alguien o la relación entre personajes.

La historia es ya de por sí potente y cuenta con que el espectador conozca, al menos en parte, la cadena de sucesos, pues bien es verdad que las investigaciones, si conoces lo anterior, avanzan a pinceladas. "Unos desconocidos detenidos intentando colocar micrófonos en la sede del congreso Demócrata". Y pasan a las concecuencias."Hay que taparlo". Reunión con alguien del Times o llamadas al Washington Post. Si conoces lo esencial de la trama, la seguirás bien. SI no, puede que la confusión reine en algunas partes.

En definitiva, una película al servicio de Felt y Neeson y diseñada para su lucimiento, donde ambos salen muy bien parados y la pelícual será de esas que quizá en unos años no recuerdes demasiado bien pero que no es mal cine ni mucho menos. No sentirás que has perdido el tiempo.

Y ya como opinión muy personal, me gustan las películas sobre los "whistleblowers". Los filtradores. Creo que hacen un muy buen servicio a la gente, independientemente de sus motivaciones. Snowden, de hecho, me parece una persona digna de admirar. Gracias a ellos conocemos datos que de ninguna otra manera conoceríamos, ya que consideran que una cosa es la justicia y otra la ley.
Concuerdo.

Esta película, con algún que otro interés personal detrás por parte del protagonista, versa en esencia sobre eso.
Áralan
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7
22 de diciembre de 2017
29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años, salió un serie de libros cuyo nombre no recuerdo donde en la vida real existían dragones, orcos, elfos, enanos, humanos, magos... etcétera. Esa saga no me llamó la atención. Desconozco si Bright se basa de alguna manera en ellos porque no leí la saga. Por entonces estaba con El Señor de los anillos, La Rueda del tiempo, Añoranzas y Pesares, Elenium, Crónicas de Mallorea y de Belgarath, La madición del dragón y similares.

Bien, pues esta peli recoge la esencia de estos libros de fantasía épica y la idea principal de esa saga no leída y la convierte en una peli de persecuciones y policías, bandas, renegados y magia. Una idea que muy, muy, muy rara vez (por no decir nunca) se había visto en la televisión. Habían puesto a un robot y un policía o a aliens y policías. Supongo que faltaba esto.

Si Tolkien convirtió a los enanos, grotescos, orejones y primitivos elfos en los seres más bellos y finos de su mundo, en Bright son los más pijos, los ricos, los poderosos. Por contra, los orcos son el equivalente a los desfavorecidos, a los negros, gitanos, moros... emigrantes en general, siempre posibles objetivos de una policía corrupta y violenta. El equivalente a las bandas humanas son los clanes orcos. Los humanos están ahí, en una especie de clase media.

Y en vez de proteger una bolsa de diamantes, de dinero, una grabación importante o a un testigo protegido contra todos, deben proteger una varita mágica (que puede hacer maravillas) y a una portadora renegada de una secta de elfos mortíferos que quieren traer al Señor Oscuro para que sojuzgue al mundo.

Como veis, todos los elementos de la fantasía épica están ahí: hérore, villano, antihéroe, magia, pistolas y escopetas en vez de lanzas, arcos y flechas y espadas. Todos los persiguen y ellos debe salvar a la Bright (quien puede usar la varita) y a la propia varita. Los persiguen bandas, federales, los elfos asesinos... y ellos escapando como pueden.

Toda esta mezcla hace que la película sea entretenida, se deje ver muy bien y no engañe a nadie salvo a quien quiera dejarse engañar por no ver el tráiler o leer las sinposis antes de verla.

Pasaréis un rato agradable con una historia adrenalítica y donde los personajes están decentemente construidos y con un humor muy de la televisión y de las películas de hoy.

No pidáis más. Ni menos.

Espero que la disfrutéis.
Áralan
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